Haridwar
-“Después
de ir a India, ya ningún destino te sorprenderá”: Lo
dudo. Yo hay días, que he escrito bastante más de nuestra estancia
en determinados lugares, de Bangladesh, que en India. Y cuando, nos
fuimos de allí, a Nepal, tras el primer viaje al país, lo pasamos
divinamente. Y para el futuro, seguimos teniendo las mismas ganas de
viajar, que después de nuestro segundo periplo, por India.
Amritsar
-“Hay
mucha gente en India, que viaja buscándose a si mismo”:
Para empezar, India es el 38º país más visitado por extranjeros
del mundo. Así que mucho guiri, no hay. En
el norte, en lugares como en Pushkar, Orchha o Varanasi, no es
infrecuente este perfil, perro no tanto, como se piensa. Hay casi más
gente, poniéndose ciegos a base de ganj –marihuana-, En Manali y
Rishikeh, es posible encontrar a ese tipo de viajero, de forma más
pura. Son tan llamativos y excéntricos, que parece que son más, de
los que en realidad, son. En el sur del país, no encontramos a nadie
con esa dinámica
Mcleod Ganj
-“En
India abundan los mercados y las especias”:
Incluso para nosotros, que ya algo sabíamos al respecto, ha sido
una pequeña decepción, encontrar menos mercados de los esperados o
mercadillos –esta realidad, es también extensible a los
escasos puestos callejeros de comida- y tan pocas tiendas de
especias. No sé adonde irán a comprarlas, porque la cocina, si que
es realmente especiada en el sur y tan solo, muy picante –o mal
especiada-, en el norte”.
Los mejores
mercados, los encontramos en ciudades como Amhedabad, Shimla, Delhi,
Jaipur, Bhopal, Bombay o Calcuta. En cuanto a tiendas de especias y
de forma muy palpable, las hallamos en el camino que va, desde Fort
Cochin, a Matacherry. En el resto del país, masala por todas partes
y algo de currry (Indiscutiblemente, muchísimo menos de lo
esperado).
Manali
-“Como
maravilla del mundo moderno, que es, el Taj Mahal es lo más
imprescindible de visitar, en India”: De
esa creencia, se aprovechan sus gestores, para cobrar tres veces más,
que por cualquier otra atracción turística. Pero, no somos ni uno,
ni dos, ni trescientos, los que nos tiramos varios meses en India y
solo lo contemplamos desde arriba (muy buenas vistas, desde hoteles
cercanos). Tres veces hemos estado ya, en Agra y todavía tenemos
pendiente la visita. Y me temo, que aún va a pasar bastante tiempo,
hasta que esta s e produzca.
Shimla
No seré yo, quien
asegure, que la visita al Taj Mahal, no merece la pena. Pero desde
luego y en este país, pondría por delante Hampi, Khajuraho,
Varanasi, Orchha, Pushkar, Jaipur, Amber, las cuevas de Amanta o
Ellora, Haridwar, Shimla, el templo de Madurai, Kanyakumari,… ¡Y
podría seguir!.
-Las
ciudades en India, están llenitas de vacas”: La
realidad actual es, que en el sur apenas las hay -si exceptuamos, la
zona próxima a las estaciones de Bangalore y alguna en Kanchipuram-
y en el norte, cada vez ves menos (en Nueva Delhi, por ejemplo, han
reformado la zona más turística y se las han llevado al campo).
Chandigarh
Sí,
que tienen una presencia más “mágica”, en los lugares más
sagrados, como Pushkar, Orchha, Rishikesh, Allahabad y los ghats de
Varanasi, por donde campan a sus anchas, junto a los búfalos.
Aunque,
si es verdad, que se trata de animales sagrados, no lo es, que el
tráfico se detenga ante ellas, cuando se paran en too el medio, como
nos contaron en el colegio. Cuando esto ocurre, se llevan sus
correspondientes pitidos o aparece un espontáneo, que a tirones del
rabo, se las lleva de allí.
Exotismos y
religiosidades al margen, las vacas son una absoluta molestia para el
viajero: se pasan el día revolviendo y comiendo basura, llenan las
calles de enormes plastas y en el norte, incluso embisten a la gente,
bien por placer o para arrebatarles comida (como hemos vivido en
nuestras propias carnes, una mediodía del primer viaje, en la
localidad de Oechha). Además, atraen a las moscas.
Vasit
-“En
India, mucha gente vive en las medianas de las carreteras”: Habrá
gente, que no tenga más remedio, pero desde luego, no de forma
mayoritaria, ni generalizada. Al menos, nosotros apenas hemos visto
unos pocos miles de personas, después de cinco meses y de 25.00
kilómetros. recorridos por el país.
De día, la
mendicidad en India, es mucho menos evidente y presente de lo que
esperábamos. De noche, se concentra tranquilamente, en los
alrededores o interior de las estaciones de ferrocarril. Siempre, se
trata de mujeres, dado que los hombres, pueden trabajar en cualquier
cosa. Porque los empleos precarios, no faltan, en India.