Tras el temporal y con los pies escupiendo agua y espuma, dos eran los modestos objetivos de la tarde en Taourirt. Aunque lo aparentemente fácil, se fue tornando en casi imposible. Se trataba de buscar un hotel y un wifi imprescindible para poder llevar a cabo la facturación on line del vuelo de vuelta con Ryanair, a Madrid, para la noche siguiente.
En Booking, solo aparecía un alojamiento, a 40 euros. Y en Google Maps, dos distintos a este. Constatamos, que uno está abandonado. En el otro, no había nadie atendiendo y callejeando, no encontramos ninguno más.
Finalmente y tras mucho esperar, nos atendió una señora de la limpieza, que solo hablaba árabe. Nos pidió 100 dirhams. Cuando vino el tosco dueño -obsesionado con nuestros pasaportes -, nos exigió 20 más y no le mandamos a la mierda, por no tener alternativa.
Como otros tantos, en los que nos hemos alojado en Marruecos, este hotel tuvo tiempos mejores y gloriosos. Tiene interminables pasillos y habitaciones y baños grandes (dentro de la propia alcoba). Pero, hace 20 o 30 años, lo dejaron de mantener y todo lo que se ha roto o deteriorado -que es mucho-, lo han dejado de reponer. Por supuesto, tampoco se han gastado un solo dirham en montar una red wifi.
Nos planteamos -porque la estación de tren de aquí, no dispone de él-, sentarnos a tomar algo en uno de los numerosos cafés, que si lo tienen, pero como siempre tenemos suerte, encontramos una potente red gratuita y libre a la puerta del hotel.
Taourirt puede llevar a confusión, porque su nombre coincide con el de la bella Kasbah de Ouarzazate. La realidad es, que no tiene nada de interés. Bueno, sí: un supermercado de tamaño medio y sin precios, llamado Mercadona. En la plaza principal montan puestos de comida al atardecer, destacando uno de olorosas y asquerosas cabezas cocidas de oveja.
A la mañana siguiente y a la hora señalada, tren a Zeluan, mucho más tranquilo, que el de ayer. Una hora de trayecto y otra caminando, desde la estación, al centro. Desde allí y por cuatro dirhams, el bus urbano 22 y 22b, te llevan a Alaaourin, desde donde ir andando al aeropuerto (15 minutos desde la rotonda). El 21 y el 26, te transportan a Nador, por lo que desmentimos, que no haya transporte público entre este lugar y la terminal aérea.
El aeropuerto es pequeño y desde sus cristaleras vimos caer otra densa tromba de agua.
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