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viernes, 3 de octubre de 2014

Entrando en Israel por tierra, desde Egipto

                                                        Todas las fotos de este post son, de Tel Aviv (Israel)
          “¿Venís de Egipto?”, dice entre extrañada y aterrada, la chica del hostel, de Tel Aviv, que formaliza nuestro ingreso en uno de los abarrotados dormitorios compartidos del establecimiento. “¿Y, habéis llegado volando o por tierra”, indaga, con mayor curiosidad. “Por tierra, cruzando la frontera entre Taba y Eilat”, respondemos, mientras engullimos vasos y vasos de agua fresca de la fuente/garrafa, que por su adecuada gentileza, proporcionan a los huéspedes.

          “¿Y no habéis tenido ningún problema, ha sido fácil?”, investiga la amable mujer. “Muy sencillo, tan solo tardamos en cruzar la desierta frontera cincuenta minutos, con las habituales molestias y comprobaciones. Pero, en 2007, la cosa se demoró por 3 horas y con peor pinta”, aseguramos. “Really, only fifty minutes in the border?”, espeta toda sorprendida.

          Y es que Israel, es un país complejo. Las experiencias, que uno tiene, pueden ser diversas y no valen como norma general. Donde menos te lo esperas, puede surgir un decepcionante y frustrante contratiempo y cuando vaticinas dificultades, todo se resuelve sin demasiado esfuerzo.

          Solo debes guiarte por un principio: los israelíes son desagradables por naturaleza o por necesidad, que también puede ser. Tal vez, las personas más hostiles del planeta, pero si no te tomas las cosas en plan personal y te muestras tranquilo, tienes mucho ganado (o menos perdido).

          Y, sobre todo, cuando entiendes, que están cagados de miedo, ante no se sabe muy bien qué amenaza, dado que podrían aplastar a sus vecinos en poco tiempo, en caso de conflicto y como ya ocurrió, durante la nefasta guerra de los seis días. Pero, les encanta sentirse importantes y hacerte de menos.

          Lo de entrar a Israel, puede impresionar y agredir a los más novatos. Preguntas indecentes y excesivamente personales, diseñadas por maquiavélicos protocolos de mentes insanas, sacan de sus casillas a casi cualquiera. Valgan como ejemplo estas dos: “¿así, que dices, que eres español y no te gusta el fútbol? O El agua, que llevas en esa botella, ¿la has cogido de forma integra en Israel?. Pero, con el tiempo, aprendes que nada tienen contra ti y menos, si no llevas un visado de los países malignos (los árabes de oriente medio, con la excepción de Egipto y Jordania).

          Son, simplemente, estúpidos y aprovechan a reclutar a niñas, niños e inmigrantes -muchos de ellos latinos -, para colocarles una metralleta al hombro, hacerles creerse Rambo y llevar a cabo -supuestamente-, todas estas tareas de “limpieza fronteriza”. Pero luego, cualquier israelí vaga por la Unión Europea, sin que ni siquiera le hagan una sola pregunta. ¡No es justo!.

          Esta vez y con una estancia bastante tranquila, el problema surgió en la explanada de las mezquitas, de Jerusalé. A un obeso y malhumorado funcionario de policía y sin dar razones -solo gritos en hebreo-, se le ocurrió, que éramos inadecuados o peligrosos para visitar ese lugar y así nos dejó sin poder hacerlo, después de persistentes intentos (menos mal, que ya accedimos al recinto en 2.007).

          Lo de la explanada de las mezquitas merece mención aparte. A los guiris, solo nos dejan acceder por la puerta de ingreso, que hay desde el Muro de las >Lamentaciones, donde a las mujeres, les endosan un pañuelo para que cubran sus hombros. Luego, los controladores palestinos, como el pañuelito tiene letras en hebreo, te lo obligan a quitar y a ir como una descocada, cuando nunca lo permitirían en cualquier otra mezquita. Y finalmente,, el funcionario israelí, que cuan portero de discoteca, desequilibrado mentalmente, decide o no tu acceso.

          Pero, tres cosas nos encantaron de nuestra segunda estancia en Israel: 1) lo educados, que son los conductores, que paran en todos los pasos de cebra. 2) Fuentes de agua fría por todas partes. 3) Wi-fi gratuito en la mayoría de los lugares de concentración pública. Sorprende todo esto, en uno de los países más caros del mundo (sobre todo, en materia de alimentación, donde las cosas cuestan el triple, que en España).

          Y una cuarta y una quinta, también. Estuvimos toda nuestra estancia, sin padecer sus molestos y encadenados días festivos (al contrario, que en nuestra semanasantera estancia anterior). 

          Y la más importante: ya no hace falta pedirles, que te pongan el sello de entrada en una hoja aparte, como antaño. Ahora, te sacan una especie de pegatina/visa, que debes conservar hasta la salida, donde te entregan un papelujo con tu foto, que a modo de ticket de metro, debes validar en las máquinas del aeropuerto. ¡Todo un fructifero regate a sus vecinos árabes!, que se afanan en buscar sellos israelíes en los pasaportes, compulsivamente, para no dejarte entrar.


4 comentarios:

Unknown dijo...

Como costumbre cuando bajo a desayunar a un hotel, suelo saludar a quienes estan sentados comiendo. Por lo general siempre te devuelven el saludo, a excepcion de siempre los mosmos, los israelitas y los Parisinos. Cuando los escucho hablar hebreo o frances, me digo a mi mismo...Ahhh con razon. Aun no comprendo esa hostilidad para con el mundo...pero en fin.

Eva dijo...

Hola:

Solo, si los pillas individualmente, tienes alguna posibilidad, de que sean amables y simpáticos. En grupo o pareja, nunca. Destrozan los alojamientos, según nos han contado algunos propietarios.

Una anécdota: visitando las minas de Potosí (Bolivia), había dos grupos guiados, uno en español y otro en inglés. En el nuestro iba un extravertido -que ya es raro- suizo, con un español limitado y un buen inglés. A la pregunta, de por qué no se había enrolado en el otro grupo, nos espetó: porque van 3 israelíes.

Dicho queda.

Daniela dijo...

Buenas noches.

Interesante entrada y comentarios. Aportar que yo tuve un novio israelí y entonces, si que te integran más, aunque no del todo, Nunca

Por lo demás y en condiciones normales es como decís.

Saludos y gracias por sus buenos contenidos.

Eva dijo...

Gracias a ti por tu importante aportación. ¡Déjame adivinar!: escribes desde Argentina, donde hay una importante comunidad judía. ¿No?.

Saludos