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domingo, 29 de septiembre de 2024

La Kasbah de Ait Ben Hadoou está muy sobrevalorada

           Decimos adiós a nuestro hotel de Marrakech -hoy completo, debido a la afluencia de familias marroquíes cargadas de niños y achiperres- y al colchón más duro de hace años, para dirigimos a la estación de autobuses.

          Cuando ya has visitado una ciudad varias veces, se moderan las emociones y se descubren más sus defectos. Y es que la medina de Marrakech, está plagada de edificios históricos apuntalados con andamios de diversos materiales y/o en estado semi ruinoso. En la mayoría de los casos, las obras de rehabilitación parecen paradas 

          En cuatro horas y cuarto, asfixiados de calor -no ponen el aire acondicionado,ni a tiros-, nos ponemos en Tabourahte,  localidad a 20 kilómetros de Ourzazate y de donde parten los poco frecuentes taxis compartidos -grand taxi-, que llevan hasta Ait Ben Hadoou.Tenemos suerte y completamos uno de ellos y en dos minutos salimos para el destino, a 9 kilómetros.

          Constatamos, que los alojamientos son aquí carísimos. Nos piden entre 300 y 600 dirham, cuando en Marrakech hemos pagado 150. Cuando al fin, damos con uno de 200, ya habíamos decidido no pernoctar aquí porque los restaurantes tienen precios prohibitivos -un tajine, a 85- y poca cosa se puede hacer más, salvo pasear entre casas de adobe y paja y un sol aplastante.

          Nos sorprende, la gran cantidad de grupos de guiris, que lo copan todo, molestan a tope y se van sin gastarse un dirham.

          Para empezar, diremos que nos parece que esta kasbah está muy sobrevalorada. Además de ser un poco Disney world rural -las pelis del desierto de Hollywood le han dado gran fama -, tiene una gran cantidad de vecinos molestos -para enseñarte sus casas pagando entre 10 - 20 - y vendedores.

          Se encuentra algo descuidada y con grandes necesidades de inversión, que nunca llegarán y los alrededores tampoco ofrecen nada especial. Pero, para una hora, si da para entretenerse, visitando la agitada calle principal, la parte de abajo y ascendiendo hacia las murallas. Se accede a ella, cruzando el río, bien por un puente o saltando por sacos terreros. Cada uno.., verá.

         Como no encontramos más forma de retornar, que la elevada oferta de conductores lugareños, nos decidimos por volver andando, por un camino incómodo y con un paisaje aburridísimo (1 hora y media)

          Y de nuevo, muy buena suerte, porque el grand taxi, a Ouarzazate, parte a nuestra llegada. 

          Toca buscar hotel, pues el del 2008 ha subido un 70%. Y regateando duro y por 180 dirham, logramos uno mucho mejor y con baño privado.

       Es sorprendente, la cantidad de sitios aquí, donde venden cerveza, vino y alcohol, siendo una ciudad de veinte mil habitantes. Estamos en la región del Draa, de mayoría bereber. Profesan el islam, el cristianismo o el judaísmo, pero en cualquier caso, suelen ser algo más tolerantes con el alcohol y el sexo, que los musulmanes árabes.

sábado, 28 de septiembre de 2024

Hacia las murallas de la kasbah de Ait Ben Haddou


 

En frente de la kasbah de Ait Ben Haddou


 

Por el interior de la kasbah de Ait Ben Haddou


 

Kasbah de Ait Ben Haddou


 

En Marrakech, 16 años después

           El avión de Ryanair, rumbo a Marrakech debía salir a las 22:45, pero lo hizo tres horas más tarde, con sorpresa incluida. Por superar los 120 minutos de retraso y con mensaje a través de la aplicación, nos obsequiaban con 4 euros a cada uno para gastar en unos cuantos establecimientos del aeropuerto, aunque al ser de madrugada, solo hubiera abierto uno. Nos dió para una coca cola de medio y un café, pero se agradece el inédito detalle.

          El aeropuerto de Marrakech no resulta muy confortable para dormir, pero al menos, no te molesta nadie y está vez, los trámites de inmigración fueron más ligeros, que en recientes visitas. Los seis kilómetros hasta el centro, los hicimos andando, sin mucha complicación y con calor moderado, que fue creciendo a lo largo del día.

          Hace 16 años, que no veníamos a la ciudad y el cambio más notable ha sido que han peatonalizado la calle Moulay Ismail. También constatamos, que la plaza tiene menos ambiente de día, que hace años. Han desaparecido algunos gremios, como el de los aguadores, las dentaduras postizas y los remedios milagrosos y curativos. Siguen impenitentes, los de las serpientes -o monos- y la turuta, las de la hena y los de los zumos, que han mejorado sus puestos y su variedad a base de triplicar los precios.

          Es precisamente, detrás de Moulay Ismail donde se encuentra muy compacta la mejor zona de alojamientos, donde los tienes desde 150 dirham hasta 500. Y los económicos, por supuesto y como marca del país, sin un maldito ventilador. El aire acondicionado y el baño dentro por una alcoba similar, duplica el precio.

          Es más fácil encontrar españoles en las zonas turísticas de Marrakech, que en la Gran Vía, en Callao o en Sol, en Madrid. Creo que pululan más turistas en esta ciudad, que en toda India. Aún recordamos, como en los primeros 33 días de nuestro último viaje allí, solo vimos tres guiris.

          Para los que no conocéis Marrakech deciros, que moverse en la parte vieja es bastante sencillo. Si se toma, como referencia la calle peatonal, hacia un lado se va hasta los palacios del Badi y de la Bahía y hacia el barrio judío. Para el otro y tras sortear Jemaa El Fna, la Koutobia y los malolientes y descuidados coches de caballos -deberian prohibirlos por maltrato - te adentras en la calle principal de los zocos, hasta acceder a la plaza Ben Youssef, en cuyos alrededores se hallam una medersa, una mezquita y una tumba almorávide. Algo más oculto -no mucho-, se encuentra el Jardín Secreto.

      Nosotros vimos todo Marrakech, en 2005, sin abonar un solo euro. Hoy en día, cobran por todo y no es barato, es una sinvergonzonería mayúscula, donde por ejemplo, para entrar a algo, que se ve desde fuera, te soplan 10 euros. En total y si no filtras, te puedes gastar en entradas, casi cien pavos, sin esfuerzo.

          Hemos encontrado tres lugares donde venden cerveza, vino y bebidas alcohólicas. Uno de ellos es el Carrefour Market, pero todos están lejos del centro y en el entorno de la estación de trenes. Todo muy caro, como siempre aquí.

        En las noches de Jemaa El Fna, dos son las actividades lúdicas imbatibles y precisamente, nada tienen, que ver con la tecnología. Un minigolf de hoyo único y la pesca de botellas de refresco.

          Explicamos esto último, porque resulta curioso. En el suelo, hay una especie de ruleta, donde se ubican estos espumosos. Los debes pescar con una caña con arandela y el premio es -dificil lograr ganar-, llevarte la botella  del propio liquido gaseoso. Lo deprimente es, que cada jugada -5 dirham-, cuesta lo mismo, que comprarlo en una tienda y además en esta te lo venden frío.

jueves, 26 de septiembre de 2024