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lunes, 16 de junio de 2025

Tres findes para culminar la cuenta atrás: Fiestas de San Antonio de la Florida (parte I)

           Seguimos disfrutando, mientras se acerca, irremisiblemente, el final de la cuenta atrás, que llegará el 30 de junio. ¡Aún hay tiempo para todo!.

          Tomamos el Media Distancia de las dos y media del sábado. Es el de la 'Fabric", ese, que transporta cada finde a decenas de jóvenes a la popular macro discoteca madrileña. Aunque en esta ocasión, solo viajan unas pocas jovencitas, tan sobradas en carnes, como en ganas de enseñarlas. Nosotros tenemos otros planes y nos dirigiremos a las Fiestas de San Antonio de la Florida, como ya hicimos el año pasado por estas fechas.

          Antes de nada nos cascamos  cuatro zumos de melocotón y maracuyá y de Kiwi con avena de la marca Vía Nature, que nos proporcionan gratuitamente en el Samplia de Callao. Deliciosos y más, con el calor que hace.

          Llegamos a la Glorieta de San Antonio. A esta hora -19:30-, hay prevista una limonada -refresco de limón y no sangría, como ya constatamos en junio pasado-, una mini verbena y varios pasatiempos infantiles vintages. La primera -desconocemos porqué -, no se celebra. La segunda resulta muy castiza, a ritmo de pasodoble y chotis, donde jóvenes y mayores  -fundamentalmente mujeres- enseñan sus artes. Y lo tercero nos llena de ternura, viendo como imberbes aún no llegados a la adolescencia, practican los juegos de sus abuelos, que les servían, como ocio, en las décadas de los cincuenta y de los sesenta del siglo pasado. Eran tales, como los patitos, la rana, la rayuela..., a un precio de dos o tres pesetas el intento. Al menos, nos comemos gratis un dulce barquillo de los de toda la vida.

          Compramos supervivencia en el Mercadona de Príncipe Pío y nos vamos al concierto de los Burning, que se va a celebrar en el descuidado parque de la Bombilla. Mucha gente mayor -incluso, que nosotros -, aunque también nos acompañan unos cuantos jóvenes, que se saben todas las letras de pe a  pa y que disfrutan de un esplendoroso vocalista, que cumple con performance sesentera y les saca cincuenta años de existencia. ¡Larga vida a esta increíble banda de rock! Lleva cinco décadas en la carretera, haciéndonos disfrutar, como si fuera el primer día.

          Y la noche se llena de magia. Porque éramos dos y era un volcán y un huracán y porque nos preguntan - con la ayuda del envejecido Coque Malla -, qué hace una chica como tú en un sitio, como este. Y antes de que nos emocionamos y sintonicemos a los Stones sin haber llegado las seis, nos pega un tremendo subidón, con ese atraco pertrechado a la nena. 

          Por cierto: aunque los llamemos barning -pronunciado así, significa ardiendo o quemándose, en inglés -, ellos insisten en qué son burning, que no sabemos si quieren referirse a lo mismo.

          Las fiestas de los barrios madrileños -aún sean pudientes, como este-, no tienen suficiente dinero para tirar de artistas actuales del indie y deben seguir aferrándose a los ochenta, cuyos artistas ya no tienen temas nuevos desde hace años, pero mantienen un buen nivel.

          Hace dos semanas y en Aluche, vimos a Seguridad Social, languideciendo. Lo que hemos contemplado hoy en este escenario ha sido un auténtico delirio, que aunque proceda del pasado, nos da esperanza para ese futuro, que en general, tanta mala pinta tiene.

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