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jueves, 23 de enero de 2025

Molestias en los aeropuertos y primeros personajes de nuestro viaje a Dakhla (parte II)

           Si en la primera parte de este contenido hablábamos de las molestias en los aeropuertos, camino de Dakhla, en nuestro primer viaje de este año, ahora, nos vamos a referir a los personajes de ese día, centrándonos, fundamentalmente, en tres:

          1. -"Pa chula, yo". En la cola de embarque de Ryanair toma posiciones una pareja mixta -ella española, él marroquí o saharahui-, que pretende colocar en cabina dos maletas, que por no mucho y por culpa de las ruedas, se pasan de las medidas permitidas por la compañía irlandesa. Él, más discreto y callado y ella, totalmente ofuscada, comienzan la batalla con el personal de la aerolínea, sin éxito. Si las quieren introducir, deben pagar una cifra significativa o las abandonan allí mismo.

          Entonces y a grito partido, la señora clama: "Pa chula, yo". Seguidamente, abre los bultos, saca dos pequeños objetos de cada uno y los deja allí mismo, abandonado el lugar. Dos pensamientos llegan a nuestra mente: por un lado, la expresión no está bien utilizada, porque chulería está relacionada con salirse con la suya o con victoria y en este caso no la ha habido. Y por otro, algo misterioso: ¿Por qué tanta maleta, para tan poca cosa?. Un rato después, se aclaró nuestra duda. Ellos viven en Dakhla y habían comprado los contenedores de equipaje en Madrid, no para este viaje, sino para los del futuro.

          2. -La "encantada de conocerse". Matrimonio ya mayor. Él es conciliador y trata de contener a su mujer, que es de esas personas,que amargan el día a cualquiera, que tiene la desgracia de acabar junto a ellos y nosotros tuvimos, que aguantarla sentada delante en el avión y detrás en la cola del control de pasaportes. Sin lugar a dudas, la persona más toxica y chabacana, que hayamos encontrado en unas cuantas décadas.

          Estas son algunas de sus perlas, siempre a grito pelado:

          - Sobre una joven, que había sentada cerca en el vuelo: "Mírala, va a enfermar, seguro. Como se puede vivir, comiendo dos pimientos crudos rojo y amarillo, cuatro fresas, pan de pipas y unas lonchas de queso "

          Y ya en la cola de los pasaportes, durante un lento ingreso, las siguientes:

          - "Siempre me toca en la fila de los torpes y de los tontos"

          - "Mira tú, que le dije a mi amiga, que estuve de vacaciones en las Comoras y no sabe dónde están. ¡Es, que hay gente tan ignorante!"

          - "Me he hecho con la Holafly, por 40€, para tener datos durante el viaje"(una tarjeta local sale bastante más barata)

          - "Que se creen la gente de las ONG o mis compañeros del trabajo. Yo vengo aquí de vacaciones y no para arreglarle la vida a nadie"... Podríamos seguir...

          Aseguraron , que querían ir a Nouadhibou, en Mauritania, alquilando un coche, porque ahora el visado y por 50€, se puede hacer en la frontera.

          Nuestra pequeña venganza fue, que al llegar al hotel y mirar en el MAE descubrimos, que desde el cinco de enero de 2025, la visa solo se puede hacer on line. ¡Que se jodan!

          3. -El gerente del hotel Tirs: Este lugar fue nuestro alojamiento durante nuestras tres noches en Dakhla. El hombre nos atendió en perfectísimo español, sin acento. Amable, aunque impulsivo, quiso llevarnos a determinados huertos, donde no queríamos ir. Nos pidió 200 dirham por la doble con baño, que conseguimos dejar en 150. Lo curioso y ventajoso de este personaje es, que te cambia dinero en efectivo -cuanto más, mejor- por encima de la tasa oficial. Nos dió 10,40 dirham por euro, cuando la divisa estaba a 10,34 y la mejor tasa en la ciudad, a 10,07. Al parecer, está acaparando moneda europea para viajar, próximamente, a España.

Molestias en los aeropuertos y primeros personajes de nuestro viaje a Dakhla (parte I)

           Tenemos una relación de amor-odio con los aeropuertos, cosa, que parece normal, después de haber llevado a cabo 51 vuelos el año pasado y 3, en lo que va de este. Por un lado, nos han salvado decenas de noches, cuando no teníamos donde dormir. Además, son lugares donde encontrar comida y bebida abandonadas -incluidas cerveza y botellas de alcohol - en perfecto estado es casi frecuentemente recurrente. Incluso, otros objetos olvidados de más valor.

          De lo que no nos gusta, además de que en algunos se pasa bastante frío en invierno es, el descuido y la mala praxis, que tiene la mayoría de la gente a la hora de manejar sus equipajes, de tal forma, que pasamos más miedo por tener un accidente arrollados por estos, que en cualquier calle de una gran ciudad (patinetes aparte). Es muy común, que te atropellen sin piedad y ni siquiera se den la vuelta para ver, que ha pasado o pedirte la más mínima disculpa (cosa, que si suelen hacer los ingleses). 

          Nosotros, en pos de una convivencia más agradable en los aeropuertos, prohibiríamos terminantemente y con elevadas multas, todos los bultos con ruedas, que las personas arrastran por detrás de su cuerpo y que de ninguna manera puedan ser controladas por sus ojos. Y el problema es, que estos son la mayoría de los que te cruzas o te adelantan a toda prisa. Bienvenidos, los que van por delante, a la espalda o en paralelo (estos últimos y afortunadamente, cada vez son más).

          En este viaje de ida a Dakhla, al margen de atropellos menores, que sufrí sobre mis piernas, tres fueron las situaciones en conflicto, en las que ya no me quedó más remedio, que levantar la voz y quejarme abiertamente. Y lo curioso es, que en dos de ellas, la respuesta del culpable fue la misma y soberbiamente inconsistente: "te he arrollado, porque te has movido". Lo que viene a defender la absurda teoría, de que cada vez, que pase delante de mi, por detrás o lateralmente un bulto con ruedas, me tengo, que parar. De esa forma, debería emplear unas diez horas, en recorrer apenas cien metros.

          La tercera y ya en los accesos del tren de cercanías, que conecta con Barajas, resultó mucho más peligrosa, pero, al menos, tuvo un final divertido y con sonrisas. Chica, que va con dos pesados bultos con ruedas, uno de cada mano y que trata de abordar las escaleras mecánicas. Yo detrás. Con dificultades, lo consigue, aunque estoy a punto de caer al suelo en su frenada. Al llegar al final de las mismas, se queda atascada en el último peldaño y debo hacer virguerías, porque no puedo avanzar ni  retroceder y el mecanismo me arrastra. 

         Sale, finalmente de ellas, pero se queda parada medio metro después y nuevamente y para salvar la situación, debo hacer más bicicletas, que Mbappé eñ el área. Perdida toda la paciencia, le comento a mi pareja, en voz bastante alta: "creo, que la mayoría de la gente debería recibir un curso para saber manejar el equipaje ". Ella se da la vuelta tranquila, me sonríe y espeta: " no se porqué, pero creo, que te estás refiriendo a mí". De buen rollo, casi todo se perdona.