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viernes, 20 de agosto de 2021

Vertiente izquierda de la Senda del Oso


              En 2016 hicimos el amago. Transcurría finales de noviembre y habíamos oído hablar de esta ruta verde, que se inicia desde Tuñon. Era un día lluvioso con el firme lleno de hojas secas, aunque mojadas y apenas pudimos llevar a cabo siete kilómetros, hasta la central hidroeléctrica, porque el recorrido estaba cortado por labores de mantenimiento.

          Ya, el verano pasado, pudimos completar la margen derecha de la ruta, que consta de unos 23 kilómetros y de la que existen amplias referencias en este blog. Y ahora y en un día algo caluroso, tocaba la izquierda.

        Pongámonos en situación: la Senda del Oso es una "Y" invertida, si miramos de norte a sur. Los diez primeros kilómetros son comunes y como ya lo habíamos realizado, caminando, los evitamos y nos bajamos del autobús en Caranga de Abajo, donde la senda se divide.

          Las ventajas de postularse por este recorrido son, básicamente, dos: lo lleva a cabo muy poca gente -frente a la casi masificación de domingueros de la vertiente izquierda, sobre sus bicicletas y con sus peligrosos remolques para alojar a sus perros- y la temperatura va bajando paulatinamente, siendo de unos cinco o seis grados menos, que en Tuñon.

          Desde nuestro punto de partida, transitamos durante unos quince kilómetros. Pero, a la vuelta y dado, que nos sobraba bastante tiempo, hicimos la ruta entera, que consta de veinticinco. En total y la suma sale fácil, cuarenta. Se debe ir bien provisto de líquidos, porque no vimos una sola fuente, salvo en Tuñon.

          El inicio es interesante, aunque al camino es algo estrecho y pedregoso, dejando a la derecha y encajonado, a distintas alturas, el río Trubia. Tras unos kilómetros llanos, llegas a unas formaciones rocosas muy similares, aunque menos espectaculares, que las que se levantan en el lado derecho, en Peñas Juntas. Desde ahí, ya no es largo el trecho, que lleva hasta el embalse de Valdemurio. Previamente, se ha transitado a través de tres túneles de la antigua vía de tren.

        Siguiendo el intuitivo camino se rodea parte del lago, donde se realizan actividades acuáticas de ocio, muy minoritarias. El terreno se vuelve sinuoso con varias subidas y bajadas algo exigentes y resbaladizas, pero en no mucho tiempo, el camino vuelve a ser plano hasta el final, dejando el río Trubia, a la izquierda. Hay bastante sombra, mucha más, que en la margen derecha.

          El firme es variable, combinando el pedregoso con el asfalto y apenas se discurre junto a la agobiante carretera. Se transita a través de diversos pueblos pequeños, como Villaorille, Arrojo, Barzana, San Salvador.

        Al final y tras cruzar el río y dejarlo a la derecha, el paisaje se muestra bastante más atractivo -aunque demasiado arbolado- y se termina atravesando un largo, estrecho y fresco túnel, que nos deja en la localidad de Santa Marina, junto a la entrada de una antigua mina (Mina Mariquita) en la que una explosión de grisú se cobró la vida de seis mineros en 1973 y cuya entrada ha sido recreada con elementos y componentes simulados para rendirles homenaje.

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