Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

jueves, 9 de agosto de 2012

Cuando la ciudad es más selva, que la selva (parte II de II)


           Hanoi (Vietnam)
            2º.- Cuarto de hora antes de la hora prefijada, a las 7,15, ya estamos muertos de frío en el interior del autobús, que nos debe llevar a Nha Trang. Pero no salimos hasta las ocho y diez, porque al resto del pasaje, lo van trayendo poco a poco y porque el motor no arranca, durante más de diez minutos. Suena fatal y está en unas condiciones pésimas, hasta para quienes no entendemos de mecánica. Nunca debimos permitir –el pasaje está compuesto mayoritariamente por extranjeros-m que ese autobús saliera de la estación. Debimos exigir que nos pusieran otro. Pero no lo hicimos y así nos fue.

            Como el maletero está sucio y con agua, todos los equipajes tienen que ir apilados en asientos vacíos o desparramados por el manchado suelo. El autobús es más sucio y roñoso, que el que nos trajo de Mui Ne, record que parecía difícil de superar.

El paisaje es montañoso y a los lados hay precipicios, pero la carretera no está mal de firme. Tres horas  después de la partida una chica, con la que ya habíamos coincidido en el bus a Dalat y que tiene problemas urinarios, necesita evacuar. El autobús para a un lado de la carretera y ya aprovechamos casi todos. Al intentar marcharnos, no hay manera posible y como era previsible el maldito motor no arranca.
                                                                  Dalat (Vietnam)
El conductor trata de arreglar la avería sin éxito (no da la sensación de que entienda mucho de mecánica). Un pasajero australiano, que parece que algo más avezado en esa materia, también fracasa en su intento, de poner el vehículo en marcha. Así que toca empujar, cosa a la que mi chico y yo nos negamos, porque no hemos pagado, para que nos traigan en un vehículo de estas condiciones. Pero siete u ocho musculines, si se animan inmediatamente. Tras 200 metros de impulsos, el autobús sigue sin arrancar.
Camino de Nha Trang (Vietnam) 
Efectuamos una parada de cinco minutos, en la que el conductor habla por el teléfono móvil. Le han debido decir, que sigamos empujando, porque los musculines –que ahora se han despojado de la parte de arriba de sus ropas-, vuelven a arrastrar al vehículo, al menos otros 300 metros más. Y todos los demás, detrás andando. No pueden más y lo dejan. Su jadeante respiración, denota que están agotados y que mañana tendrán unas cuantas agujetas.

Como casi siempre en estos casos, nosotros somos los que más nos enfadamos, aunque cierto es, que el joven conductor no tiene la culpa. Nos ha contado, que gana un millón de dongs al mes (unos 40 euros) y si trabaja mucho y duro, medio millón más. El calor tropical de la jungla, nos está matando por momentos y como de costumbre, no llevamos agua y comida.  
                                                                                                         Hoi An (Vietnam)
            Una vietnamita, que está casada con un francés, nos va traduciendo al inglés todo lo que ocurre. Es tan políglota como crédula. Al comentarnos, que van a traer un nuevo autobús de reemplazo, que llegará en una hora, mostramos nuestra desconfianza, dado que Dalat está a tres y Nha Trang a más de dos, así que no creo, que tengamos un nuevo vehículo en ese tiempo. Menos ma,l que la vietnamita-francesa lleva agua de sobra y se decide a compartirla con nosotros, cuando le lloramos un poco.
 Nha Trang (Vietnam)
Paseamos a un lado y al otro de la carretera, a ver si encontramos algún sitio civilizado, donde avituallarnos. Pero solo hay una pequeña aldea con cuatro casas, vacas y cerdos. Bueno y con un maleducado conductor de mototaxi, con el que casi nos terminamos pegando. ¡Si es que hasta ni en el centro de la jungla,  te puedes librar de ellos!.

Al contrario que nosotros, la mayoría de la gente, ha reaccionado con paciencia y con buen humor. Se nota que no es la quinta vez, cosa que si nos ocurre a nosotros, que se quedan tirados en las carreteras del sudeste asiático, en sólo 40 días. Entablamos amistad con el australiano. Es agradable y hablador. Otros pasajeros, con los que a lo largo del día, entablaríamos conversación, son –
                                                Dalat (Vietnam)
-Seis israelíes –cinco chicas y un chico-, que nos invitan a galletas y lacasitos, que nos saben a gloria

            -Un matrimonio vietnamita, con un niño. Ella tiene bastante carácter y sabe enfadarse, cuando resulta necesario. Ha llamado a la compañía de autobuses muy indignada y al menos, ha conseguido, que el conductor pague a un mototaxi, para que nos traiga un par de cajas de botellas de agua, de las de litro y medio. Nos ha dado pan para que comamos. Esa será nuestra única comida a lo largo del día, hasta la llegada a Nha Trang, además de unos plátanos que reparte otro pasajero y un paquete de chucherías asiáticas, que habíamos comprado en el mercado de Dalat, la tarde anterior.
Dalat (Vietnam)
-Los fiesteros. Dos británicos (uno de ellos es el que reparte los plátanos), que no viajan juntos, pero en este rato han trabado amistad. Uno toca la guitarra y canta muy bien, versiones de clásicos del pop británico, aunque su voz se va aflautando, a medida que inician su segundo litro de vino. Gente muy sana, con la que más tarde, compartiríamos unas cervezas, unas risas y mucha conversación.

Son las 15,30 horas y por fin llega el autobús de reemplazo. Es mucho más nuevo. Pasamos a la altura de un restaurante de carretera y nos preguntan si queremos comer, pero todos tenemos más ganas de llegar a destino que otra cosa, así que continuamos, hasta que a los 20 minutos, se rompe de nuevo el autobús. La verdad es, que nos ha debido mirar todo un congreso de tuertos, que se debe estar celebrando por aquí cerca estos días.
                                                                                                                                      Nha Trang (Vietnam)
Al lado hay un café muy básico donde venden especialidades locales de jugos, que resultan un poco asquerosos. El inglés de la guitarra, ha decidido mezclarlo con ginebra, para mejorar el sabor. Poco antes de volver a subir al autobús, descubrimos un chiringuito algo más alejado, donde venden cerveza y los británicos y nosotros, nos aprovisionamos.

Pero antes, hemos tenido que pasar 1 hora y 25 minutos, nuevamente parados. A casi las seis de la tarde, cerca de doce horas después de subir al primer autobús, concluimos los aproximadamente 200 kilómetros, que hay entre Dalat y Nha Trang.

Besos a todos desde Hue. Estamos cansados de este país, pero no sé por qué exactamente, la intuición nos dice, que cuando nos vayamos de aquí, lo vamos a echar mucho de menos.

1 comentario:

Eva dijo...

Este texto fue escrito, originariamente, el 8 de agosto de 2.008.