Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 20 de octubre de 2017

Mitos y falsas verdads sobre, Phuket, Malasia y Brunei

                                    Esta y la de abajo son, de Bangkok
          -”Celebrar tu luna de miel, en Phuket, será el momento más inolvidable de tu vida”. Poca historia vital vas a tener, si esta afirmación se cumple Phuket, como ciudad, es un sitio, que no está mal, con sus casas coloniales y sus tempos. Algunas playas de su entorno -no precisamente, la de Patong, que es la más concurrida-, no están nada mal. Pero de ahí, a pegarse doce o catorce horas de avión y gastarse un dineral en este evento, media un abismo.
Esta y la siguiente son, de Kuala Terengganu
          Las playas de Formentera o de Fuerteventura, por ejemplo y entre otras, se encuentran bastante más cerca y pueden culminar con total satisfacción, la boda de cualquier pareja enamorada.


          -”Malasia es un país de los más modernos y desarrollados del sudeste asiático”. Las famosas Petronas, el circuito de Sepang, las numerosas playas con supuestas infraestructuras turísticas..., pueden dar esa sensación engañosa al que no conozca el país, pero la realidad es, que el desarrollo y la modernidad de Malasia, se hallan más cercanas al nivel, de Tailandia, que al de Singapur.

          Hay ciudades, como Kuala Terengganu, que se ve que manejan dinero y aún así, tienen la mitad de las infraestructuras abandonadas o en construcción. Otras, como Alor Setar, dan una sensación de modernidad, que se diluye en el momento, en que te alejas del centro. Por el contrario, la mayoría resultan un poco o un mucho desastre -destacando, por encima de todas, Kota Bharu-, como la mayoría de países de la zona, con la excepción de la ya mencionada, Singapur.
                                     Esta y la siguiente son, de Kuching
          Las infraestructuras de las famosas islas Perhentian resultan escasas, insuficientes y muy precarias, dignas del tercer mundo. Pero, no tienen ningún problema en cobrar el ferry, que llega hasta ellas, a precios del prim er mundo.

          La propia Kuala Lumpur y en esta ocasión, se encontraba sumida en un insoportable caos, debido a las interminables horas del centro, que avanzan, a ritmo malayo, duplicando las fechas previstas de entrega.
          -”Malasia es uno de los países musulmanes más permisivos del mundo”. Malasia cuenta con mucha inmigración -fundamentalmente, procedente de China- y por eso parece, que la religión se viva de forma muy laxa en algunos lugares. Sin embargo y en toda la zona noreste -incluidas Besut y las Perhentian-, el integrismo islámico está a la altura de países musulmanes de corte muy radiccal. A mi, en Khota Baru, casi me pegan por ir en pantalón corto.
Kota Bharu
          -”Trabajas, como un chino”. Y eso se suele decir, pare referirse a personas, que laboran mucho y a casi todas las horas del horas. Sin embargo, la mayoría de los titulares de negocios de esta nacionalidad, echan la chapa sobre las cinco de la tarde y tampoco, abren muy pronto. ¡Vayamos cambiando nuestras ideas preconcebidas de toda la vida!.
Kuala Besut
         -”Borneo es una isla paradisiaca”. No voy a ser yo, que conozco sólo una pequeña parte, quien niegue esta afirmación. Sin embargo y como puede pasar con Bali, no todo el monte es orégano. Para hallar lugares idílicos, hay que tragarse muchos kilómetros de insulsas carreteras.

          -”Brunei es uno de los estados musulmanes más duros para el viajero”. Aunque el país está gobernado desde tiempos inmemoriales por una monarquía absoluta y desde hace un par de años se aplica la sharia, ya se encargan ellos de que el turista no lo perciba de ninguna forma. Bandar Seri Begawan es una de las ciudades más relajadas y relajantes del mundo, sobre todo, si se visita en fin de semana, debido a sus impagables mercadillos y al corte de la circulación en el ce4ntro.    Phuket

  ”Túnicas blancas, como vestimenta y hombres de a `pie, que viven de los negocios del petroleo”. No es difícil imaginarse así, a los habitantes, de Brunei, pero la realidad resulta bien distinta. A diferencia de Qatar, aquí la gente viste de forma muy dispar y bastante relajada. Incluso, la mayoría de las jóvenes, ni siquiera llevan velo (al menos, en la capital). Y lo del petroleo, tampoco tiene mucha pinta.
Bandar Seri Begawan
          -”Brunei es uno de los países más estrictos con la legislación anti-alcohol”. Esa fama tiene, pero la realidad es, que no se controla el equipaje en las fronteras y que además, se permite la entrada de una cantidad determinada de cervezas y de bebidas alcohólicas, incluso superior, a los de algunos países países no musulmanes. Eso sí, tiendas de bebidas espirituosas en la capital, no encontraréis, al menos, de forma visible. Pero seguro, que como en casi todas partes, existe un mercado negro
Miri
          En algún blog hemos leído, que a los nacionales, que salgan al extranjero y beban alcohol, les pegan una paliza a su vuelta. Y la verdad es, que nos ha entrado un ataque de risa.

jueves, 19 de octubre de 2017

Mitos y falsas verdades, sobre Japón

                                                           Esta y las cuatro siguientes son, de Tokyo
          -”Japón resulta un país muy caro”. Nada más alejado de la realidad. Yo diría, más bien, que el país nipón resulta bastante barato, si se saben hacer bien las cosas y se huye de la manera más tópica y típica de recorrer esta nación, que replican como cansinas letanías, la mayor parte de las webs y los blogs dedicados al país.

          Para empezar, se debe estudiar minuciosamente, si conviene adquirir el carísimo pase de tren, Japan Rail Pass, simplemente, por la emoción, la estupidez, la catetada o el capricho, de pegarse viajes en tren bala, que no es otra cosa, que un AVE más rápido. Ya os adelante, que para el 90% de los viajes, no sale rentable y de largo.

        Los autobuses nocturnos -incluidos los de la propia JR- salen a muy buen precio y además, te permiten ahorrarte una noche de hotel (por ejemplo, el trayecto, de Tokyo, a Kyoto, nos salió, a 4.000 yenes por persona).

          Salvo los sábados por la noche, día en que no sé por qué motivo, los precios de los hoteles se disparan, el resto de los días y siendo un poco flexible con la zona -sobre todo, en Tokyo-, se pueden encontrar buenas gangas. La habitación más cara, que pagamos en la capital, nos costó 32 euros y en el centro de Kyoto, disfrutamos de una amplia y confortable alcoba, por 16. En Osaka, es posible, dormir por 9 euros, la doble (como os lo digo).

          Aunque no resulta barato, comer en restaurantes tampoco debe asustarnos, si comparamos con España. La cesta de la compra en el supermercado, puede ser un 10 o un 15% más, que en nuestro país -algunos productos se disparan, como ocurre en cualquier parte- y si se selecciona bien, resulta posible alimentarse de una forma correcta, sin gastar demasiado. El problema es -sobre todo, en Tokyo-, que no siempre es posible encontrarlos, sobre todo, en el centro, estando dispersos, de una forma muy desigual.

          El más completo y el que nos salvó la vida a nosotros, se halla en el distrito, de Asakusa, muy cerca de los templos, de Sensojii.

          Es verdad, que en los últimos tiempos, el yen se ha devaluado bastante -actualmente, 131 yenes, por un euro-, lo que contribuye, a que los europeos, podamos disfrutar de Japón, a precios, casi de ganga.
Yokohama
          -”Orientarse en Tokyo, resulta extraordinariamente difícil”. Es verdad, que el plano de la ciudad, puede asustar, al principio e incluso más, el del metro y trenes privados urbanos. Pero, a la hora de poner nuestra ruta en práctica, todo resulta mucho más sencillo de lo que parece. Cierto es, que muchas calles no tienen nombre, pero también lo es, que existen infinitos mapas de ubicación en los distritos más céntricos y en las estaciones de transporte suburbano. Por otra parte, la gente estará encantada de ayudarte y ubicarte, a golpe de GPS del celular.

                                                              Todas las que restan son, de Kyoto
          Tras este epígrafe, se incluye, de forma pormenorizada otro, de como orientarse en la capital del imperio del sol naciente. ¡Veréis, como no es tan complicado!.

        -”En Japón, no hablan ni papa, de inglés”. Este dicho, lo hemos oído hasta la saciedad, incluso en Arameo o Suazilandés y resulta absolutamente incorreecto. No es falso, que el nivel general en la lengua de Shkespeare, no resulta demasiado alto para conversaciones profundas, pero unos conocimientos básicos -que es lo que al viajero, en un principio, le interesa-, los manejan con cierta soltura, sobre todo, los jóvenes y en la capital. Otra cosa es, que a muchos les da vergüenza hablarlo.

          -”Los transportes en Japón son siempre puntuales, especialmente, los trenes”. Suelen tener bastante fiabilidad, pero no nos debemos tomar esta frase al pie de la letra, porque se producen retrasos y cancelaciones, como en todas partes. Sirva, como ejemplo, nuestro primer viaje por el país, entre la capital y Yokohama. El convoy llegó con más de cuarto de ahora de retraso y nadie se llevó las manos a la cabeza (avisan del mismo en las pantallas y por la megafonía).

          -”En el país nipón abundan los cíbers, donde por una módica cantidad, te puedes quedar, a dormir”. No digo, que no los haya, porque, obviamente, no hemos recorrido todas las calles. pero no vimos un sólo cíber en Japón, ya no para descansar, sino ni siquiera, para conectarse, a Internet. En las oficinas de turismo, de Tokyo, existen ordenadores para conectarse a la res, de forma gratuita, pero van más lentos, que los de Zambia o Zimbabwe y no exagero (nos fue imposible entrar en la página, de booking).

          Si nos topamos, en Sibuya, con un salón de relax para hombres, con televisiones y otros medios de ocio y relax, que no incluían el final feliz. Únicamente, eso.

          -”Los japoneses comen sushi, cada día”. Pus no, según nos lo confirmaron. Sólo lo disfrutan de vez en cuando, porque la gastronomía resulta muy variada y las cocinas regionales, suficientemente diversas.

          -”A todos los japoneses les gusta el manga o el anime”. Son millones, a los que ni lo uno ni lo otro, ni fu, ni fa.



domingo, 15 de octubre de 2017

El problema de las tarjetas no fue de las tarjetas

          El llamado problema de las tarjetas, que tanto nos preocupó, desde el día 18º de este viaje largo, no fue tal, como yo ya venía barruntando desde primeros de agosto. Parecía un imposible, que dos SIM se estropearan -llevó 23 años con teléfonos móviles y nunca me ocurrió nada igual- el mismo día y en un plazo de doce horas, sin haber sufrido ningún accidente.

          Tampoco resultaba fácil creer, desde luego, que en ese mismo periodo, se estropearan los dos teléfonos móviles, pero así ocurrió, como finalmente, hemos comprobado. El pasado día 6 de octubre y al adquirir un nuevo terminal, las dos tarjetas SIM, funcionaban, perfectamente.

          La fatalidad provocó, que aquel pasado 6 de julio, mi teléfono apareciera carbonizado por la mañana, probablemente, por una sobrecarga de la red eléctrica. Y esa misma tarde, el lector de tarjetas SIM del de mi pareja, dejó de estar operativo, por razones desconocidas y siguiendo totalmente en sevicio el resto de funciones del aparato.

          Todo un contratiempo y un cúmulo de mala suerte muy desagradable, pero hubiera sido peor, caer enfermos, sufrir un atropello o haber tenido, que renunciar al viaje, por cualquier otro motivo.

          Con esta entrada, se pone punto y final a este problema, que tantos quebraderos de cabeza nos trajo y también, a la serie de 61 posts, que han tratado de resumir -con más o menos acierto-, los 94 días de nuestro séptimo viaje largo.

          ¿Habrá un octavo?. Aunque, en un principio era, que no, cada día que pasa, estoy más convencido, de que sí, porque seguimos en plena forma y las ventajas, actualmente, siguen superando con creces, a los inconvenientes. Pero, habrá que hilar fino para llevar a cabo un recorrido competitivo y ya sin contar, con India, que tantas satisfacciones nos ha dado en nuestros dos últimos periplos de larga duración.

Las eternas preguntas

                                                                                   Arriba, Hampi y debajo, Halebid
          Viajamos a India con el corazón en la mano, con la ilusión de niños recién aterrizados al mundo, con ganas de vivir experiencias inolvidables y descubrir sitios mágicos. Pero la realidad, a veces, nos echa del paraíso y nos hace plantar los pies en el suelo. Después de pasar varios meses en este país, todavía me hago varias preguntas para las que no encuentro una solución fácil y creo, lo mismo debe de pasarle a las autoridades, ya que ellos tampoco ponen en marcha ninguna.
                                                                 Bangalore
          -¿Cómo es posible, que tengan las carreteras en el estado en que se encuentran?. Están llenas de surcos, socavones, que llegan hasta casi el centro de la tierra, escombros, barros y grandes charcos (en los que Nessi, el del lago escocés, nadaría feliz). Pero, estos caminos no son pistas de tercera o cuarta categoría por los que no pasa nadie, sino carreteras principales, como la que une Delhi, con Dehra Dun, que hacen que tu viaje se convierta en una pesadilla.
Hyderabad
          -¿Cómo es posible, que la basura se amontone en las calles?. Mires por donde mires, hay montoneras de desperdicios de todo tipo, llenando las vías públicas, sean las de un mísero barrio de chabolas o las principales del centro de cualquier ciudad, incluida la capital. Existen papeleras y contenedores -sólo, a veces-, pero es más fácil tirar todo al suelo. Incluso, los que parecen tener una mejor educación, tiran todo les conviene, a su paso por las calzadas y aceras o desde la ventanilla del bus o del tren.
                                                                    Delhi
        -¿Cómo es posible, que dejen a los niños sólos por las calles?. Ves a pequeños mocosos sucios, harapientos o desnudos, haciendo sus necesidades, a la vista de todo el mundo, en el primer sitio que pillan, sin por supuesto, ir a la escuela y jugando entre la basura. Las más mayores, porque suelen ser niñas, se ocupan de los ellos, llevándolos pegados a sus faldas, y pidiendo una limosna o de comer.
Manali
          -¿Cómo es posible, que las vacas circulen a sus anchas por todos los sitios?. Estos animales, considerados sagrados, por mucha de la población de India, malviven en las calles comiendo restos de alimentos y basura y siendo empujados y apaleados, cuando se acercan demasiado a los negocios. Si tanto quieres a estos animales, dales una vida más digna y menos estresante, que las de las ciudades.
Leh
          -¿Cómo es posible, que existan urinarios a pie de calle, sin tapar y sin limpiar, que huelen a varios metros de distancia?. Me parece bien, que haya servicios públicos, pues la gente pasa más horas en la calle, que en sus propias casas -y en estas es posible, que tampoco tengan baños-, pero no estaría nada mal, que fueran gratuitos y que demolieran esos rincones donde mean los hombres, que están amarillos de tantas generaciones, como han hecho uso de ellos.
Mabdi
          -¿Cómo es posible, que la gente aborde el metro, tren o autobús, a empujones o colándose por las ventanillas?. Vale, que en este país son muchos millones de personas, pero se podrían abordar los transportes con más calma y respetando a los demás. Una vez, al bajar de un tren en Allahabad, nos tiraron al andén, los que subían al vagón, pues tuvimos que pelear con ellos para poder bajar.
Carretera de Keilong, a Leh
          -¿Cómo es posible, que las mujeres vivan aplastadas por su condición, maltratadas por padres, hermanos, maridos y a casi todo el mundo, le de igual? Ya desde que nacen, las niñas lo tiene mucho más difícil, que los niños. Son vendidas en matrimonio y pasan de pertenecer a su familia, a estar presas de la familia del marido, sin vida propia y cumpliendo lo mejor que saben, para no ser repudiadas por su esposo y acabar en la ruina.

          Después de todo esto, sólo me queda una pregunta, quizás la más importante: ¿Cómo sabiendo todo esto, volvemos a la India, más de una vez y más de dos? ¿Que poder de seducción tiene para atraernos de esta manera?

"Tuck tuck, Sr; tuck tuck, Madan"

          Todos los que hayáis viajado a Asia en general y al sudeste asiático o a India, en particular, sabéis de que os hablo si digo: “¡vamos a coger un tuck, tuck!”.

          Este medio de transporte abunda en las ciudades más pobladas y congestionadas de este continente. Sus conductores son hábiles a la hora de sortear el denso tráfico, con el que que tienen. que convivir a diario, en las carreteras. La mayoría de ellos disponen de taxímetro pero se suele acordar de antemano el precio de la carrera, y, aquí depende de tu destreza a la hora de regatear, aunque a veces, consigues menos descuento, que si dejas que el contador cumpla su función.

        En las calles de India es casi imposible no verlos y no tener que quitarte de encima a los conductores, que machaconamente te insisten una y otra vez: “tuck tuck, sir, tuck tuck, madam”

          Pero este vehículo tiene varias funciones, además de la obvia:

          -Muchos, se convierten en pequeñas empresas de transporte de mercancías: llevan paquetes enormes, cajas de fruta y verduras, tubos de aluminio, sacos de cemento y otros materiales de construcción...

        -Al mismo tiempo, también hacen de mensajeros: cartas urgentes, paquetes postales, sobres con correspondencia oficial...

          -Transporte de todos los utensilios necesarios para montar un puesto de momos, por ejemplo. Esto lo vimos en las cercanías de la Puerta de la India, donde un joven llegó y con él toda los instrumentos, para instalar su tenderete, en espera de que todas las familias, que merodeaban por allí, de paseo acabaran con sus existencias de este delicioso plato tibetano.

          -Sí no hay una ambulancia a mano para llevar a un accidentado al hospital, no os preocupéis, que allí aparecerá el salvador tuck tuck para, a toda prisa, cumplir esa función, aunque sea de manera rústica. Y lo mismo, si necesitáis, que un enfermo dado de alta y con la bolsa de los orines colgando, sea llevado hasta su domicilio.

          -Que hay un choque de vehículos y no aparece la grúa, no pasa nada. El policía llamará a un tutckukero para que transporte partes del coche o la moto accidentados. Aunque tengan que subirla a pulso entre dos o tres personas.

          -Otra función, que cumplen estupendamente, es la de transporte escolar. Las mamás pueden respirar tranquilas: sus retoños están en buenas manos y llegarán puntuales al colegio, aunque de camino tengan, que sortear a autobuses, motos, otros tuck tucks, vacas... y meterse por calles de dirección prohibida o hacer giros en la dirección inversa...

        -En cuanto a los guiris se refiere -aunque sean un poco pelmas con los extranjeros-, pueden ser de gran ayuda para multitud de pequeñas cosas: hacer de guías turísticos de forma gratuita, según te llevan a tu destino o de forma remunerada, si los contratas para una jornada completa. Te pueden cruzar las calles, esas que tienen un río constante de tráfico y resultan imposibles de atravesar andando y lo mismo, si quieres ir hasta una boca del metro y te parece misión imposible, allí están ellos. Además, mientras estés en los brazos de tu particular tucktukero, por aquello de respetar a un compañero de gremio, no se te acercarán ningún otro.

          -Y, por supuesto, son taxis y transportan a personas. Sobre todo es fácil ver a varias señoras con las bolsas de las compras, a bordo de estos vehículos de tres ruedas o a los ejecutivos de corbata y maletín en ristre, hacer uso de sus servicios.

          Cuando hay un hueco en su ajetreado día o simplemente, han finalizado la jornada laboral, verás que los tuck tucks son muy útiles, como salones de lectura de prensa o como dormitorio.


          La verdad es, que a pesar de sus inconvenientes, a mi me encantan y el día, que desaparezcan, India perderá uno de sus encantos. Ver la marea del tráfico y no distinguir en ella los colores verde-amarillos de estos taxis será, como si nos hubiéramos quedado huérfanos.

sábado, 14 de octubre de 2017

Síntomas evidentes de haber regresado, de India

                                         Esta es de Bangalore y la de abajo, de la carretera de Manali, a Keilong
          184 días en total y cuatro estancias -dos de ellas, divididas por una semana invertida, en Bangladesh-, resultan ser nuestras cifras definitivas, en India, a lo largo de 2.011, 2.014 y 2.017. No son, ni muchos, ni pocos. Eso, queda a gusto del consumidor, que se puede sentir colmado con esta dilatada estancia o por el contrario, aún necesitar de más experiencias en este país. Para nosotros, resultan muy suficientes y de momento, no encontramos motivos para profundizar más (si es que se puede, porque ya lo hemos hecho bastante).
                                                               Hampi
          Explorado el país, casi de cabo a rabo, nuestras únicas cuentas pendientes consisten en las visitas a Darjeeling, Sikkim y los otros estados del noreste, que se pueden abordar, porque hay otros, que ni siquiera solicitando permisos especiales. A estos últimos, renunciamos recientemente por falta de tiempo, durante esta última aventura. A recorrer los primeros, nos hicieron desistir las interminables e insoportables cancelaciones de trenes acaecidas a lo largo del pasado mes de septiembre.
Keilong
          De momento, dejaremos el asunto, como esta y será el tiempo, quien decida, si volvemos a India, para acometer este reto, cosa, que a día de hoy, no creo, que suceda y si se hiciera, sería en unas condiciones muy excepcionales, que evitaran, por ejemplo, el paso por Delhi, de la que ya estamos hasta las narices o por otras ciudades cacharro y caóticas, con las que ya no podemos más, porque nos sobrepasan. Y esto lo escribo, 21 días después de haber regresado y no, en el fragor de la batalla.
                                                                        Manali
          De las cuatro veces, que abandonamos India, una lo hicimos por la frontera, de Sunauli, hacia Nepal. La segunda, a través del aeropuerto, de Calcuta, rumbo, a Dhaka. La penúltima y no con pocos problemas en la salida, dirección, a Egipto, donde disfrutamos un par de semanas. Y sólo esta vez, retornamos a Madrid, directamente y sin red. Os voy a narrar, brevemente, el shock, que supone para un viajero, un cambio tan brusco de ambientes, de un día para otro (algo similar me ocurrió, cuando en el primer trimestre de 2.011, retornamos de un viaje de casi cuatro meses por el este, de África).
Leh
          -Notas el inquietante vacío a tu alrededor, después de mucho tiempo rodeado de gente, de cacharros y de ruido. Las aceras de la calle resultan inmensas, por estrechas, que sean. Es una sensación extraña de satisfacción, pero a la vez, genera cierta angustia o nostalgia.

          -Lo peor y durante los primeros días, resulta convivir con el silencio, tantas veces idolatrado y echado de menos, durante la estancia, en India. Casi, te llegan a reventar los tímpanos de tanta quietud e inusitada e incómoda armonía sonora.
                                                                                                       Carretera desde Leh, a Srinagar
          -Pareciera, que a todas las carreteras y calles, por las que te mueves a la vuelta, las hubieran alisado y dado brea esta misma mañana. Todo luce resplandeciente en la ciudad, incluso los edificios menos lustrosos y más abandonados.

          -Ni que decir tiene, que el contraste resulta brutal, cuando anochece y recuperas el recuerdo, de que las ciudades a esas horas se iluminan y que los coches y otros vehículos rodantes, también disponen de luces.
Hyderabad
          Por lo demás, tampoco hemos experimentado otras sensaciones mayores, dado que ni volvíamos desesperados, ni echábamos de menos algo en concreto, ni siquiera, retornábamos ansiosos, por comer los guisos favoritos, que preparan nuestras madres.

          Nuestras tres estancias, en India, cuentan con muchos elementos comunes, pero también, con otros muchos, diferenciadores. En la primera, alucinamos y disfrutamos, como enanos de cada segundo, sin apenas reparar en contratiempos o dificultades.
                                                                                                        Carretera desde Keilong, a Leh 
          Durante la segunda, padecimos el incesante y agresivo calor, que no nos dejó casi tomar aliento y sufrimos problemas existenciales, por las dudas generadas, por si merecía la pena, volver por otro largo periodo de tiempo a este país. La mereció, pero nos costó verlo y entenderlo, a pesar de que este fuera, el viaje más abundante en lugares visitados -muchos de ellos, a los que no va nadie- y descubiertos.
Jammu
        Y esta tercera vez -salvo haber tenido, que enfrentar diferentes situaciones muy peligrosas con el tráfico, en Hyderabad y Delhi, en las que se puso en riesgo nuestra vida-, ha resultado ser la de la calma y sosiego. Primero, porque era lo buscado, visitando mayormente, la relativamente tranquila zona del noroeste o volviendo a sitios relajados, como Hampi. Y después, porque nos lo hemos tomado todo con much más relajación. India sigue siendo maravillosamente horrible, pero ya y venga casi lo que venga, ni sentimos cosquilleos delirantes, ni emociones fuertes, ni cabreos insuperables, ni desesperación profunda...
                                                                                                           Srinagar
          Siendo así las cosas, creo que ha llegado el momento, de no volver por largo tiempo, a India. Y es, que tenemos la buena o mala costumbre, de desgastar los países hasta el límite.