Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 16 de enero de 2022

La bebida en el viaje a Cerdeña y México (parte II)


         Al contrario, que en otros países hispanohablantes del continente, como Ecuador o Colombia, no es apenas típico la venta de zumos naturales -o jugos, como ellos llaman- en los puestos callejeros o en locales de las ciudades.

          El té no es una infusión muy popular en el país azteca y en cuanto al café, se suele tomar negro.

        Al entrar en las bebidas alcohólicas -incluídos el vino y la cerveza- comienza el lío. Y ello es debido, a que cada estado y son 32 entidades federativas diferentes, impone unas leyes distintas en la materia, que afectan sobre todo, a los horarios de venta de esta sustancia al público. Existen entes territoriales, como la capital, que facilitan su comercialización desde las siete de la mañana y otros, como Zacatecas, que la retrasan hasta, incluso, el mediodía. Y por los términos intermedios andan el resto. Lo mismo ocurre por la noche. Hemos llegado a ver, prohibiciones desde las nueve de la noche, hasta la una de la madrugada. Así, que no is olvidéis de preguntar al llegar a cada sitio.

        Existen numerosas marcas nacionales de cerveza a lo largo y ancho del país, pero las que nosotros hemos visto con más frecuencia son la Cartablanca -para mi, la mejor y de las más baratas-, la Tekate, la Indio y la Corona. El formato más habitual es la lata de medio litro, aunque también  se comercializa la típica litrona de cristal, pero es un jaleo, porque cobran diez pesos por el envase. Resulta curioso y ridículo, pero la lata de 33 centilitros cuesta casi el triple, que la de cincuenta.

          Las más baratas cuestan el doble, que en España y se venden en los supermercados, donde se pueden encontrar por 13 pesos la unidad. En las tiendas de 24 horas suben bastante, aunque las puedes tener por 15 pesos, si las adquieres en lotes de tres o cuatro latas. Recordad, que en México está prohibido tomar -como ellos dicen- en la calle, aunque sea una triste e inofensiva cerveza. Os aseguro, que la policía os pillará antes, si estáis bebiendo cerveza en la vía pública, que si se os ocurre violar a una mujer y por eso tantas y tantas de estas violaciones, quedan, absolutamente, impunes.

          No os puedo hablar demasiado sobre vinos mexicanos, porque desde el primer día y en cuanto vimos los precios en los supermercados -no existe mucha variedad en las escasas estanterias que lo ofrecen-, perdimos el interés sobre el asunto. Si os puedo indicar con certeza, que de vez en cuando contemplamos el formato de tetra brik, pero cuesta entre dos y tres veces más, que en España.

        De las bebidas espirituosas de baja graduación - en torno al cinco por ciento de alcohol, que en la mayoría de los casos, suele ser tequila-, a nosotros nos encantan las canijillas de lima y pepino o las de mango picosito, los cabritos de toronja y la guayaba con tequila. Se deben beber muy frías y se comercializan en la mayoría  los supermercados y las tiendas, que funcionan, durante las 24 horas, aunque son más caras en estas últimas.

          El precio de las bebidas alcohólicas internacionales resulta bastante más elevado, que en España. Así, que se hace necesario, recurrir a la producción nacional, formada por tres licores procedentes de la planta llamada, agave. De ella se extraen, el que lleva su mismo nombre -apto para los viajeros de bajo presupuesto, con unos 25 grados y sabor a algo dulce o a nada-, el mezcal y el tequila, en ese orden de baja, a mayor calidad y precio.

          Famoso también, fuera del país, es el pulque, aunque nosotros no lo hemos probado, porque por textura y color blanquecino nos recuerda al vino de palma, que tan mala experiencia nos ocasionó, en Senegal, hace una década. Se trata de un líquido blanco, algo pastoso y parece, que cuesta adaptarse a su fuerte sabor. No embriaga, pero te deja los músculos y articulaciones bloqueados, sin poderlas mover, clavado a tu silla. Al menos, eso dicen, los habituales de este potente brebaje.

sábado, 15 de enero de 2022

La bebida en el viaje a Cerdeña y México (parte I)


         Cerdeña  

        Si no nos desmiente alguien, sobre una zona en concreto, que no hayamos visitado, el agua es potable en la isla sarda. Los refrescos son similares a los de España, tanto en sabores, como en el precio, sobre todo, los de marca blanca. Es característico el de pomelo, que aquí no lo hay.

          Es fácil encontrar café preparado de diversas formas, tanto en bares, restaurantes, tiendas como máquinas ubicadas en locales de la calle. El más famoso es el capuchino, que también, ofrece diferentes formas, como por ejemplo, con jengibre. El té no es muy habitual en los territorios italianos.

        En el país transalpino, han surgido diversas marcas blancas de cerveza, elaboradas por los supermercados más importantes de la nación, que sorprendentemente, han venido a mejorar bastante la pésima calidad de las birras italianas de toda la vida (solo se salvaba la Nastro Azzurro). El precio es más elevado que en España. Por lo que allí, te tomas dos tercios -la medida de la botella más habitual en el mercado- en nuestro país, te compras un litro.

        El vino de tetra brik cuesta un euro en casi todas las partes de la isla. Los de botella, de diversas calidades, ya se suben bastante en sus importes y no resultan muy accesibles para el día a día de los viajeros de recursos limitados.

          Entre las bebidas alcohólicas, que más se consumen en la isla en restaurantes, bares y terrazas y además de los omnipresentes mojitos -con mucho éxito allí-, están el Campari, Aperol y Amareto.

          México

        Para lo que suele ser nuestra costumbre de litros y litros al día, en este periplo hemos bebido muy poquita agua. Salvo en Acapulco, donde nos axfisiamos, en el resto de destinos predominó el calor moderado por el día y el fresco por la noche, por lo que no tuvimos, que recurrir demasiado al líquido elemento. Íbamos a preguntar en la oficina de turismo, el primer día, si era potable, pero se nos olvidó y comenzamos a beberla, moderadamente y como no nos hacía daño ni mal, continuamos tomándola, como si nada y a lo largo de los días, no compramos ni una sola botella de agua mineral en veinticinco jornadas por el país. Eso sí : de sabor y textura deja bastante, que desear.

        Si te vas a buscar a Google, se indica, que el agua potable en el país es del 91,3℅ del total de la que emana de los grifos. No obstante, parece ser, que una gran mayoría de las tuberías son muy viejas y contienen filtraciones externas, roturas o residuos, que empeoran la calidad del líquido y por ello, muchos mexicanos desconfían y la ingieren embotellada. Lo que no hay, a lo largo de México, son demasiadas fuentes públicas en las ciudades, lo que supone toda una contrariedad para viajeros y paseantes.

        Por la misma razón y también contra lo habitual en nosotros -de viaje suele caer una botella grande, cada día, al menos-, tampoco bebimos demasiados refrescos. En el país se encuentran por todas partes, desde los supermercados, a las tiendas pequeñas o a las de 24 horas. El formato habitual más pequeño -al margen de la tradicional lata de toda la vida- es el de 600 centilitros y de ahí, se va haciendo más grande, hasta los tres litros, en algunos lugares. Al margen de las onmipresentes colas, los sabores son los tradicionales y a nosotros el que más nos gusta es el de pomelo, bien frío, casi helado.

jueves, 13 de enero de 2022

La comida del viaje a Cerdeña y Mexico (parte III)

                        Todas las fotos son de México

          Por las calles del centro de las ciudades -sobre todo y como casi siempre, en la capital-, están bastante extendidos los pequeños puestos de snacks de maíz o de patatas fritas, a los que por supuesto y cuando los compras, te añaden la salsa, que elijas y en la cantidad que quieras. Nosotros, como no podía ser de otra manera, chile y limón. Mientras te los comes, vas viendo, como se ahogan y se van contrayendo en la bolsa.

        Y terminamos, con los supermercados, que no siempre se ubican en el centro de las ciudades, aunque sí, en lugares, como la capital y Guadalajara. El más famoso es Chedraui, aunque existen otros interesantes, como Soriana y Wallmart. Lo que notamos es, que durante nuestra estancia de 25 días, la mayoría de los precios, de lo que nosotros compramos -salvo la cerveza-, subió entre un 10℅ y un 15℅, lo que nos parece una barbaridad.

        Están  bastante bien abastecidos de productos, aunque las colas suelen ser bien largas y lentas, la atención al cliente pésima y el redondeo, siempre lo hacen a su favor. Disponen de un horario muy amplio, que va, desde las primeras horas de la mañana, a veces, hasta las diez o doce de la noche.


        En materia de comida, nosotros los utilizamos, básicamente, para la compra de frijoles refritos, sopas preparadas, embutidos, bonito enlatado y dulces. Una vez pasados los primeros días y hartos ya de los tacos y similares, descubrimos, que los dos primeros platos, asentaban nuestro estómago y además, no nos cansabamos de ellos. Los frijoles son un poco pastosos -mejor los normales, que los negros, aunque estos tampoco estån mal-, pero se les puede añadir para reducirlos, limón y chile.. De las sopas -preparadas en el hotel con agua caliente-, la mejor es la de Fuego, elaborada con camarones y chile, aunque existen más variedades, fundamentalmente, de pollo.

        Pronto descubrimos, que el chorizo, el bonito o las salchichas rellenas de queso completaban y variaban nuestra dieta a un precio de risa para un occidental ( no para ellos). El chorizo no es , como el de España. No se parte en rodajas, pero tampoco, llega a ser sobrasada. Se trata de un producto intermedio, que se unta, pero que tiene trocitos para masticar. Es ligeramente picante y no tiene ternillas. Las salchichas de queso, tampoco son, como las de aqui,  dado que estån partidas en horizontal y rellenadas con lonchas enteras. Y en cuanto al bonito al natural o en aceite-, la lata mediana cuesta unos 10 pesos.

        La sección de dulces, suele ser la joya de casi todos los supermercados, por lo que presenta una amplia gama de productos, que se comercializan, la mayoría de ellos, entre los cinco y diez pesos. Nuestros favoritos son las piedras pero cuesta elegir los mejores. Sin embargo, a veces te juegan una mala pasada y te colocan productos, que no son del día y que debes tirar, porque están durísimos.

lunes, 10 de enero de 2022

La comida del viaje a Cerdeña y Mexico (arte II)

               Esta es de Cerdeña y las demás de México
          Esta comida -para nosotros, después de unos pocos días, resulto bastante cansina, chatarra y picante- se vende, normalmente, en puestos callejeros, bien, hecha al momento con los necesarios elementos de cocina o bien, traída ya preparada de casa. En este último caso, a los tacos se les denomina, de canasta. Como siempre, es norma, que en este tipo de países, donde predomina la comida en la vía pública, se observe la rotacion de los alimentos y el número de clientes, que visitan cada tenderete. Aunque, por nuestra experiencia, a lo largo de dos viajes al país, la comida resulta bastante segura.

        Hay tantas salsas, casi, como cocineros circulan por las calles, pero tienen un elemento común que es el picante, chile. Desconfiad, cuando un vendedor os asegure, que una determinada, pica poco. Lo dice de buena fe, acostumbrado a sus propios gustos, pero la realidad es, que todas pican entre mucho y muchisímo. A nosotros, la que más nos gusta con diferencia es, la de limón y chile

        Otra forma de alimentarse en el país azteca es a base de comidas corridas, que sirven muchos bares y restaurantes. Se trata de almuerzos sencillos, aunque muy baratos ( los más económicos en la capital o Guadalajara, por entre cincuenta y cien pesos). Siempre, disponen de una sopa de tipo diverso -aunque predomina la de tortillas-, pasta o arroz y un plato principal, en forma de guisado o asado, fundamentalmente. Pueden o no, incluir postre y/o bebida.

        Existen otros restaurantes más selectos, donde encontrar guacamole y otros platos más elevados de la cocina mexicana, pero no son muchos. También, están los de tipo internacional, entre los que se encuentran los chinos, que te ofrecen todo lo que tú puedas comer, desde 85 pesos en adelante. Aunque estos últimos, solo suelen encontrarse en las ciudades más importantes.

          Por supuesto, están presentes las grandes cadenas de comida rápida internacional, como Mcdonals, Burger King, KFC... Aunque, nosotros los perritos calientes no los compramos en ninguna de ellas, dado que nos gustan más los del Wallmart, con pimiento verde y cebolla y a 19 pesos la pareja.

          Se encuentran también muchos mercados -la mayoría, cubiertos, limpios y bien mantenidos- donde adquirir dulces diversos, frutas más seleccionadas, snacks y hasta diversos insectos, gusanos, grillos, alacranes, hormigas...listos para ser degustados, como si estuviéramos en China o en el sudeste asiático. No hemos ahondado demasiado en estas especialidades autóctonas, pero lo que si se observa a simple vista es, que la variedad es importante y el tamaño, a veces, considerable, para nuestras costumbres. Los más afamados son los chapulines.

          Nosotros, nunca nos hemos atrevido con ellos, en ninguna de sus formas y eso, que somos de alimentación de amplio espectro.

        No son muchos, pero sobre todo en la capital, existen restaurantes especializados en comida prehispánica, con platos, que atraen la curiosidad de la mente, aunque no se yo, si también, la del paladar de un occidental cualquiera. Aquí, os dejo la muestra de un menú, para que podáis haceros una idea: tacos de chapulines, sopa de escamoles, cazuela de chinicuiles, taco de escamoles, taco de chinicuiles, escorpión horneado, taco de acocil, platón de insectos, sopa de chapulin, sopa azteca, mixiote de venado, taco de búfalo, jabalí en chileajo, pato relleno de manzana, crepa polaca, búfalo en arranchera, faisán en salsa de higos, taco de cocodrilo y hamburguesas de venado.

domingo, 9 de enero de 2022

La comida del viaje a Cerdeña y México (parte I)

      Las dos primeras son de Cerdeña y el resto de México
         Comenzaremos haciendo unas pequeñas referencias a la gastronomía de la isla italiana, aunque el grueso de estos post va a ir sobre como alimentarse, en México.

          CERDEÑA

          La cocina sarda resulta tremendamente mediterránea. Como en casi todo el país transalpino -por no decir, en todo-, la base de la alimentacion de la población en la isla es la onmipresente pasta en sus diferentes formas y los pescados locales, no descartándose la carne. 

        La paella, fruto de la dominación catalana, que no valenciana, es el plato estrella en los restaurantes de Alguero y mezcla tanto mariscos, como carnes o embutidos, sin ningún rubor aparente. El pedido mínimo es para dos personas -a 18€, la racion- y la ofertan en casi todos los establecimientos de restauración de la ciudad, con pequeñas variantes sobre una base común.

         También , se ha hablado en otros post de la famosa bottarga, formada por los huevos de distintas especies de peces y que se utiliza en platos diversos para darles su sabor característico. Puede estar en crudo, secada, conservada en botes...

          En Cerdeña, nosotros nos servimos bastante de los supermercados, para hacer frente a nuestra dieta diaria y sobre todo, a las bebidas alcohólicas. En ellos, compramos snacks variados, dulces, sopas, alguna conserva, embutido y sobre todo, hamburguesas preparadas con queso, a 1,69 la pareja. La comercializaban en los supermercados más importantes de la isla, que son el Eurospin y el Lidl.

          MEXICO

        Ya nos hemos referido a este asunto en epígrafes anteriores y aquí, lo vamos a ampliar un poco, aunque siempre podéis profundizar en publicaciones más especializadas. En este post vamos a referirnos, tanto a lo que se come, en general, como a lo que hemos yantado nosotros.

          La base de la comida mexicana es, claramente, el maíz, dado que el país, es uno de los mayores productores del mundo de esta materia y aparte de otros usos, fundamentalmente, se utiliza para elaborar los denominados antojitos mexicanos. Estos son muy variados. Existe una gran diversidad de ellos, aunque, sobre unas normas, que son siempre las mismas: el maíz -puede ir al vapor, cocido, frito o asado-, un relleno de amplia gama -tan extenso, como se quiera- y una salsa por encima, generalmente de chile. 

             Los más extendidos y populares son, por este orden, los famosos tacos -del pastor o del gobernador-, las quesadillas -en CDMX, no necesariamente llevan queso, aunque sí, en el resto del país- y las enchiladas. Aunque, existen muchos otros, como los tamales, los esquites, sopes, nachos, gorditas, molotes, tortas ahogadas, flautas, molletes, gringas, chalupas poblanas, huaraches.... Y así, podríamos seguir por largo rato, si se van enumerando de corrido las diferentes especialidades locales

viernes, 7 de enero de 2022

martes, 4 de enero de 2022

Cosas que aprendí de Ciudad de México, la primera mañana ( parte IV)


           - Mercadillos. No recordaba yo tantos de nuestro anterior viaje, pero los hay, muchas veces unos cerca de otros. Se vende de todo, incluida comida. Son coloridos y animados con el voceo de los vendedores y por supuesto, la música. Anécdota al canto: habían montado un mercado indígena en el centro del Zócalo y resulta, que vendían, exactamente, lo mismo, que en los otros. Nos extenderemos en el capítulo correspondiente.

        +El vocero. Mencionado en el párrafo anterior. En México, todo lo que se precie -o sea todo-, debe ser vendido a voces y si tiene vozarrón, mejor. Cuando llegas al hotel, tienes la cabeza, como un bombo.

          - Perros. Los primeros días, una vez regresamos, a España, nos chocó la cantidad de mascotas caninas, que circulan por las calles de nuestra ciudad. Y es, que llevábamos casi un mes sin apenas verlas. En Medio DF y prácticamente en el resto del país, apenas se ven a estos animales por las vías públicas y los que hay son, normalmente, callejeros, aunque no están en muy malas condiciones.

          - Gafas. Supongo, que el motivo no es otro, como ocurre en otros muchos países en vías de desarrollo, que no hay presupuesto familiar para algo, que en México, parece ser un elemento de lujo. Es muy difícil, encontrar a alguien, que las lleve por la calle.

        - Sombreros mexicanos. Si bien comentamos, que en cuanto a los mariachis, las rancheras y la pastelona y cansina música tipo mexicana, en general, no solo no se cumplían los tópicos, sino, que se sobrepasaban con creces, no ocurre lo mismo con los típicos sombreros mexicanos de toda la vida. Salvo los que llevan los decadentes mariachis, apenas vimos a nadie más portarlo sobre su cabeza. En el centro de la capital y también, en el resto de ciudades visitadas, no contemplamos una sola tienda, que los vendiera. Donde si los encontramos, fue en algunas tiendas del aeropuerto internacional, como reclamos para los turistas.

        - "Me regala". Este fenómeno, lo captamos desde el primer día en la metrópoli, aunque donde es más usado es, en Acapulco. Se trata de sustituir el típico " me puede dar" o  "me puede entregar" por el verbo "regalar". Ejemplos, al comprar un billete de autobús, te pregunta la agradable vendedora de la ventanilla. " ¿me regala su firma?"... Existen personas pidiendo en la calle con la frase, "¿me regala un peso?". Me resulta curioso, aunque bastante cursi.

          - La cerveza. No en todos, afortunadamente, pero en algunos países ir tomando distraídamente una inofensiva cerveza por la calle es, casi equiparable, a haber cometido un delito de lesa humanidad y México es uno de ellos. Si quieres hacerlo, debes usar todas las tretas, que conozcas y tomar todas las precauciones. Luego, otros delitos mucho más gordos quedan impunes. A mi, por estarme tomando una en la puerta del aeropuerto, el día, que nos íbamos y mientras mi pareja reconvertia dentro el dinero sobrante en euros, me vinieron cinco policías por falta de uno y una de ellas, era una verdadera hija de puta. Por cierto, allí a beber, le llaman tomar, como en casi toda Hispanoamericana.

        - Túmulos y bolardos. Tiene toda la pinta y por lo que dicta mi experiencia, que Ciudad de México es la ciudad con más bolardos por kilómetro cuadrado del mundo, aunque el resto de ciudades del país, tampoco se quedan cortas. Todas las avenidas y calles están abarrotadas de ellos, bien de los normales alargados hacia arriba, bien de esos amarillos pequeñitos en filas discontinuas, para que los coches no aparquen delante de las puertas de los establecimientos comerciales, concesionarios de vehículos, etcétera. Por cierto, uno de estos ultimos dio con mis huesos y carnes en el suelo, en Guadalajara.  

            Cuando ellos hablan de túmulos, no se refieren a otra cosa, que a las elevaciones, que se colocan en la carretera para frenar la velocidad del tráfico  rodado. Los han puesto con bastante frecuencia y no tienen mala elevación, aunque cumplen su función solo a medias.

lunes, 3 de enero de 2022

Cosas que aprendí de Ciudad de México, la primera mañana (parte III)

                                     Todas son de Ciudad de México

         - La obesidad mórbida. Al hilo del párrafo anterior, se trata de uno de los grandes problemas nacionales, al que parece, nadie pretende poner remedio. Desde la primera mañana en la capital, ya nos dimos cuenta, de que lo mismo al 80% de la población -sobre todo la femenina- le sobran 20, 30 o más kilos. La popular comida grasienta, el omnipresente maíz y los dulces, parecen tener la culpa. Nos da la sensación de que hay más mujeres obesas, incluso, que en Estados Unidos.

          - También, ya desde primera hora, aprendimos a distinguir, la diferencia entre el tequila, el mezcal, el agave y el pulque. Los tres primeros proceden de la planta del agave. El último es bastante barato y de color blanquecino, pero imbebible para un occidental sensato. Se dice, que te deja lúcido, pero no te puedes mover. Sin haberlo probado, a mi .me recuerda  al vino de palma, que tan mal rato nos hizo pasar, en Senegal. Ampliaremos en el correspondiente apartado.

          -Las pocas casas de cambio, que hay en el centro. Te das cuenta nada más llegar y las escasas, que encontramos, dan la peor tasa del país. Y para una, que ofrece un poquito mejor, se encuentra algo escondida. Paradójicamente, el mundo es aquí al revés, porque el cambio más favorable lo dan en el aeropuerto internacional y con diferencia.

        En la capital -en las otras ciudades es distinto,- y debido a la inmigración masiva, hay muchas formas de ganarse la vida y no todas son buenas. Existen muchos vendedores ofreciendo cosas - unas más inservibles , que otras-, las comisionistas de las ópticas -de la calle Madero,- hay al menos veinte, no habiendo visto nada igual- y por no extenderme, hasta niñas de cuatro años, vendiendo paquetes de tres churros. No sé, como lo hacen -supongo, que las alimentarán antes-, pero no sé los comen.

        -Educacion y amabilidad. En general, los mexicanos son bastante amables y educados. Te ayudan al preguntar. Al oírte hablar con acento español, muchas veces se entablan conversaciones amistosas llenas de curiosidades.

          -El problema aparece, cuando se transforman en tenderos o en los supermercados. La atención al cliente es pésima, como ya comprobamos en 2008, en todo el continente hispano. Es frecuente, que te den la vuelta de monedas, que les sobran. En una ocasión, nos dieron más de treinta y por la calle, me iba cayendo de un lado. ¡Tenía, que haber equilibrado! Y otra anécdota: en un supermercado, nos hicieron esperar más de cuarto de hora para devolvernos un peso mal cobrado -son cuatro céntimos, pero somos muy obstinados-, después de rellenar cuatro papeles y hacer tres llamadas telefónicas.

          - Baños públicos. No encontramos ninguno en toda la ciudad. Ese servicio -nunca mejor dicho- lo ofrecen por cinco pesos, casas bajas y tiendas, que así se sacan un sobresueldo. Es algo habitual en los países en vías de desarrollo.

          -Tabaco. Ahora, que se rumorea, que en España se va a prohibir fumar en la calle -tardaran, como siempre-, en la calle Madero -principal del centro y otras peatonales-, está estrictamente prohibido fumar.

        -El metro. Este tema da para mucho. En el suburbano del DF, he encontrado lo peor y lo mejor de los metros del mundo. ¡Y ya es coincidencia!. Lo bueno: vagones más o menos nuevos, descomunal vigilancia - no he visto tantos policías nunca- y el imbatible precio: cinco pesos, que incluye el tramo desde el aeropuerto, al centro. Lo malo: pasillos kilométricos e infinitos tramos  de escaleras -a veces las bajas y a los diez metros las subes- y sobre todo, las aglomeraciones en hora punta, más que en el famosísimo, de Tokio. No es broma, corre peligro tu integridad física.