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domingo, 8 de octubre de 2017

Pesadilla Pradesh III: El reencuentro

                                                                  Todas las fotos de este post son, de Shimla (India)
          Pues sí, llegamos a Shimla, pero antes hubo mucha tela, que cortar, durante siete horas. Con ninguna gana, nos levantamos a las cinco de la madrugada y al fin -aunque no había muchos disponibles-, encontramos unos asientos donde colocar nuestro maltrecho culo. Paisaje agradable, carretera en estado diverso -aunque, casi siempre, chungo-, cacharro infecto y sin amortiguadores -botas más, que en el antiguo carro de mi abuelo-, desagradable y aguda música india a tope e indios tocahuevos en el pasaje. ¡Nada nuevo, bajo el agradecido sol!.

          Hasta ahí todo normal. Diríamos, que incluso con buenas noticias: el cobrador se olvida de nosotros y nos permite viajar gratis. Por supuesto, no decimos ni mu, porque somos así de desaprensivos. Pero, tras tres horas, empezamos a sufrir retenciones de tráfico, que fueron las que ya supusieron nuestra pesadilla en este estado, hace tres años. Pensamos, que esta vez se debía, a que teníamos que cruzar por un puente de una sola dirección y que el tráfico va por turnos: primero unos y luego los otros. Pero no. Tras casi una hora parados, descubrimos un camión volcado -esta vez, sí hay grúa, aunque cutre- con la parte del acompañante hecha mantequilla (esperamos, que no viajara nadie en ella).

          A partir de ahí, nuestro conductor se ha vuelto loco, sea por nervios o por hambre y adelanta a todo lo que se mueve, tocando sin parar el claxon, por carreteras de montaña con enormes precipicios a los lados. ¡Pánico Pradesh, tantas veces vivido!

          A la entrada de la estación de Shimla, con lamentable forma de embudo, ha habido otro accidente y una nueva retención. Bajamos del bus y hacemos el último kilómetro andando, entre los coches -aquí, como en todo Himachal, no hay tuck tuck, ni rickshaws, afortunadamente-, para darnos cuenta, que el bus urbano, que nos tiene que llevar al centro, debe salir por el mismo sitio taponado. La alternativa, ascender una empinada y abrupta escalera, por donde no subirían ni los monos. ¿Monos?. ¡No sabíamos, lo que nos esperaba!.

          Después de siete horas de sufrimientos y desesperación, hemos llegado a un destino, al que no deberíamos haber tardado más de una noche, desde Delhi. La pesadilla, con tregua para comer adecuadamente, disfrutar de los bazares y encontrar un alojamiento adecuado, aunque caro, continuo durante la tarde, cuando fuimos a visitar el templo de los monos, que nos quedo pendiente de la otra vez, por no ir con la mochila a cuestas.

          La buena noticia y para nuestra edad, es que llevamos a cabo la ascensión en menos tiempo, que tardan los de treinta años y con creces (22 minutos). La mala, un ataque real -que es más chungo, que el ciberataque, de los enfurecidos primates. Llegando al tramo final y estando casi solos, uno me tienta, con sus patas en la pierna. Mi pareja se pone nerviosa y hace, lo que nunca debéis hacer: le tira una manzana para quitármelo de encima y lo que se encuentra son , cinco monos rodeándola e intimidándola, pensando, que en la bolsa lleva más. Si das de comer a las palomas, vienen más palomas y en esta caso, ocurrió lo mismo, como no podía ser de otra manera.

          Afortunadamente, otra gente que esta visitando el templo, con enormes palos, nos los quitaron de encima.


          Por lo demás, Shimla sigue tan maravillosa, como siempre, si te sales un poco de los bazares. Hasta las familias pasean unidas, incluso con cochecitos de bebé (insólito en casi todo el país). ¿No podrían grabar vídeos de lo que ocurre aquí y ponerlos en todas las escuelas de la India? Y, sobre todo ¿no serían capaces de mandárselo a las abandonadas autoridades de la congestionada Delhi?.


          En la habitación de nuestro alojamiento hace un fresco agradable. Estoy tan confundido, que me retumban los oídos, al no escuchar el machacón estruendo del ventilador de cada día. Pero este estado de felicidad, no puede durar mucho.

1 comentario:

Eva dijo...

Hola,

Las dos primeras entradas, de Pesailla Pradesh, se publicaron en 2.014 y son accesibles desde el buscador.

Saludos.

Eva