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viernes, 22 de septiembre de 2023

Ventajas e inconvenientes de los interrailes aéreos (parte II)

           No queremos ni autoengañarnos, ni venderos humo. Efectivamente -sobre todo, si no se dispone de flexibilidad de fechas-, los interrailes aéreos cuentan con muchos inconvenientes. No ha sido nuestro caso, al haber llevado a cabo una muy buena planificación y haber disfrutado de toda la suerte del mundo.

          1.- Hay demasiadas cosas, que no dependen de ti y eso no es bueno e incrementa los riesgos. Un interrail aéreo es una cadena y cuando un eslabón falla, pone en peligro al resto. Si un vuelo es cancelado o sufre importantes retrasos, de una forma o de otra, el viaje se ve afectado. En nuestro caso, hicimos un itinerario cauteloso, en donde la escala más corta era de siete horas. Solo el primer avión, entre Madrid y Copenhague tuvo un retraso de noventa minutos, que asumimos, sin problemas.

          2.- Incluso, para el más calmado, está fórmula viajera genera un importante estrés, porque se deben tomar decisiones muy a menudo. Todo transcurre tan deprisa, de un país a otro, que a la cabeza le cuesta asimilarlo y a veces, los recuerdos generados, se tornan confusos o equivocados, hasta pasados unos días.

          3.- Se debe tener mucha información sobre los aeropuertos, donde se pretende hacer vida. Que tengan unas condiciones mínimas de habitabilidad: abrir 24 horas, comodidades para dormir, carga de móviles, wifi, supermercados o tiendas accesibles... Copenhague, Kaunas, Gotemburgo, Gdansk, Bergen, Katowice e Ibiza, cumplen con la mayor parte de esas características.

          4.- Acometer tantos controles de seguridad aeroportuario -en nuestro caso, ocho en once días -, supone un desgaste adicional e importante. En cinco de ellos salimos limpios y en tres, padecimos muy pequeñas molestias. A tener en cuenta y esto limita la vida: nada de cubiertos metálicos - cuchillos, ni de plástico -, ni de comida orgánica. Son seguros los snacks, galletas y pan de molde, pero no siempre las conservas pequeñas, como las sardinas de lata. El alcohol en botecitos de 100 centilitros, con un máximo de diez por persona. Como anécdota, pitaron unas horquillas del pelo 

          5.- Dependiendo del recorrido, se pueden manejar varias divisas para tiempos muy cortos, lo que dificulta ajustar las cantidades sobrantes. Nosotros hemos usado cinco monedas distintas: euros, coronas danesas, suecas y noruegas y zlotis polacos. Sin embargo, de las tres divisas nórdicas, no hemos visto ni un solo billete, dado que acometimos todos los pagos con tarjeta de crédito (básicamente, traslado a/desde la ciudad y alimentación y bebida).

          Afortunadamente, ya en casi todas las terminales aéreas europeas, se puede pagar el transporte a la ciudad con tarjeta, evitando los nefastos cambios del aeropuerto, que en Gdansk, por ejemplo, suponen una mordida del 25% de lo canjeado.

          6.- Viajar de esta manera, pernoctando en tan pocos hoteles, supone, llevar la mayoría de los días los bultos o mochilas encima. Por tanto, el equipaje debe ser extremadamente ligero 

          7.- Si no se prepara bien, la higiene puede llegar a ser otro problema, porque no en todos los aeropuertos hay duchas. Nosotros, planificamos estratégicamente los dos hoteles y tuvimos la suerte, de que salvo los primeros tres días, hizo bastante fresco en los diferentes destinos.

          8.- La lluvia, los temporales y en general, las condiciones climáticas pueden generar contratiempos a la hora de realizar visitas tan ajustadas de tiempo. Nos llovió cuatro días, pero casi siempre, a horas inofensivas.

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