lunes, 17 de julio de 2023
jueves, 13 de julio de 2023
Un día de mil estados de ánimo distintos
Nos levantamos, como un toro, antes de que sonara el despertador. Contemplábamos dos opciones para este incierto día: o, directamente, una mierda o un triste peñazo. Acabó siendo una mezcla de ambos conceptos. Eso sí y aunque sufriendo, con final feliz.
Valoråbamos tres posibles escenarios y no se cumplió ninguno, como suele ocurrir por estos lares. Por un lado, que no nos cogiera nadie en autostop y tuviéramos, que retornar, a Qusar andando y dormir allí. Por otro, tener suerte intermedia y poder llegar hasta Baku. Y ya, el despiporre, poder arribar, a Sheki.
El día amaneció despejado y muy caluroso, hasta en el Cáucaso, que ya es raro. Comenzamos a andar por la empinada y deteriorada carretera. Al poco, pasa un coche y para, pero solo dispone de una plaza libre. Caminamos durante media hora y el segundo conductor, también se detiene. Viaja solo y nos coge. Vehículo nuevo y música oriental extraordinaria. No nos dice nada, no hace un solo gesto y ni siquiera pregunta por nuestra nacionalidad. No solo nos deja en la ciudad y en la estación, sino en el mismo andén de donde parten los buses, a Baku.
Tras una pausa logística, nos embarcamos en un autobús tórrido y super incómodo, rumbo a la capital, pero bendecimos nuestra suerte. A las doce y media estamos en Bakú. No hay bus directo, a Sheki y debemos cambiar en Ismailliyi. Mejor bus, aunque acabamos cansados del calor, las paradas y las constantes obras en la carretera, que nos hacen botar, sin tregua. Nos paran en una calle cualquiera, sin estación y sin explicaciones.
Empieza la inesperada parte difícil del día. Como no entienden ni la palabra bus, ni station, ni siquiera yes, hay que ingeniárselas con gestos y con los traductores del móvil, con suerte diversa. Nos ofrecen un taxi para llevarnos hasta otro y no entendemos nada. Caminamos con cierto rumbo para ir descubriendo, que no hay una única terminal de cacharros, sino diversas paradas de taxis compartidos. Son las seis de la tarde del domingo y apenas hay oferta a Sheki y además, nosotros estamos muy cansados.
Ahora toca buscar hotel y continúa la pesadilla. Solo hay un cuatro estrellas y su recepcionista no habla ni papa de inglés. Llegamos a entender y no sé cómo, que es la celebración del Eid-El-Adha y no vamos a encontrar nada en toda la ciudad
Empezamos a temernos, que tocará dormir en la calle y esta pequeña urbe solo ofrece una tienda 24 horas, en cuya puerta poder estar mínimamente seguros. Caminamos un poco más, maldiciendo el desenlace del día, cuando aparece un restaurante con habitaciones. Cuesta el doble, que el alojamiento de ayer y probablemente, sea el más caro del viaje, pero no hay posibilidad de negociar. Están de reformas y hemos llegado tan de sorpresa, que hasta nos tienen, que montar un situ y de urgencia, la cerradura de la habitación.
Todos los días vamos con el cántaro a la fuente y de momento, no se ha roto. ¡Veremos mañana!
miércoles, 12 de julio de 2023
Los precios en Azerbaiyán
Llevamos ya seis días en Azerbaiyán y ya nos hemos hecho una idea exacta de los precios de este país.
El alojamiento presenta unas tarifas razonables, sobre todo y hasta ahora, teniendo en cuenta, la buena calidad de las habitaciones. Hemos pagado por la doble y noche, entre 15 y 20 euros y la mayoría de las veces, con buen wifi y aire acondicionado. Olvidaros de Booking y de las guest house privadas, que ofrece esta plataforma, ya que si logras encontrarlas, normalmente, perderás mucho y valioso tiempo. Por tanto, a buscar sobre la marcha.
Tanto el transporte público urbano, como el interurbano están tirados de precio. Los autobuses locales y el metro de Bakú rondan los 20 céntimos y un trayecto de unos 200 kilómetros por carretera, sale por unos cuatro o cinco euros. Sin ser una ganga, los taxis también son baratos (unos 10 euros para 35 kilómetros).
En cuanto a la alimentación podríamos establecer tres categorías: comida de batalla en puestos o establecimientos básicos, tipo perritos o pereski, resultan muy baratos (entre 25 céntimos y un euro, la unidad). La comida algo más elaborada y variada tiene precios medios: unos 3 euros, un plato de piti, por ejemplo. Las compras en el supermercado, que es la última opción, salen carísimas y con poca variedad de género.
En este caso, precios prohibitivos para quesos y embutidos -se salvan las ricas salchichas, generalmente, ahumadas- y elevados para el resto, con las excepciones de galletas, caramelos -onmipresentes- y algunos snacks. Las escasas conservas de cualquier tipo están disparadas.
En cuanto a las bebidas, precio moderado de la cerveza -mayor, que en España - y razonable del vodka, que cuesta un 35% menos en tiendas especializadas -normalmente, en las afueras -, que en los super o las grandes superficies del centro. Del vino, ni hablamos. Que un supermercado sea más grande no significa, que tenga mejores tarifas y ofertas, que uno más pequeño, aunque a eso y en el tercer mundo, ya estamos acostumbrados.
Y, como siempre, el que realmente hace negocio redondo es el Estado, con las carísimas visitas a los lugares de interés. Aparte y de forma injusta, cuestan entre cinco y diez veces más a los extranjeros, que a los nacionales.
Y, hablando de dinero, no esperéis encontrar casas de cambio en Azerbaiyán. Solo grandes bancos -hay pocos, incluso en Baku- y de lunes a viernes. Así, que cambiado grandes cantidades cuando haya oportunidad. La tasa, en general, es bastante buena.
Cuando escribí esto, no habíamos estado en Sheki, donde si existe una casa de cambio en la zona antigua.
martes, 11 de julio de 2023
Laza: naturaleza arrolladora
Hace tan sólo 48 horas estábamos en Baku con el aire acondicionado a todo trapo y ahora mismo , mantenemos nuestros cuerpos entonados al calor de una eficiente estufa y de la imprescindible botella de vodka. Estamos en una cabaña rural bastante amplia, en mitad del Cáucaso, sin televisión y sin wifi y tampoco se está tan mal y eso, que ya no nos encontramos en edad de follar, que sería otra alternativa.
El día ha salido según lo previsto, pero para variar, no empezó nada bien. Cuando nos despertamos, estaba cayendo el diluvio universal y durante más de una hora, vimos amenazados nuestros planes.
Desde la terminal local de buses de Quba -no es a la que llegamos ayer -, cogimos un breve vehículo, a Qusar. A la llegada, tanteamos a los taxistas de la caótica terminal, pero como están en grupo, siempre se vienen arriba con el precio. Así, que nos alejamos y conseguimos pagar el importe, que queríamos y que habíamos leído, que era el adecuado: 20 manat. El conductor, muy simpático, nos fue haciendo de guía turístico en su idioma, sobre cosas, que eran evidentes, con solo mirar a ambos lados de la carretera. El vehículo es viejo y despide un fuerte olor a gasolina. Tememos que de un momento a otro, explotemos, como los del submarino del Titanic.
Al llegar -después de tener que preguntar a un camionero-, el hombre nos dió su teléfono, para venir a buscarnos mañana, pero nosotros no sabíamos, si siquiera nos íbamos a quedar a dormir, si tendríamos wifi para contactar por WhatsApp osi volveríamos por la tarde en autostop, a Quba.
Antes de nada, vamos con la información de servicio, sobre Laza. No existen taxis, que te devuelvan a Qusar o a cualquier otro lugar. Encontramos solo dos alojamientos: un hostel, donde no se bajan del burro con los precios y una guest house, que si acceden a negociar (nos pedían 50 y lo dejamos en 30 mantas). Sus propietarios son dueños de medio pueblo y ello incluye el restaurante -ahora de reformas - y el supermercado, que no tiene horario fijo y opera bajo petición expresa, si tienes la suerte de toparte con algún miembro de la familia. Por lo que mejor,traeros toda la comida, que necesitéis y también la bebida.
Laza es un lugar natural fascinante, rodeado de verdes montañas -parecen interminables alfombras-, riachuelos y cascadas, además de los terrenos colindantes del Parque Nacional Shadag. Un buen lugar para desestresarse y convivir con las vacas y con las cabras, porque seres humanos no hay muchos.
Laza es absolutamente disperso y lleno de aterradoras cuestas. Como no fuimos a Xinaliq, no os podemos dar opinión, de cuál de los dos es más bonito y recomendable. Hemos leído dos comentarios en blogs y cada uno, prefiere uno de los dos lugares.
Aunque ya hace dos días, todavía seguimos echando pestes sobre la montaña ardiente de Baku. Y mucho más, hoy, que es San Juan. Mañana, nos aventuraremos volver a dedo, a Qusar y de ahí, vuelta a Bakú e intento de viajar, a Sheki. ¡A ver en qué queda la cosa!