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domingo, 27 de enero de 2013

Edificios coloniales, bellas mujeres, salsa y pelmas

             Todas las fotos de esta entrada corresponden, a Cartagena de Indias (Colombia)
            Colombia, no solo es uno de los más hospitalarios países del mundo, sino además, donde mejor se habla el español y -tal vez-, donde se encuentran las mujeres más bellas del mundo: las de Cartagena de Indias, esa magnífica ciudad, que tantos buenos recuerdos nos evoca. Aunque sin embargo, si nos costó mucho llegar, hasta allí, aún fue peor salir.

            Abandonamos Ecuador, envueltos en temores e incertidumbres. Y eso, que en Perú, un colombiano nos había asegurado, que no había ningún problema, para ingresar en su país, por el sur –resultó ser cierto- y que el asunto de la burundanga –técnicamente, llamada escopolamina-, ya no era lo que en tiempos pretéritos.

            La burundanga no es otra cosa, que una sustancia, que roba la voluntad, a quienes se les administra. Procede de plantas, como la mandrágora y el borrachero –entre otras- y siempre ha ido asociada, a violaciones –falsamente, consentidas- y robos, fundamentalmente, a los viajeros. Basta con echarla en una bebida o arrimar un plano, periódico o papel, que la contenga, a la nariz de la víctima.

En apenas unos minutos, el desafortunado individuo pierde cualquier capacidad de decisión y accede libre y alegremente, a dar su dinero, las claves de sus tarjetas o todo aquello, que le pueda ser solicitado. Una vez han pasado los efectos, tan solo un vano y confuso recuerdo, de todo lo ocurrido. Eso, si no se pasan con la dosis y terminas en el cementerio.

            Aunque, ya no debe estar tan de moda como antes, es una amenaza, que hay que tomarse en serio. En algunos de los autobuses nocturnos y antes de partir, se nos advirtió a todo el pasaje, de que no aceptáramos comidas o bebidas de desconocidos, ni tampoco, que nos acercaran objetos a la cara.

            Pero, como he dicho, nos costó llegar y salir a/de Cartagena de Indias. En el primero de lso casos, debimos aguantar discursos políticos y patrióticos, de algunos de nuestros alojadores, en defensa del entonces presidente, Imanol Uribe. Además, en un autobús nocturno, nuestras mochilas quedaron anegadas en el maletero. Eso sí: conseguimos, que nos devolvieran el importe completo de los billetes, sin demasiado esfuerzo.

Vimos, a decenas de niños, esnifando pegamento, casi en pleno centro de Medellín. Y el bus, que finalmente, nos debía depositar en Cartagena –en el que casi acabamos, criogenizados, debido al aire acondicionado-, llegó con siete horas y media de retraso. Nada más poner pie en tierra y en una plancha callejera, que tenía escrita la palabra cagalera en sus entrañas, me agarré la peor diarrea del viaje.

Para salir, fue aún peor. Anduvimos toda una semana, buscando la forma de poder llegar, a Panamá y caímos, en las largas horas de cibers –para encontrar vuelos asequibles- o en las largas garras de  los profesionales de los veleros de cruceros de cinco o seis días y de bastantes lugareños sin escrúpulos, que nos trataron de engañar (en este asunto y otras cosas). Ellos, los comisionistas de hoteles o excursiones y los cambistas callejeros, que ofrecen tasas muy por encima del mercado, son los principales peligros y enemigos, a evitar. ¡Demasiadas molestias!.

La belleza de Cartagena de Indias, que evoca a pueblos del sur de España, es incuestionable: la plaza de los Coches, con la torre del Reloj; la de la Aduana, la de San Pedro Claver y la de Bolívar, donde se encuentra el parque de la Inquisición, la Catedral, el museo del Oro y la casa de los Condes de Pestagua. Es una pena, que esta plaza tenga tanto arbolado en el medio, que impide que el visitante, se pueda hacer una composición de conjunto.

No se acaba todo, ahí: la plaza de Santo Domingo, con la iglesia del mismo nombre; el baluarte de Santa Catalina y las iglesias de la Merced y de Santo Toribio. Ya fuera de la muralla, las de San Francisco, la Tercera Orden, la Santísima Trinidad, San Roque, el Centro Internacional de Convenciones, el castillo de San Felipe… Y numerosos garitos, con música salsa a tope, donde bailar y divertirse..

La playa de Bocagrande, es como una sucesión de pequeñas playas en forma de concha, con arena bastante oscura. En esta zona los edificios son horriblemente espantosos. Hay bastantes vendedores ambulantes, ofreciendo casi de todo, especialmente mujeres muy negras, que comercializan fruta fresca, a precios estratosféricos, si los comparamos con los del centro. Sinceramente, ¡esperaba algo más, de las playas de Cartagena de Indias, en cuanto a su arena y su entorno, aunque no, en cuanto a su ambiente!.

La playa de Marbella, se ubica hacia el otro lado. Es más solitaria, aunque igual de estrecha y también de arena negra.

Sirva una anécdota, para retratar el carácter del cartagenero. Era lunes y la primera sorpresa fue, que al bajar a la calle, estaba todo cerrado, hasta los edificios oficiales. ¿Será otra vez fiesta?. Le preguntamos a la del hotel y nos dice que sí, que el día del Trabajo, lo han pasado al lunes. Pero , ¡¡si ya se celebró el jueves 1 de mayo, que estaba todo  paralizado!!, le respondemos con sorpresa. Se le iluminan los ojos, sonríe y espeta:

            -Sí. El jueves fue la fiesta del Trabajo y hoy lunes, también es la fiesta del Trabajo. ¿Sabéis? –nos señala en plan confidencial-. Es que aquí en Colombia y especialmente en Cartagena, se trabaja poco.

7 comentarios:

Eva dijo...

Esta entrada, además de ser descriptiva sobre la ciudad de Cartagena de Indias, es la última del viaje por Sudamérica. Cuando se reinicie esta serie, empezaremos con el crucero en velero, a Panamá y después, seguiremos por Centroamérica y México.

Saludos.

álvaro dijo...

Hola,

- En Cartagena y cercanías sí hay playas alucinantes pero las playas buenas de Cartagena son las privadas. Las públicas son insulsas y llenas de plastas.
- El ex presidente de Colombia era Álvaro Uribe. Imanol Uribe es un directoor de cine.
- Te doy la razón en lo de los lugareños sin escrúpulos.

Un saludo

Eva dijo...

¡Terrible lapsus!. Efectivamente, era Álvaro y no Imanol. La verdad es, que no veo este último nombre como muy colomibano, ja, ja, ja.

Saludos

Anónimo dijo...

Hola amigos. Yo vivo en un país de Sudamérica y algo sé sobre el tema de la "burundanga".

Aunque a través de líquidos es muy efectiva, creo que si se ingiere por la nariz, como dices, los efectos no son tan claros y contundentes.

Enhorabuena por sus blog y mucha suerte.

Eva dijo...

Hola y gracias por la participación, tan inesperada, no hace mucho

Lo del tema de la burundanga por la nariz, también lo he leído. A ver, si alguien nos lo aclara.

La próxima ciudad, será Ho Chi Minh. No tiene mucho, que ver, pero nos resultó muy curiosa. Estoy pensando, cambiar el objetivo de ciudades espectaculares, por nuestras ciudades impactantes o cariñosas.

Saludos.

Erick dijo...

En su momento lei el relato "largo" sobre la imposibilidad de poder escaparse de Cartagena de Indias. Es muy cierto que en sudamerica moverse puede resultar engarroso, desde los altos precios de avion, que incluso castigan si los compras para un tramo o buses que hagan tramos cortisimos y otros tramos sean inexistentes para viajar, o incluso, exista un tapon de selvas que corte un continente jaja.
en cuanto a Cartagena, si es cierto, posee un patrimonio cultural muy extenso en su edificacion colonial, por algo fue la favorita de España ¿mas que Lima? quizas...
Aunque como centro turistico mundial, Cartagena tiene sus cosas buenas y malas, como malas, mucho embaucador, precios mas altas que el resto del pais, restaurantes muy llenos y a precios caros y playas publicas sucias y con olor desagradable.
Cartagena es una de mis ciudades favoritas de Colombia.

Eva dijo...

Tal como tú lo ves, Erick, lo veo yo.

Saludos.