Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Disfrutando de Yerevan y de nuestros nuevos amigos

Todas las fotos de este post son de Yerevan, menos las tres últimas, que pertenecen a Echmiadzin, cercano a esta ciudad
             Nos citamos con Romualdo y Patricio para el día siguiente. Como ellos sí disponen de guía –aunque antigua-, nos sacan ventaja y nos descubren el maravilloso mercado de fin de semana , donde se comercia con artesanía, ropa, alfombras, objetos religiosos y casi todo lo que pueda atraer a lugareños y a turistas (escasos, pero bastante visibles).

            Paseando por esta zona y sin decidirnos a comprar nada, nos topamos con un uruguayo y un argentino, ambos de origen armenio, que se han sobresaltado y nos han entrado, como saltando de un resorte, al oírme comentar a Romu, que deberían de empezar a cicatrizar las heridas del genocidio, que acabó con un millón y medio de armenios, hace casi un siglo, por culpa de los otomanes. Ellos, aunque de forma no expresa, no parecen estar tan de acuerdo

De todas formas y últimamente, cada vez que conversas con un no español, la conversación acaba siempre derivando al mismo sitio: lo mal que están las cosas en nuestro país. Y, nos miran con cara de circunstancias y casi, de penita. Si va a costar levantar la situación económica, aún más nuestra imagen internacional. Hay en telediarios, que priorizan una pequeña manifestación del 15 M, por encima de la guerra de Siria.

            Como no podemos permitirnos, tomar algo en el hotel Marriot o en los restaurantes de la calle peatonal, seducimos a Romu y a Patri, para ir al supermercado y comprar cervezas y snacks, que consumimos en la calle (lo que en Armenia, no es ningún problema). Empezamos con el botellón a los quince y aún seguimos, ya bien pasados los cuarenta.

Se asombran, al ver una enorme estantería de quince metros de largo y seis baldas de alto, llena de botellas de vodka, de todos los tamaños, marcas y variedades. Además, existen unas cuantas islas y cabeceras de otros alcoholes, sobre todo brandy (hay una fábrica de ambos licores, en las afueras de la ciudad, camino del monasterio de Echmiadzin). El precio de estas bebidas es mucho más barato, que en Georgia y el del común de los comestibles y bebibles, también. No así, la cerveza. Hay vodka, desde 1,5 euros.

            La variedad en los supermercados es mucho mayor, que en el país vecino y la asistencia de clientes, se multiplica por decenas. Los dos supermercados, que conocemos en Yerevan, abren las 24 horas, los 365 días del año y siempre hay compradores.

            Los armenios y los turcos están peleados, pero cada vez, encontramos más similitudes entre ambos pueblos. Casi en nada, se parece Armenia a Georgia, Ucrania, Moldavia, Estonia, Letonia y Lituania, antiguos compañeros de viaje de la extinta URSS. Armenia se halla más en la onda de Oriente Medio, que del Caúcaso, los Urales o los Balcanes.

            Ya sólo resta contaros, que nos ha decepcionado bastante, el monasterio de Echmiadzin, cercano a la ciudad. En su descargo, decir, que se halla lleno de andamios, que ya hemos visto muchos monasterios –siendo casi todos iguales- y que resultan, la mayor de las veces, inaccesibles en transporte público (a este, sí que lo hay, con mucha frecuencia).

            ¡Se me olvidaba!. En el mercadillo de Yerevan, mirad, pero no preguntéis precio, ni mucho menos, compréis. Un kílim cuesta 240 dólares, un libro de fotos, 60 € o unos pendientes, de 0.25 € del Primar, a 2 €. Arañan gravemente, la cartera de cualquiera.

3 comentarios:

Eva dijo...

Todo evoluciona y no es nada fácil, adaptarnos al devenir de los tiempos. Y, quizás, más en esta época de tanto y fundado desánimo.

Los blogs de viajes, en su día, fueron muy participativos, cuestión, que siempre te anima a seguir adelante a colgar posts, a pesar de hacer una aportación para los demás, gratuita y en muchos casos, muy currada.

Pero, hoy en día, todo se lo preguntamos a Google, salga lo que salga. Obtenemos la información del sitio, que sea y huimos con el botín, como cualquier depredador, sin dejar rastro.

Es curioso, pero a veces y después de tratar de hacer una labor de ayuda, te reclaman que apures los relatos o los posts, para que puedan tener la suficiente información anticipada para su viaje o te critican cualquier nimiedad, (probablemente, con razón).

La web, que soporta a este blog y este mismo, nacieron como mero archivo de toda nuestra documentación de viajes. Cómo nunca tuvimos ánimo de lucro, nos daba igual, que toda la información estuviera a disposición de todo el mundo. Pero, después de años y diversas experiencias, nos lo estamos pensando.

Además, algunas de nuestras aportaciones, ya son antiguas y tal vez, puedan confundir, más que aclarar.

De momento, la web vuelve a su modalidad de suscripción, desde el 1 de enero -sino antes, si se me cruzan los cables- y sobre este blog, lo estamos pensando.

En internet, hemos aprendido todos, que encima, que nos ofrecen las cosas gratis, no hay ni que agradecerlo.

Algunos -hasta los contadores de visitas de las webs-, ya están tratando de cobrar -y no poco- por sus meritorios servicios, cuestión razonable, pero que les llevará al fracaso.

Nosotros vivimos en este caso, más del cariño de nuestros lectores, que de lo que económicamente, esto nos pueda aportar (nada y gracias, que nos sale gratis).

Nuestro cese de actividad de toda nuestra oferta, cada día se halla más próximo. Al menos, de forma pública

Un abrazo y un placer.






Anónimo dijo...

Me parece un comentario tan real como atinado. Han caído mucho los comentarios en los blogs y creo que es por lo uqe tú dices.

Saludos

Laia

PD: También el tema de las palabras de seguridad da bastante pereza.

Eva dijo...

Pues sí. Tienes razón en lo de los códigos de seguridad.

Gracias.

Saludos.