Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 21 de marzo de 2023

Historia capitalina, antropología y fantasmas suburbanos, con un toque de Ruavieja

           Aunque con titubeos, la primavera va consiguiendo imponerse y nos anima a seguir con nuestros viajes recurrentes a la Comunidad de Madrid. Lejos quedan ya los fines de semana otoñales -en los que cada vez, anochecía más pronto -, los navideños o los crudos invernales, que no han sido muchos, pero como en el año nuevo chino o alguna noche de marcha -si ahora, se dice así -, pasamos bastante tiritera.

          Para el penúltimo finde de marzo y después de haber descansado el anterior, planificamos cuatro actividades.

          Empezamos con la visita al Museo de Historia de Madrid, que antiguamente, fuera una colección municipal. Se encuentra muy céntrico y su fachada barroca es colosal. Cuenta con catorce salas, que recogen la historia de Madrid, desde su capitalidad en el siglo XVI y se exponen objetos muy variados y valiosos en diferentes soportes: pintura, escultura, muebles, abanicos, planos -incluso, del caciquismo -, maquetas, porcelana...

          Después, tocó el Museo de Antropología, ubicado enfrente de la estación de Atocha. Está compuesto por tres plantas con vestigios variados de bastante nivel. La de abajo, está dedicada a Filipinas. La del medio, a África y la superior a América. ¡Una hora y media deliciosa de visita!

         Para el domingo a primera hora, dejamos una de las actividades, que más nos apetecía, desde hace tiempo: el tour guiado por la antigua estación de metro, de Chamberí, que fue cerrada, en 1996 y reabierta, como museo, en 2008. Es necesario reservar con antelación, aunque puedes probar suerte en la entrada y si sobran plazas, podrás entrar. El pequeño recorrido es guiado y dura unos tres cuartos de hora. Se pueden hacer fotos sin flash, aunque no vídeos.

          Superó con creces nuestras altas expectativas. La reconstrucción de los espacios es perfecta y muy detallada, incidiendo en las diferentes zonas -entrada, pasillos, andenes y publicidades en azulejos en las paredes -, las condiciones laborales de la época y como se fue realizando la expansión del metro en la ciudad. Y todo ello, lo ves y te lo cuentan, mientras pasan a toda pastilla los constantes convoyes cotidianos llenos de gente, que circulan entre Iglesia y Bilbao.

          En nuestra época de estudiantes, allá por mediados de los ochenta, se podía ver esta estación fantasma, deteriorada y oscura desde los vagones de la línea 1, llena de leyendas  y donde incluso se alojaban los mendigos, circulando por las vías, cuando cerraba el metro por la noche. Se han grabado allí, numerosos programas televisivos y radiofónicos de misterio.

          Nos dejaron bien claro, por otra parte, al contrario de lo que pone en los libros de texto y en las creencias populares, que el metro de Madrid no está basado en el de Londres, sino en el de París y que si circula por la izquierda es, porque en el momento de su construcción, seguía la orientación de los carruajes de la calle.

          Acabamos con unos chupitos gratuitos de Ruavieja, en el inmenso centro comercial, La Vaguada, en el barrio del Pilar y gracias a la aplicación, Samplia, que también nos había proporcionado unos yogures griegos, en Principe Pío, el día antes. No íbamos allí, desde los años ochenta y nos apetecía recordar viejos tiempos. Pensamos, que este espacio estaría algo deteriorado, como ocurre en otras ciudades, pero ni muchos menos.

miércoles, 8 de marzo de 2023

Dos días muy completos

           Después de descansar el último de febrero, el primer fin de semana de marzo volvimos a la carga con un programa muy completo, variado y ágil, que comenzó con las tradicionales degustaciones gratuitas por las tiendas de turrones y pralines del centro (calles Arenal y Mayor, fundamentalmente,). Nada nuevo: las aglomeraciones y colas a todas horas y en casi cualquier lugar y las eternas y estresantes obras de Sol siguen moldeando nuestras vidas madrileñas.

          Antes de almorzar, nuestro objetivo fue el mercado de las Ranas, que se celebra en la calle Huertas, hasta las seis de la tarde, el primer y tercer sábado de cada mes, promovido por los propios comerciantes del barrio. Muy apañado y nada cutre, ofrece gran variedad de productos, como ropa, bisutería -alguna elaborada con impresión 3D-, plantas, anillos hechos con monedas, libros, jabones...¡Y hasta un par de tenderetes de queso y miel! El mostrador, que más nos gustó, vende mapas y planos de todo tipo, destacando los de escenarios de numerosas novelas famosas, como por ejemplo, el Londres de Jack el destripador.

          La temperatura era magnífica y el sol planeaba en todo lo alto, por lo que decidimos acercarnos al Parque del Retiro, que no visitábamos hace tiempo. El problema fue, que muchos nacionales y extranjeros habían pensado lo mismo y la zona del estanque parecía más bien, una manifestación o una verbena, que un recinto para el relajado paseo. Para la exposición del palacio de Cristal había una cola de casi quinientos metros, por lo que nos conformamos con ver la del de Velázquez, con una muestra pictórica de Manuel Quejido, que solo nos gustó, regular.

          Mucho más, disfrutamos en el museo Arqueológico. En esta segunda visita a este imprescindible recinto en menos de un mes, recorrimos casi toda la totalidad de la segunda planta, que nos quedaba pendiente (en la actualidad, las exposiciones de la tercera están cerradas). Los restos, muestras y recreaciones celtíberos, de Fenicia -actusl Líbano -, Roma y la Edad Media nos cautivaron durante casi dos horas.

          Concluimos la jornada en un inesperado y animado concierto con temas nacionales e internacionales, promovido por el colectivo de Ingenieros de Caminos, que celebraban su semana conmemorativa en la plaza de España.

          El domingo amaneció nublado y el día se fue estropeando, paulatinamente, para acabar lloviendo y pasando frío por la tarde. Pero, antes de eso, nos dió tiempo a pasear por el mercado del Planetario, que se desarrolla el primer y tercer domingo de cada mes, de diez de la mañana, a tres de la tarde, en el parque junto al mencionado observatorio astronómico. Disfrutamos de productos de alimentación de alta calidad, a través de degustaciones bastante generosas: quesos variados, morcilla de untar chorizo, encurtidos, pate de lechazo...

          A continuación, nos fuimos caminando hasta la calle Ortega y Gasset, en cuyas aceras se ha colocado una exposición temporal de dice esculturas, promovidas por el MLA (Madrid Luxury Arte). Enclavadas en el género, "imagínate, lo que quieras", unas nos gustaron más, que otras. Los carriles centrales del Paseo del Prado, los domingos por la mañana, son peatonales.

          Y, antes de yantar, regresamos a la Plaza de España, para visitar la exposición y un pase de video, que había montado el mencionado gremio de Ingenieros de Caminos. Realmente interesante, con atractivos simuladores, maquetas, vestigios del pasado y un breve documental sobre el mar y sus estructuras de ingeniería.

          ¡Como veis, un programa muy completito!.

martes, 7 de marzo de 2023

Los trenes gratis de media distancia han venido para quedarse

          Mientras llega finales de marzo y las vísperas de la Semana Santa, en las que previsiblemente, nos embarcaremos en las segundas vacaciones de este año, a disfrutar en Arabia Saudí o en Omán y Kuwait, seguimos a buen ritmo con nuestros viajes recurrentes a los Madriles, aunque descansamos algún fin de semana, porque ya vamos teniendo una edad y se hace necesario dosificar.

          La verdad es y según nuestra percepción, que la medida de la gratitud para el transporte de media distancia, ha venido para quedarse, porque al gobierno no le cuesta mucho dinero, por lo que la mayoría de los que optamos por esta fórmula, no usaríamos está opción, si nos cobrarán el no barato importe del billete. Antes, este tipo de trenes eran fantasmas y circulaban casi vacíos, con los escasos usuarios de pueblos, que no tenían otra forma de moverse. Ahora, los andenes están abarrotados y los convoyes también, sobre todo, de gente muy joven, que no quiere dejar de disfrutar, de viajar y que pagando, no se lo podría permitir de ninguna de las maneras. ¿Algún partido político, que quiera acceder al poder, va a renunciar a estos millones de votos?

          Otra cosa bien distinta son, las cercanías sin cargo. En teoría, su gratitud es mucho más necesaria, que la de media distancia, porque son usados, fundamentalmente, por gente, que va a trabajar o a estudiar y no para divertirse, como en el caso anterior. Estas personas lo necesitan y van a tener, que viajar, si o si, sea gratis o no, por lo que si el Estado mantiene la apuesta de uso sin cargo, perderá mucha más recaudación. Además, los bonos de esta opción, triplican en usuarios a los de recorridos medios.

          La recurrencia en los viajes, deja mucho más desnudas las deficiencias de RENFE, hasta para los usuarios menos observadores. Estamos acostumbrados, los que vivimos algo informados, a toparnos, casi diariamente, con los problemas -causas muy diversas-, que engullen a los cercanías en un escenario caótico. Básicamente, retrasos inexplicables, incidencias meteorológicas o caídas del sistema, que fastidian a millones de usuarios, que van camino del curro, de la uni o del aeropuerto, por poner tres ejemplos.

          La media distancia cumple más con los horarios, aunque experiencias surgen para todos los gustos y muchas de ellas recuerdan a relatos de terror. Aquí, los problemas fundamentales son otros, debido, a que nunca se apostó por este tipo de servicios deficitarios y molestos para la administración, que ahora, han salido al rescate del ejecutivo. Las cosas no están, como en Grecia, pero que no tienen a la suerte.

          Y, si quiere apostar por la media distancia -que lo dudo, porque da igual, el gobierno, que sea, solo fomentan los trenes para ricos-, hagan más cómodos los vagones -es, que en Madrid, a Victoria, son casi siete horas-, eliminen en ellos las numerosas barreras arquitectónicas y doténlos  de Wifi, porque por ejemplo, en el 80% de la línea entre Valladolid y la capital de España, no hay cobertura. El ALSA es un 50% más barato y cuenta con este servicio.

lunes, 20 de febrero de 2023

¡Carnaval, carnaval!

           La última y estúpida novedad en materia de colas en los Madriles también, que nos conste, en Barcelona -, se llama Samplia. Se trata de una aplicación, que promociona diferentes productos, de forma puntual y - casi siempre - gratuita, que pueden ser conseguidos en diversas máquinas, colocadas estratégicamente en distintos puntos de la ciudad -fundamentalmente, en centros comerciales - y que comprende una oferta tan variada, como muestras de perfumes, dulces variados o comida para gatos. ¡Hasta nosotros nos hemos enganchado, a la que hay en Príncipe Pío y eso, que ni siquiera tenemos felino, a quien alimentar!

          Resumiendo y yendo al grano: los Carnavales en Madrid, han sido un auténtico fiasco, al menos, el sábado ¡Qué cargue con la culpa, quién la tenga, aunque imaginamos, que bastante tendrá que ver, la incompetencia del actual y engreído ayuntamiento!

          A parte de varios  y poco conocidos  DJ'S, tocaban Jimena Amarillo -en acústico, para más frustración - y Varry Brava. Vamos, que tampico venía Rosalía, los Rolling Stones o el Miguel Ríos de su gira de 1982. Y todo resultó un verdadero y colosal desastre, porque el 90% de los presentes que quisimos entrar al recinto, no pudimos hacerlo. La interminable cola -al menos, de un par de kilómetros -, se perdía y no avanzaba, por el parque cercano al Matadero y el Paseo de la Chopera.

         No se entiende, por qué, como en los peores tiempos de la pandemia, para entrar a un reducidisimo y enrevesado espacio, habían dejado un único y estresante acceso, que ponía en tela de juicio incluso, la seguridad de este lugar. Menos mal, que el tiempo acompañó, a jóvenes, veteranos y nutridas familias,que no llegamos a perder la paciencia y que disfrutamos de los esperados acordes, en modo "solo escucha", sentados detrás de un feo muro, picando algo y llevando a cabo un activo y exitoso botellón, mayormente de cerveza, hasta desbordar las papeleras.

          No se entiende tampoco, -aunque ya nos ocurrió en más celebraciones del Año Nuevo Chino, de hace un mes-, que los conciertos los pongan de cuatro a seis de la tarde, cuando, por lo menos por el momento, si Almeida y los suyos no lo impiden, para estos menesteres, siguen existiendo las noches. Aunque cierto es y por ser justos, que a esas horas, hace mejor tiempo, en febrero y se propicia el ambiente familiar y menos golfo o subidito de tono.

        El domingo, con sol, diecinueve grados y llegando pronto, conseguimos remontar y entrar en el recinto carnavalero, para disfrutar del casposo y tradicional -la media de edad, rondaba los setenta años -, manteo del Pelele, a ritmo de cansinos y anticuados ritmos regionales de diferentes pueblos de . la Comunidad

          Completamos la mañana, mucho más contentos, visitando el Palacio de Cristal de Arganzuela, que engloba un espléndido jardín  botánico de voluptuosas plantas, repartidas en dos espacios tropicales,uno subtropical y otro del desierto.

          Por la tarde y después de hacer el recorrido de degustaciones por las seis tiendas de turrones del centro, nos deleitamos con los fanáticos frescos, que Goya pintó, hace casi ya dos siglos y medio, en la ermita de San Antonio de la Florida, no muy lejos, del famoso y concurrido restaurante, Casa Mingo, donde hace casi tres décadas, nos invitó a comer, mi suegra, ya fallecida.

          Cada fin de semana, Madrid nos sigue ofreciendo cosas maravillosas, aunque entre ellas, desde luego, no esté su Carnaval.




Palacio de Cristal de la Arganzuela, en Madrid