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miércoles, 31 de mayo de 2023

Todo sigue igual

           Más de una década después de nuestra última visita a Marruecos, prácticamente, nada ha cambiado allí. Supongo, que los viajeros, que se acerquen o adentren en el Sáhara Occidental, si  notarán diferencias. Nosotros anduvimos por esa zona en 2012 y los controles a los españoles eran bastante férreos y exigentes. Intuyo, que ahora y después de la normalización de las relaciones entre ambos gobiernos, las cosas para nuestros compatriotas serán más sencillas. Pero, en el norte de Marruecos, que es a lo que vamos, todo sigue casi igual.

          Quizás, uno de los pocos matices a tener en cuenta sea, que Chaouen se ha convertido en un lugar más amable y seguro, que lo fuera en otros tiempos.  El cambio parece bastante consolidado, después de que en la ciudad azul sus habitantes se hayan dado cuenta, que sale más rentable atraer a un turismo de ciertos posibles, que al sórdido mundillo de las drogas. Aún, hay quien las ofrece por la calle, pero en bajito, a solas y con mucha menos insistencia, que en el pasado.

          Chaouen -o Chefchaouen- es hoy en día un pequeño Disney world -para lo bueno y para lo malo -, del que disfrutan apaciblemente los turistas, fundamentalmente, españoles y franceses, mayoritariamente, mayores, pero no exclusivamente. Todas las tiendas disponen de productos enfocados al supuesto interés del viajero, a diferencia de la preciosa medina de Tetuán, donde se comercializan cosas para el disfrute de los lugareños.

          Creemos, que el fenómeno de los falsos guías ,-tan solo nos asedió uno, a lo largo de nuestra estancia -, tan frecuente hace quince o veinte años, también se  ha desinchado, beneficiando sobre todo a los niños, que eran, fundamentalmente, los que ejercían estás actividades, llevándote a terrazas de tiendas y otros lugares requeridos, a cambio de unos pocos dirhams, de bolígrafos o de golosinas. Aunque debo matizar, que la mayoría de ellos estaban en las medinas de Fez y de Marrakech, ciudades, que en esta ocasión, no hemos visitado.

          Por supuesto, que sigue habiendo pesados en el norte de Marruecos, abarcando todas las edades ,(un señor mayor nos acusó de llamar animales a los marroquíes, por declinar amablemente, unas indicaciones, que nos dió). Pero son menos, que hace una década y están localizados, principalmente, en Tánger, lugar, donde siempre hay mucha gente de fuera, buscándose, la vida. Resultaban agresivos y suelen pedir dinero, pero basta con frenarlos con contundencia.

          Cuando fuimos por primera vez a esta ciudad, en 2005, la Kasbah era un lugar algo peligroso. Pero, desde que en 2011, abrieron el paseo marítimo, ya no.

          Por el contrario, en Chaouen, abunda la gente "demasiado simpática". Su amabilidad es, evidentemente, interesada, aunque no ofensiva y es llevada a cabo por la mayoría de los tenderos. El problema básico, que genera es, que después de cuatro horas de paseo acabas muy cansado de agradecer las constantes bienvenidas, de saludar a todo lo que se mueve y de reír las gracias (la mayor parte de las veces, poco graciosas).

          En este sentido, Tetuán es una delicia, porque como no viven del turismo, nadie te dice nada.

          Un dato a si tener en cuenta: en Marruecos se fuma mucho menos, que antes y que en España.

          Tan poco ha cambiado Marruecos, que aún te siguen entrando con las mismas muletillas de siempre: "hola, Radiola"; "hola, Pepsicola"; " más barato, que en Andorra o que en Carrefour"... ¡Podían renovarse un poquito!.

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