Plaza Mayor y abajo, tres del Museo Africano (Valladolid)
Nos desanima, bloquea y contraría
-más bien y dejando de irnos por las ramas, nos da una inmensa
vergüenza y nos sonroja-, que después de haber transitado por
ciento veinticinco países, aún nos queden cosas trascendentes, que
conocer, en nuestra propia ciudad, a escasos kilómetros de nuestra
casa.
En la tarde del pasado día 30,
buscando un belén africano discreto -hecho por niños-, nos topamos
con la mayor sorpresa del año, a nivel local: el desconocido museo
de arte africano, de la Fundación Arellano Alonso, situado en el
palacio de Santa Cruz, en la plaza del mismo nombre. Es de los más
importantes de Europa en su género y nosotros, sin saberlo. ¡Porca
miseria!. Una vez más, no somos profetas en nuestra tierra.
De sus tres salas -la de Rectores, del
Renacimiento y de San Ambrosio-, la más impresionante es la última.
Contiene fantásticas piezas originales de arte muy labrado de estilo
africano, pertenecientes al reino de Oku, ubicado en el noroeste de
Camerún. ¡Una auténtica pasada, gratuita y no conocida por casi
nadie!.
Las otras dos salas albergan diversas
figuras elaboradas en terracota o madera. Resultan también de gran
interés, aunque no llegan a la altura de la anterior. Si queréis
más información, su sitio web es este:
www.fundacionjimenezarellano.com/
Las dos siguientes son, del belén de Capitanía (Valladolid)
Desde que volvimos del viaje por el
sureste de España, allá por el día 23 de diciembre, hemos tenido
unas Navidades muy culturales, de museo en iglesia, visitando
exposiciones y fundamentalmente, belenes. Esta última actividad se
ha puesto muy de moda en el último par de años. Antes, éramos
cuatro gatos -la mayoría, además, agnósticos o ateos-, los que
buscábamos esta forma de ocio navideño, pero ahora está tan en
boga, qie en algunos, se hace necesario aguardar colas de media hora.
Es el caso del más original y genuino
de todos: el belén del Señor de los Anillos, ubicado en la iglesia
de las Francesas, junto a la calle Santiago, que es la principal de
la ciudad y que desemboca en la plaza Mayor.
Los descomunales argonath reciben al visitante en un mundo, que
mezcla el relato bíblico con el universo de Tolkien y Peter Jackson.
Herodes en Minas Tirith, los pastores en la Comarca y la Natividad en
Rivendel. No te puedes perder esta propuesta de la Asociación
Belenista Castellana, que seguro, volverá a convertirlo en la
exposición más visitada de la Navidad. Visitas hasta el día seis
de enero, por lo que hay que darse prisa y armarse de paciencia en la
puerta.
Calle Santiago y debajo, dos del belén del Señor de los Anillos (Valladolid)
Según más de un y de dos expertos, el belén napolitano del palacio
de Villena -frente al Museo Nacional de Escultura-, es de los más
bonitos de España, aunque según mi modesta opinión, se encuentra
algo amontonado y las figuras no guardan proporción, entre sí, ni
con las construcciones.
Debajo, el belén de chocolate (Valladolid)
Otros
belenes relevantes son el de Capitanía -con el impresionante sikk
de Petra y otros más pequeños de diversos países del mundo-, el de
la Diputación -escenas cotidianas de Nazaret y su mercado y de
Jerusalén-, el del monasterio de San Joaquín y Santa Ana, el de la
iglesia de San Lorenzo -de las más abarrotadas, de tal forma, que
todavía no hemos podido verlo-, el de la iglesia de las Angustias y
el de la casa de Zorrilla, aunque hay muchos más de bella factura,
aunque de menor rango.
Plaza Mayor y debajo, dos del Belén de San Lorenzo (Valladolid)
El
más curioso de todos, nos ha resultado el de chocolate, ubicado en
la Fundación Prados, en una residencia de chicas, que han elaborado
está monumental golosina, de delicioso olor. Atiende una
simpatiquísica chavala, que nos indica, que el próximo día ocho de
enero, lo fundirán en una enorme olla y se ofrecerá al público
aistente por una cantidad simbólica, que será destinada a la lucha
contra el cáncer.
La de abajo es, del belén de Isabel la Católica (Valladolid)
En cuanto al alumbrado de Navidad, lo hay para todos los gustos. A mi, la mayoría no me disgusta, pero pongo como pega, que buena parte de él no guarda ninguna relación con estas fiestas tan entrañables. Yo no soy muy de tradiciones, como ya podéis imaginar, pero si me parece coherente, que si la Semana Santa o las fiestas de Moros y Cristianos son lo que son, pues la Navidad, debe ser, lo que es.
En cuanto al alumbrado de Navidad, lo hay para todos los gustos. A mi, la mayoría no me disgusta, pero pongo como pega, que buena parte de él no guarda ninguna relación con estas fiestas tan entrañables. Yo no soy muy de tradiciones, como ya podéis imaginar, pero si me parece coherente, que si la Semana Santa o las fiestas de Moros y Cristianos son lo que son, pues la Navidad, debe ser, lo que es.
En
la plaza Mayor, preside la escena un majestuoso árbol -aunque más
bajo, que el de la Puerta del Sol, de Madrid- de luces amarillas y
blancas. Se puede cruzar por debajo, como también ocurre en la
capital de España y su espacio se usa, a ratos, para talleres
infantiles o para representar otras Navidades del mundo.