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sábado, 27 de noviembre de 2021

Bosa, Oristano y Cagliari


         Bosa es un lugar magnífico, quizás el sitio más bonito de la isla. La visita se divide en tres: la imponente iglesia de San Pedro -a unos dos kilómetros-, la marina de Bosa -a unos tres, en la otra dirección-, zona de playa y paseo y el casco histórico con su calle principal -apenas sin comercios ni bares- y sus callejuelas. La corona el bien conservado castillo, actualmente cerrado por mantenimiento.

          Resulta impresionante pasear de noche. Su único defecto es el caos casi constante de tráfico que convierte a la urbe en una auténtica fusión de la belleza con el desastre.

        Oristano resultó ser el punto débil del viaje. Su casco histórico es pequeño, aunque muy animado por la gente joven y la plaza del Duomo también merece la pena. A dos kilómetros y sí, se puede ir andando está la bonita iglesia de Santa Justa, aunque en la actualidad está llena de andamios. Algo más alejadas se encuentran las ruinas de Tharros, a las que no fuimos.

          Cagliari es la capital y ciudad más animada de la isla. El centro se divide en cuatro barrios principales: la Marina, el del Castillo -sin lugar a dudas el más bonito de todos-, Stampace y Villanova.

        En el norte de la isla las grandes "piazzas" a la italiana son casi inexistentes, mientras en Cagliari abundan y están llenas de terrazas y buen ambiente. Preparaos para unas buenas cuestas y escaleras y para encontrar pocos hoteles. En el debe de esta ciudad tres aspectos: el puerto es feo, el paseo marítimo más y las playas están a casi diez kilómetros.

          Al día siguiente y tras volver a Alghero, abandonamos la isla, hacia Madrid, para acometer México. Si a la ida no había habido ningún control, en esta ocasión nos pidieron el pasaporte, la tarjeta de embarque, el certificado de vacunación y el QR de acceso a España. Lo teníamos todo.

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