Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 22 de agosto de 2021

Ragazza, colpire y ritardo

 

      La primera vez, que viajamos a Italia, corría el ya lejano año de 1990. Habremos visitado el país, desde entonces, más de treinta veces, aunque bien es cierto, que de la última ocasión, hace diez años, por lo que íbamos con ciertas expectativas de contemplar situaciones nuevas.

          Bueno, en este tiempo y como no podía ser de otra manera, Italia ha cambiado algo, aunque no demasiado. Existen tres palabras, que debes interiorizar desde el principio, si te desplazas al país transalpino. Si eres chico y heterosexual, la primera es , ragazza, porque allí las chicas son guapísimas.

        Y ya, para el común de los mortales, las otras dos son colpire y ritardo. La primera significa huelga. Después de más de treinta años viajando, las dos únicas cancelaciones aéreas de nuestra vida, las hemos tenido en Italia, por esta causa. Una, en 2008, volviendo de Turquía y otra en esta ocasión, aunque en ambas conseguimos una solución exitosa para la jornada siguiente. También, durante nuestro periplo, se canceló nuestro tren, que nos devolvía, a Milán, desde el lago Maggiore. ¡Pura normalidad!

          Lo del ritardo es, sencillamente, endémico. Ahora, hace treinta años y probablemente, dentro de dos siglos. Ellos hacen gala de esa informalidad, de que todo transcurra lento y tardío y pueden llegar a ofenderse, si es, que tú ves las cosas de otra manera.

        Las ciudades en Italia eran un desastre a finales de los ochenta: sucias, abandonadas en su mantenimiento y repletas de crispantes motorinos -hoy desaparecidos-, que campaban por todas partes. Hace casi dos décadas, que eso se solucionó, aunque ahora los arcaicos vehículos hayan sido sustituidos por los malditos patinetes e irrespetuosos ciclistas, que transitan a sus anchas por las aceras. Menos  mal, que como en Milán y para nuestra desgracia, no existen zonas peatonales, pues la cosa se nota menos.

          Si algo ha cambiado en Italia para el viajero de a pie, durante los últimos años, es el número de supermercados, que existen en el centro de las ciudades y además, con precios muy competitivos. Antes, te tirabas horas de desesperación para encontrar uno.


        No así, los hoteles de categoría económica. Si en Madrid y en pleno verano, encuentras una habitación con aire acondicionado por veinte euros, en Milán deberás pagar casi el doble por una vieja y mal mantenida con aparatoso y/o ruidoso ventilador.

          Si algo nos ha encantado en este periplo es, la normalidad con la que en Italia se vive el coronavirus. El 80% de la gente se ha olvidado de la mascarilla -que alivio, volver a ver caras- y el contacto físico ha retornado a la normalidad.

       Por ejemplo, en los supermercados la gente se amontona en las colas de las cajas, sin distancia alguna -ni entre personas o compras- y sin que la cajera de turno te venga a regañar, asumiendo funciones, que no son suyas. ¡Y paradójicamente, en Italia hay bastantes menos contagios, que en España! Esto, deberían explicarnoslo nuestros políticos, pero no lo harán, porque sencillamente, no se enteran de nada más, que de cobrar su poco merecido sueldo.

          ¡Ya va quedando menos, para que publique el post sobre la noche de Milán, que nos reconcilió con nuestra trasnochadora juventud, nos llenó de aventuras y casi puso en peligro nuestras vidas! Nunca sabes, donde la tienes.

sábado, 21 de agosto de 2021

Trámites para viajar, a Italia


        Pues sí. Hoy, hay que hacer trámites para casi todo. Nos prometieron, que si nos vacunamos, nuestra vida volvería a ser normal, pero la realidad es, que todavía dista bastante de serlo. Aún me entra la risa y el pánico, cuando para ir a un concierto, tienes que sentarte en una silla con mascarilla y distancia de seguridad. O para ir al fútbol -despues de haber pagado tu abono- debes completar un formulario y esperar las buenas nuevas de un sorteo.

          Afortunadamente -entiendase con cierta ironía-, viajar a determinados países, como Italia, resulta algo más fácil, que todo eso. Puedo confirmar, que gestionar un viaje al país transalpino, sigue siendo más sencillo y menos laborioso, que tramitar un visado a India, antes de la pandemia (aunque por los pelos).


        Tras comprar dos billetes, a Bérgamo, de ida y vuelta, por cinco euros cada tramo, comenzamos los trámites. Esta información se refiere a finales de julio de este año, pudiendo haber variado las circunstancias en momentos posteriores.

          Rellenamos el formulario localizador de viajeros DPLF -Covid 19-  a través de internet. Es parecido, al que completamos para ir, a Grecia, el verano pasado. Datos y más datos, pudiendo inventarse algunos -como el número de asiento en el avión, si aún no has facturado-, que conllevan una confirmación inmediata por correo electrónico.

          Para viajar, debes llevar el certificado de vacunación de la pauta completa -era nuestro caso-, una PCR reciente o una prueba de haber pasado el coronavirus.

          La realidad y llegado el día fue, que no nos pidieron absolutamente nada, ni al despegar, ni al aterrizar: ni el formulario de ingreso, ni el de vacunación y además, en , Bérgamo, al llegar a la terminal, íbamos todos juntitos, sin respetar distancia de seguridad alguna.

          Al regresar a España, rellenamos otro impreso -el mismo, que para volver de Grecia hace unos meses-, que te genera un código QR en tu teléfono móvil, que sí controlan, en Barajas, además de una toma colectiva de la temperatura. Pero, si te has despistado, lo puedes completar a mano y bolígrafo al llegar al propio aeropuerto madrileño.

Mieres y sus alrededores

 
       Como hemos ido tantísimas veces, a Asturias y ya no sabíamos, que visitar, recalamos en Mieres. La ciudad, aunque sin grandes atractivos destacables, resulta bastante agradable, con algunos monumentos interesantes, zonas peatonales plagadas de terrazas, donde se sirve sidra y restos visibles de su antigua actividad minera.

          Aunque desde este punto son casi innumerables y muy atractivas las rutas a pie, que se puedan llevar a cabo, me ciño a la que hicimos nosotros, siguiendo el curso, a ambos lados, del río Caudal, en esta época y en contra de su nombre, poco caudaloso, aunque con muchos saltos de agua, que parecen artificiales.

        El recorrido más interesante discurre hacia la derecha y está perfectamente acondicionado, aunque las sombras no son muchas. Se discurre a través de algunos pueblos, y después de unos seis kilómetros, se llega a Ujo, que tiene una preciosa iglesia del estilo de la zona.

          Después se gira a la izquierda, siguiendo el estrecho, pero divertido cauce del río Aller, hasta llegar a la peculiar localidad de Bustiello, que resulta bastante atractiva y que cuenta con una curiosa historia.

          Este pueblo fue creado por el Marqués de Comillas, dueño de la Sociedad Hullera Española. Un claro ejemplo de "paternalismo industrial". El empresario pone al servicio de sus trabajadores los medios disponibles para que estos vivan mejor y así sean más productivos y, evitando comportamientos que perjudiquen a la empresa.

          Vida mejor que el resto de trabajadores, pero poca independencia. ¿Es una jaula de oro?

        La construcción comenzó en 1890, con tres niveles: las viviendas para los mineros y sus familias, las casas para los ingenieros y los edificios de uso público. Así el poblado contaba con iglesia, casino obrero del Círculo Obrero Católico, escuelas para niñas y niños, sanatorio (al otro lado del río, solo se puede acceder por un puente), farmacia, economato, teatro, cine y campo de fútbol.

viernes, 20 de agosto de 2021

Vertiente izquierda de la Senda del Oso


              En 2016 hicimos el amago. Transcurría finales de noviembre y habíamos oído hablar de esta ruta verde, que se inicia desde Tuñon. Era un día lluvioso con el firme lleno de hojas secas, aunque mojadas y apenas pudimos llevar a cabo siete kilómetros, hasta la central hidroeléctrica, porque el recorrido estaba cortado por labores de mantenimiento.

          Ya, el verano pasado, pudimos completar la margen derecha de la ruta, que consta de unos 23 kilómetros y de la que existen amplias referencias en este blog. Y ahora y en un día algo caluroso, tocaba la izquierda.

        Pongámonos en situación: la Senda del Oso es una "Y" invertida, si miramos de norte a sur. Los diez primeros kilómetros son comunes y como ya lo habíamos realizado, caminando, los evitamos y nos bajamos del autobús en Caranga de Abajo, donde la senda se divide.

          Las ventajas de postularse por este recorrido son, básicamente, dos: lo lleva a cabo muy poca gente -frente a la casi masificación de domingueros de la vertiente izquierda, sobre sus bicicletas y con sus peligrosos remolques para alojar a sus perros- y la temperatura va bajando paulatinamente, siendo de unos cinco o seis grados menos, que en Tuñon.

          Desde nuestro punto de partida, transitamos durante unos quince kilómetros. Pero, a la vuelta y dado, que nos sobraba bastante tiempo, hicimos la ruta entera, que consta de veinticinco. En total y la suma sale fácil, cuarenta. Se debe ir bien provisto de líquidos, porque no vimos una sola fuente, salvo en Tuñon.

          El inicio es interesante, aunque al camino es algo estrecho y pedregoso, dejando a la derecha y encajonado, a distintas alturas, el río Trubia. Tras unos kilómetros llanos, llegas a unas formaciones rocosas muy similares, aunque menos espectaculares, que las que se levantan en el lado derecho, en Peñas Juntas. Desde ahí, ya no es largo el trecho, que lleva hasta el embalse de Valdemurio. Previamente, se ha transitado a través de tres túneles de la antigua vía de tren.

        Siguiendo el intuitivo camino se rodea parte del lago, donde se realizan actividades acuáticas de ocio, muy minoritarias. El terreno se vuelve sinuoso con varias subidas y bajadas algo exigentes y resbaladizas, pero en no mucho tiempo, el camino vuelve a ser plano hasta el final, dejando el río Trubia, a la izquierda. Hay bastante sombra, mucha más, que en la margen derecha.

          El firme es variable, combinando el pedregoso con el asfalto y apenas se discurre junto a la agobiante carretera. Se transita a través de diversos pueblos pequeños, como Villaorille, Arrojo, Barzana, San Salvador.

        Al final y tras cruzar el río y dejarlo a la derecha, el paisaje se muestra bastante más atractivo -aunque demasiado arbolado- y se termina atravesando un largo, estrecho y fresco túnel, que nos deja en la localidad de Santa Marina, junto a la entrada de una antigua mina (Mina Mariquita) en la que una explosión de grisú se cobró la vida de seis mineros en 1973 y cuya entrada ha sido recreada con elementos y componentes simulados para rendirles homenaje.

jueves, 19 de agosto de 2021

¡Y volvimos a Asturias!


       Sí. Volvimos a Asturias por tercera vez en un año, en lo que ha supuesto el segundo viaje de este verano, de los cinco a llevar a cabo en este periodo estival, sin tirar de vacaciones, reservadas para mejor momento y eventos más trascendentes y solo recurriendo a festividades nacionales y locales y a días de asuntos propios. ¡Es lo bueno de haber conseguido trabajo en la administración!

          En esta ocasión y como en el anterior periplo de mediados de junio, el billete de autobús no nos salió gratis, pero como ALSA está tan generosa este verano, si obtuvimos un descuento de un 50%, tanto a la ida, como a la vuelta.

          Y volvimos, a Gijón, con sus buenas temperaturas y escasa lluvia. Aunque hay que decir, que no todo en el norte es buen tiempo (o malo, para otros). A la sombra si o nublado, también, pero al sol, el astro rey te atraviesa, como un cuchillo, aunque solo haga veinte grados.

          Y retornamos al Cervigon, esta vez, a completar la ruta entera y a llegar hasta la fantástica playa de La Ñora, final trepidante y dilatado recorrido rompepiernas. A donde no volvimos , otra vez, fue al Museo del Pueblo Asturiano, muy recomendable, donde puedes ver cobertizos, cosechadoras, silos y hórreos. Además del mobiliario que se usaba en las casas de bien y en las más humildes. 

          El viaje lo completamos con una larga excursión por  la vertiente izquierda de la Senda del Oso. También visitando Mieres y haciendo senderismo por sus magníficos y acondicionados alrededores.

          Pero, de estos dos últimos eventos, hablamos en los siguientes post

miércoles, 18 de agosto de 2021

¿Que ha cambiado un año después?


         Si nuestros inmediatos planes se cumplen, habremos realizado 16 viajes, a lo largo de 14 meses, después de que aquel 28 de junio de 2020, partieramos para Asturias y Galicia, tras el secuestro obligatorio, lamentable e injusto ( que ellos dulcificaron , llamándolo confinamiento).

          Paradójicamente, el verano de 2021, también lo estrenamos viajando al Principado. ¿Han cambiado las cosas un año después? Algo si, aunque de manera muy lenta u poco esperanzadora.

          Como anécdota, nuestro viaje a Asturias de julio de 2020 fue el último, en que la maldita, agobiante y cansina mascarilla no era obligatoria en exteriores. El de este año, ha sido el primero, en que, afortunadamente, ha dejado de serlo.

          Concretemos: 

          -En los transportes públicos el ambiente se ha relajado. Ya casi, no te riñe nadie -conductor o policías a los efectos incluidos-, porque te hayas dormido y dejes media nariz a la intemperie de la mascarilla. Como mucho, te miran de aquella manera o se cambian de sitio. Eso, si no te topas con la típica enfermera histérica, que no solo ha salvado a la patria -o la matria, que igual me da-, sino que además, no acepta otra cosa, que no sean sus integristas normas.

        En la actualidad, España sigue siendo un país poseído por la inservible y mal utilizada mascarilla: 90% la lleva voluntariamente, en Valladolid, mi lugar de residencia. El 80%, en Madrid, aunque en el centro el porcentaje es mucho menor, debido a los turistas. En Milan, por ejemplo, los que la portan, no llegan al 15%  -0% de noche- y en Grecia, el verano pasado, las proporciones eran similares. ¡Pero aquí, seguimos en nuestro país de pandereta y de más papismo, que el Papa! Es triste vivir en una zona geográfica del planeta, donde la mayoría de la gente no se entera de nada de lo que acontece, desde que nace, hasta que se muere. ¡Porca miseria!

          -Los hoteles y resto de alojamientos -afortunadamente para ellos- muestran una mayor demanda, que el año pasado y por tanto, han elevado los precios, aunque siguen siendo más baratos, que antes de la pandemia. El nivel medio de calidad de los hospedajes económicos en España es bastante alto -a diferencia de Italia-, aunque con el coronavirus, como excusa, han reducido su presencialidad en recepción, con lo que realizar la mayoría de los check-ins, termina siendo muy molesto y tortuoso.

        -En la calle, en la playa, en las piscinas...El grado gilipollez ha disminuido, aunque le cuesta. En la primera, ya no se habilitan carriles para ir y para volver, estrictamente vigilados por imbéciles anónimos e improductivos. En las segundas, ya apenas se parcela el entorno personal o familiar. La histeria de va reduciendo, pero queda.

          Aunque, las autoridades insisten, en hacer eventos en recintos con vallas y con un único acceso, por lo que dificultan la movilidad, más que arreglarla. Un ejemplo irrisorio -de este verano y el anterior- es, ver a gente en sillas, separadas y con mascarilla viendo un concierto y en el exterior, contemplando y oyendo lo mismo, a grupos juntitos y sin restricción alguna.

          -Supermercados: me gustaría hacer una comparación, entre Italia y España. En nuestro país -y ha venido para quedarse-, la caja de pago se divide en tres partes bien diferenciadas. Al final, el que recoge su compra y se va. En el medio y expectante, separado por algo más de un metro, el que va a acometer su adquisición. Y con la misma distancia y al principio, el que empieza a colocar sus productos. Ya no hacen falta las barritas de metal o plástico para separar cada lote.

          En Italia, por el contrario, se funciona a la vieja usanza: todos los clientes y sus compras seguidas y casi hasta entremezcladas. ¡Y lo curioso es, que tienen menos contagiados, que nosotros! ¡No hay peor virus, que el de la estupidez!

domingo, 15 de agosto de 2021

jueves, 12 de agosto de 2021

2021: Haciendo lo que nos dejan


        En términos viajeros, el año 2021 no parecía, que fuera a ser tan bueno, como el pasado. Después de las escapadas invernales y de primavera -casi obligadas por las restricciones administrativas-, a las provincias de Soria, Ávila, Burgos y Palencia, llegaba un verano algo incierto y con ataduras laborales, que no nos permitía, en principio, tener la misma flexibilidad, que durante el periodo estival pasado. Siempre, tratando de conservar la máxima normalidad posible, que es lo que a toda costa hemos tratado de mantener, desde que empezó está pandemia y, que mayormente, hemos conseguido llevar a cabo.

          A ALSA, le debemos buena parte de nuestro empeño, gracias a sus promociones -billetes gratis o con un importante descuento- y a Ryanair, como otras tantas veces, también (vuelos a cinco euros, durante Julio). Al final, el verano quedó definido a través de cinco viajes, sin gastar un solo día de vacaciones, aprovechando asuntos propios y fiestas.

          -Alrededores de Gijón, en junio, con protagonismo estelar de la ruta del Cervigon.

          -Asturias, en julio, dando protagonismo al ramal izquierdo de la Senda del Oso, a Mieres y sus interesantes alrededores.
 
        -Escapada de una semana -aprovechando ganar un día más por una cancelación por huelga de controladores aéreos- a Milán, disfrutando en los alrededores de los Lagos Maggiore e Iseo y de la fascinante noche milanesa, junto a sus canales.

          -Escapada a Madrid -con ola de calor incluida y durante la Virgen de Agosto-, con extensiones va Toledo, Manzanares el Real y la Pedriza.

          -Fin de semana largo en Cantabria, priorizando Noja y sus alrededores.

          ¿Y después, que?
 
        Pues, desde el ocho de octubre, nos quedan cinco semanas de vacaciones, que pretendemos aprovechar, siempre, que nuestras pólizas autoridades nos lo permitan. Ahora mismo, Brasil, República Dominicana y Méjico están entre nuestros objetivos, dado que no piden ningún requisito para acceder a sus países. No obstante, nosotros y desde el 25 de junio, tenemos el ciclo de vacunación completo (y nos pondremos, cuántas más hagan falta, que peores cosas nos hemos metido en esta vida).

          Como plan B o complementario -todo depende-, manejamos algunas islas griegas no visitadas, Albania Montenegro.
 
        No descartamos y dependiendo de las cabezas poco pensantes, que gestionan está cansina actividad vírica mundial, que nuestros objetivos puedan ser algo más ambiciosos. ¡Lo iremos contando!

martes, 27 de julio de 2021

domingo, 25 de julio de 2021

sábado, 24 de julio de 2021

Milan


jueves, 22 de julio de 2021

lunes, 19 de julio de 2021

domingo, 18 de julio de 2021

sábado, 17 de julio de 2021

viernes, 18 de junio de 2021

Del ratón, a Gijón (parte III)

         El regreso resultó realmente accidentado. Debíamos volver en un tren regional directo, pero a última hora y sin explicaciones, lo cancelaron.

                    El  resultado fue, que debimos tomar un cercanías, entre Gijón y Pola de Lena. Inmediatamente después, un taxi de ocho plazas con otros viajeros y el propio maquinista, rumbo a León. En esta ciudad, tuvimos una calurosa hora de asueto, que nos sirvió para visitar la catedral y constatar, que en los últimos años han peatonalizado muchas calles importantes. Finalmente, un servicio regional nos devolvió, a Valladolid, con casi tres cuartos de hora de retraso.

          El joven y amable revisor nos informo sobre la marcha, de que por llegar más de media hora tarde, teníamos el derecho al reembolso del 25% del billete, el cual se a de había producido.

       ¿Y del ratón? Cuando llegamos a casa no olía a cadáver. Más bien, al mejunje de amoniaco, lejía y menta, que habíamos montado. Tras abrir, sigilosamente, la puerta del salón, hallamos de frente su cuerpo sin vida, sin sin descomponer.          

          Constatamos, que cuando construimos ese sobrio muro de mantas y edredones, el animal se encontraba fuera de su guarida y nunca más pufo acceder, muriendo envenenado, tratando de salir por una puerta inaccesible para él.

          Pensamos, que tal vez, se hanys suicidado, al encontrar vacíos los platos de la lejía y el amoniaco, aunque tenemos dudas, porque los animales actúan por instinto y no tienen voluntad. 

          Entre una y otras cosas, pasar cuatro días en Gijón y sus aledaños, nos salió por tan solo 85 euros (descontando los gastos de comida y bebida, que habríamos tenido igual en casa).

jueves, 17 de junio de 2021

Del ratón, a Gijón (parte II)

                                                         Gijón

        Y sí, nos fuimos a Gijón, con una sensación extraña y algo aterradora, pero dispuestos a disfrutar de la escapada. Llegamos a la una de la madrugada, con un retraso de tres cuartos de hora. Pero, no nos importó, porque no alteraba nuestros planes y además, el billete del ALSA nos había salido gratis, aprovechando una de sus campañas promocionales. No habíamos cogido hotel e hicimos bien.

          La noche era estupenda y la animación, como hacía mucho tiempo, que no veíamos. Cientos de jóvenes -sin ningún pudor o precaución en abrazarse- celebrando el final de la EBAU o del curso. Ellos con traje y ellas, con vestido de fiesta y tacones, que en la mayoría de los casos, ya portaban de la mano. ¡Cantaba y tras la elevada ingesta de alcohol, que no se sentían muy cómodos en sus no habituales disfraces!

        Tras patearnos la ciudad y sus playas, a las cinco de la mañana y sin dormir -aunque si, tras un buen desayuno-, comenzamos la ruta del Cervigon, que tras más de una docena de kilómetros, te lleva por los acantilados, hasta playas, como la de Serin, Estaño y la Ñora.

        Después - por enésima vez- de recorrer la playa de San Lorenzo, se llega al parque del Rinconin, que alberga varias esculturas de buen tamaño, aunque de dispar gusto. A partir de ahí, se acomete un camino empedrado -mal mantenido al principio, donde los pies sufren-, que enfrenta numerosas subidas y bajadas exigentes y que deja al lado izquierdo un paisaje marino muy bonito, aunque los hemos visto mucho más espectaculares. Tras más de tres horas, aprovechamos para tirarnos a dormir sobre la gruesa arena de la playa de el Estaño, estando solos, rodeados de los sonidos del mar y de su fauna.

        El resto del día, lo aprovechamos disfrutando de la ciudad, aunque nos tocó ir a dormir, a Oviedo, por el alto precio de los hoteles en la noche del sábado.

          ¿Compensaría los 50 kilómetros recorridos hoy, con la degustación de un cachopo de merluza relleno de gambas, espárrago y huevo (22 euros)? ¡Por supuesto!

 

        Para el domingo, planeamos otra larga excursión, por una senda junto al río Piles, plagada de domingueros, como no podía ser de otra manera. Seguimos su cauce urbano -dejando a un lado el feo estadio de el Molinon y un cutre mercado de reliquias- y lo interesante de la ruta viene, cuando se vuelve más rural. Sin pretenderlo y tras más de quince kilómetros, acabamos en el municipio de Vega, en La Camocha, lugar donde concurre otro circuito para andarines y dónde se pueden contemplar escenas antiguas de las minas de carbón.

          Otros recorridos, que se pueden hacer desde Gijón y que nosotros no llevamos a cabo, son:

       -Senda de Peñafrancia 

          -Ruta Vía de la Plata 

          -Rio Ñora 

          -Camino a Covadonga

          -Camino de Santiago 

          El último día, volvimos a hacer, parcialmente, la senda del Cervigon, pero bajando a otras playas intermedias, como Peñarrubia y Main Road. Era lunes y todo estaba mucho más tranquilo.