Una vez finiquitado el viaje de diecisiete días, por Centroeuropa, en los albores del verano, decidimos dedicar esta estación al descanso y aguardar el arranque del noveno viaje largo para primeros de septiembre. Teniamos la idea inicial, de volver al sudeste asiático por enésima vez y explorar de oeste a este, Indonesia, hasta llegar a Nueva Guinea Papúa. Añadiríamos países nuevos, como Timor Oriental y Maldivas.
Pero algunos acontecimientos y pensamientos comenzaron a hacer vitae este plan, a finales de agosto. La inactividad y la vagancia habían propiciado, que se nos hubieran echado las fechas encima y si queríamos hacer un periplo en condiciones, deberíamos incluir las Navidades, cosa, que nuestra sobrina no nos iba a "permitir". Además, surgió un asunto inaplazable, que tendria, que ser resuelto un situ, a finales de octubre. Y por último, el programa de las Ferias, de Valladolid -entre el 6 de septiembre y el 15-, pintaba muy bien para pasarlas fuera.
Conclusion: deberíamos rehacer nuestro proyecto y optar por un viaje de uno o dos meses a destinos diferentes.
La idea de visitar algunas de las "TAN", venía rondando por mi cabeza desde hace tiempo, pero tenía pocas esperanzas de acometer está aventura en el corto y/o medio plazo. Por una parte, no nos gusta viajar a los países, que nos lo ponen difícil. Turmekistan, es casi imposible visitarlo por libre, a no ser en un periodo de tránsito de cinco días, como máximo. Tayikistán, requiere de un visado -se puede hacer on line- y de permisos especiales para recorrer la zona de la carretera del Pamir. Y Kazajistán y Uzbekistán, también precisaban de costosas y burocráticas visas, además de registros en la policía, en los hoteles y fronteras casi inaccesibles por tierra...
Tan solo, Kirguistán, desde primeros de 2.012, pone las cosas sencillas y puedes permanecer en el país sin más trámite, que traspasar la frontera, durante dos meses.
El otro inconveniente era mi pareja, que sin motivos justificados y por causas exclusivamente emocionales, se negaba, erre, que erre y sistemáticamente, a embarcarse en un periplo por esta atractiva zona del planeta. Debo decir, que convencerla no fue sencillo, aunque si, lo que llevo menos tiempo.
Y la fruta fue madurando. En enero, de 2.017, el gobierno de Kazajistán, eliminaba la necesidad de visado para un montón de países, aunque mantenia los registros en la policía local para las entradas por frontera terrestre, como podía ser nuestro caso, para estancias de más de cinco días. En la actualidad, aún han mejorado las cosas. Si entras por tierra y te ponen dos sellos en la tarjeta de inmigración -asi nos ha ocurrido a nosotros-, se da por hecho el registro.
En febrero y tras un cambio de gobierno -sigue siendo una dictadura- , se dulcificaron enormemente las condiciones de entrada, a Uzbekistán. ¡Ya no había excusa posible! Se elimina el visado para 45 países -incluido, España- y aunque, se mantuvo la orden de recopilar los papeles de registro en cada hotel, hoy en día y en la práctica, no los piden (de todas formas, mm o está de más solicitarlos, porque los establecimientos los siguen entregando y así, uno se cubre las espaldas.
En este país y ahora, el acceso por las fronteras terrestres es sencillo. Nada de registros severos de equipaje, de mirarte las fotos del móvil para ver si llevas imágenes comprometedoras o pornográficas o cualquier otra traba burocrática. A nosotros, nos preguntaron si eramos turistas y tras nuestra respuesta afirmativa, nos dijeron, que no pasáramos el equipaje por el escáner, como el resto de viajeros. Según relatos viajeros de no hace demasiados meses, la situación era bien distinta y más difícil.
Otro escollo muy molesto, en Kazajistán y Uzbekistán, que fue salvado hace dos o tres años, era el del cambio ficticio, que aplicaban los bancos, que suponía,que te dieran, la quinta parte del dinero real al hacer el canje de divisas. Ello suponia, en la práctica, tener que acudir al mercado negro con los riesgos ya conocidos, que conlleva. Ahora, las tasas del efectivo son excelentes en los tres países, lo que hace innecesario el uso de cajeros.
Ya solo quedaban dos dilemas por resolver: el de saber a qué país volar y establecer la duración del viaje y no tardaron demasiado, en disiparse. Ya os adelanto, que lo más barato en todos los casos, es tomar un vuelo, a Bishkek (Kirguistán). Por lo demás, consideramos, que 31 días eran suficientes, para la visita a Kirguistán y Uzbekistán. El viaje se puede hacer en menos tiempo, pero preferimos no estresarnos. En un principio, no contábamos, con Kazajistán, pero como el bus, que va desde Bishkek, a Taskenk, pasa si o si por este país, cambiamos los planes y decidimos acometer parte del sur de esta nación tan grande (la novena del mundo).
A lo largo del relato de este viaje, ya iremos desgranando -sobre todo, en la parte general-, las características o pilares básicos, que van dado forma a este periplo. Pero, por resumir las ocho fundamentales, diremos:
-Extrema facilidad para entrar por vía aérea, en Kirguistán y para cruzar las diez fronteras terrestres, que hemos atravesado (algunas han sido repetidas).
-Trsnsportes de larga duración y distancia muy adecuados, especialmente, los trenes, en Uzbekistán -los hay de alta velocidad y llevan firma española-, aunque, igualmente, los autobuses grandes. No ocurre lo mismo con las marshutkas, sobre todo, en Kirguistán.
-Presupuesto muy bajo -poco más de 600 euros para un mes, sin incluir los vuelos. Y, como ya se ha dicho, dinero solo en efectivo, dada la alta seguridad diurna y las tasas favorables de cambio.
-Haber tenido, que recurrir de forma masiva, al alojamiento en hostels -la mayoría de las veces, en dormitorios compartidos- en Uzbekistán y Kazajistán. No así, en Kirguistán, dónde todo fueron habitaciones dobles.
-A diferencia de lo contado por otros viajeros, no hemos tenido problemas con la policía en materia de sobornos u otros, aunque estuvimos a punto de padecerlos, en Almaty (Kazajistán).
-Alimentacion muy repetitiva, aunque aceptable y vodka y cerveza en cantidades industriales (algo más difícil, en Uzbekistán, pero no mucho). Y todo ello, a unos precios muy interesantes.
-Mi pareja volvió a liarla parda y a golpe de vodka, se cargó uno de los días teléfonos móviles. Es casi una tradición, durante el último lustro, regresar de los viajes sin uno o sin los dos. Tuvimos cobertura en los tres países. Es curioso, que Simyo, ofrezca señal, en Kirguistán y no, en Australia.
-Muchas dificultades de comunicación, sobre todo, en Uzbekistán. Ni siquiera es fácil por gestos o dibujos, porque se cierran en banda.