Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 19 de marzo de 2025

Los siete viajes de la incertidumbre

           Siete novias para siete hermanos, setenta veces siete o los siete viajes del magnífico Simbad el marino, por los mares de nuestra queridísima India, que desde luego, son colosales, comparados con nuestros humildes siete perplos de la incertidumbre, que hemos vivido entre septiembre pasado y mediados de este mes.

          De verdad, que después de esta entrada, no os seguiremos dando la turra -por el momento-, con el tema de la oposición, el SEPE y demás.

          Pero hoy toca, recopilar los datos de una dura travesía, aunque la mayoría de vosotros habréis vivido situaciones mucho peores.

          A mediados de septiembre y desde India, a través de un camino largo pero barato, retornamos de nuestro undécimo viaje largo.

       Escena 1: agotada la prestación, visita al SEPE, para tratar de solicitar la ayuda de mayores de 52 años, pero hay una carencia de un mes -la ley ha cambiado - para esa solicitud. Para aliviar la espera, viaje a Marrakech y otros puntos del sur de Marruecos.

          Escena 2: sigue la espera y nos embarcamos en un periplo por Fez y alrededores, a mediados de octubre, sin más novedades.

          Escena 3: ritmo trepidante. Presentación de la solicitud al SEPE el cinco de noviembre, el 7 se convoca el concurso - oposición y el 14 , ocurren dos cosas: examen y requerimiento del paro de más documentación. Mi pareja no sale muy contenta de la prueba y nos vamos a Tafraoute y aledaños.

          Escena 4: presentamos nueva documentación, pero como no hay resultados, nos vamos dos semanas a Turquía, vía Londres, esperando la Navidad. A la vuelta, el maldito expediente del SEPE se ha archivado y toca reclamación previa -trámite absurdo-, que presentamos el 8 de enero.

          Escena 5: viaje a Daklha y Lanzarote, con incertidumbre total, pero sin cambios. Otra vez más, conseguimos huir del invierno.

          Escena 6: el 12 de febrero sale la lista provisional de la oposición y mi pareja ha arrasado. Pero, hay que esperar diez días naturales, ante posibles reclamaciones. Huimos a Lisboa, alrededores y Evora. De esta escapada se nos olvidó comentar, las peculiares y bien montadas tiendas de latas de sardinas nada baratas, que son bastante frecuentes por el centro. Están muy bien decoradas , aunque no tienen muchos clientes. Una de ellas cuenta con una graciosa noria de feria, que va dando vueltas eternas a los envases de los mareados peces.

          Escena 7 y última: nada se resuelve y nos largamos a la provincia de Alicante. En Benidorm y el día 7 de marzo sale la lista definitiva y tras un viaje a Madrid de tres días -ya con todo el pescado vendido y con todas las certezas-, mi pareja empieza a trabajar el 18 de marzo (o sea, ayer)

          ¿Y el SEPE? Iremos a por ellos , pero con calma, que no sabemos hacer dos cosas a la vez.

          ¡Y ya no damos más el coñazo con este asunto tan emocional para nosotros!

martes, 18 de marzo de 2025

Rabia y cansados de viajar: intrahistoria de un nuevo éxito

           Y volvimos de la provincia de Alicante, donde nos extraño, que haya tantos rusos - no son, precisamente, de los de yate y mansión - y al día siguiente, como habíamos convenido, llevamos los papeles al ayuntamiento. Todo perfecto.

          Nos queda contar la intrahistoria de esta oposición, que nace de la pura rabia, para que veáis, que este sentimiento no es siempre malo.

          Mi pareja había trabajado, de forma temporal, en el consistorio por contrato de obra al amparo de la antigua legislación laboral .No sé en los grandes, pero en los ayuntamientos pequeños, los trabajadores fijos e interinos de larga duración desprecian a los temporales, sin demasiado disimulo. Por otra parte, la relación con los compañeros en tu misma situación precaria es de extraña competencia, peloteo a los fijos -incomprensible, porque no tienen ningún poder al margen de su plaza-, o envidia. Este último caso es abiertamente palpable, sobre todo, si ven, que destacas un poco por encima de la media, pasando a ser calificado, como el list@, el intelectual o cosas parecidas.

          En esas y llevando casi dos años, se convocó un puesto vacante -concurso-oposición-, aunque el examen no parecía inminente. En un principio no nos resultaba un trabajo interesante, porque sin querer presumir y en condiciones normales, nosotros tenemos ahorros suficientes para lo que nos quede de vida.

          El mal rollo crecía y mi pareja, con una formación muy superior a la media dijo: "se van a enterar los unos y los otros" y se puso a estudiar, después de muchos años sin hacerlo. Pero el suflé fue bajando, se acabó el contrato, cobró la indemnización y nos pusimos , como locos, a lo que queríamos: en año y medio, tres viajes largos, tres interair, ocho a Marruecos y otros sueltos. Fueron tantos , que nos llegamos a cansar y le dije, de coña: "a ver si sacas eso y nos amarramos un poquito a casa y a una vida normal".

          Desde luego, no hubiéramos regresado de ninguna parte del mundo para competir en el examen, porque no nos daba la gana y también, porque la prueba fue convocada con una sola semana de antelación, en noviembre pasado.

          Pero resultó, que cuando salió la fecha, estábamos en casa, entre un viaje, a Marruecos y otro, a Turquía.

          El día del examen había muchos nervios y nadie había avisado a sus competidores y ex compañeros, sobre si se habían enterado de la convocatoria. El proceso fue completamente limpio y no, como hace veinte años, en ese mismo ayuntamiento, cuando mí pareja sacó el número uno en el test, pero amañaron la segunda prueba práctica.

          Para mayor disfruté y satisfacción, la persona, que peor le cae a mi alma gemela, quedó segunda. ¡Menudo volantazo en nuestras increíbles vidas!

          Como diría Alcalá Norte empieza: "la vida cañón!

domingo, 16 de marzo de 2025

"Álvaro, me engañaste"

           Mi pareja asegura y yo la creo, que la playa de Villajoyosa y cuando ella era pequeña, era de piedras. Pues bien: hoy luce, como un fantástico arenal, sin saber muy bien, cuando y como se produjo la transición.

          Por lo demás, el pueblo es tranquilo -aunque abarrotado de british- y su mayor atractivo es el paseo marítimo con sus casas de colores, porque las más alejadas y supuestamente colgantes, no nos gustaron nada.

          Y volvimos a Alicante, donde yo había estado tres semanas en 1997, realizando un curso para director de emisora de radio. Nuestros huesos cayeron en una aceptable habitación de un piso turístico céntrico, de esos de la llave en el cajetín y clave en una ruleta para rescatarla.

          Lo más horrible de todo Alicante, como saben muy bien sus habitantes, es el hotel Gran Sol, que como si fuera el Partenón de Atenas, se ve desde toda la ciudad.

          La subida al castillo es exigente, pero gratificante y la playa del Postiguet, junto al Meliá, muy relajante. El paseo de las palmeras -explanada de España- es lo más característico de la ciudad y el centro -donde te pueden clavar 19€ por un exiguo y miserable plato de paella- es más comercial, que histórico.

          Desde hace muy pocos años, se ha acondicionado la Ruta Verde de la Cantera, que transcurre a través de cuatro túneles y parcialmente junto al mar, en lo que fue la linea de vía estrecha entre Alicante y Denia. Resulta un agradable paseo, llegando hasta la playa de la Albufereta 

          La carcajada del día nos la proporcionó una novia despechada, que había llenado -literalmente- la ciudad de QR, donde podías descargarte las pruebas fotográficas de su mentiroso y desagradable ex, Álvaro. 

          Volvimos con Ouigo y por horario, nos tocó dormir en Barajas. Durante casi dos horas, mantuve una de las conversaciones más interesantes de los últimos años con un peruano, muy crítico con los últimos gobiernos de su país y con sus varios presidentes, que hoy viven en la cárcel. En lo personal, vida algo complicada: se divorció de su mujer, para venir aquí con otra y está ahora, le había puesto los trastos en la calle y mandado de vuelta a su país, donde solo le espera su hija.

Altea, Benidorm y el regreso al mercado laboral

           Altea es un bello pueblo costero, en el que nunca paras de subir y bajar escaleras. Sus imponentes casas blancas forman extraordinarias calles y callejuelas, muy agradables para el paseo, algo menos por la mañana, debido a las hordas turísticas. La plaza principal con su bella iglesia y un par de miradores completan las visitas del lugar. 

          Su playa es pedregosa y el paseo marítimo resulta irregular, porque a ratos es demasiado estrecho. La primera linea de playa y como en casi todo el litoral alicantino, está plagada de hoteles y apartamentos de aluvión y de escaso gusto, que mayormente, fueron construidos en los sesenta y setenta del siglo pasado.

          No tengo datos, pero a simple vista, Benidorm puede ser el mayor conglomerado turístico playero de Europa (o del mundo). A pesar de su interminable bahía de hormigón, el lugar -plagado de británicos-, no resulta tan agresivo, como yo recordaba, en mi única visita, en 1985, porque las buenas playas de Levante y Poniente, le dan calma. En medio de ellas, el acogedor Balcón del Mediterráneo y sus escarpados acantilados. Detrás, un humilde casco histórico y comercial.

          De verdad, que Benidorm no nos parece un mal sitio para pasar un par de días, especialmente, si encuentras un barato apartamento con habitación, baño, cocina y salón y con todo tipo de detalles, como nos ocurrió a nosotros.

          Desayunando allí, recibimos la gran noticia, el viernes 7: se había publicado la lista definitiva de la oposición, sin cambios. El lunes siguiente mi pareja debía llevar al ayuntamiento fotocopia del DNI, titulo de bachiller, declaración jurada de no haber tenido mal rollo con la administración y otra de no contar con incompatibilidades.

          El próximo martes y después de año y medio continuado de impresionantes viajes, regresa al mercado laboral. Empleo publico fijo hasta la jubilación, pero con excedencias y licencias sin sueldo frecuentes, dentro de lo que permite la ley.

Calpe y Denia

          Cómo ya os dijimos, el viaje a Alicante y provincia nos acercaba de pleno a nuestra infancia y adolescencia. Mi pareja y como se decía entonces, había veraneado con sus tíos varios años en Villajoyosa y yo, yendo de camping con mis padres y mis hermanas, disfruté de mis primeros amores de verano con las madrileñas, Paloma y Mari Luz, en dos estios trepidantes, en Denia.

    Desde Alicante y hasta Calpe, se puede llegar en tranvía, con trasbordo en Benidorm. Aunque, en la actualidad, hay obras en el tramo entre La Creueta y Benidorm, que es cubierto en autobús. La estación de Calpe está bastante alejada del centro, con varios cruces incómodos. Tomamos posiciones en nuestra habitación confortable en la barata Pensión Rioka, a través de autocheck-in. Nos sentimos muy a gusto las dos noches, que estuvimos allí.

          Como pueblo, Calpe no tiene atractivos turísticos, pero si destaca por su magnífica playa. Si vas hacia la izquierda llegas hasta los puertos deportivo y pesquero y hacia la derecha, el terreno se eleva y se contemplan bellas vistas desde arriba de acantilados y arenales. Al fondo y presidiendo la escena, el colosal peñón de Ifach. Se puede subir a él, pero el cupo es de 300 personas diarias y se debe reservar con antelación. Tuvimos suerte, porque en todo nuestro viaje, el mar se mostró embravecido.

          Al día siguiente tocó Denia, donde también se llega con el tranvía. Es famoso su castillo en ruinas -hoy en día, no se puede visitar, porque está hecho polvo - y el inquietante y evocador túnel, que cruza por debajo, que fue refugio para la población civil, durante la Guerra Civil española. Además, conviene no perderse los gratuitos 🖼️ museos arqueológico y enologíco.

          El barrio del castillo es muy pintoresco y acogedor y el pesquero -con constantes olores a ricos guisos de arroz -, muy entrañable. La playa más cercana, junto al puerto y la iglesia principal no valen mucho.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Vuelta a la nostalgia infantil y adolescente

           Casi, acababámos de volver de ocho días en Portugal. Habían pasado ya las diez jornadas -habiles y naturales- necesarias para la publicación de la lista definitiva de la oposición, pero aún, no había salido, así, que había, que seguir huyendo, pero a un sitio, desde donde pudiéramos volver de inmediato, llegado el caso. Por tanto, descartado volar.

          Nos decantamos por un destino nacional y en concreto del Mediterráneo. Dos razones nos llevaron a ello: la competencia entre RENFE, Ouigo e Yryo en esta zona hace, que los billetes de alta velocidad salgan bastante baratos y por otra parte, encontramos un alojamiento muy barato en Calpe -17€ la noche -, que nos serviría, como base para las dos primeras noches.

          Así y a 15€ cada uno, adquirimos dos billetes a Alicante con Ouigo. Los asientos se dividen en dos: tierra, los de la parte baja del vagón y cielo, los de arriba. Dejamos la vuelta abierta.

          Ha sido nuestra primera experiencia con la filial francesa y debemos decir, que nos seguimos quedando con RENFE, porque los asientos de la estatal española son algo más cómodos y dan menos la brasa con la megafonía. Además, ni a la ida, ni a la vuelta funcionaba el wifi y la cobertura en esta línea es realmente mala. De todas formas, no habrá problemas en repetir, con ellos.

          Otro gran descubrimiento se unió a nuestra suerte. Existe una muy buena y barata línea de tranvía entre Alicante y Denia -gratuita para minusválidos con más del 65% de discapacidad -, que para en todos nuestros potenciales destinos. Además de los dos citados: Calpe, Altea, Benidorm y Villajoyosa.

          Casi desde pequeños, no visitábamos esta zona y el viaje rezumaba cierta nostalgia infantil y adolescente.

          Una de las mayores amenazas era, que las aplicaciones del tiempo daban severas lluvias para toda la semana. Afortunadamente, los pronósticos no se cumplieron y solo nos cayeron dos terribles aguaceros a la ida y a la vuelta, en Madrid.

          No es por enredar, pero debemos decir, que la gente de Alicante y provincia nos ha parecido mucho más amable y hospitalaria, que la de Valencia, lugar en donde hemos estado en dos ocasiones en los últimos tiempos.

Entre "mendis" se está bien.

           Preveíamos, que el viaje de vuelta entre Lisboa y Madrid, se iba a hacer largo, al ser de día, pero no fue así y eso, que no dormimos ni un minuto. Tan solo una parada en  un garito muy bien montado y muy caro a las afueras de Mérida y llegada a Madrid, con una hora de antelación.

          Eso nos permitía, tomar el ultimo Media Distancia del día, a Valladolid, pero todo nuestro gozo en un pozo, porque no teníamos billete reservado y el convoy -lástima, por ser domingo- iba completo. No quedaba otra, que irse a dormir a Barajas y tomar otro tren durante la mañana de la jornada siguiente.

          A ver: últimamente, hay muchos reportajes periodísticos de medios diversos, sobre los mendigos de Barajas. En nuestra humilde opinión - y somos clientes frecuentes de todas las terminales, tanto para volar, como para dormir - muestran una exageración, que está encaminada a perjudicar al gobierno, como con otras tantas historias y mentiras.

          Se habla, de qué los "mendis" han pasado de cuarenta, a quinientos, pero visualmente, no son ni la mitad. Se dice, que pululan por las zonas de embarque, lo cual resulta imposible. Se señala, que algunos duermen en ropa interior, lo que nunca hemos visto -como mucho, descalzos- y que son conflictivos, que mayormente, no. Podemos asegurar por experiencia, que son mucho más ariscas algunas de las señoras de la limpieza.

          Estamos encantados, de que Barajas sea uno de los aeropuertos más tolerantes del mundo y que hasta homenajee con una escultura en un banco a los mendigos. ¿Donde quieren algunos mandar a esta gente a dormir?. Esa noche vimos, como uno ayudaba a unos guiris con su inglés macarrónico, a sacar bocadillos de una máquina automática.

          Ahora bien, Barajas dista mucho de ser un aeropuerto perfecto. Si habría, que controlar más -no digo expulsar-, a otros colectivos mucho más agresivos, como los envolvedores alegales de maletas, los pedigüeños -a los que encima, debes dar la cantidad, que te piden- y a las vendedoras de arepas de jamón y queso y café, que obran como si estuvieran en las calles de San Salvador. La diferencia es, que los "mendis" no molestan, en general y esta gente, sí.

          Otra cosa es, que abarroten desordenadamente los baños a las cinco de la mañana, cuando el toque de diana policial -suave, sea dicho-, les/nos levanta del suelo.

          Pero  los baños de Barajas tienen otros problemas mayores y esos son dos: su vejez y malos olores y el cutre papel higiénico, que es mas fino, que el papel de fumar. Y eso,si que da mala imagen, porque muchos "mendis" con sus carritos pasan desapercibidos, pero viajeros nacionales, internacionales y trabajadores, todos nos limpiamos el culo.

          También ahorran en jabón, sobre todo en esos dispensadores mixtos de agua, gel y aire, integrados encima del lavabo. ¡Cada gota, que sueltan, tienes la sensación, de que es oro líquido!

          Más que las peleas entre mendigos cabría destacar, las constantes disputas -por ser finos-, que tienen Aena y el Ayuntamiento de Madrid, que eluden constantemente sus competencias y culpan al otro.

martes, 11 de marzo de 2025

Desde Lisboa hasta la Boca del Infierno

           Al fin, el pasado viernes y cuando estábamos desayunando en nuestro excepcional apartamento de Benidorm, recibimos una llamada con la lista definitiva de la oposición de mi pareja, confirmando todos los términos de la provisional. Por tanto y desde muy pronto, nuestra vida dará un giro radical, aunque con matices. Pero este tema no toca ahora y lo detallaremos  en los posts de nuestro viaje a Alicante y provincia de la semana anterior.

          El viernes del viaje a Portugal, lo dábamos casi por amortizado desde el principio. Había que cubrir en bus, las dos horas de retorno de Evora, a Lisboa. Y otras tantas de la caminata desde el aeropuerto al centro, más otra a mayores para hacer el check-in en el hotel de la primera noche en la ciudad. Pero es, que además, cayó una tremenda tromba de agua de más de ocho horas, que nos complicó mucho la vida y empapó nuestras ropas y cuerpos hasta no caber ya una sola gota más de agua en ellos. Tras comprar en el Lidl y el Pingo Doce, pasamos el resto de la tarde en nuestra abuhardillada habitación.

          Para nuestra suerte, el sábado amaneció luminoso y pudimos llevar a cabo la excursión más larga del periplo y que ya habíamos hecho en 2011: cubrir caminando los 32 kilómetros, que separan el centro de Lisboa, de Cascais. Por la tarde, regresariamos en el tren de cercanías, barato, pero al precio hay que sumar 50 céntimos, pues es necesario comprar una tarjeta.

          No dejamos que se nos pegaran las sábanas, porque como en Portugal es una hora menos, en esta época del año todavía oscurece pronto. Enfilamos por un buen paseo, discurriendo por la desembocadura del Tajo, hasta la Torre de Belém.

          A groso modo, el recorrido se puede dividir en tres tramos. El más largo, transcurre por amplios paseos peatonales, que dejan a la derecha diversos y bellos arenales, hasta llegar a la playa de Carcavelos, la más abarrotada del lugar -con competiciones deportivas - y con los chiringuitos a precio de disparate.

          A partir de ahí, se toma una estrecha acera, contemplando el rugir del mar desde lo alto, golpeando sobre los acantilados. Después el pavimento no se ensancha, pero el agua desaparece y el paisaje es de casas horribles, hasta llegar a las mansiones del anodino Estoril.

          El tramo definitivo hasta Cascais, discurre por unos tres kilómetros de bien acondicionado paseo marítimo, que deja bellas playas a la derecha. Se puede continúa y de hecho lo hicimos, hasta la Boca del Infierno, abrupta y magnífica zona de acantilados y un triángulo hueco en las rocas por donde entra espectacularmente el virulento océano. Cascais es un agradable pueblo turístico típico, sin más pretensiones.

          No fuimos a Sintra y a Cabo de Roca, porque ya habíamos ido dos veces, anteriormente. Nos quedamos con ganas de ir hasta Azenhas do Mar, pero es mas complicado en transporte público y los autobuses son escasos y caros.

          Como al día siguiente, regresábamos temprano a Madrid, nos fuimos a dormir al aeropuerto, después de un largo paseo por la agradable Lisboa nocturna.

          A continuación, se detalla una relación de las playas más importantes de esta excursión por orden cronológico: playa de Algés, playa Cruz Quebrada, playa Paço de Arcos, playa de Santo Amaro, playa de Carcavelos, playa San Pedro de Estoril, playa San Joao de Estoril, playa de Rainha, playa de Ribeira, y playa de Cascais.

Evora

           Evora era una de las pocas ciudades portuguesas, que nos quedaba por conocer. Desde Madrid, está camino de Lisboa pero lo cierto es, que sale mejor llegar hasta la capital lusa y volver, que parar de camino. Son unos 125 kilómetros, por los que pagamos 3€, con Flixbus, aunque vimos billetes a 2€, para otros días.

          La estación de buses de Evora no está muy lejos del centro, aunque el camino es incómodo. En realidad -y en eso nos recuerda mucho a las ciudades medianas de México-, casi todas las aceras son detestables en Portugal, por estrechas, irregulares y llenas de cosas. ¡Un asco y un estrés innecesario!

          El tema del alojamiento, también llevó su esfuerzo. Acabamos en una habitación de un apartamento compartido en el centro, con auto check-in, pero con una soldado/limpiadora, que vigilaba cada uno de nuestros movimientos desde la habitación contigua. Otra molestia, con la que lidiar.

          Evora es muy bonita, a pesar de los grupos de los tours, que la asedian en las horas centrales de la mañana, incluso en invierno. Debería ser mucho más peatonal pero en el país vecino no están por estas cosas.

          De todas formas, el bello casco histórico es muy compacto y se llega a todos los sitios de interés sin demasiado esfuerzo, a pesar del maldito empedrado. El precio de las visitas le da vergüenza a todo el mundo, menos a quien lo pone.

          Resumiendo sus atractivos, que podéis encontrar en cualquier guía o web: las ruinas del templo de Diana, que son básicamente columnas, sobre un soporte elevado; la catedral mazacote; la iglesia de San Francisco; la universidad; la muralla y su torreón y la capilla de los huesos, que en su época fue construida con esqueletos humanos, porque no tenían donde enterrarlos. ¡A grandes males, espectaculares remedios!

          No debemos olvidarnos de un extraño acueducto, donde apelando al pragmatismo, han construido centenares de casas debajo de sus arcos o adosados a ellos.

          Evora de noche está más muerta, que Amberes y Lucerna juntas.

lunes, 10 de marzo de 2025

De la plaza del Carmen a los puestos de Ginjihna

           Empezó el tercer día de viaje con el tiempo más estable y a todo esto, ya eran siete naturales -cinco hábiles -, los que habían pasado desde la publicación de las notas. No estaba claro, cuáles contaban, porque en la convocatoria ponía una cosa y en la resolución otra. Para los que no habéis logrado nunca una plaza pública, no os podéis hacer una idea, de lo larga, que se hace cada jornada entre que se publica la lista provisional y la definitiva. Y eso, que la ventaja con la segunda clasificada era muy cómoda.

          Dedicamos la mañana a volver al mercado de la Ribeira y a visitar la plaza más bonita de Lisboa: la del Carmen. A ella se puede llegar utilizando el eiffeliano y caro ascensor, subiendo escaleras o lo mejor: callejeando por bonitas vías ascendentes. En la plaza se encuentra un bellísimo monasterio en ruinas -hoy Museo Arqueológico- y una fuente barroca, que no da agua. Por detrás y desde lo alto, hay un mirador desde donde se contemplan idílicas vistas del castillo y de Lisboa, en general.

          Como al día siguiente iríamos a Evora temprano, nos decidimos por ir a dormir al aeropuerto, que no está lejos de la estación de autobuses. Se trata de un camino de unos diez kilómetros, en el que no se abandona el casco urbano hasta la última rotonda. Es entretenido, especialmente, cuando se abandona el centro y se transcurre por un poblado barrio de inmigrantes, con negocios de venta, bares y restaurantes gestionados por indios y africanos. Puedes comer un kebab por 2€, cuando en la Baixa te cuesta cinco.

          Si algo constituye hoy en día un emblema de la capital lusa, son los numerosos puestos de ginja -o ginjinha -, que hay por casi todas partes. Se trata de un rico licor de guindas, típico de Óbidos, que se sirve en vaso de plástico o de chocolate. También destacan los omnipresentes pasteles de nata y el bacalao, cocinado de casi todas las maneras imaginables.

          El aeropuerto de Lisboa no es el mejor lugar para pasar la noche. Cuenta con dos terminales con transporte gratuito entre ellas. Abre las 24 horas, pero si no tienes una tarjeta de embarque para el día siguiente, aunque seas viajero de otros transportes, debes abandonarlo entre las 00:30 y las 03:00 de la madrugada. El resto del tiempo, nadie te molesta.

          Para encontrar un supermercado hay que caminar unos cincuenta y cinco minutos hasta un bien abastecido Aldi (los mejores pasteles de bacalao y de nata de la ciudad).

sábado, 8 de marzo de 2025

jueves, 6 de marzo de 2025

Lluvia, miseria y elevadas tasas turísticas nos recibieron en Lisboa

           El primer susto del viaje nos lo llevamos al llegar, a Madrid, en el Centro Comercial de Príncipe Pío, junto a la estación, cuando una chica, que caminaba deprisa y mirando el móvil abducida, se estampó la cara contra un escaparate de metacrilato. Su guapo rostro quedó conmocionado y el golpe sonó a algo grave. Eso sí y aunque aturdida, ni dejó de mirar la pantalla ni lo soltó de la mano.

          El vehículo de Flixbus, a Lisboa fue casi lleno y no me extraña, con esos precios (10€). Salimos en punto y llegamos con tres cuartos de adelanto, a las siete de la mañana. Los asientos muy cómodos y con enchufe funcionando, aunque no el wifi. A la vuelta fue al revés.

          Desde la cutre estación de Oriente y como era pronto, decidimos, ir al centro caminando y no fue buena idea. Primero, porque son casi dos horas y después, porque estaba lloviendo. Además, la ruta es altamente tercermundista, no habiendo casi aceras y hallando numerosas colonias de tiendas de campaña debajo de los puentes elevados de las carreteras, ocupados por gentes pobres. Tuvimos, que confirmar, que estábamos en Portugal y no en África.

          Al final y casi empapados, llegamos a la Plaza del Comercio y empezamos a explorar la ciudad. Recorrimos la calle semipeatonal Augusta y campamos con dificultad por la Baixa -demasiada gente-, hasta la plaza de Rosio.

          Después, nos acercamos a la catedral, ubicada en el barrio de Aldama -antes conflictivo - y terminamos en el bonito enclave del castillo.

          Como el checkin de nuestro hotel no era posible hasta las dos y seguía lloviendo, paramos un buen rato en el mercado de la Ribeira, que mezcla puestos tradicionales y gourmet. Lleno de lugareños y turistas, pero para que os hagáis una idea, el kilo de gambas tigre, ¡a 85€!

          Nuestro alojamiento era la guest house SwissLisbon  en el periférico barrio de Alcántara. Habitación correcta, aunque abuhardillada y pequeña. Habíamos pagado 30€ por ella y la sorpresa fue mayúscula y desagradable, cuando nos enteramos de que 8€ -cuatro cada uno-, corresponden a la maldita tasa municipal ¡un abuso!.

          Decidimos dedicar la tarde -tras devorar varios y baratos pasteles de nata-, llegar andando por la desembocadura del Tajo, hasta el monumento de los Descubridores, la torre de Belém y el monasterio de los Jerónimos. Al final, salió el sol.

          Junto a nuestro alojamiento pudimos hacer las últimas compras en un Lidl y un Pingo Doce.

Nuestro apartamento de Benidorm


 

Balcón del Mediterráneo, en Benidorm


 

Cala de Benidorm


 

Una calle de Altea


 

Plaza principal de Altea


 

Playa 👙 de Altea


 

martes, 4 de marzo de 2025

lunes, 3 de marzo de 2025

Tras la conmoción, nos ponemos en marcha

           Conmocionados aún por el resultado de la oposición y sin dejar de mirar a cada rato las notas, nos pusimos a preparar de urgencia nuestro periplo portugués.

          En Lisboa y alrededores, ya habíamos estado en 1992, cuatro años después de empezar nuestra relación. Lo que más recuerdo de entonces, fue un terrible dolor de muelas y la inseguridad de la capital lusa. Volvimos en 2011, durante una semifinal de la Champions Barça - Madrid en la época de Mourinho, en un circuito, que nos llevó desde el Algarve, hasta Galicia.

          Compramos billetes nocturnos de bus con Flixbus -la Ryanair de la carretera -, a tan solo diez euros para 625 kilómetros. Es posible, incluso, conseguirlos desde ocho, con algo más de tiempo.

          Desde el principio, nos dimos cuenta, que íbamos a tener un problema con el alojamiento. Las tasas turísticas en Lisboa son abusivas -4€ por persona - y los lugares mejor valorados y más económicos son hostels de dormitorios compartidos. Imposible conseguir habitación por menos de 30€ y gracias, porque solo hay un par de ellos de ese precio.

          Decidimos entonces, que dividiriamos nuestras noches en la capital, entre una guest house y el aeropuerto, al que se puede llegar andando, a través de un pintoresco barrio de inmigrantes varios, donde puedes almorzar un kebab a 2€.

          Hablando de alimentarse: los supermercados son entre un 10-25% más caros, que en España, siendo el salario medio portugués bastante inferior. En los restaurantes se come a base de un solo plato, que aunque es grande, no se corresponde con nuestros dos.

          De Lisboa, a Evora -son 125 kilómetros -, también te lleva Flixbus, desde 2€ ( nosotros pagamos 3). El alojamiento aquí, tampoco es barato .

          Hay cinco cosas -habrá más seguro -, que no nos han gustado de Lisboa. Las tres primeras, las recordábamos: el empedrado de todas las calles de la ciudad hasta romperte los pies, la escasez de zonas peatonales -siempre cortadas por calles circunvalación - y los molestos tranvías.

          La cuarta y la quinta son inherentes a estos tiempos: el agobio turístico de masas -era febrero y en días de diario - y el latrocinio con el precio de las entradas de las atracciones turísticas. El ayuntamiento te asalta de todas las formas posibles. De tal manera, que si quieres visitar sitios de  mediana interés, te vas a más de 100€ por persona. Ejemplo: el castillo en ruinas, 15€ y sin vergüenza alguna.

          Además, la incesante lluvia y el viento nos destrozaron un día, en el que no teníamos muchas expectativas.

          Pero la mayoría de las cosas fueron buenas y os las contamos en los próximos post.

      


domingo, 2 de marzo de 2025

¡Y estalló la bomba!

           La planificación del viaje de febrero ha sido bastante complicada, aunque el desarrollo del mismo, ha salido, perfectamente.

          Empezamos, queriendo hacer en un mismo periplo, Azores y Madeira, pero pronto nos dimos cuenta, que era casi imposible casar los vuelos a un precio razonable y siempre con escala en Oporto o Lisboa, tanto a la ida, como a la vuelta y como con la conexión entre ambas islas.

          Nos decantamos por ir solo a Azores, que es un destino más barato, sobre todo, en materia de alojamiento, pero los vuelos fueron subiendo, al esperar demasiado.

          Optamos entonces, por volver a Nador y Melilla, donde ya habíamos estado en 2012 y hacer caminatas por los alrededores, pero también nos dilatamos en comprar los billetes.

          Lo mismo pasó con Estambul, vía Londres y Varna.

          ¿Y por qué tanta espera, cuando otras veces obramos de manera más eficaz?

          Desde el pasado mes de octubre nuestras vidas están gobernadas por la incertidumbre, que nos impide llevar a cabo viajes de más larga duración de ocho o diez días. Dos son las situaciones y ambas afectan a mi pareja.

          Por un lado, estamos pendientes de un subsidio del SEPE. Cumpliendo todos los requisitos laborales y de rentas, se lo vienen archivando, porque disponemos de ciertos ahorros. Tras la reclamación previa, esto terminará en el juzgado de lo social.

          Por otro, andábamos pendientes de unas oposiciones convocadas por el ayuntamiento de nuestra localidad. Una sola plaza para veintitrés candidatos, por lo que no había mucha esperanza. Además y con tantos viajes, no había estudiado nada, durante el último año (sí antes)

          El examen se celebró el catorce de noviembre, saliendo las notas el doce de febrero. Y ese día, ¡estalló la bomba!.Ocupa con claridad el primer puesto de la lista provisional , sacando seis puntos al segundo candidato (para hacerse una idea, entre este y el tercero, hay solo 0,5 puntos). La lista no es todavía definitiva, pero ya ha terminado el plazo de alegaciones y no nos consta, que las haya.

          El caso es, que cuando habría, que estar pensando en jubilarse, con 57 años,, llega un trabajo fijo caído del cielo. Nuestra forma de viajar va a cambiar, aunque sin apurarse, porque hay excedencias y licencias sin sueldo.

          Con celeridad y antes de la toma de posesión, nos fuimos a Lisboa, sus alrededores y Evora por nueve días. Y mañana y en otro viaje relámpago iremos a Alicante, Villajoyosa, Benidorm, Altea, Calpe y algún destino más.