Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 17 de julio de 2012

Ganando una Euro (el durante, parte II de III)


                                                             Fan zone, de Kiev
            Paseos y más paseos, mientras las horas avanzan y con los nervios a flor de piel. Nos extraña, que en toda la ciudad, no hay un solo puesto de venta, de parafernalia deportiva de los finalistas o de los anfitriones. Parece, que todos hemos venido con la equipación, desde casa.
                Fan zone, de Kiev
            En la calle principal, un supermercado –llamado Billa y casualmente, de capital italiano- hace las veces de centro de abastecimiento de hinchas y lugareños, donde aplacamos la sed. Las cámaras se vacían y se vuelven a llenar –con botellas de litro, de dos y de dos litros y medio de cerveza- y de nuevo, se vacían, cumpliendo de esta manera, varios ciclos continuos. No hay problema alguno –ni hoy ni otro día cualquiera,- por beber en la calle.

En el centro de Kiev, la oferta de restaurantes y bares o terrazas, resulta mucho menor de lo esperado. Y tampoco, detectamos más tiendas de alimentación o bebidas. Tan solo, algunas barras de precios moderados, en la avenida, que comunica la “fan xone”, con el estadio
                                               Fan zone, de Kiev
            Para la alegría de nuestros pies, este se halla bastante céntrico, continuando el bulevar Khreschatyk, a unos veinte minutos de la zona de los hinchas. Es coqueto y está construido en profundidad, por lo que la edificación no resulta agresiva y se integra, perfectamente, en el agradable entorno. Está rodeado de policía –han formado un cordón- y no permiten el acceso a su perímetro, sin mostrar la preciada entrada. La única forma de conseguir una, a estas horas, es la reventa, que sin esconderse, las ofrece a elevadísimos precios

Los hinchas españoles, somos los más numerosos. Los que saben de que va esto, hacen de punta de lanza y dirigen los cánticos: “somos campeones del mundo –sin mencionar, como si diera mala suerte, que todavía lo somos de Europa, aunque fuere tan solo, por un par de horas más-“, “a por ellos, oé”, “hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual” o “jugar al catenaccio es muy fácil, uuu, hacerlo al tiqui-taca nos parece mejor” (a ritmo de “buscando en el baúl de los recuerdos”, de Karina)  También, hay alusiones a la realidad patria, con “somos los rescatados”.
                                             Fan zone, de Kiev
Sorprendentemente, la segunda hinchada más numerosa y divertida, es la polaca que anima, fervorosamente, a sus ausentes e intercambia cánticos con la española. La tercera es la de Ucrania y luego, un escaso peregrinar, de camisetas de otros participantes del torneo, ya eliminados. Ni con los servicios de un detective, se llega a saber, donde están los italianos. ¿Se temerán lo peor?
 Ambiente en la calle, que va al estadio, minutos antes del inicio del partido, en Kiev
            Han pasado tantas horas, desde que llegamos, a Kiev, que ya hemos atravesado por todos los estados psicológicos posibles: desde la euforia, al desánimo más absoluto y todas sus fases intermedias. Es tal el desgaste, que lo único que queremos ya, es que esto empiece y acabe y así buscar, la tranquilidad espiritual. ¡Estamos casi vacíos!.

            Nos aprovisionamos de cerveza suficiente –muchos litros, para que negarlo- y nos colocamos en la plaza principal –fuera de las vallas de la “fan zone”-, junto a otra mucha gente, ante una pantalla gigante de alta definición. La más grande, que hayamos visto jamás.
            Aficcionados españoles, vestidos de toreros, en Kiev
            La mayoría de los ucranianos y ucranianas presentes, van con Italia –desconocemos el motivo, aunque supongo, que nuestros triunfos ya cansan un poco, al resto del mundo-, pero no tendrán mucho chance de demostrarlo, porque en el minuto trece, Silva ya marca el primero y antes del descanso cae el segundo, que hace que los transalpinos, casi entreguen la cuchara.

            A pesar de todo, los nervios siguen durante la larga segunda parte y no retroceden, hasta que en los últimos cinco minutos, llegan el tercero y el cuarto. Mientras, la economía patria se hunde y el paro hace suyo todo lo que toca, España hace historia, al ganar, consecutivamente, Euro, Mundial y Euro. ¡Enhorabuena, Campeones!.
                                                  El estadio de Kiev, tras la finalización del partido

Ganando una Euro (el antes, parte I de III)


                                         Escenario principal de la "Fan zone", en Kiev
           Arribamos a Kiev, el día en el que a todo el mundo –especialmente, a españoles e italianos-, le hubiera gustado llegar. La primera sorpresa, es que la estación de autobuses, no es otra cosa, que el parking de un gran supermercado. La segunda, que la terminal de trenes –donde jovencitas voluntarias vestidas de verde, ofrecen información y planos de la ciudad-, se halla muy cerca y ambas, no demasiado distantes del centro. Es la primera vez, que esto nos ocurre, en las dispersas ciudades de Ucrania.
                    Fan zone, en Kiev
            Tras algo más de media hora de camino, llegamos a la “fan zone”. A diferencia de Lviv , no nos ponen demasiadas trabas para entrar con todos los bultos y algo de comida y bebida. Debe ser, que como son sólo las nueve de la mañana, no alteramos demasiado el negocio, al no haber abierto todavía, las casetas de Carlsberg, Coca Cola y demás marcas promotoras del evento.

            Lo de siempre: vallas cercando parte de la calle principal y de la plaza, donde aparecen los patrocinadores y el interior, con la carpa VIP, numerosas pantallas gigantes y un escenario por donde pasa todo lo que sea vendible, a través de los bailes de unas perfectas y desenvueltas señoritas, vestidas de rojo. Ahora, concreto, toca el “Ukraine Trophy”.

            No somos expertos en espectáculos deportivos, pero nos sentimos algo decepcionados, por múltiples razones. No sé por cual empezar. Cuando oyes en la tele, que hay diez mil de un bando y quince mil del otro, te imaginas algo grande. Aquí y a pesar de que faltan casi sólo doce horas para el gran momento, sí dividimos las cifras por diez, aun seguiríamos exagerando.
                                            Fan zone, en Kiev
Tratamos de convencernos, de que no todo es pura propaganda o patrañas, pensando, que Kiev no es un destino accesible para todo el mundo, debido a la ausencia de vuelos de bajo coste. Lo cierto y verdad es, que aunque acaparen muchas menos cámaras, son muchos más los grupos organizados, que visitan las magníficas iglesias y los coquetos mercadillos de Kiev –mayoritariamente, hablan en inglés-, que los que defienden o postulan las banderas de los finalistas. Nosotros, afortunadamente, pertenecemos a los dos bandos: al cultural y a la hinchada deportiva.

 Luego, nos extraña la falta de espontaneidad, en el desarrollo de los acontecimientos. Los aficionados se dividen en grupos muy concretos. Por un lado, los que deben tener sus propios códigos, y que siguen estos torneos, regularmente y no aceptan a extraños, por muy compatriotas que uno sea  Nada que ver, con la emoción de vivir la otra Euro en Bangkok, con españoles, que por allí pululaban, por otras razones.
                        Acceso al estadio, donde se jugó la final de la Euro 2.012, en Kiev
 Además, están los frikis: normalmente, son gentes de edad, con una buena pensión o apoyados por patrocinadores. Suelen ser, los que siempre enfocan durante la celebración de los goles, tanto de los propios, como de los del contrario. Los hay, desde muy rancios, pero esmerados toreros, a los que portan la maleta, de “Pepe, vente p’Alemania”. Ambos, son la atracción de los japoneses, que no dejan descansar sus cámaras fotográficas digitales, de última generación.
Hinchas españoles, junto al estadio 
Los menos implicados y más observadores, somos –escasos- gente anónima, que hemos llegado hasta aquí, por diferentes y/o similares causas (unos con entrada y otros sin ella). Se trata de parejas de novios, matrimonios o de amigos, que hemos viajado de forma independiente. Debe ser, por ello, que nadie contaba con nosotros.

Pero, ¿dónde están los italianos?. Ni rastro. ¿No deberían estar crecidos, después de doblegar a Alemania, en la semifinal?. Dos gritos callejeros –al ritmo de Guantanamera-, ya cerca de la hora del partido, constatan este hecho: “sois cuatro gatos, Italia, sois cuatro gatos” y “he visto un italiano” (que huye, mientras se lo espetan a la cara). Desapasionadamente, nos inclinamos a pensar, que ellos tuvieron un día menos, para llegar a Kiev y que además, la semi la jugaron en Polonia. 
Hincha ucraniana, de bonito pelo, contemplando el ambiente previo al partido, en presencia de polacos y españoles

Educados, amables, pero con escasa curiosidad hacia el extranjero


Lviv
            La mayoría se las ex-repúblicas soviéticas, incluida la propia Rusia  y Ucrania –el caso que nos ocupa-, tienen muy mala fama por las dificultades idiomáticas, la escasa atención al turista y la frialdad de la gente. Algo de verdad hay en todo ello, pero también de mito o injusticia. Cierto es, que es más improbable encontrar un cartel en nuestro alfabeto, que un agua mineral que no tenga gas. También, que casi nadie domine otra lengua, que no sea el ucraniano o el ruso y que dan por hecho, que tú lo hablas con soltura. Pero, es verdad igualmente, que los viajeros nos amparamos en ello, para no intentar otras formas de comunicación.

            Como en otros sitios, debemos de partir, de que nadie tiene obligación de saber inglés. Después, tratar de hacerse con un diccionario o guía de conversación –por diversos motivos, no ha sido nuestro caso-, que facilita mucho las cosas. Y, por último, asumir el hecho cierto, de que los que realmente necesitamos de su ayuda, somos nosotros.

A partir de ahí, la imaginación puede volar por donde se quiera. Resulta muy útil, escribir los precios en una libreta o entregar la cantidad exacta de dinero, para comprar el montante total en gramos. Pero, lo más ventajoso, es recurrir a los dibujos para expresarse, bien sea en forma de tren, autobús, luna -para indicar si es por la noche-, sol –por el día-… A la gente le suele resultar muy divertido y colaboran casi siempre, para sacarnos de nuestras dudas. Eso sí: el uso reiterado de esta técnica, puede llegar a ser agotador.                              Lviv

            Los ucranianos son gentes muy educadas y amables, aunque no sientan demasiada curiosidad por los extranjeros (en ambos casos, nos recuerdan a los chinos). Otra cosa es, determinados funcionarios de los servicios públicos –en el transporte y generalmente, personas mayores-, que se muestran maleducados y escasamente colaboradores, tal vez, debido a viejas costumbres de tiempos pretéritos.

Por lo demás, Ucrania ha hecho los esfuerzos justos y con motivo de esta Euro, para atraerse al resto del continente o del planeta. Y todos ellos, circunscritos a las ciudades que han sido sedes (Kiev, Lviv, Donetsk y Kharkiv ): espectacular despliegue policial –no siempre eficaz-, voluntarias con tan buen dominio del inglés, como estilizada y bella figura, correctas oficinas de turismo –de amplio horario- y numerosos planos callejeros, con el fin de facilitar las cosas, a los curiosos y escasos turistas o a los futboleros.
                        Pochayiv
            Después de Lviv y tras pasarnos de largo de nuestro destino, por problemas de comunicación verbal, retrocedimos hasta él, tras pernoctar en un magnifico hotel –en Kremenets-, con aire acondicionado y televisión de pantalla plana, con más de 80 canales (todos en ruso y ucraniano).

Pochahiv es un lugar pequeño, coqueto y bien urbanizado, que destaca por su espectacular santuario, abarrotado de entregados peregrinos. Dos militares vigilan cada uno de los accesos, para impedir que se cuelen mujeres “mal vestidas”. Lo curioso es, que vale entrar con falda por las rodillas, pero no, con pantalones hasta los tobillos o más bajos.

            Aunque, casi siempre ridículas, cada religión pone sus normas y es lo que hay. Por el faldamento que te prestan, para que vayas, supuestamente, decoroso, te cobran un depósito, que luego, te devuelven. Empezamos a encontrar ciertas similitudes, entre esta rama del cristianismo y el budismo. Las dos más significativas, son las velas prendidas sobre la arena y las machacantes y reiteradas campanadas, durante largos periodos de tiempo.

            Mañana es el gran día. Siempre, se ha criticado como los locutores españoles, pronuncian los nombres de los futbolistas alemanes, checos o polacos. No les falta razón. Nosotros, no nos sorprenderemos en tan solo unas pocas horas, cuando oigamos: Ramosa, Cesca (Fábregas), Buffona o Pirloa. Ya nos hemos acostumbrado, al ver las semifinales. Pochayiv

lunes, 16 de julio de 2012

Lviv: aromas del viejo este

Todas las fotos de este post, son de Lviv
             Los organizadores de la Eurocopa quieren, convencernos mediante pomposos folletos publicitarios, de que el tránsito entre Polonia y Ucrania va a ser rápido, durante la competición. Esto es una verdad a medias. Aunque, si resulta ser así para los pasaportes, no lo es para la aduana y si no, que se lo pregunten a los centenares de vehículos, que en dirección a Polonia, llevan esperando, pacientemente, a lo largo de varias horas.

            Tras los pertinentes trámites y un viaje no demasiado tedioso, llegamos a Lviv. Nos cuesta dar con alguien, que nos quiera hacer caso, cuando les preguntamos como llegar al centro de la ciudad, desde la terminal. Un señor muy amable, para indicarnos, que estamos lejos, nos dice, “a little” y así nos pretende poner, sobre aviso. La estación de autobuses de este lugar –que nos ha recibido con fresco y amenaza de lluvia-, me recuerda al aeropuerto de Trípoli (Libia), pero más pequeña, oscura y siniestra.

Las afueras de Lviv, nos traen recuerdos de cualquier ciudad del este de Europa, de principios de los 90, con aceras descuidadas y levantadas, edificios de alubión, inmuebles abandonados, coches viejos, vetustos tranvías y trolebuses y hasta un museo militar al aire libre, con exuberantes tanques y misiles de tiempos más gloriosos. Eso sí, todo muy rodeado de parques interminables y zonas verdes. En realidad, Lviv es un bosque eterno, salpicado de casas y barrios.

            Como no tenemos grivnas –moneda ucraniana-, ni encontramos lugar para canjearlas por euros, hacemos el camino andando, comiendo un menú de emergencia, en un parque. Tenemos problemas con unos perros callejeros hambrientos, que pretenden que compartamos los alimentos. Nos cuesta encontrar un garito de cambio y aún más, un alojamiento. No hay poco, como cabía esperar, pero si de extremos: o hostels infectos -nada baratos- o hoteles muy caros. No existe termino medio. Sólo uno, moderadamente moderado, donde nos alojamos, después de haber pateado con la mochila, la magnifica ciudad vieja, llena de calles peatonales –las más principales, bastante animadas-, iglesias y bellos edificios civiles. Francamente, este lugar es tan tranquilo, como recomendable

            Nuestra alcoba es de lo más básico, a 22 € la noche. El hotel, que tiene pinta de decadente por fuera, a lo soviético, por dentro se halla, muy bien acondicionado, sobre todo, donde se encuentran las habitaciones más nobles.

            Ya, sin las pesadas cargas del equipaje, salimos de nuevo a las calles, donde nos sorprende la masiva presencia policial. No sabemos si es por la Euro –aunque esta sede, ya está liberada de su función, al haber concluido los partidos-, por costumbre o por alguna circunstancia puntual. La “fan zone” futbolística es enorme y dispone de pantallas de video gigantes. Gendarmes, que no hablan ni siquiera el inglés más básico, controlan los accesos. No dejan introducir pistolas, cuchillos o explosivos. Bastante lógico, desde luego.

Lo que no lo es tanto, es que impidan el paso de cualquier comida o bebida. Incluso, de una botella de agua o unas pipas, como es nuestro caso. La explicación se obtiene, rápidamente, al contemplar las enormes barras de Carlsberg y Coca Cola, que se ubican en el interior del recinto. En la vibrante plaza principal, varias estatuas han sido vestidas con la indumentaria de Ucrania –pantalón o falda, dependiendo del sexo-, que portan banderas amarillas y azules, de la ya eliminada, nación organizadora.  
            
           En nuestra habitación no hay tele, por lo que decidimos, ir a esa gran zona de fans, a ver el Alemania-Italia, buscando un rival para la final. Y así, además, experimentamos con los botes de líquidos de los aviones -100 centilitros-, a ver si podremos meter bebidas alcohólicas, en Kiev, el domingo, durante la gran cita futbolística del año. ¡Operación exitosa!.    

sábado, 14 de julio de 2012

Agradable reencuentro con Polonia


                                                                                     Cracovia
            Lo reconozco. Ya no recuerdo, como se resuelve una ecuación de primer grado y mucho menos, de segundo, como para tratar de acometer las de tercero, redescubiertas en Polonia, en relación al tratamiento del asunto de las bebidas alcohólicas. La X es, que este país pueda ser, el que dispone de más tiendas de bebidas de este tipo, en el mundo. Incluso, en el Carrefour de Cracovia, hay cuatro pasillos contiguos, dedicados a este género y frecuentemente, repuestos. La Y, que sea la friolera nación –incluso en verano-, donde las temperaturas no te impulsan a tomar cosas frescas, que dispone de más neveras de cerveza, por metro cuadrado. Hasta ocho, llegamos a contar en un pequeño supermercado, con más de veinte marcas distintas, entre importadas y nacionales. Y la Z, el extraordinario celo, que muestra la policía, para poder beber –aunque, sea discretamente-, en la calle.

            ¿Tiene sentido, vender tanta cerveza helada, para tener que consumirla en mi casa, donde ya tengo frigorífico?
                            Rzeszow
            De todas formas, el tocahuevismo policial polaco, se extiende a todos los campos y acontecimientos de la vida cotidiana, como siempre en el pasado, ya constatamos. Esta vez y en el famoso castillo de Cracovia, nos trataron de poner colorados y algo más, simplemente, por pisar una hierba desgastada, para sacar una rutinaria foto.

            El reencuentro con Cracovia fue maravilloso. No sólo la zona monumental sigue excepcionalmente cuidada, sino que han acondicionado el desolador entorno, que la circundaba, hace catorce años, fecha de nuestra última visita. Eso sí, hay menos turismo del esperado. Para ellos será algo negativo, pero para el viajero, resulta muy reconfortante

            Exponemos una situación preocupante y otra, curiosa e hilarante. La primera consiste, en que apenas en un centenar de metros y en el casco viejo de la ciudad, te pueden pagar el euro, desde 3.60 zlotys, a 4.25. La segunda consiste en la facilidad, que tienen los polacos para pensar, que todo el mundo mundial habla su idioma y largarte interminables peroratas, cuando preguntas algo, te cruzas en plena calle con alguien o te mendigan unas monedas y se ofenden sino les entiendes (esto también ocurre en Ucrania).                                                                          
                                                                                    Przemysl
            Camino de esta ex–república soviética, visitamos Rzeszow y Przemysl. Ambas, de vibrantes mercadillos y riqueza monumental suficiente, pero la segunda, con bastante más encanto. Además, en ella sufrimos y disfrutamos la semifinal de la Euro, contra Portugal, en una arcaica televisión en blanco y negro, en la habitación de nuestro acogedor hotel. Somos gente de contrastes: apenas, ha pasado sólo una semana, que visionábamos el partido contra Croacia, en una pantalla plana de 28 metros, en alta definición.

            Ucrania nos espera. ¡Y la final de la Euro, en Kiev, también!.

domingo, 24 de junio de 2012

Siguiendo la estela de una Euro (no hay dos, sin tres)


Mañana, día 25 de junio, partimos hacia Cracovia –ciudad, en la que ya hemos estados dos veces, hace unos cuantos años-, vía Bruselas y desde Valladolid (dos vuelos de Ryanair, a 10 y doce euros). Una jornada después y ya por vía férrea, nos encaminaremos hacia, Rzeszow, en el sudeste de Polonia y posteriormente, a Przemysl, a diez kilómetros de loa frontera con Ucrania, donde el próximo miércoles, esperamos ver la semifinal de la Euro, frente a Portugal.

            Aunque, no es un viaje específicamente futbolero, después de haber vivido la final de la Euro-2.008, en Bangkok (Tailandia) y la de la Copa del Mundo, en Midelt (Marruecos), nos hace cierta ilusión, disfrutarla en Kiev –lugar de la final-, en esta edición, el día 1 de julio (si llegamos a ella, claro). Lo haremos en la “fun zone” y no en el campo, al no disponer de entrada, ni tener ganas de comprarla.
                                                     Logo de la Euro 2.012
            Antes de este evento, visitaremos Lviv y Pochayib. Y después, Chernihiv, Yalta, Sebastopol y Odessa, también en territorio ucranio. De ahí, enlazaremos con Moldavia, para acometer, Chisinau, Orheiul Vechi y la especial república –no reconocida y muy soviética-, de Transnistria (Tiraspol, es su capital).
                                                  
            Desde aquí, los planes son mucho más difusos y se atisban tres posibles soluciones, por orden de prioridad:

            1º.- Enlazar con algún vuelo a Turquía, para visitar lo poco que nos queda del este, Georgia, Armenia y –posiblemente, aunque es improbable-, Azerbaiyán. Lo más normal sería, comprar un Cracovia- Pafos, con Ryanair y cruzar en ferry, desde del norte de Chipre (Kirenia) a Turquía.

            2º.- Hacer ese mismo itinerario, pero por tierra, atravesando Rumania y Bulgaria.

3º.- Volver a casa, sobre todo, si nos saliera alguna oferta de trabajo.

La horquilla de precios de hoteles, que estamos manejando, para la primera parte del viaje, oscila entre los 13-18 euros. Para el resto, esperamos, que sea más reducida. Solo llevamos una guía de Turquía, dado que para los demás destinos, no hemos encontrado nada, ni en las librerías, ni en la biblioteca.

miércoles, 20 de junio de 2012

¡Adiós!

            Si, de aquí al lunes, no encontramos trabajo –cosa, no imposible, aunque sí, improbable-, partiremos en un viaje de duración indeterminada, aunque no largo, hacia Ucrania, Moldavia, este de Turquía –lo poco, que nos falta de esta zona-, Georgia, Armenia y –tal vez-, Azerbaiyán.

            Pero, esta vez no os lo contaremos, dado que desde el próximo 25 de junio, queda suspendido este blog, de forma indefinida. Se establece esta fecha, con el fin de que si alguien tiene cosas pendientes de leer, pueda hacerlo

            Razones personales y el mal uso de sus contenidos y fotografías, me llevan a tomar esta decisión.

            Si blogger lo permite –como ocurre con Google Sites-, podréis seguir teniendo acceso a este sitio, únicamente, bajo suscripción, enviando vuestra dirección de correo electrónico.

            Un abrazo

martes, 12 de junio de 2012

Y ¿ahora, qué?

            Después de más de tres meses de inolvidables aventuras y algunas penurias, toca poner punto final, al quinto viaje largo, que comenzó un ya lejano, 7 de febrero de 2.0012 y que nos ha llevado a través de Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Senegal, Mali, Líbano y Chipre. ¿Y ahora, qué?.
                                                 Gran Muralla China
            Prometimos, colgar las botas y de hecho, lo haremos, aunque dejamos puertas abiertas. De momento, no más viajes largos. Aún –a pesar de tener nuestros ahorros nacionalizados, en la intervenida, Bankia-, disponemos de la suficiente capacidad económica para poder, plantearnos un nuevo reto, pero nos parece algo irresponsable y arriesgado, seguir dilapidando nuestro patrimonio e hipotecando el futuro, con la que a nivel mundial, está cayendo. Cada vez, tenemos menos colchones donde amortiguar malos acontecimientos, por lo que queremos, guardarnos algunas balas en la recámara

            No obstante, no descartamos en el medio plazo, llevar a cabo ese penúltimo y ya perfilado proyecto –el séptimo y último, sería ya un viaje al espacio, para contemplar desde allí, nuestro planeta-, de duración aproximada de un año: se trataría de llegar a Rusia y tras visitar San Petersburgo y Moscú, tomar el Transmongoliano, para conocer, Mongolia. Volveríamos a China. Visitaríamos Japón y Corea, para después de retornar a la querida India, acometer Bangladesh, Pakistán y Bután.
Hampi (India)
            A través de Timor Oriental –o barajando otras posibles opciones-, pondríamos los pies en nuestro único continente inexplorado: Oceanía. Tras recorrer Australia y Nueva Zelanda –tampoco, muy a fondo-, volaríamos a Polinesia y de ahí, a la isla de Pascua, para aterrizar en Chile, posteriormente. Después, exploraríamos la parte este de Bolivia y el Brasil, que no conocemos, para de una u otra forma, acabar arribando en Venezuela.

            Desde Caracas, nos trasladaríamos a Nueva York, para descubrir el este de Estados Unidos y Canadá. Trataríamos de completar el periplo, dedicando la etapa final, a perdernos por varias islas del Caribe. Las que más nos interesan, son Cuba, Haití y Jamaica.

            Después de haber terminado un glorioso círculo, de casi cinco años, viajando, como podéis suponer, estamos de bajón. Ahora, toca reorganizar nuestras vidas y decidir, que rumbo tomar        Neva York (Estados Unidos)

viernes, 8 de junio de 2012

Pupurri de Chipre


             Entre los descartes del país, Trodos y Pafos. El primero, por no parecernos atractivo y por ser bastante inaccesible. El segundo, debido exclusivamente, a las carencias del transporte público, que no ofrece servicios directos desde Lárnaca, nuestro campo base.
                                                     Frenaros
            A cambio, hicimos un atractivo circuito, caminando por la comarca de Amachostos -chipriota en casi su totalidad, menos la capital, en poder de Turquía-. Asistimos a un éxtasis de iglesias, en Paralimni, Sotira y Frenaros. Son pequeñas, recogidas y llenas de cúpulas. Me refiero a las antiguas que ya casi no operan para el culto. Al lado de ellas han edificado otras más grandes, donde los curas, imparten la misa de espaldas, mientras los fieles miran y rezan, a escenificaciones religiosas, pintadas sobre lienzos y expuestas en todas los templos.

            Agia Napa –aparte de contar con un bonito monasterio-, es la típica localidad playera, donde moran guiris de edad, rechonchos y enrojecidos por el sol. Lo mismo de siempre: calles peatonales, tiendas de recuerdos, caros restaurantes de insulsa comida internacional, olor irrespirable a fast food…Nunca lograré entender, como alguien puede pasarse un año, trabajando duro, para dilapidar su tiempo y su dinero en sitios impersonales, como este.
 Larnaca
La playa, aunque superpoblada –y eso que es mayo- resulta agradable y de transparentes aguas, con una variedad infinita de matices cromáticos. Pero nos decepcionó un poco, al no ser la misma, que la de la maravillosa foto del folleto de Turismo.

            Pero, la mayor parte de nuestra estancia en el país, ha transcurrido en Lárnaca, cuyos alrededores, dan bien a gusto para dos o tres días, si se hacen caminando. El paseo junto al lago es agradable, bien acondicionado y en otras épocas –más invernales-, se pueden contemplar cientos de flamencos (ahora no hay ni uno), que emigran de otras zonas.

Muy cerca, se hallan una impresionante mezquita y el acueducto de Kamares. Alejándose un poco, se llega a la localidad de Kiti, con una iglesia antigua, de muy bella factura. Pero, si de templos hablamos, las hay también en la propia Lárnaca –donde está enterrado el bíblico Lázaro- y en sus inmediaciones, muy interesantes.
                                     Alrededores de Lárnaca

           Con la sosería habitual, abandonamos Chipre. Ni tan siquiera, en Ryanair se molestan en comprobar, si tu bulto de mano cabe en el pertinente comprobador de equipajes. Durante el vuelo, trato de sintetizar el viaje en algunos recuerdos.

            Desde luego, Senegal y Mali han sido las perlas del viaje, pero también, lo que más nos ha hecho sufrir. Constato, que mi vestuario está formado por unas sandalias de Etiopía, unos pantalones comprados en Calcuta y una camiseta de Nepal. Todo muy desgastado y remendado. Para mí, son los vestigios o las muescas de gloriosos periplos por el mundo. Aunque, la mayoría del pasaje –y eso, que vamos limpios, como siempre-, se preguntará, de que contenedor o vertedero he salido.
 Alrededores de Lárnaca
            
El aeropuerto de Gerona es agradable para dormir, aunque la innecesaria música ambiental, sea molesta. El último día hábil del viaje, transcurre en esta magnífica ciudad, que ya visitamos hace diez años. Si nada ocurre en nuestro retorno, este es el último post del viaje. 

Chipre, país fantasmal


            Desde que llegamos a Líbano –con la excepción de la animada, Trípoli-, tenemos la sensación de estar vagando por ciudades fantasma, también en Chipre. Tras ocho días, la visita a Nicosia, fue un impás en el infinito fin de semana, que nos ha atrapado en su bucle.

Todo comenzó con la huelga del transporte público en Beirut, que generó una total inactividad, El viernes, la habitual festividad religiosa de los musulmanes, que dio paso a un sábado a medio gas –desde el mediodía paralización absoluta-, para enlazar con la jornada de descanso dominical.
 Limasol
            Esta nos pilló ya en Chipre, pero hubiera ocurrido lo mismo en el país vecino. El lunes, calma casi total, a la espera de celebrar la jornada siguiente, el Día del Trabajo. Y, ¿el miércoles?. La tradición arraigada local, es cerrar todo el comercio por la tarde, incluidas las grandes superficies, desde las tres.

Ante estas perspectivas, no es de extrañar, que dos de los principales negocios –hasta en las localidades más pequeñas-, en territorio chipriota, sean las casas de apuestas y las tiendas 24 horas. Las primeras, para llenar tanto ocio. La segundas, obviamente, para aliviar las carencias del consumo, al estar los establecimientos del ramo, cerrados.
                                                                          Lárnaca
            En Limasol, el jueves y a pesar de ser laboral, vivimos las mismas sensaciones fantasmagóricas: locales en renta, tiendas navegando en la marejada de la crisis y tres elementos, incomprensiblemente característicos, de esta anodina ciudad: abundancia exagerada de minimarkets –vacíos y desabastecidos-, terrazas –con menos de un 5% de ocupación y precios estratosféricos, a diferencia de lo que ocurre con el transporte y el alojamiento- y parkings por todas partes –estos sí, llenos-, porque circular en automóvil, parece, a simple vista, la principal actividad del país.

            Limasol es una ciudad, ni fu ni fa. Cuenta con un casco histórico pequeño, pero cuidado y agradable, aunque sin ambiente alguno. Actualmente – y como en casi toda la ciudad-, su puerto antiguo está en obras y con los accesos tapiados. Esto tampoco ayuda mucho.

            Nicosia es hoy en día, la única ciudad dividida del mundo, bajo dos regímenes administrativos diferentes: el chipriota y el turco. Sería igual de fantasmal, que el resto del país, sino fuera por los numerosos grupos de turistas, que visitan la zona sur y el ambiente más oriental y vibrante, del área ilegalmente ocupada, por Turquía. Aquí, aunque tímidamente, es posible ver puestos callejeros, algún mercadillo, los niños tratan de sacar algo al viajero, las tiendas están más vistosamente montadas y ocupan las aceras y la gente, charla amigablemente en la vía pública.
                                                                                                                                                         Nicosia 
            Estos conceptos, son impensables, en la sosa parte chipriota. Lo que si comparten ambas zonas, es la belleza patrimonial, fundamentalmente en iglesias –unas cuantas reconvertidas en mezquitas- y algún que otro maravilloso Kan.

Para transitar de una zona a la otra, es necesario el pasaporte y rellenar un formulario. Aunque los sellos, sólo te los ponen en este último.
                                              Alrededores de Lárnaca