lunes, 26 de mayo de 2025
miércoles, 21 de mayo de 2025
El gran puzzle
Nos encontramos casi a mitad de 2025. El 18 de marzo pasado supuso un cambio en nuestras vidas y en nuestra forma de viajar, al regresar mi pareja al mercado laboral y el próximo 30 de junio otra modificación nos limitará, dado que desaparecerán los abonos recurrentes gratuitos de Media Distancia, que llevamos disfrutando casi tres años y se reconvertirá mucho nuestra vida, casi partida desde 2022, entre Valladolid y Madrid.
Desde nuestro punto de vista, nuestro querido gobierno se equivoca, volviendo a cobrar por estos trenes, que antes circulaban vacíos y que volverán a estarlo, dado que existen opciones de Alta Velocidad y autobuses, mucho más rápidas y baratas. Otra cosa es el asunto de los Cercanías, que admite mucho más debate.
En cualquier caso, nos encontramos en la larga y expectante antesala de nuestro duodécimo viaje largo. Si todo sale bien, este tendrá su inicio entre mediados de 2026 y el inicio de 2027 y se articulará a través de una excedencia de un año.
A este proyecto le hemos denominado "el gran puzzle" y será el periplo más ambicioso -esperamos, que no el último -, que hayamos llevado el cabo en nuestras ya dilatadas vidas.
Se trataría de armar un viaje, tratando de no repetir destinos ya desgastados e incorporar aquellos, que por diversas razones, se nos han ido resistiendo, a lo largo de décadas. A saber: Bielorrusia, Mongolia, Irán, Arabia Saudí, Yemen, Tíbet, Bután, Nueva Guinea Papúa, diversas islas del Pacífico, Isla de Pascua e interior de Brasil y Bolivia, Venezuela e Islandia, estando abiertos a otros destinos.
Sabemos, que esto es dificilísimo y ahí está nuestro reto, disponiendo de un presupuesto de unos cincuenta mil euros, que podría elevarse, llegado el caso, al doble.
Pero, aún estamos en 2025, año, que empezó, con un magnífico viaje a Daklha y Lanzarote, en enero. Al mes siguiente, arribamos a Lisboa y Evora. En marzo, llevamos a cabo breves escapadas por las provincias de Alicante y de Madrid. Este último destino lo repetimos en Semana Santa. Y poco después, nos fuimos ocho días al Algarve, con apagón incluido.
Y, ¿qué nos queda?
- Posible interair de unos diez días en julio, visitando varias ciudades de Francia y Alemania, países, donde todavía nos queda mucho por ver.
- Madeira, Azores o Calabria, en octubre o noviembre, durante unos siete días.
- Y por último y juntando vacaciones y festivos, en diciembre, probablemente, norte de Argentina, con las mayores posibilidades, aunque podríamos volver a Japón, desenterrar el fallido viaje al esta de Estados Unidos y Canadá debido al déspota secuestro pandemico o llevar a cabo una ruta por el norte de Brasil y Venezuela, sin pisar Caracas.
martes, 20 de mayo de 2025
El mundo parece haber sido creado para nosotros ( y por eso lo recorremos sin descanso)
El mundo parece haber sido creado para nosotros. Nada nos ha salido mal en esta vida. Nunca hemos tenido, que esperar, que pase nuestro tren, porque desde siempre, nos han puesto anticipadamente la vía, la estación y todo lo necesario para subir a él, plácidamente.
Ha sido desear una cosa y casi siempre, conseguirla. Bien por méritos, por nuestra audacia e inteligencia, pero abrumadoramente, porque disfrutamos de la buenísima suerte, que no le acompaña, desafortunadamente, a casi nadie.
No presumimos de ello, aunque basta contar el 5% de nuestras vidas, para que los demás se sientan incómodos. Nuestra cruz es no poder narrar ni de lejos el restante 95%.
Somos provocadores, en general, porque nos va la marcha, pero no tenemos maldad o resentimiento hacia casi ninguna persona (venga, a tres o cuatro sí, no lo negamos).
Por casi todo lo anterior asumimos con relativa naturalidad, que no caemos bien. Que la mitad de la gente nos tiene envidia y al resto, le damos asco. Con nosotros, no hay lugar para la indiferencia y mucho menos, para el elogio o la gratitud, que aunque pocas, también tratamos de hacer cosas por los demás.
Y, por supuesto, somos campeones del egoísmo -no confundir con hacer daño a los demás -, porque disfrutar de la vida y de los viajes supone dejar algunas cosas común y equivocadamente aceptadas socialmente, al margen.
No somos asociales, de verdad, sino personas, que no pierden el tiempo en relaciones valdias.
Somos detectores de personas tóxicas y para nuestra desgracia, casi la totalidad de ellas proceden de nuestras familias
No perdemos el tiempo, juzgando a los demás, ni justificamos, que alguien es, como el, para evitar conflictos. ¡Como si tuviéramos, que adaptarnos, a todo lo que nos viene de frente!.
Mientras la gente se lamentaba y se volvia histérica, nosotros sacamos rédito hasta de la pandemia. Lo peor de ella, fue aguantar a los integristas de la mascarilla, hoy desaparecidos en combate, pero entonces, muy beligerantes. A cambio y gracias al acojonamiento general e injustificado, conseguimos forjar viajes casi en solitario y a precios ridículos. Y mi pareja obtuvo un trabajo, que resultó ser el germen del que obstenta hoy en día, ya consolidado para siempre.
Y, ¿ por qué os cuento todo esto? Pues, porque me he levantado pronto, ella se ha ido a currar, no tengo, que preparar nuestro próximo viaje hasta julio y por tanto y sin que sirva de precedente, me aburro.
Somos, como dos gotas de agua y hasta cuando discutimos, nos retroalimentamos.
Y, como esto no puede durar para siempre, pues algún día caeremos en desgracia y sabremos, por fin, lo que es morder el polvo.
En el próximo post, os contamos nuestros planes viajeros, para lo que queda de año.
lunes, 19 de mayo de 2025
Aeropuerto de Barajas, 17 de mayo
El pasado miércoles cenamos con la noticia, que explicaba, que AENA iba a tomar medidas para solucionar el problema de los cuatrocientos indigentes de Barajas y que se iba a pedir tarjeta de embarque para el día o prueba de ir a recoger a alguien, si se quería seguir accediendo al aeropuerto madrileño.
No parecía mala solución, como medida disuasoria o para ganar tiempo, pero nos resultó extraño, porque para eso habría, que cambiar más de una ley -imposible de la noche a la mañana-, dado que el aeródromo es un lugar público y no se puede impedir entrar a nadie, que no esté cometiendo un desorden o un delito.
Además: ¿Quién iba a llevar a cabo esos controles? La policía está para revisar el paso de fronteras de la gente. La guardia civil se encarga de las mercancías en la aduana. Y los vigilantes de seguridad no están facultados para esa misión.
Por otra parte, chirriaba un poco, que AENA decía, que los controles iban a ser a determinadas horas de bajo tráfico aéreo, sin especificar cuáles.
No sabemos, que ocurrió el jueves y el viernes, pero sí el sábado. Ese día, después de visitar la casa de Lope de Vega y hacer algunas compras, llegamos a la T4, sobre las nueve y media de la noche, a través de la estación de cercanías.
Nadie nos recibió en el acceso, ni a nosotros, ni a ningún pasajero de los que veníamos en el tren desde Chamartín y nadie nos impidió movernos a nuestras anchas por todo el recinto de la terminal, durante más de una hora y media. Nada extraño vimos en ese tiempo: ni más seguridad, ni nervios, ni retenciones de personas para pedirles explicaciones o documentos...
Para quién no conozca la T4 contarle, que salidas está en la planta 2. Llegadas se ubica -junto a los autobuses interurbanos -, en la 0. Desde la -1 se accede al metro y al cercanías. Y queda la 1, apenas conocida por los viajeros, porque está compuesta por oficinas. Los supuestos mendigos solían estar en salidas, porque en invierno es donde hace más calor y ahora han sido trasladados a esta zona, donde son mucho menos visibles. El sábado y supongo, debido al revuelo, había la mitad, que normalmente, pero estaban tan relajados, como siempre.
Sobre las once de la noche tomamos el bus gratuito, a la T1, donde ingresamos, sin problemas y recorrimos esta, la 2 y la 3, sin ninguna anomalía, respecto a otras veces. También había indigentes, pero nadie del aeropuerto les molestaba.
En la T3 tomamos unas latas de cerveza, cenamos unos bocadillos y no observamos nada extraño, hasta que a las dos de la madrugada nos tumbamos sobre el suelo a dormir.
La única novedad con respecto a otras ocasiones fue, que en vez de despertarnos a las 5, lo hicieron a las 6 de la mañana, pero pudimos seguir roncando en las sillas hasta las 9, como siempre.
Dejamos el aeropuerto de la misma manera, en que habíamos venido, sin percatarnos de control alguno.
Por último señalar, que al fin , se ha hecho un censo de estas gentes, que pernoctan en el aeropuerto. Deberíamos dejar de llamarlos indigentes, porque más del 50% de ellos tienen trabajo y simplemente, no pueden permitirse pagar una habitación.
Los supuestos mendigos -lo dijimos hace no mucho- no son el peor problema de Barajas. Son mucho más agresivos los pedigüeños y los que envuelven ilegalmente las maletas y ambos, campan a sus anchas con total impunidad.