lunes, 5 de agosto de 2024
sábado, 3 de agosto de 2024
Un día feo, feo y feo, pero necesario
Preveíamos un día feo, feo y feo y terminó tal cual. Los hay en todos los viajes largos y son necesarios para cuadrar las cosas y hacer las transiciones de unos sitios a otros de forma ordenada.
Después de haber descartado llegar hasta Onkaresshawar, solo quedaban las opciones de volver, a Indore o a Ujjain. Ambas nos valían para emprender el rumbo al noreste.
Cinco eran los objetivos de la jornada: llegar al destino elegido, cambiar dinero sin sacar del cajero, reservar billetes para Varanasi -para no ir de un tirón, a New Japalguri-, encontrar un alojamiento barato y una tienda de bebidas alcohólicas y cerveza, pues las reservas estaban agotadas.
Lo primero era esencial y condicionaba el resto. Lo segundo y lo tercero era difícil en ambos destinos. Y lo cuarto y lo quinto, solo lo teníamos garantizado, en Ujjain, así, que nos decantamos por dicha opción.
Eran las nueve de la mañana y caía el diluvio universal, así, que aunque nuestro alojamiento estaba cerca de la estación de autobuses de Maheswar, llegamos empapados (nos vinimos al monzón sin paraguas alguno, asi de chulos). Al menos, recibimos dos buenas noticias: vehículo directo a Indore y llegando a la estación oportuna para no tener que hacer cambios, como a la ida.
Para volver a Ujjain, está vez no optamos por el tren, sino por el autobús, que es más frecuente y cuesta lo mismo. En un próximo post explicaremos las ventajas y los inconvenientes de ambos medios para trayectos cortos de calidad y otras cuestiones.
Llegamos al destino a las tres de la tarde, que ya está bien para 150 kilómetros , pero nos esperaba otra sorpresa: no nos dejaron en la estación del centro, sino a 4 kilómetros. Todo se habría solucionado con un tuck tuck y , 50 rupias, pero no nos quedaba ni una, por lo que hicimos el camino andando, entre el caos y la amenaza clara de tromba de agua.
Acabamos en un hotel, donde preguntamos el otro día, pero distinto a los dos, que habíamos estado. Su amable propietario nos indicó una tienda de electrodomésticos, donde cambiar dinero a una tarifa excelente, cercano, pero por un camino angustioso y lleno de recovecos.
Afortunadamente, la tienda de la cerveza estaba abierta.
Solo quedaba lo del tren y resultó un desastre, como ya preveíamos: los dos trenes a Varanasi completos, declinamos la lista de espera. Y todo ello, tras largo rato de andar por una terminal ferroviaria a oscuras y durante largo rato, con la gente tirada por el suelo, porque había anochecido y no habían encendido las luces. Sí hay algo peor que una estación de trenes, en India y ya es difícil, es una estación de trenes en India no iluminada.
viernes, 2 de agosto de 2024
Maheswar
Para entrar o salir de Mandu por carretera , se deben franquear cuatro puertas de la gruesa muralla. Nos ha dado pena abandonar este lugar, ya no solo por su extraordinaria belleza, sino porque hemos tenido toda la logística en un radio de cincuenta metros: el hotel, la comida, el transporte, la tienda de bebidas alcohólicas...
Efectivamente, para llegar a Maheswar tuvimos, que enlazar tres autobuses diferentes. Pero no fue un problema, porque los transbordos resultaron rápidos y sencillos. La gente -sobre todo, las chicas jovenes-, te ayuda mucho.
Empezamos en nuestro nuevo destino con buen pie, alojamiento en el mejor hotel calidad- precio de este viaje y además, resultó regateable, aunque por la tarde se fue un buen rato la luz, debido a una furibunda tormenta. ¡Todo el día estamos con los playeros y los calcetines mojados y llenos de barro! Al menos, hoy contemplamos por primera vez vez el sol, aunque por apenas cinco minutos. Lo que no hemos visto todavía es a un solo guiri, desde que salimos de Mascate.
Maheswar no tiene la entidad de Mandu, pero si resulta una visita interesante para ocupar media jornada .
El atractivo principal es su fuerte, que tiene una fachada espectacular junto a los ghats y unos cuantos templos de entidad diversa. En el interior hay una armónica y preciosa plaza y unas cuantas calles escalonadas, que forman una especie de pequeño casco histórico, al que se accede por una puerta arqueada.
En estos destinos tan poco turísticos, que llevamos recorriendo, durante los últimos días, disfrutamos y padecemos de dos patrones comunes: muchos chicos jóvenes maleducados se dedican a molestarnos por divertimento, mientras ellas, mucho más amables y cariñosas, no paran de pedirnos fotografiarse con nosotros.
Maheswar es un lugar más caótico e intransitable, que Mandu, por lo que cuando terminas las visitas no te queda otra, que recogerte en el hotel, sin opción alguna de paseos. Y cuenta con otra desventaja adicional: es un lugar sagrado y no existen, ni tiendas de bebidas alcohólicas, ni bares. Eso sí, aquí se toca a casi una vaca y un millón de moscas por persona.
Mañana, pensábamos ir hasta Onkaresshawar, pero después de ver fotos, estudiar sus atractivos y leer algunos comentarios sobre su decadencia, se nos han quitado las ganas de alejarnos otros setenta kilómetros más de Indore o Ujjain donde tendremos, que volver, a coger algún tren hacia West Bengala y Sikkim.
Cómo en otros viajes anteriores, estamos teniendo muchas dificultades para cambiar dinero en efectivo. Fuera de Calcuta y Delhi -ni siquiera, en Bombay-, existen oficinas de cambio y solo te queda el recurso de los negocios particulares.