Vamos siendo ya mayores y casi, sin darnos cuenta. Es tan tópico como real. Recuerdo, cuando hace casi tres décadas, no faltábamos a una sola cita con FITUR, allá por finales de enero.
Yo por entonces, trabajaba en Onda Cero, primero, como locutor de cadena y después, como director de provincias. Aprovechábamos nuestros carnets de prensa para acudir a las jornadas de los profesionales -no abiertas al público en general- y además de coger algún folleto -pocos-, nos poníamos hasta las cejas a comer de gañote y sobre todo, a beber. Daba igual un ron canario, un tequila mexicano, una cerveza checa o una margarita típica de Las Vegas. Al salir, nos costaba encontrar la puerta.
La vida avanza y ya hace más de veinte años, que no nos dejamos caer por esta emblemática feria madrileña. Pero todavía y si no estamos de viaje, cada mes de noviembre, acudimos a la cita con INTUR, en la Feria de Valladolid. Ha sido el caso de este último fin de semana y nos ha recordado a aquellos viejos tiempos.
Literalmente es, Feria Internacional del Turismo Interior. Lo de Internacional, es demasiado pretencioso, porque solo ha estado Portugal. Lo de Interior, hace tiempo, que dejó de serlo, porque Tenerife, País Vasco, Cantabria o Valencia con sus stands, son bastante costeros
El certamen ha ido evolucionando desde sus orígenes, cuando apenas se promocionaban destinos de Castilla y León. Eso sí: los pinchos de lechazo gratuitos y al horno de leña eran tan generosos, como sabrosos y espectaculares, siempre acompañados de tintos gloriosos.
Este año, en unas jornadas más lluviosas, que frías, montaron dos pabellones. Uno con stands nacionales llenos de folletos insulsos y atendidos por niñas tan monas, como sosas y otro exclusivo para Portugal y sus variopintos y atractivos destinos (conocemos la mayoría de ellos).
Y aquí, si que reverdecieron los viejos tiempos del yantar y el trincar: pasteles de bacalao -y de nata-, salchichas sabrosas, queso, chorizo luso -algo más grasiento, que el nuestro -, morcilla, jamón, dulces de todo tipo...
Y sobre todo, maravillosos vinos de todos los colores, champán, licores varios y ese orujo de cerezas, que nos vuelve locos y que se llama Ginjinha. Como clamaba aquel glorioso album de Siniestro Total: " Menos mal que nos queda Portugal"
Dejamos el finde pasado y la glotonería y nos vamos, al que viene, que nos llevará, hasta el siguiente jueves por el Sáhara Occidental.
La información turística de esta zona resulta muy escasa y debemos remitirnos a nuestras propias experiencias, ya plasmadas por escrito y a un simpático blog llamado "Salimos de Bilbao".
Creo, que nos vamos a pegar una panzada de kilómetros, similar al atracón de INTUR, porque los destinos a visitar -algunos ya conocidos-, están bastante distantes entre si. Dakhla, El Aaiun -y su famosa duna-, Smara y Bojador serán nuestros objetivos, aunque donde podamos llegar de verdad, nos resulta bastante incierto en este momento.
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