Estas dos primeras, son del templo de las Ratas, en Bikaner (India)
Escribo este post, desde el calor
anímico de mi hogar, frente a la pantalla del ordenador y el
teclado, ajena a todo el estrés, que en diferentes grados y fases,
sufres en India. La dulzura, que el haber vuelto sanos y salvos,
otorga a cualquier recuerdo del viaje, no hace, sin embargo, que se
queden atrás, las dos obsesiones mayores -o al menos, más
persistentes-, que vives en un periplo por este país: los
innumerables y diversos cacharros, que te asedian y amenazan, a
cualquier hora del día y la presencia constante de animales, que
cuando los termómetros superan los 40 ó 45 grados, se hacen más
perceptibles y molestos. Existe una tercera sensación: la
imposibilidad de sentirte en soledad o tranquilidad en alguna parte
-salvo en la habitación del hotel-, aunque esa, ya la hemos
superado, incluso antes, de llegar a casa.
Sobre el primer aspecto, ya hemos
hablado bastante, a lo largo de este blog, en nuestros dos viajes
largos al país. Así, que me centro sobre el segundo: los malditos
animales. Fácil, verdadero e hilarante sería decir, que en India,
los animales salvajes tienen dos patas, hablan hindi y moran en las
ciudades, mientras los seres normales y apacibles, disfrutan de los
parques nacionales. Pero, hoy no me referiré a este asunto, sino a
lo que conocemos tradicionalmente, como animales. Vamos con ellos:
-Vacas: A cualquiera, que le hablen de
India, automáticamente, la relaciona con las vacas, campando a sus
anchas por las calles. Y cierto es, aunque de forma desigual. En las
grandes ciudades, apenas las hay. De Nueva Delhi, fueron sacadas a la
fuerza, cuando llegó el asfaltado y en Calcuta o Bombay, tampoco las
encuentras, fácilmente. Son más frecuentes, en el norte, que en el
sur y sus enormes plastas, pueblan lugares, como la parte vieja de
Varanasi, hasta casi acorralarte. No es infrecuente -sobre todo, si
se camina de noche-, pisar seis o siete, con bastante impotencia. Los
lugareños las amasan sin pudor, supongo, para obtener combustible.
Rishikesh (India)
Por cierto: no las tratan tan bien,
como se dice -les tiran de la cola, para apartarlas, además de otras
perrerías-, no paralizan el tráfico y pasan más hambre, que
Carpanta. ¡Definitivamente, ser sagrado en India, no es ningún
chollo!.
-Los perros: De verdad, que antes de
volver al país, no recordaba su presencia masiva, dando igual la
localidad o la zona del país. La mayoría son callejeros, vagan a
sus anchas sin correa, pero sorprendentemente y dadas las condiciones
generales, están bastante limpios. ¿La razón?. Ni idea. Los indios
los suelen apedrear sin motivo y por cualquier cosa. Por eso, ellos
se aferran a los escasos extranjeros y pueden llegar a seguirte por
toda la ciudad, durante horas, como nos ocurrió, en Puducheerry.
Llama también la atención, lo mansos, que son y lo poco, que
ladran.
-Las moscas: A veces, del tamaño de
avellanas, son extraordinariamente molestas, en todo el país, pero
especialmente, en los estados de Uttarakhand y Rajasthan. Crecen y se
multiplican, al calor de las vacas y son extraordinariamente
desquiciantes. Es posible, que mientras haces una foto, tengas nueve
o diez, sobre tu cuerpo.
Haridwar (India)
-Los monos: En el anterior viaje, ni
los vimos, no sé, si por los sitios visitados o por la época del
año. Esta vez y aunque no en todas partes -más en el norte-, los
padecimos bastante, hasta tal nivel, de estar a punto de ser mordidos
por uno. Pueden llegar a ser peligrosos, sobre todo, si se lleva
comida encima.
-Cabras: Quizás, las menos molestas
de todos los especímenes callejeros, se disputan con las vacas, la
interminable basura de las calles, en una gran labor de recuperación
del medio ambiente.
-Cerdos: La mayoría de color negro,
perfuman, en menor medida, unas cuantas ciudades de la India.
-Gallinas y algunas otras aves de
corral, muestran menos presencia y generalmente, en pequeñas
localidades.
-Las ratas: Del tamaño de conejos,
suelen operar con impuni9dad por las noches, aunque no le hacen ascos
al día. La sensación es tan extraña, como asquerosa, cuando
caminas descalzo por su famoso templo, cercano a Bikaner y te pasan
por encima de los pies, mientras guris estúpidos o lugareños
devotos, las ceban.
Puducherry (India)
-Los bichos interiores y exteriores
(inside & outside). Los primeros, se hallan debajo de algunos
colchones y pueden provocar severas alteraciones en la piel de los
humanos. Afortunadamente, solo los encontramos en un par de
alojamientos, de casi 50. Los segundos, son más frecuentes y se
manifiestan, por lo general, en forma de mosquitos. No nos picaron
demasiado, en ninguno de los dos viajes al país.
-Nos extrañó, sobremanera, no ver ni
gatos, ni palomas. Especialmente, lo primeros. Dado, que las
segundas, suelen encontrarse en plazas y parques y de eso en India,
no hay. Y sobre los gatos, no seáis mal pensados: ¡los hinduistas
no comen carne!.
El paraíso animal por excelencia, en
India, es Rishikesh, donde se encuentran ejemplares de todo lo
mencionado, anteriormente y algunos más.