Durante los cuarenta días, que he tardado en escribir los casi 260 folios del relato de este octavo viaje largo, me ha dado tiempo, a reflexionar sobre algunas cosas. Fundamentalmente, sobre dos, que aquí expongo:
1°.- ¿Por qué hay tanta diferencia de precio en los vuelos, de Air Asia, dependiendo del mes en que quieras tomarlos? Este detalle, que en un principio, se pueda pasar por alto a cualquier viajero, nos costó, que el año pasado, durante el séptimo viaje largo, tuviéramos, que renunciar, a visitar y conocer, Australia y Nueva Zelanda, debido a la repentina alza del precio de los vuelos, durante el mes de julio.
Ni harto, ni perezoso, hace ya unas cuantas noches y con paciencia, me puse a investigar, con la app de la compañía de bajo coste, los precios de los vuelos en todos los meses de este 2.019, tomando tres o cuatro referencias de cada uno. El resultado no se hizo esperar: las tarifas permanecen estables, oscilando un poco, arriba o abajo, durante nueve meses del año.
Durante los otros tres, que son, enero, julio y diciembre, los precios se disparan hasta el doble o más. Un vuelo, desde Kuala Lumpur, a Australia, por ejemplo, que parta en febrero, suele oscilar entre los 135 y 160 euros. Mientras, que si lo quieres para diciembre, te va a salir por más de 300, no siendo infrecuente, sobrepasar los 350. Cómo veis, las diferencias no son nada pequeñas y de no tener esto previsto, pueden arruinar un proyecto de viaje.
2°.- Hasta los viajeros más expertos, damos por hecho cosas, que luego tienen excepciones. Y en estos casos, las consecuencias económicas y personales pueden ser tremendas. Me explicó:
Yo siempre había pensado, que en la zona de tránsito de cualquier aeropuerto internacional y sin cambiar de terminal -y aún cambiando, a veces, como en El Cairo, por ejemplo-, no tenías, que presentar un visado o un formulario previo, si no sobrepasaban el límite de 24 horas, hasta el siguiente enlace aéreo.
Normalmente, así es y nunca jamás, durante treinta años viajando, habíamos tenido una experiencia, que no fuera esta. Pero, a raíz, de lo que nos ocurrió, en Shanghái y, que afortunadamente, ya sabíamos, que nos iba a suceder, nos hemos puesto a indagar y existen más excepciones.
Y es, que en China, si o si, si haces tránsito, te deben conceder un visado de esas características, que se obtiene a la llegada al país, siempre que vueles a un tercero. Normalmente, te lo van a dar sin poner pegas, si cumples las condiciones. Aunque, en el proceso se pueden invertir un par de horas, por lo que hay, que tenerlo en cuenta y separar lo más posible el vuelo de llegada y el de salida, hacia tu destino.
Pero como he dicho, esto no solo es cosa de los chinos. Probablemente, el mes, que viene, nos marchemos tres semanas, a Canadá y Estados Unidos. Hemos constatado, que para hacer tránsito en cualquier aeropuerto de estos dos países, hay que presentar, la ETA y la ESTA, respectivamente. Se trata de trámites administrativos previos, que cuestan dinero -7 dólares canadienses y 14 estadounidenses-, además de precisar de un proceso de aprobación, que normalmente, suele ser rápido.
Existen casos complejos, como el de Rusia. Normalmente, puedes hacer tránsito sin necesidad de ningún visado, si no sobrepasas las 24 horas, entre una conexión y otra. Pero, si por ejemplo, tienes, como destino final, Bielorrusia, el segundo vuelo se considera nacional, por lo que debes salir de la zona internacional, y dirigirte a la nacional y, para ello, necesitas un visado ordinario.
Seguro, que hay otros aeropuertos del mundo, que también tienen sus peculiaridades, aunque de momento, no conozco más. Después de las experiencias vividas a lo largo de varias décadas y en el futuro, evitare, en la medida de lo posible, hacer escalas, en China, Canadá, Estados Unidos y Rusia. Y priorizare, llevarlas a cabo en los países del Golfo Pérsico, Turquía y Egipto, donde normalmente, te lo ponen muy fácil.