Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 1 de diciembre de 2022

Pattadakal: a mitad del viaje previsto

           Mañana será la mitad del viaje previsto y previsiblemente, pasaremos la jornada casi entera, transportandonos, hasta Gokarna. Llevaremos entonces 1.050 kilómetros -mas de un 80% en autobús - y nos quedarán otros 1.000 más para volver,a Bombay.

          Lo que queda por Goa y Maharastra, va a estar más relacionado con playas y mar, que con templos y cuevas, como hasta ahora.

          Hoy ha sido tal vez y hasta la fecha, el día más caluroso del viaje, así que después de haber madrugado, a las dos de la tarde ya estábamos en el hotel, protegidos del sol y del caos de las calles circundantes.

          En la mañana, nos hemos trasladado a la cercana, Pattadakal, donde poder contemplar tres templos magníficos, Virupaksha, Mallikarjuna y Papanatha, este último en obras. Antes eran todos gratis, pero ahora han encerrado los dos primeros y te cobran 600 rupias. No pasa nada, porque  se ven, perfectamente, desde fuera. Parece increíble, que un modestisimo pueblo de1.600 habitantes pueda albergar estás fantásticas joyas. Y, todavía más, que existan más de veinte autobuses diarios, que conectan este lugar con Badami. El que no ha estado en India, no le daría crédito. Pero es, que además van llenos, porque dan servicio a las localidades intermedias y a los sumisos escolares de los alrededores.

          De vuelta, a Badami, todo sigue igual, que ayer. El mercado con su vida vibrante; las callejuelas con las actividades de la vida cotidiana llevadas a cabo por las mujeres -entre ellas, limpiar de residuos con una rejilla, las guindillas o las lentejas -, mientras los hombres reposan sentados o tumbados en la tienda del alcohol o haciendo el bestia con la moto. Aunque, si algo hay igualitario en India entre los sexos es este último aspecto.

          Hay que ver, por cierto, que mal y deformados tienen los pies, los indios, por culpa de las omnipresentes chanclas y peor, las mujeres. A la mayoría se le ha agrandado el espacio entre los dedos donde se engancha el encaje y tienen los talones secos y agrietados, con durezas y callos,duros como piedras. Un callista solvente, haría negocio en éste país.

          La tormenta de la tarde resulta bestial, aunque más corta, que la de ayer. En Tamil Nadul y Karnataka, el monzón se alarga hasta noviembre. Llevamos un 75% de días llovido y no son más, porque los dos primeros transcurrieron en Madrid y Abu Dhabi. Los cortes de luz, cada vez, son más frecuentes, aunque aquí, disponen de generador autónomo.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Día tranquilo en Badami

          Después de dos noches seguidas -por primera vez en este viaje- nos da pena dejar el confortable hotel de Bijapur, pero el periplo debe continuar. A estas alturas estamos ya menos alborotados y ni nos planteamos, si hubiera sido mejor, irnos a las islas griegas y a Puglia. Ni tampoco valoramos este viaje, como el peor de los últimos años, como llegamos a opinar. Son varios y sonados los motivos, por los que estamos menos revolucionados y afligidos. Por un lado, hemos cubierto el periodo de adaptación, que conlleva cualquier viaje a India, aunque hayas venido mil veces. Y, por otro, la mayoría de las circunstancias, que nos mantenían en tensión han desaparecido.

          Transitamos a un ritmo más lento; visitamos lugares más bonitos, nos aceptan en casi todos los hoteles, pagando menos; tenemos reservas en rupias para seis o siete días y estamos comiendo mejor, introduciendo en la dieta mucho más arroz, masala dosas y las ricas samosas. del sur y todo menos picante, que al principio.

          Nuestro destino de hoy ha sido la bella Badami, donde los monos campan a sus anchas y el calor y la humedad derriten el cuerpo. En el centro de esta localidad, un colorido mercado donde las reinas son las guindillas, la fruta y las animadas y genuinas callejuelas casi sin tráfico, que conducen a los desperdigados y bellísimos templos de piedra -estilo del sur-, el embalse - donde se bañan y lavan la ropa-, las impresionantes montañas de roca -algunas labradas- y sus famosas cuevas (3 hinduistas y una jainita).

          No hay demasiados visitantes y los pocos, que vienen, llegan a estas últimas en autobuses y luego, se van. Para que os hagáis una idea, en veinte minutos hemos solucionado conseguir un buen hotel, una comida copiosa, una fresquisima coca cola y la orientación en el lugar. Y, a las cuatro de la tarde, ya habíamos realizado las visitas y pudimos dedicar varias horas a trastear con el potente wifi del alojamiento, para fundamentalmente, subir al blog los vídeos del viaje, descargar series y ponernos al hilo de la actualidad patria, para conocer entre otras cosas, que el Madrid ha goleado al Barcelona .

          Después de ocho días sin conexión inalámbrica, ha aparecido en el momento más inesperado. A última hora y como todas las tardes, ha caído el tormentón del siglo y se nos ha inundado la habitación. Cada vez, están siendo más frecuentes los cortes de luz momentáneos, gracias a los generadores autónomos podemos sobrevivir.

martes, 29 de noviembre de 2022

Bijapur

           Al no hacer el improbo esfuerzo de ir a Bidar y volver, decidimos quedarnos un día más,en Bijapur y acertamos. La metereologia acompañó y solo llovió un ratito, aunque la mayoría de las calles seguían encharcadas y enfangadas.

          Bijapur es otra de esas joyas de India, que nadie conoce. Los propios lugareños, muy amables y curiosos, te saludan y te preguntan por tu nacionalidad. Se sorprenden de ver extranjeros. Ayer una joven, con sari colorido, dejo plantado a su novio en la moto y vino a hacerse unas selfies con nosotros. Hoy, los colegiales se alborotaban y ruborizaban a nuestro paso.

          Bijapur está llena de lugares de interés, distantes entre si, lo que supone una molestia, si como nosotros, se hace la visita caminando. Pero, cuenta con la ventaja, que de camino, se contempla la cotidianidad de sus habitantes. Ves a los notarios con sus actas o escrituras en plena calle, en mesas, que son peores, que las de los puestos de las samosas o el té. También, merodean por el lugar algunos abogados y escribientes de documentos en máquinas de hace cincuenta años, como poco.

          En las zonas más humildes, las cabras comen flores y las vacas reposan con sus cuernos retorcidos y pintados. Mientras, las mujeres -no se libran ni las embarazadas - llevan a cabo las tareas de limpieza y cocinado en el exterior, dado que los grifos de agua están fuera. Los viejos entretienen el tiempo en interminables tertulias y hasta los conductores de rickshaws son aquí, amables y atentos.

          Para mas colorido, hemos coincidido con una nutrida manifestación de partidos políticos -unos con una flor de logotipo y otros, con una mano- que se han movilizado por toda la urbe. Primero, iban los hombres, gritando sus consignas; después las mujeres y detrás, las motos y los autorickshaws. En algunos lugares se ha repartido comida rápida -bondas, samosas y platos de arroz, fundamentalmente - y lanzado fuegos artificiales.

          Aquí y de momento, hemos almorzado las mejores samosas de patata y vegetales del viaje. ¡Para chuparse los dedos!

          Bijapur cuenta con numerosos templos de casi todas las religiones, incluida la católica. Su emblema es el Golgumbaz, unas tumbas muy bonitas, camino de la estación de trenes. Pero su fuerte son las mezquitas. Hasta tres de consideración hemos visto, destacando la de Ibrahim Rouza que es la más bella, que hayamos visto jamás en nuestras ya dilatadas vidas.

          Diversas son las ruinas, muy bien conservadas, destacando las de la ciudadela. Son gratuitas. Otros lugares para no perderse son las murallas y sus puertas,un afamado cañón, una poderosa fortaleza y el animado mercado, en una parte cubierto y en otra no, que sirve a particulares y a mayoristas. Aquí, vemos desde gente machacando guindillas de forma rudimentaria, a un puesto de comida benéfica, donde nos zampamos un enorme plato de arroz con vegetales, por solo diez rupias.

          Un único paso elevado no es suficiente para evitarte el estrés en cruces de calles imposibles pero, algún peaje hay que pagar por disfrutar de estas maravillas.

lunes, 28 de noviembre de 2022

India, no con billete de vuelta

           Hace ya unos cuantos años, antes de visitar por primera vez este país, me preguntaba con curiosidad, porque la mayoría de los viajeros expertos en India, insistían, que al menos había, que dedicar un par de meses a la aventura. Hoy, en nuestro cuarto periplo por el país, de tan solo 26 días y con billete de vuelta cerrado, lo comprendo, perfectamente.

          En nuestros tres anteriores, sin fecha de fin prederteminada, cumplimos formalmente nuestros objetivos e incluso, los sobrepasamos. ¿Por qué? Pues, porque no existía el yugo del retorno prefijado. Si queríamos correr, corríamos. Si queríamos parar, por estar agobiados, parábamos. Daba igual dilapidar los días, haciendo nada o sencillamente, tomando cervezas y oliendo a chapatis quemados, en una habitación con la ventana enladrillada, mientras meditaba sobre la.conveniencia o no de ir, a Bangladés.

          Sin embargo, en nueve días, que llevamos ahora, ya hemos cambiado dos veces el recorrido y no dejamos de estresarnos con cada momento perdido o cada contrariedad producida. Pareciera, que nos hubiéramos metido en la carrera de la rata: seguir y seguir siguiendo, hasta el desfallecimiento definitivo.

          A India, no se puede viajar con el calendario de la mano. Demasiada tensión genera transitar por el país, para meterte a ti mismo presión, una jornada tras otra. Por India, se viaja sin ataduras, sin pensar, que tal día tienes, que volver al trabajo o a tu país, por cualquier otra causa. Si eres feliz, puedes estirar el hilo, lo que te durá el visado. Si te sientes mal y ves, que no puedes, te largas al día siguiente y santas pascuas.

          En un viaje con billete de vuelta, a India, lo que en realidad son oportunidades para absorberte el país, se convierten en contrariedades y en escenas de mal humor. Al entrar a esta nación.por.cualquier aeropuerto o frontera terrestre, nunca te van a pedir un boleto de salida a diferencia de otros destinos del mundo. ¡Si ellos no te ponen pegas, no las crees tú!

Cambio de planes sobre la marcha

           Este viaje nació, como una mezcla de lugares de tres estados distintos: Marahastra, Karnataka y Gujarat. Si se observa el mapa y aterrizando en Bombay, era posible hacer un circuito circular, como planteaba nuestro objetivo inicial. Había que bajar por el primer estado y el segundo -Matheran, Lonavala, Cueva de Karla, Pune, Mahabaleswar, Kolhapur, Bidar, Bijapur y Badami- y volver a subir al punto de partida. Y, luego, hacia arriba, visitando Nasik, camino de Ahmedabad, para acabar un circuito en forma de triángulo: Bkavnagar, Palitana, Diu, Junagahd y Janmagar, que añadía 3.500 kilómetros a la primera parte.

          En casa y para 26 días, nos parecía factible, pero tras dos días en India, nos dimos cuenta, de que nunca conseguíriamos hacer esto, porque antes, moriríamos de estrés o por locura. Así, que de buenas a primeras, decidimos cargarnos la segunda parte del viaje. Al llegar a Badami, tomaremos camino a Mangalore, Gokarna y el estado de Goa, donde nos esperan lugares no conocidos, como Anjuna, Palolem, Arambol, Chandorm, Candolin o Benaulim.

          Desde aquí, tres serían las posibilidades de terminar el viaje: subiendo poco a poco por la costa de Maharastra, hasta Bombay; tomando un tren directo, desde Margao o en un más rápido y cómodo avión.

          A día de hoy, 12 de octubre, nos encontramos en Pune, y estos nuevos planes siguen siendo perfectamente posibles, si la lluvia nos deja, claro, porque lleva cuatro días seguidos diluviando.

          Este post, se escribió en Pune y debería haber sido publicado antes de los del día a día del viaje.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Mañana de pitidos y alcohol, tarde de incertidumbre y noche de folleteo frustrado

           Buena parte del magnífico día de ayer ha quedado en un espejismo, cosa, que no resulta extraña en este país. Nada más levantarnos e ir a la estación, a comprar los billetes para la tarde a Bidar descubrimos, que ha habido un malentendido y que por poco, no nos vamos  a Virar, en dirección absolutamente contraria y cerca de Bombay.

          Al menos, si existe bús público hasta el templo, donde llegas en menos de diez minutos. Es bonito -sobre todo, la parte de más abajo, que se encuentra absolutamente labrada- y la única molestia es, descalzarse en todo el recinto exterior e ir pisando los lodos generados por la copiosa tormenta de la noche pasada.

          Hasta las tres de la tarde pasamos la mañana de bajón en la habitación, bebiendo alcohol y escuchando de fondo los insistentes y persistentes claxons de todo tipo de cacharros. ¡ Cuántas mañanas habremos dilapidado así, en Delhi o Calcuta, en anteriores viajes!. La última hora nos quedamos dormidos profundamente.

          La tarde pasa entre el aburrimiento, la confusión y la inquietante incertidumbre. Cada vez, que preguntamos horarios, para Bijapur, nos dicen unos distintos. Hay un momento, incluso, en que llegamos a dudar de si hay servicio directo a esa ciudad. En las pantallas de la estación, ni rastro de nuestro destino. Me siguen picando los granos con gran intensidad. Finalmente y gracias a una amable trabajadora de la estación, siendo las 20:20 horas, nos ponemos en ruta en un no muy lleno autobús estatal. Llegamos, a Bijapur, a las tres de la madrugada y nos toca dormir en la estación en unas sillas y apoyando la cabeza en las mochilas, colocadas una encima de la otra, hasta las seis de la mañana.

          Media hora después, nos ocurre un incidente lamentable. Un amable joven nos ofrece una habitación a 200 rupias. Nos parece muy barata, pero viéndola, creemos entender los motivos. Entra el agua de la lluvia por todas partes, pero al menos, conseguimos, que nos cambien las sábanas. A la hora y cuando no nos hemos ido a dormir, aporrean la puerta y nos invitan a irnos. A nuestros 55 y después de 35 años juntos, nos ha tomado por dos desesperados folladores domingueros.

          Bijapur es una ciudad muy interesante, a pesar de estar casi anegada por la lluvia interminable de los últimos días. Tiene numerosas y apacibles ruinas de palacios y ciudadelas, que se pueden visitar de forma casi lineal y gratuita, hasta culminar con la impresionante tumba de Golgumbaz.  Además de tres impresionantes mezquitas, una barbacana, un vibrante mercado exterior e interior para mayoristas y público en general... La mala noticia es, que no iremos a Bidar, porque significaría perder dos días en ir y volver, con transbordos incluidos. Si no hay cambios de planes, Badami nos espera.

          De momento, pernoctamos en un buen y barato hotel, en el hasta ahora, mejor destino del viaje.