Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 5 de julio de 2023

Como gestionar los alrededores de Bakú y Gobustan

           Previamente a nuestro viaje, le dimos muchas vueltas, a como llevar a cabo la visita de los alrededores de Bakú y a los petroglifos y los volcanes de lodo, de Gobustan. Vimos, que lo primero y tras unas cuantas dudas, lo podíamos hacer en un solo día, combinado trayectos varios de metro -eficiente, barato ,congestionado y supersovietico- y autobús, acompañados de caminatas no muy largas.

          En cambio y en cuanto a Gobustan, lo tuvimos claro desde el principio, porque los tres relatos de viajeros, que habían hecho esta excursión por libre, resultaban experiencias muy negativas, caras, largas y problemáticas.

          Resumiendo de una forma sencilla, lo que nos esperaba, llevando a cabo Gobustan por nuestra cuenta : mezcla de transportes públicos de combinación difícil o lenta y trato con taxistas poco profesionales, de mal carácter y aprovechados.

          Del fenómeno chófer para todo el día, nosotros estamos muy escamados desde hace ya años. Siempre y como si fuera imposible evitarlo, suele ocurrir lo mismo: buen precio y simpatía inicial. Incluso, hasta te invitan a una bebida o un dulce, después del acuerdo. Pero, a lo largo del día, se van cansando. Cada vez, te aceleran más en las visitas y cuando llega el final y bajo cualquier pretexto, te terminan pidiendo más dinero, de muy malas maneras. Lo hemos vivido, sobre todo, en Oriente Medio, en diversos países, porque en la mayoría del resto de los lugares del mundo no se estila está fórmula.

          En Azerbaiyán, además, los taxis salen bastante caros, en relación a lo que es el transporte público en autobús o marsustka. Así, que evitando a los taxistas y a los deslavazados buses locales, decidimos sin mucha controversia, visitar la zona de Gobustan en excursión organizada. Y eso, que esta manera para nosotros es, como ir al dentista: hacer algo necesario - no te queda otro remedio-, pero sufriendo.

          Atila juró odio eterno a los romanos y nosotros, a los guías chistosos, parlanchines y controladores de los tours de las malditas y crueles agencias. Pero, si aún había alguna escasa incertidumbre, la excursión, que nos ofrecieron, no sólo incluía los atractivos de Gobustan, sino las inmediaciones de Bakú, en un solo -aunque agotador- día.

martes, 4 de julio de 2023

Baku

           La mayor parte de la ciudad de Bakú está impoluta y saca músculo con el paseo marítimo más largo del mundo -y tal vez el más ancho, en el que apenas hay gente transitando a ninguna hora- y modernos y caprichosos edificios, algunos de ellos en constante y lenta construcción.

          Pero y como casi siempre ocurre en estas megaciudades con pies de barro, alejándote de las zonas más turísticas, los barrios se convierten en verdaderos avisperos tercermundistas: apenas sin aceras, de estructura sórdida mente soviética -edificios austeros, feos e iguales- o ambos casos. Las mezquitas son escasas, a pesar de estar en un país musulmán.

          Hay varias formas de explorar Baku y sus alrededores más cercanos, incluidos los petroglifos y volcanes de lodo de Gobustan. Todo por libre, todo por agencia o una mezcla de ambas opciones, que para nosotros, resulta lo más adecuado, de antemano.

          Lo primero, que atrae la atención del viajero, que recala en Bakú, es el casco histórico amurallado, casi colindante con la agitada, vibrante y moderna zona comercial soportalada. Calles ascendentes, serpenteantes y caóticas, gobernada por el descontrolado tráfico, que albergan la famosa torre de la Doncella, el palacio, mezquitas encajonadas, edificios antiguos y remodelados caravasar es, hoy convertidos en lujosos restaurantes, hoteles y tiendas de todo tipo, destacando las de imponentes alfombras.

          No muy lejos de este área, se encuentra el elegante Museo de la Alfombra y tras ascender unas cercanas 562 escaleras o tomar el barato funicular, se llega a las famosas tres Torres Llama, construidas hace poco más de una década, aunque parezca, que lleven ahí desde siempre. Cada una tiene un uso diferenciado: hotel -caro y venido a menos-, residencial y oficinas.

          Después y volviendo a descender, se encuentran las atracciones urbanísticas del interminable paseo marítimo, en forma de modernos centros comerciales -uno, copia casi exacta de la Ópera de Sidney -, edificios modernos, una noria y varios complejos multiusos, construidos a capricho para eventos deslumbrantes de fechas pasadas, además de un modesto Litte Venezia, una amplia y cuidada zona ajardinada y un reconvertido y poco activo puerto.

          Para completar la visita, quedarían los lugares de los alrededores, a los que nos referimos en el siguiente artículo.

          Si aún te quedan fuerzas, después de una jornada dura, dominada por la humedad y el calor, no dudes en pasear de noche por la extensa bahía. Aunque en este caso, nuestras altas expectativas quedaron decepcionadas. No así y a nuestra llegada, las vistas aéreas de este magnífico enclave costero del Mar Caspio, según aterrizabamos.

lunes, 3 de julio de 2023

La puesta en marcha en un país nuevo

           Compramos un bono recurrente a Santander, que utilizaremos con el de Madrid, a lo largo del verano, por lo que el tramo a Cantabria nos salió gratis. Agradecimos los diez grados menos de la capital cántabra y el ligero orbayu. Dormimos en el exterior del aeropuerto, con un trato muy cordial por parte del personal de las instalaciones, antes del vuelo a Roma. De fondo y mientras tratábamos de conciliar el sueño, los grillos, una pareja follando en el aparcamiento y la música de las fiestas de la cercana Maliaño nos amenizaron la velada.

          En la ciudad eterna, calor, agobio y demasiadas horas de espera. Un correo de Wizzair nos puso en alerta extrema : la OTAN está haciendo maniobras militares por la zona del Cáucaso, entre el 13 y el 23 de junio y nuestros planes podrían verse afectados. Nada ocurrió, afortunadamente.

          El ingreso en Azerbaiyán fue meteórico y ni siquiera nos pidieron la visa. Puedes leer guías o empaparte en internet -cuando hay dónde - de información de tus destinos, pero aún así, cuando los viajeros independientes llegamos a un país nuevo, siempre hay una serie de problemas, que resolver. Nunca sabes, a ciencia cierta, cual de ellos, va a ir bien y cuál va a ir mal, pero el estrés está asegurado.

          1. Llegar desde el aeropuerto a un lugar reconocible de la ciudad. En Bakú, capear con este asunto resulta bastante sencillo y barato.

          2. Alojamiento. Llevábamos una habitación reservada para dos noches, pero no conseguimos dar con ella, ni con sus propietarios. Molestia tremenda, aunque al final recalcamos en un hotel algo más caro, pero mucho mejor. En Azerbaiyán, nos olvidaremos de Booking a lo largo de todo el viaje y buscaremos un situ.

          3. Información turística. En el país existen oficinas, pero no tienen planos, ni mucha idea de resolver cuestiones sencillas. En la del aeropuerto puedes descargarte un QR, pero no hay wifi gratuito.

          Oficinas de cambio. El quebradero de cabeza más grande. Después de solo canjear 20 euros en el aeropuerto, únicamente hemos visto, en dos días, un banco con operaciones con divisas. Lo resolvimos un extremis, negociando en un hotel de cuatro estrellas con el recepcionista de turno.

          Supermercados y tiendas de alcohol. En el casco histórico no hay ninguno grande. Estos están en los centros comerciales del paseo marítimo o en las afueras. Pero, sorprendentemente, no son más baratos, que los pequeños ( esto es frecuente también en países, como India).

El puzzle del viaje, a Azerbaiyán

           Siempre, quisimos combinar Azerbaiyán con Irán en un viaje de aproximadamente mes y medio. Pero ahora es imposible. Primero, porque en la actualidad no disponemos de ese tiempo seguido y segundo y más importante, porque todas las fronteras terrestres del país azerí están cerradas.

          En un principio y siguiendo el ejemplo de hace cuatro años, en el viaje por Asia Central, quisimos llegar a Azerbaiyán con una compañía de bandera, pero vimos, que la broma se nos iba a más de 500 euros. Tocaba bajar al barro, remangarse y trabajar duro si queríamos reducir esa factura a menos de la mitad. Diez días tardamos en armar el puzzle de cinco trayectos, que cerraron el periplo de ida y vuelta, poco antes de nuestra partida.

          Evidentemente, cuando tiras de vuelos de bajo coste de distintas compañías, las escalas suelen ser más largas, el riesgo de perder enlaces mayor y la comida, te la debes proporcionar tú mismo, evitando determinados productos alimentarios, que te pueden tirar para atrás en los controles de seguridad.

          El primer problema surgió al comprobar lo caros, que están los vuelos europeos este verano. Tras mucho trajinar, por internet, encontramos un Santander - Roma, por 29 euros. Para el segundo tramo tuvimos bastante suerte: Wizzair ha estrenado hace poco un vuelo entre la ciudad eterna y Bakú, a precio razonable, en las fechas próximas ya a la temporada alta: 70 euros.

          En un principio parecía, que la vuelta nos saldría por más del doble. Tras mucha incertidumbre e investigaciones constantes y después de subidas y bajadas diversas del precio, volveremos por Roma, con idéntica tarifa. Pero directo de Roma a Madrid, eran más de 120 euros todos los días de julio. El trabajo suele dar resultados y así fue. Completaremos nuestra aventura con dos tramos más: Ciampino - Olbia -ciudad que no conocemos- con Wizzair y rápida ruta por tierra, desde Costa Esmeralda, a Alghero, para volar a Madrid, con Air Europa ( 28 y 35 euros, respectivamente).

          Quedó descartada, finalmente, la opción de volver por Kuwait, por muy caro. El destino lo tenemos muy presente, por lo que puede ser el punto de inicio del noveno viaje largo, que probablemente, pongamos en marcha el próximo otoño.

Volviendo de Azerbaiyán, por Alguero