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martes, 4 de enero de 2022

Cosas que aprendí de Ciudad de México, la primera mañana ( parte IV)


           - Mercadillos. No recordaba yo tantos de nuestro anterior viaje, pero los hay, muchas veces unos cerca de otros. Se vende de todo, incluida comida. Son coloridos y animados con el voceo de los vendedores y por supuesto, la música. Anécdota al canto: habían montado un mercado indígena en el centro del Zócalo y resulta, que vendían, exactamente, lo mismo, que en los otros. Nos extenderemos en el capítulo correspondiente.

        +El vocero. Mencionado en el párrafo anterior. En México, todo lo que se precie -o sea todo-, debe ser vendido a voces y si tiene vozarrón, mejor. Cuando llegas al hotel, tienes la cabeza, como un bombo.

          - Perros. Los primeros días, una vez regresamos, a España, nos chocó la cantidad de mascotas caninas, que circulan por las calles de nuestra ciudad. Y es, que llevábamos casi un mes sin apenas verlas. En Medio DF y prácticamente en el resto del país, apenas se ven a estos animales por las vías públicas y los que hay son, normalmente, callejeros, aunque no están en muy malas condiciones.

          - Gafas. Supongo, que el motivo no es otro, como ocurre en otros muchos países en vías de desarrollo, que no hay presupuesto familiar para algo, que en México, parece ser un elemento de lujo. Es muy difícil, encontrar a alguien, que las lleve por la calle.

        - Sombreros mexicanos. Si bien comentamos, que en cuanto a los mariachis, las rancheras y la pastelona y cansina música tipo mexicana, en general, no solo no se cumplían los tópicos, sino, que se sobrepasaban con creces, no ocurre lo mismo con los típicos sombreros mexicanos de toda la vida. Salvo los que llevan los decadentes mariachis, apenas vimos a nadie más portarlo sobre su cabeza. En el centro de la capital y también, en el resto de ciudades visitadas, no contemplamos una sola tienda, que los vendiera. Donde si los encontramos, fue en algunas tiendas del aeropuerto internacional, como reclamos para los turistas.

        - "Me regala". Este fenómeno, lo captamos desde el primer día en la metrópoli, aunque donde es más usado es, en Acapulco. Se trata de sustituir el típico " me puede dar" o  "me puede entregar" por el verbo "regalar". Ejemplos, al comprar un billete de autobús, te pregunta la agradable vendedora de la ventanilla. " ¿me regala su firma?"... Existen personas pidiendo en la calle con la frase, "¿me regala un peso?". Me resulta curioso, aunque bastante cursi.

          - La cerveza. No en todos, afortunadamente, pero en algunos países ir tomando distraídamente una inofensiva cerveza por la calle es, casi equiparable, a haber cometido un delito de lesa humanidad y México es uno de ellos. Si quieres hacerlo, debes usar todas las tretas, que conozcas y tomar todas las precauciones. Luego, otros delitos mucho más gordos quedan impunes. A mi, por estarme tomando una en la puerta del aeropuerto, el día, que nos íbamos y mientras mi pareja reconvertia dentro el dinero sobrante en euros, me vinieron cinco policías por falta de uno y una de ellas, era una verdadera hija de puta. Por cierto, allí a beber, le llaman tomar, como en casi toda Hispanoamericana.

        - Túmulos y bolardos. Tiene toda la pinta y por lo que dicta mi experiencia, que Ciudad de México es la ciudad con más bolardos por kilómetro cuadrado del mundo, aunque el resto de ciudades del país, tampoco se quedan cortas. Todas las avenidas y calles están abarrotadas de ellos, bien de los normales alargados hacia arriba, bien de esos amarillos pequeñitos en filas discontinuas, para que los coches no aparquen delante de las puertas de los establecimientos comerciales, concesionarios de vehículos, etcétera. Por cierto, uno de estos ultimos dio con mis huesos y carnes en el suelo, en Guadalajara.  

            Cuando ellos hablan de túmulos, no se refieren a otra cosa, que a las elevaciones, que se colocan en la carretera para frenar la velocidad del tráfico  rodado. Los han puesto con bastante frecuencia y no tienen mala elevación, aunque cumplen su función solo a medias.

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