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jueves, 9 de agosto de 2012

Cuando la ciudad es más selva, que la selva (parte I de II)

                                                                                                                                  Dalat (Vietnam)
Después de llevar nueve días en Vietnam, nunca más volveré a decir, que España es un país diferente. Esta nación y sus pobladores, si que son realmente distintos, a casi todo lo conocido.
                                                            
Por un lado porque aquí, muchas de las cosas se basan en la lógica inversa. Así por ejemplo, es bastante común –como nos ocurrió el otro día al abandonar Ho Chi Minh-, que vaya habiendo cada vez más atasco, según te vas alejando de la ciudad; que por las aceras circulen vehículos de todo tipo y a los peatones nos toque ir por las aceras; que le estampes a un vietnamita, una lata de cerveza en la cara, porque te ha atropellado levemente y no ponga un mal gesto, pero simplemente, si le rozas la motocicleta sin querer, se ponga como un energúmeno. Porque eso de que los asiáticos no se enfadan, vamos a dejarlo a parte. Pero sí, en este país, la moto vale más que la propia vida.                 Hue (Vietnam)

Y por otro, porque en muy pocos lugares, como sucede aquí, te están pasando cosas imprevisibles –unas mejores, otras peores-, cada cinco minutos. Es hartamente baldío, hacer una planificación diaria, porque la realidad, te la tirará por los suelos. Más que un país, es una montaña rusa, donde no sabes muy bien si toca subida o bajada o si la pendiente, es más o menos empinada, que la anterior. Como muestra, os relatamos dos, de los tantos acontecimientos vividos, desde nuestra llegada a Vietnam.

1º.- Acabamos de comer opíparamente en Ho Chi Minh. Nos quedan de ver dos pagodas, que están algo alejadas y decidimos emplear la tarde en esa labor. Después del largísimo paseo que nos damos, no son nada del otro mundo y cuando estamos en el punto más alejado de nuestra zona de alojamiento, el cielo se cubre de negro y sin más preámbulos, comienza a diluviar.
                                                                                                     Hue (Vietnam)
            Nos tenemos que refugiar bajo el toldo de una zapatería, que se convertirá en nuestro hogar, durante las dos horas y media siguientes. Al lado, una señora vende bocadillos que no se come ni ella, porque compra arroz con cosas verdes –también la zapatera-, a una niña que pasa vendiéndolo. 

Ayer, que apenas habíamos abandonado los alrededores de la avenida Le Loi –la principal-, esta ciudad nos había parecido moderna, pero cuando te sales de ese entramado de calles, es tan desamparada, dejada y deprimente, como las que hemos visto en Camboya, aunque con menos basura y polvo por las aceras.

Una tormenta se va enlazando con otra. Hay que salir de aquí, pero no para de llover. En la calle, la lluvia ya no cuela y la capa de agua  sobrepasa los 10 centímetros. ¡¡”Joder. 10 días y a todas horas con el coñazo del tuk tuk Sr y ahora que lo necesitamos no hay ninguno”!!. Solo hay bicitaxis de un pasajero, mototaxis (ni pensarlo) y algunos –muy pocos- taxis, que van todos ocupados. Observamos que en el ático de enfrente, como la terraza se les ha inundado, la vacían a cubos, tirándolos desde lo alto hacia la acera.
 Hue (Vietnam)
La lluvia afloja un poco y nos decidimos a emprender el camino de retorno. Lo peor no es lo que aún sigue cayendo, sino los enormes charcos fangosos, en los que irremisiblemente te acabas metiendo, dado que por aquí, el alumbrado público es escaso y a veces inexistente. Los canalones parecen las Cataratas de Iguazú y las motos, aparcadas bajo los lugares cubiertos y en las aceras, te echan directamente al asfalto, donde te encuentras con más motos, pero ahora en amenazante circulación  Además hay que esquivar postes, cables y árboles cuyas raíces, sobresalen en cinco metros a la redonda.

Un grueso árbol ha caído sobre un coche. Como tapa la carretera, las motos nos pitan con insistencia, para que no les entorpezcamos el paso y desalojemos la acera. Más adelante, vemos una moto aplastada debajo de la rueda de un coche. Sin noticias de su propietario. ¿Estará todavía en este mundo?.
          Na Trang (Vietnam)
Y ya casi llegando a la calle Le Loi, encontramos a unos operarios, que han abierto una alcantarilla, que no tragaba y que ha ocasionado una inundación en un par de manzanas. No me extraña. De ella han sacado ruedas de moto, trozos de la tapicería de coches, ramas y toda clase de basura. Cuando terminan con la limpieza, va más suelta que las alcantarillas de Managua (que son enormes agujeros negros sin rejilla). 

1 comentario:

Eva dijo...

Este texto fue escrito, originariamente, el 8 de agosto de 2.008.