Todas las fotos de este post son, de Tokyo (Japón)
Quien se halle en casa, en las horas
previas a su viaje, contemplando un plano de Tokyo, que amablemente,
le ha enviado la oficina de turismo japonesa, pude acabar aterrado y
con un buen ataque de ansiedad. Casi ninguna calle tiene nombre y el
mapa del metro, el de la la Japan Railways y el de las distintas
lineas privadas de transporte ferroviario, se muestran como el sudoku
mas irresoluble del universo entero. Para colmo, uno siempre ha oído,
que los japoneses, ni papa de inglés; muy amables, sí, pero poco
eficientes y otro tipo de tonterías varias de quienes viajan
queriendo ver lo que ven y no la realidad.
No es, que yo esté proponiendo la
desidia en la organización de viajes, pero cierto es,, sin embargo,
que quien accede a los aeropuertos de la capital nipona, sin haberse
preocupado de nada, acaba teniendo una vida más idílica. Te
entregas en los brazos de la oficina de turismo y recibes folletos y
carteles, donde se indica, que existe wi-fi gratis en todas las
calles. Aunque no es una mentira rotunda, se deben tener en cuenta
varios matices. Especialmente uno: en la mayoría de esas ofertas tan
tentadoras, hay que registrarse en webs, disponibles solo en japonés
o bajarte una compliacada app, lo que, evidentemente, no resulta
posible, salvo que ya tengas otra conexión instalada.
Todas la oficinas de turismo de Tokyo
–y no son pocas- ofrecen ordenadores con conexión a internet
gratuita, aunque en la mayoría de ellas, intentes lo que intentes,
te derivan al google japonés -se admiten consejos de informáticos
expertos- y son más lentas que las de cualquier hotel de cuatro
euros de India o del sureste de África (en tres de ellas, nos fue
imposible llevar a cabo una reserva con Booking).
Pero, como siempre suele ocurrir en la
vida, ni la cosa es para hacerse el harakiri, ni tampoco para
bailarse unas rumbas. Para empezar, muchas de las calles de Tokyo, sí
tienen nombre, aunque pueda costar encontrarlo. Cierto es, además,
que el mapa general es complejo, pero se ofrecen otros por zonas, muy
clarificadores y prácticos. Existen también, enormes planos en
soporte mobiliario urbano en las áreas más turísticas del centro,
cada quinientos o mil metros, indicándote, donde estás, de donde
vienes y adonde puedes llegar (también colocan uno, en cada acceso
al metro).
Para distancias más largas, dentro de
la amplia zona metropolitana, puedes tirar de los indicadores de la
carretera, que resultan frecuentes o preguntar, como se hacía
antiguamente -aunque a los más jóvenes, les parezca una osadía de
lo más obsoleta- y suele ser una solución más fácil, que usar el
GPS propio, sin conexión, por tres razones:
-Ellos lo saben usar mejor y más
rápido que tú. Comprobado, una y mil veces.
-La mayoría habla el suficiente
inglés -pese, a lo que muchas veces se ha dicho-, para que
entiendas la respuesta, sino vas de chulo y prepotente por la vida
-En muchos casos y si el lugar no es
muy distante, te acompañaran a él, personalmente y sin compromiso
Cuando tengas, que pedir información
a alguien, no seas ambicioso. Es mejor poco a poco. Solicita datos
sobre la siguiente estación de metro, edificio famoso, monumento o
barrio. ¡Te sorprenderás de los resultados!.
Utilizando todos estos sistemas,
fuimos capaces de volver caminando, desde nuestro hotel, en las
afueras -15 kilómetros- al centro, sin demasiado nerviosismo y
recorrer los lugares más emblemáticos de Tokyo, andando, durante
casi una semana.