Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Solidaridad en la adversidad

         Es más viejo, que el hilo negro y más manipulable, para quien se quiera aprovechar, que el hilo blanco. En la adversidad colectiva, el ser humano tiene esa capacidad inmediata de empatizar y volverse solidario, aunque solo sea por salvar su propio pellejo. Lo hemos visto, miles de veces en la televisión, ante catástrofes y guerras y nosotros lo hemos contemplado unas cuantas veces en los aeropuertos, ante retrasos, cancelaciones y en este caso, retorno al punto de partida y aterrizaje se emergencia.

          Es cuestión tan solo de unas pocas horas, las que dura la amenaza, pero llegas a tener relaciones de amistad/ayuda mutua con personas, como si las conocieras de toda tu vida. Eres capaz de contar a un desconocido, lo que ni siquiera te atreverías a desvelar a tus padres o amigos de largo recorrido. Cuando las cosas se arreglan, todo cae en el olvido, pero ese subidón del momento, siempre se recuerda.

          Esta vez, no fue necesario recurrir a la lucha común. Primero, porque el incidente fue un accidente improbable y no una negligencia y segundo, porque la compañía aérea, cooperó en todo momento y nos resolvió una situación casi imposible, en solo tres horas.

          Pero, no siempre es tan sencillo. Recuerdo, en noviembre del ya lejano 2008, cuando en Roma, nos cancelaron un vuelo, por una inesperada huelga salvaje de los pilotos, de Alitalia. Hubo, que recoger el equipaje en la cinta y dar mil vueltas, para recibir la información correcta, sobre qué hacer.

          Hubo, que esperar, más de cinco horas, para obtener una nueva tarjeta de embarque para el día siguiente. Y gracias, a que nos colaron unas simpáticas chicas, que sabíamos, eran de nuestro vuelo. Porque, cuando ocurre una incidencia, tratas de quedarte con la cara de todos los de tu alrededor, por si necesitas ayuda.

          Ellas y nosotros, después de numerosas tensiones en la cola, conseguimos, además, hotel y copiosa cena y desayuno. Otros, con menos suerte tuvieron, que dormir en las cintas de equipaje y comer, lo que buenamente pudieron.

          A la tarde siguiente y como hermanos, estábamos unos y otros aplaudiendo a los pilotos de Iberia, que nos iban a devolver a casa.

          A todas las personas del vuelo EY76, que compartieron con nosotros esas horas en el avión fracasado y en el aeropuerto, de Abu Dhabi, ¡GRACIAS!

Beñat

           En condiciones normales, nunca habríamos sabido, más allá de verle su cara, quien era el pasajero, que ocupaba el asiento exterior H de la fila 35, junto a nosotros. Todo habría quedado en un hola y adiós o en un "por favor, ¿me permites salir al servicio?".

          Lo  he dicho mil veces: nosotros, en cuanto ponemos los pies fuera de nuestras fronteras, tenemos suerte, tenemos un ángel de la guarda, que nos protege. Nos podía haber tocado al lado, cualquiera de los más de 400 pasajeros, con los que compartíamos vuelo, pero nos fue a caer, Beñat, con el que desde el principio de los acontecimientos, formamos un equipo perfecto, que sirvió para actuar en sintonía, con coherencia y eficacia; conocernos; contarnos nuestras vidas y viajes y pasar el tiempo de forma más rápida y amena.

          El nexo vital, que compartimos los tres es, que vivir no es sólo trabajar para cubrir tus gastos, como hace la mayor parte de la gente y llevar una dilatada existencia anodina, esforzada y sin chispa. Vivir es, dar plena satisfacción a tus instintos, ya sea en forma de espléndidos viajes -como es el caso- o en lo que cada uno le guste o le llene. Buscar resquicios, en definitiva, para sortear -aunque , sea a veces- la rutinaria y esclava vida laboral y no ser damnificado por ello con la falta o escasez de ingresos.

          Beñat es donostiarra, tiene 38 años y aunque está afectado por los inesperados acontecimientos, anda más preocupado por otras dos cuestiones: no llegar al cumpleaños de su madre, que le ha preparado una opipara comida para el mediodía y gestionar el vuelo de enlace, entre Madrid y Bilbao, que a estas horas,ya lo ha perdido, si o si.

          Beñat es profesor de educación física en un instituto del extraradio de San Sebastián. Los últimos cuatro años ha estado bastante atado, para poder viajar, porque ha sido director del centro y se ha tenido, que comer, un montón de marrones. Menos mal -dice-, que ahora han cambiado el sistema y ya no hay un solo mandamás, sino que han establecido uno por cada etapa escolar, para repartir las cargas. Vamos, con lo de ser director -es obligatorio-, no le ha tocado, ni mucho menos, la lotería.

          Para desfogarse y olvidar ese periodo, el 1 de octubre de este año se ha tomado tres meses de excedencia. El primero, lo ha empleado en hacerse un intenso tour, plagado de naturaleza y mar, por las islas Filipinas . Como corresponde a su condición, práctica bastantes disciplinas deportivas y en el archipiélago, ha aprendido a bucear con solvencia, hasta veinte metros de profundidad. Sus espectaculares videos lo demuestran.

          Recibió un curso de cuatro días,, con algo de teoría y mucha práctica, que no le resultó nada difícil. Dice, que lo más complicado es saber equilibrar la respiración, porque cuando vacías los pulmones subes y cuando los llenas, bajas.

          Arriesgó su pellejo, recorriendo buena parte del país a lomos de una insegura moto. Es consciente, de que esto entraña bastante peligro, aunque no del todo. Son muchos los casos de desgracias ocasionadas por este proceder, en diferentes países del subcontinente indio y en el sudeste asiático y nosotros conocemos unos cuantos. Asegura, no haber pasado de cuarenta a la hora, pero los perros tumbados en las carreteras insulares desde el atardecer pueden resultar letales.

          Los otros dos meses, que le quedan, los seguirá invirtiendo en viajar. De momento, se irá a Denver, a casa de un amigo, donde practicará esquí.

          De acuerdo en casi todo lo opinable con nosotros, también compartimos con él nuestra innegociable afición por la cerveza.

          Beñat, no llegó al almuerzo con su progenitora, pero si consiguió, que le colocaran en el siguiente vuelo, a Bilbao, una vez, que llegamos, a Madrid.

          No descartamos, en el futuro inmediato, seguir compartiendo con él viajes, risas y unos buenos tragos. Aunque sabemos, que estás intensas y fogosas relaciones de necesidad, se calientan tan rápido, como se enfrían. ¡Dios dirá!

domingo, 6 de noviembre de 2022

La noche de Etihad (parte IV)

           Si algo ha mejorado la tecnología para los viajeros es, que ya no tienes,que ir a pedir explicaciones a un mostrador, donde no hay nadie y basta con tener encendido tu móvil y esperar a recibir un correo electrónico o un SMS, con las nuevas instrucciones, que indican, que partiremos en dos horas, a las siete de la mañana.

          Nosotros, vamos consolidando a toda prisa, una relación de emergencia, con Beñat. Hemos tenido suerte con nuestro compañero de asiento, porque maneja unos parámetros viajeros muy similares a los nuestros. Compatibilizamos al instante y seguiremos los tres juntos, haciendo migas y contándonos nuestra vida a toda velocidad y con emoción, hasta el final del viaje.

          En los alrededores de la puerta de embarque, todo el mundo cuenta su historia, para quien la quiera escuchar. La más dramática es, la de una pareja de Ronda. Ella es algo borde o simplemente, hoy está enfadada, que motivos no le faltan.

          A la ida, tardaron 48 horas en llevarles a Bangkok y aunque les ofrecieron hotel, solo les sirvió para ducharse. Todo bien, en el Madrid - Abu Dhabi, pero en el vuelo siguiente, veinticinco personas fueron víctimas de overbooking. Ellos pasaron un auténtico calvario, porque tras unas horas les mandaron a Bombay. Como no tenían visado, de India, no podían entrar en el país, a conseguir la tarjeta de embarque. No nos quedó muy claro, si fue un buen samaritano de los mostradores o un jerifalte, el que in extremis, les acabó solucionando el problema.

          Parece ser, que nos van a dar algo de comer. Se forma una interminable cola, que no avanza, frente a una cafetería, donde te entregan dos bollitos y un café. Nos ponemos los últimos, porque no tenemos mejor cosa, que hacer. Pero unos avispados y amables septuagenarios, con los que habíamos charlado antes, nos indican, que en la planta de arriba hay mucha más oferta y que no hay nadie.

          Y así es. Subimos los tres, para seguir confraternizando y meternos un solemne desayuno, a base de un enorme triángulo de pizza rebosante, de pollo, queso, pimientos y chiles -pica la cuarta parte, que los de India- y un enorme café. Un SMS nos avisa, de que el vuelo ha sido retrasado a las nueve de la mañana y ante tan buen rollo, nos da igual, a pesar de que Beñat, esta preocupado, porque ya ha perdido el enlace desde la capital de España a Bilbao.

          A las ocho y sin más novedad, estamos embarcando. Hay debate, sobre si se trata del mismo avión o de otro, pero no conseguimos llegar a un consenso. Hay, que decir, que la gestión del problema por parte de Etihad, ha sido ejemplar, hasta tal punto, que al llegar a Madrid, resolvieron los problemas de todos los pasajeros con enlaces perdidos, ubicándolos en otros vuelos.

          La tripulación había cambiado, como es lógico y entre el personal de vuelo, había varios españoles, al contrario, que el día anterior, supongo, que por si necesitabamos ayuda o ánimo. Mantengo la siguiente conversación con un azafato, según transitamos por el pasillo del avión:

          Él: Tranquilos, que hoy lo conseguimos, seguro

          Yo: ¡No tenemos la menor duda!

          Él: ¿Os había pasado esto alguna vez?

          Yo: No y eso, que hemos viajado por 140 países. Y, ¿ a vosotros, como tripulación?

          Él: Nunca.

          Nos sentimos emocionados, porque hemos ganado un gran amigo - aunque, probablemente, no lo volvamos a ver nunca- y hemos disfrutado de una aventurosa experiencia aérea inigualable, sin coste alguno.

La noche de Etihad (parte III)

           De repente, el avión pega un bandazo lateral y cae de golpe, casi en barrena -al día siguiente, supimos por la prensa, que fueron unos dos mil metros en prácticamente un instante -, aparentemente, perdiendo la sustentación por momentos. A la vez, suena un chirrido intenso, como si la aeronave se estuviera deslizando o arrastrando sobre una superficie y estuviera siendo erosionada. En mis más de 35 años de vuelos, no había vivido algo semejante. Y en estado de pánico, pienso, con mi esposa y el chico de al lado, durmiendo a pierna suelta, que ha llegado el momento de la inmolación masiva causada por el piloto.

          Pasan unos tres interminables minutos, hasta que el mando del aparato se hace con el control de la aeronave. Es entonces, cuando el piloto, a voces y por megafonía -algo inédito en nuestras experiencias voladoras -, le grita a las azafatas, que recojan los carritos de la comida y se refugien en la cocina. Siempre me dijeron, que nunca te pongas histérico en un vuelo, hasta que no veas nervioso al personal de cabina. Y desde luego, su carita era un poema 

          Paradójicamente, yo me tranquilizo Será lo que sea, pero el comandante nos quiere salvar  y no, autoinmolarse. En la pantalla del asiento empiezan a aparecer mensajes contradictorios. Primero, llegamos dos horas tarde, a Madrid y posteriormente, que falta media hora para volver, a Abu Dhabi.

          Al fin, el piloto, se dirige a los pasajeros: " Hemos tenido una despresurizacion del avión, motivada por una grieta en una de sus ventanas. Nos volvemos a Abu Dhabi". Y , yo me pregunto: "¿Habré sido yo, que presionaba fuertemente la almohada contra la claraboya?".

          Me doy cuenta, después de ver desde el aire la maravillosa bahía de Abu Dhabi, iluminada, que estamos llevando a cabo un aterrizaje de emergencia. ¿Y por qué? Quienes hemos viajado en business alguna vez, en la parte delantera de los aviones, hemos podido comprobar, como se alinean unas aeronaves detrás de otras, casi, como si fueran procesionarias y van haciendo círculos, hasta tomar tierra, en una media hora. En esta ocasión, no tardamos ni cinco minutos y descendemos todo recto. La confirmación viene, cuando contemplo en la pista coches de bomberos, ambulancias y de mantenimiento del aeropuerto.

          ¡Estamos en tierra! Nos trasladan de forma dilatada hasta un sitio indefinido del aeropuerto, donde se ubican grúas y otros vehículos. Nosotros y después del susto, comenzamos a bromear, con que nos han traído aquí, para pegar la ventana con Carglass o con celo. Comenzamos a desarrollar una relación cordial con nuestro compañero de asiento, Beñat, que en su pantalón lleva el escudo de la Real Sociedad.

          Nosotros no tenemos experiencia en esta situación, pero sí, en cancelaciones y nos hacemos la siguiente reflexión: si nos han mandado quedarnos quietos es, porque el avión va a tratar de volver, a salir. Pero, no creemos, que eso pueda ser antes de tres o cuatro horas.

          Al rato largo, vemos grúas, que recogen los contenedores del equipaje desde la bodega y se los llevan. Es evidente, que nos van a mandar desembarcar y así ocurre. Pero, mientras no nos ordenen ir a recoger los equipajes a la cinta, tenemos esperanza, de que acaben en otra aeronave. Mientras tanto, el piloto nos dice, que están intentando resolver la situación en el periodo más corto de tiempo.

          Nos dirigimos, como zombis -son las cinco de la madrugada -, a la puerta 29, donde nos han mandado. Es absurdo, pero otra vez, tenemos, que volver a pasar por el mismo control de equipajes, que habíamos cruzado hace escasas horas. Los pasajeros no nos enfadamos demasiado y los funcionarios, visto lo visto, son condescendientes y no molestan a nadie.

          ¿Cómo interpretar todo esto? ¿Como un contratiempo o como un vuelo de aventura, que además, nos ha salido gratuito? De todas formas, 15000 aviones volando simultáneamente a estas horas por el mundo ¡Y nos ha tenido, que pasar a nosotros!

sábado, 5 de noviembre de 2022

La noche de Etihad ( parte II)

           No sabemos el por qué, pero hay más gente en la zona de tránsito, que hace un mes, a la que hemos accedido tras otro largo control de equipajes, en el que mi pareja pita en el arco y es cacheada, sin encontrarsele nada.

          Al llegar a la puerta 49, la nuestra, intuimos por el volumen de pasajeros, que el vuelo, a Madrid, va lleno. Nosotros tenemos buenos asientos en la parte media del avión. Prueba de ello es, que las jardineras van colapsadas, como si aún, estuviésemos en los autobuses de India.  Conversamos con una chica portuguesa, que es azafata de esta compañía, que ha trabajado hoy, pero qué ahora, se va de vacaciones a su país.

          Embarcamos y la gente trata de dormir, porque son las 2:45 de la madrugada . Yo ya me he desvelado. Comienza una historia, absolutamente real, aunque matizada por mis deducciones y pensamientos, que luego y tras la lectura de los hechos en prensa,resultaron  ser bastantes fiables.

          La fila 35 derecha del avión, la ocupo yo en ventanilla, mi pareja , en el medio y una persona de media edad,  a la que en la mayoría de los vuelos, ni siquiera , habríamos dicho, hola  o adiós 

          Empiezo a ponerme nervioso y no, porque la espera es lenta, que lo es. Al margen, de las rutinarias instrucciones habituales a pasajeros en cabina, hay determinadas conversaciones en árabe por megafonía, que se hacen interminables y además, solapadas por constantes interferencias. ¿Serán rezos islámicos? Lo dudo, porque ninguna oración está programada a estas horas en el Islam y nunca vi orar en ninguna religión a los tripulantes antes del despegue de un vuelo.

          Mi pensamiento se desvía al pánico ¿Estaremos inmersos en un vuelo suicida, en el que esté implicado el piloto? No creo, porque no llevarían a cabo conversaciones en público y alguien, que hable árabe en el pasaje, se habría enterado de sus pretensiones O, ¿Estarán todos conchavados?

    El vuelo empieza a rodar por la pista en hora. Este aeropuerto debe ser muy grande -como nos ha confirmado la azafata portuguesa-, porque tardamos veinticinco minutos -algo inusual- en rodar por la pista. Son las 3:35 horas. Durante estas maniobras me duermo y sueño, con que el avión ha tenido problemas y va por la carretera, en vez de volando, esquivando vehículos, personas aterradas y casas. 

          Todo parece normal, hasta las 4:15, cuarenta minutos después de haber despegado. Estamos a la altura de Doha, donde pronto empezará el Mundial de futbol y nuestro itinerario transcurrirá por Ciudad de Kuwait, entre Ryad y Jedah, para salir al Mediterráneo por la izquierda de El Cairo y cruzar Creta, Lamezia, el norte de Argelia, para sobrevolar Mallorca y entrar por Valencia, a Madrid.

          El personal de cabina empieza a repartir la cena, el desayuno o ¡yo que se!, dadas las horas que son. Y nos quedamos sin saber lo que es, porque justo, cuando la camarera llega a la fila anterior a la nuestra, estalla todo.

viernes, 4 de noviembre de 2022

La noche de Etihad (parte I)

           Aunque, temíamos tener algún inconveniente y gracias a un eficiente expreso nocturno , hemos llegado con dos días de antelación a nuestro punto de regreso a España, Bombay. Tratamos de visitar la no muy lejana y paisajística -en India, nada queda cerca-, Matheran, pero la escasez de transporte y que siendo sábado, muchos indios han pensado lo mismo, nos dejan en tierra, aunque sin cabreo, porque casi, teníamos más ganas de hotel.

          Hoy domingo, hemos transitado por Bombay, a medio gas. Al fin y al cabo, ya hemos estado tres veces antes aquí, hace mucho calor, hay excesiva gente por la calle y estamos agotados por el desgaste del esforzado periplo.

          El lunes y no habiendo dormido demasiado, nos vamos prontito para el aeropuerto , aunque haya, que esperar casi ocho horas al embarque. No queremos correr más peligros, aunque los cacharros de mantenimiento del aeropuerto y las enormes maletas a toda velocidad de los pasajeros, sean casi tan amenazantes, como los infinitos testeles con ruedas de la calle. Como beber alcohol en esta zona está castigado con dos mil rupias de multa, tiramos de experiencia para evitarla.

          Llega la hora del checkin. Lo hemos llevado a cabo on-line, pero para lo único, que sirve es, para obtener  buenos asientos, porque debemos recoger las tarjetas en el mostrador, aunque no facturemos equipaje

          Desde hace un tiempo, los controles de acceso con equipaje de mano nos resultan muy desfavorables y absurdos y casi siempre, afectan a mi pareja y mira, que hemos tratado de tirar, todo lo que puede ser conflictivo. Hoy nos revisan a fondo por los siguientes elementos: las agujas de coser y el hilo, unas pilas alcalinas, unas cucharas de plástico y las llaves de casa. Pero,bueno, ¿se las quieren quedar?

          El vuelo, con destino a Abu Dhabi, sale y llega en hora. Hemos dado un gran paso, dado que en el lento control de pasaportes de Bombay, no nos han puesto una sola pega. Ahora, solo queda hacer tiempo -cinco horas- en el aeropuerto, casi nada comparado con las 18 horas que a la ida, estuvimos paseándolo. Para tomar reposado rumbo, al anhelado hogar.

       ¡O eso creíamos!

Cuando el actor principal de un viaje a India, no es India

           Evidentemente y está mal, que un periodista, como yo, lo diga, el titular es algo sensacionalista. Es casi imposible, que un viaje a cualquier país, aunque sea conjunto con otros destinos, pueda eclipsar, lo más mínimo, a India. Y mucho menos, una simple escala de cinco horas en un aeropuerto de Oriente Medio. Pero y de forma inesperada, así ha sucedido.

          No sé, si servirá o no de precedente, pero empezamos a contaros este viaje por el final y no de forma cronológica, como casi siempre. Posibles atentados terroristas, inminente desastre aéreo, relaciones interpersonales espectaculares y final feliz -os lo adelanto, porque esto fue la realidad y no una mala pelicula- 

          A día de hoy es, de las cosas más impresionantes, peligrosas y generosas -por parte de todos los afectados -, que nos hayan ocurrido nunca.

jueves, 3 de noviembre de 2022

¡Otra vez, en India!

           Corría con más pena, que gloria, el final de un viaje tan glorioso, como sufrido, en el que el haber cambiado varias veces el itinerario y dejado de ver sitios imprescindibles, no nos había frustrado demasiado. Esperábamos una conclusión rápida, rutinaria y anodina, dado que ya estábamos en Bombay el día antes del vuelo de regreso y la escala en Abu Dhabi, era de tan solo cinco horas y no de dieciocho, como a la ida. Aunque nuestra dilatada y ya casi insultante experiencia dice, que hasta el final del rabo -o de un viaje-, todo es toro y una vez más, no salimos decepcionados. Pero, de momento, los impresionantes momentos del concluir del viaje, los vamos a remitir a los siguientes posts, por lo que hay, que esperar.

          India admite, tanto positivos, como negativos, casi todos los adjetivos del mundo, que no voy a enumerar, porque no viene al caso. Simplemente, antes de ir al país, yo no entendía, por qué tanta gente repetía indefinidamente este destino. Yo decía: ¡"que perdidos, pesaditos y enganchados están, los pobrecitos, que viven en oxidado bucle"!

          Hoy después de cuatro viajes al país, logro dar respuesta parcial a este planteamiento, porque dar una respuesta absoluta sobre este país, vayas las veces, que vayas, es imposible ( y quito el casi). Por no generalizar, ni crear polémicas, hablo por mí forma mental de fluir: 

          - Estando en casa y no encontrando mejor opción viajera, que volver, a India, pienso: "¡He estado tantas veces allí y he visto tanto, que me da cierta pereza! Pero claro, ¡hay tantos posibles viajes por India: de templos, de patrimonio global, de playa, de cordillera..., mezclando unas y otras cosas, que tengo, que regresar, a pesar del otro componente de hostilidad ya vivido por las experiencias previas, que genera está nación!"

          - Llegando, a India, compruebo, que los trámites de entrada son hoy más cortos, que los del reingreso en España, a la vuelta de este periplo . Y, ¡sorprendentemente, más amables! Soy consciente, de que necesito un periodo de adaptación allí, a pesar de haber estado mil veces.

          - Primeros días en el país: "¡Esto es una mierda! ¡Que pocos recursos tengo! ¿Por qué narices he vuelto aquí, si no hacía ninguna falta? ¡Juro, que nunca más volveré, a India!

          - Los días sucesivos: alternas extremas sensaciones, buenas y malas -casi nunca, intermedias ni sosas- y sientes cierto control sobre tu vida, salvo posibilidad de desgracias o accidentes no deseados.

          - Última jornada: "¡a ver cuando llega la hora de ir al aeropuerto, porque aunque el viaje ha sido una maravilla, no quiero estropearlo en las últimas horas con cualquier incidente o contratiempo ( es tan letal ser atropellado en la calle, como con alguno de los veloces y descontrolados carros de equipaje de algunos pasajeros del aeropuerto) . ¡Que salga ya el avión!.

          - De vuelta, en casa: preparando nuevos posibles itinerarios para volver, a India, bajo el pretexto, de que no serán inmediatos, sino a medio o largo plazo.

          En la escala de la vuelta, un experto viajero, que no conoce el país y del que más adelante os hablaré, nos preguntó: "¿Y qué tipo de extranjeros van, a India?"

          Mira -le dije-, te lo simplificó en tres grupos: los que ya van mal de aquí y acaban peor, los que arriban en buen estado y terminan desarmados y los que necesitamos varias dosis para concluir igual.

domingo, 30 de octubre de 2022

martes, 25 de octubre de 2022

lunes, 24 de octubre de 2022

sábado, 22 de octubre de 2022