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viernes, 14 de junio de 2024

Bremen y Hamburgo

           Lo mejor para trasladarse desde el aeropuerto al centro de Hamburgo es el tren de cercanías -S en el código de transportes-, porque es rápido, cómodo y cuesta menos de cuatro euros. Aunque para un latino, el transporte público alemán siempre resulta complicado y puedes acabar, donde no quieres. Nos ocurrió hace 35 años, cuando éramos inexpertos y nos ha vuelto a pasar ahora, al abandonar el país.

          Habíamos decidido pasar medio día en Hamburgo y el otro medio en Bremen y a la jornada siguiente, hacerlo a la inversa. La razón no era otra, que a pesar de salir caro, el alojamiento resultaba menos gravoso en esta ciudad (50 euros, por 68). La habitación en nuestro piso turístico es muy discreta para ese precio y con el baño compartido. Pero, al menos, contamos con una cocina bien equipada para poder cenar caliente. 

          El tiempo fue empeorando paulatinamente, a lo largo de nuestra estancia en Alemania.

          Ambas ciudades son bastante chulas, aunque nos ha gustado más Bremen, con su bello casco histórico, con sus bonitas iglesias y sus calles elegantes y la barriada de Schnoor -antiguo barrio rojo- con su ambiente relajado y bohemio. El largo paseo junto al río resulta muy animado y al menos, la sábados por la mañana se llena de puestos, donde se vende de todo y donde se disfruta de actuaciones musicales.

          Hamburgo centra su actividad comercial, lúdica y de tránsito, en torno a las numerosas calles, que rodean a la enorme y vital plaza del ayuntamiento. Tiene hermosas iglesias, aquí y al otro lado de las estaciones, la de trenes y la de autobuses.

          Hay un par de canales en esta zona y el resto, se ubican en el área del puerto, una vez dejas atrás las impresionantes ruinas de la iglesia de San Nicolás.

          El barrio rojo de Saint Pauli ya no debe ser lo que era, pero siendo sábado por la tarde, estaba repleto de gente. En la calle central predominan los restaurantes y en las interiores la garitos de beber. Hay varios sex shops y tiendas eróticas y muchos pequeños hoteles, donde suponemos, trabajan las chicas. Una estrecha arteria, a la que no entramos -solo permiten el acceso a hombres y ya habíamos visto algo similar , en Amsterdam, en 1991-, es en la que se encuentran los escaparates con las prostitutas.

          Para movernos entre Hamburgo y Bremen utilizamos Flixbus, por poco más de 10 euros, ida y vuelta. Fuimos en bus y volvimos en tren, dado que está compañía opera varios recorridos a través de railes en el país.


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