Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 23 de septiembre de 2014

Más guiris en el Blue Lassi, que en las hogueras de la muerte (así de triste)

                                     Todas las fotos de este post son, de Varanasi (India)
          Al fin, dejamos Uttarakhand, el estado donde moran las moscas más gordas y pelmas del mundo. ¿Serán la reencarnación del karma chungo, de los que me imagino?

          El viaje hasta Varanasi fue una tortura. Los dos en la litera de arriba -uno frontal, otro lateral- y el tren, que cuando llega a Lucknow se convierte en cercanías, que va parando hasta en los abrevaderos, durante centenares de kilómetros. Total: 20 horas, para 800 kilómetros.

          Para los menos místicos, el encanto de Varanasi no estará en los ghats, ni en las hogueras, ni en sus decadentes y bellos edificios o en el casco viejo, sino en la oficina de reservas de los trenes para extranjeros de la estación, con atención muy esmerada y el mejor -lo hay muy poco- aire acondicionado de toda la India. Y eso, que definitivamente, el verano ha cedido al monzón y se nota muy positivamente (al menos, de momento).

          Los cambios sufridos por este lugar en los últimos tres años son escasos y probablemente, fruto de la estacionalidad -(a otra vez, vinimos en noviembre). Muy pocos guiris y por lo tanto, tocamos a más pelmas por cabeza, que de costumbre. Y, muchas más vacas por todas partes, con sus correspondientes plastas, que terminas pisando ,sí o sí.

          En estos lugares sagrados de India -últimamente estamos recorriendo todos-, no se vende carne, ni alcohol, pero con todo lo demás se es muy flexible, incluida la cocaína, marihuana, la basura o la propia extorsión a los turistas.

          El Ganges lleva tanta -o más- mierda, que siempre, pero ellos como si fuera la piscina municipal. Lo de las hogueras ya no nos emociona, pero aún nos atrae, como un imán. Y eso, que cada vez hay más cortapisas, para acercarte al corazón de las mismas. 

          La cosa está -supuestamente- tan aburrida, que lo que triunfa entre los guiris es, el Blue Lassi, recomendado por no se cuantas guías y con carteles indicativos por todas las callejuelas del barrio viejo. Con el fin maligno de destrozar el incipiente mito y a sus clientes, nos dirigimos allí, ávidos de sangre...y el sitio resulta acogedor, nada caro -salvo para el de mango-y de una calidad suficiente, hasta que al día siguiente, engullimos otro bastante mejor, en un puesto cualquiero, cerca de la estación de la misma ciudad.


          Por lo demás, los dos acontecimientos del día fueron de índole diversa: por menos de medio segundo, no me cae una cabra sobre la cabeza y la espalda y, por otro lado, poder asistir a los emocionantes partidos de cricket en varios ghats, con más público local entregado, que viajeros, viendo las hogueras de la muerte.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Proverbios indios

         
Shimla (India)
          Sin intención de ofender -o tal vez, sí, ya ni lo sé-, vamos con una retahila de proverbios indios, elaborada con cierto realismo, con bastante mala leche y con algo -espero- de sentido del humor.

          1º.- Si portas un bulto, cosa muy habitual en India, da igual el tamaño, ponlo en todo el medio, donde más moleste.

          2º.- En India, cualquier forma de placer en público está negada. Prepárate para los mayores sufrimientos.
                                                                                                                                                Manali (India)
          3º.- Cuanto más estrecha sea la zona de paso, abre más los codos, para molestar mejor al prójimo.

          4º.- En lugares de tránsito humano, clava tus dedos con ahínco en la espalda de la persona, que va delante de ti. Si estás en el autobús, no olvides dale golpetazos en cualquier parte de su cuerpo, antes de decirle “excuse me”, con cara de perdonarle la vida.

          5º.- En las ciudades sagradas no se puede beber alcohol, ni comer carne y hasta el tabaco está mal visto. Pero, pelmas, bestias circulando -o sin circular- y pedigüeños, “are available”.

          6º.- Beber agua y bañarse en el Ganges purifica, como demuestran varios estudios científicos. ¡Toma ya!.
MacLeod Gang (India)
          7º.- En India, cualquier sitio al que llegues, tenga un millón de habitantes o tan sólo cuatro de ellos, se denominará “juntcion”.

          8º.- Los únicos lugares donde puedes estar seguro, que encontrarás cambio, son las tiendas de alcohol (ni siquiera los bancos).

          9º.- La ratio, en cualquier negocio, de empleados por clientes es, de 8 a 1, siempre con funciones indefinidas y solapadas.                 Amritsar (India)

          10º.- ”Estoy hasta los huevos de los hinduistas”, dice una colombiana, después de llevar viajando once meses por India. ¡Amén!.

          11º.- En India, si te estás buscando a ti mismo, desconozco si te encontrarás. Si tratas de hallar lo que más deseas, es difícil que lo encuentres. Pero, si te toparás con lo que más ansias, cuando menos te lo esperes.

          12º.- Sonríe, siempre habrá un día peor del que estás padeciendo en este momento.
      Fatehpur Sikri (India)
          13º.- El moksha -liberación hinduista- consiste en estar todo el día tumbado en cualquier parte -incluso entre la basura- o en tocarse los pies y después, comer con las manos.

          14º.- De los miles de dioses que adoran, el único y verdadero es el pi, pi, pi, pi, de los cacharros con ruedas (y con pito, claro).   Bhopal (India)

          15º.- La burocracia os hará libres.

          16º.- Si eres vendedor o pelma, al extranjero molestarás, con todas tus fuerzas.

          17º.- En un lugar de concentración de puestos callejeros, se hace necesario, que todos vendan lo mismo.

          18º.- En la India, viajes en el tren que viajes, siempre parará, para dejar pasar a los que van en otra dirección.
Ellora (India)
          19º.- Cuando un occidental se altera, por incertidumbre o causa justificada, el indio se tumba sobre cualquier superficie y espera a que todo pase.

          20º.- Bajo ningún concepto, debes estresarte. Corres el grave riesgo de solucionar el problema.

          21º.- Inventad las samosas, pero luego, conseguid que sean las más apestosas del mundo.

          22º.- Los trenes de pasajeros deben dar siempre prioridad, a los de mercancías.

          23º.- Cuando montes un negocio, sé siempre consciente de que estás haciendo un favor a tus clientes. Así, que vigila que no te den mucho la lata o que no te paguen con el precio exacto. Si así ocurre, maldíceles y sigue durmiendo, tranquilamente.
Mumbay (India)
          24º.- Vete con celeridad al templo, si puede ser en un minuto, a poner una ofrenda y así podrás estar las 23,59 horas restantes del día, haciendo el bestia a tus anchas.

          25º.- Párate con los codos abiertos, camina con los codos abiertos, reza con los codos abiertos...

          26º.- A poder ser, quédate dormido a cualquier hora, en cualquier parte y en la posición más inverosímil, que se te ocurra.
                                                  Margao (India)

         27º.- Si no tienes cubiertos, no sabes usarlos o la ocasión no pinta para que hagas bolas de salsuberio y arroz, lánzate la comida con la mano hacia la boca, como si se la tiraras a cualquier animal y cázala al vuelo.
Varkala (India)
          28º.- Haz la vida imposible a los demás, especialmente si son extranjeros.

          29º.- Tantas vueltas deberás dar al templo o lugar sagrado, como veces quieras molestar a los guiris que encuentres.

                                                                               Kanyakumari (India)
          30º,- Busca las ciénagas más asquerosas y sacralizalas: ya están listas para el baño.

          31º.- Todo indio nace con una moto debajo del brazo.
                                                 Kumbakonam (India)
          Y estos principios, a diferencia de los mandamientos, se cierran en uno: “sufrirás India, terriblemente, en vivo y la disfrutarás, plácidamente, en el recuerdo y en tu casa, durante toda tu vida”. Bueno o, quizás, se cierran en dos, con este otro: “la India siempre es más plácentera, en el peor de los casos, que hablar con los operadores de Orange (sobre todo, si reclamas una factura).  

domingo, 21 de septiembre de 2014

Mother Ganga

                                                    Esta y las cinco siguientes son, de Rishikesh (India)
          Reza un cartel -que hemos traducido del inglés-, junto al río Ganges, en la sagrada villa de Rishikesh : “el Ganges no es solo un río. Ella -tratamiento en femenino, como madre- es la dadora de la vida, llevando pureza y liberación en sus aguas. El Ganges no es sólo agua. Ella es el néctar de la vida, el néctar de la liberación. Ella es el recurso de inspiración para todo el que tiene ojos, que ven. Ella riega, no sólo las granjas sino también los corazones, mentes y espíritus. Ella es la madre Ganges, dadora de libertad a todos, sin discriminación, ni excepciones. Sus aguas purifican a todos los que se bañan en ellas, a todos los que beben en ella. De hecho, ella es la que elimina la contaminación. Estudios científicos han descubierto, que las bacterias coliformes, no pueden crecer en sus aguas”.

           
          Leyendo este despropósito, ya da que pensar, que la mayoría de la gente, que se acerca hasta aquí, dista mucho de ser como el común de los mortales. Sobre el río, solo hace falta ojear cualquier guía, estudio o documento en el que se hable del Ganges, como el más contaminado de nuestro planeta.

          Rishikesh es conocida, como la capital mundial del yoga y denominada por mi, como el manicomio más grande del mundo o el lícito negocio, a consta de los que están abducidos, en proceso de abducción o son, simplemente, incautos. Parece mentira, que por la cuna de la meditación, transite una de las calles -muy estrecha- más estresantes de toda India: cacharros de todo tipo, vacas y sus enormes mierdas, perros, monos, moscas del tamaño de avellanas, basura por todas partes, guiris buscándose a sí mismos (más vale, que dedicaran esa energía, a encontrar otra ropa, que ponerse y dejar de hacer el ridículo)...


         Como ya habréis adivinado, no creo en la meditación, ni se si sirve para algo. Ni mucho menos, en que encerrarme durante varias semanas en un ashram, ir descalzo o vestido con una túnica naranja -como los shadus- o a pecho descubierto, con un palo, un bolso y pañuelo a juego -aunque parezca mentira no es un desfile de la fashion week, sino el atuendo de algún extranjero-, además de besar a una vaca, vayan a hacerme mejor persona, más justo, mas relajado o supongan mi liberación. Pero, allá cada uno con sus creencias y paranoias. Así, que me centraré sólo en lo descriptivo.

                                                       Esta y las cuatro siguientes son, de Haridwar (India)
          Rishikesh es un sitio curioso. Ni mejor ni peor de lo que esperaba, pero distinto. Desconozco si es fácil meditar en sus ashram o monasterios, donde se dan clases de yoga, retiro espiritual y hasta alojamiento ilimitado, pero como se ha dicho, fuera de esos lugares, es muy difícil, siquiera concentrarse. Encontramos menos visitantes foráneos de los esperados y la mayoría, de estancias de corta duración, lo que hace aún mucho más difícil, que las enseñanzas recibidas puedan ser efectivas.

          La ciudad está dividida en tres zonas: la de la estación de trenes, sin interés ninguno y los dos núcleos turísticos, a los que se accede por un par de puentes -sobre el Ganges- temblequeantes y estrechos, que aunque están concebidos para los peatones, son utilizados, sin ningún rubor, por los motoristas. En el más próximo, prevalecen los lugares dedicados al espíritu, al estudio y los shadus -aventureros, vividores..., aún no lo tengo muy claro-. Y el otro, aunque no se descuidan las necesidades del alma inmortal, es más superficial y más dedicado al perecedero cuerpo, con tiendas, restaurantes -vegetarianos o de chow mein-, hoteles... Es el lugar donde pernoctamos los extranjeros: En toda la localidad, no se permiten, ni la carne, ni las bebidas alcohólicas (cerveza y vino, incluidos)

          De todas formas, siendo una persona cabal y poco espiritual, reconozco, que sentado sentados en los ghats, en el momento justo en que el sol se oculta tras las montañas -mientras los lugareños se bañan en el río sagrado y los tambores de un templo cercano llaman a la meditación-, entonces sí, te planteas algún debate trascendental. Pero, de manera muy superficial y durante poco rato.


          La cercana -y también, sagrada- Haridwar es algo menos mística y turística, pero espectacular para el viajero. Sus esplendidos ghats, nada decadentes, comparados con los de Varanasi, albergan a miles de peregrinos y lugareños: es un autentico espectáculo. Tanto, como ver bajar, a toda velocidad, las ofrendas por el río, mientras se desintegran. Sin conocer, de momento, los de Allahabad -donde iremos, próximamente-, son los mejores de India. 

Pesadilla Pradesh (parte II): el día de mi cumpleaños.

                                                            Esta y las tres siguiente son, de Manali (India)
           Sin cobertura -se ha roto la tarjeta del teléfono- y sin wi-fi, no iba a recibir muchas felicitaciones, pero nos esperaban emociones intensas. El día de mi cumpleaños, empezó como otros anteriores, a lomos de un bus estatal nocturno: de Manali a Shimla. De esos, que aquí en Himachal Pradesh tardan diez horas en recorrer 250 kilómetros.

          La primera sorpresa de mi onomástica nos la dieron dos chicas, que tras dos horas de camino, se subieron al bus y decían tener las mismas plazas, que nosotros. Enojados, nos fuimos a buscar al ayudante-cobrador, que con cara de circunstancias nos informa, de que nuestro bus va camino de Delhi y no de Shimla.

          ¿Cómo puede ser, si los números de la matrícula coinciden exactamente, con la que nos dio el de la ventanilla, de Manali?. Y, además ¡sale a la misma hora y de idéntica estación!. En todo caso, el último fallo de esta surrealista situación, fue nuestro, por no confirmar el destino dentro del propio autocar. Afortunadamente, el ayudante-cobrador es uno de los pocos indios buenos y eficientes y nos soluciona el affaire. Concertó un punto de encuentro e intercambio con su colega del bus, de Shimla.


                                                      Vasit (India), arriba y las de abajo, deShimla (India)
          Pasa la noche sin más sobresaltos. Aunque el vehículo es muy viejo e incómodo, consigo dormir. Llegamos a Shimla, una ¡ciudad maravillosa!. Como todo el mundo ha dicho verdaderas estupideces comparando unos lugares con otros, no voy a ser menos y para mi este lugar es, la Fez de India (en su versión limpia). Aunque con mucho más fresquito, rodeados de montañas, mucha menor decadencia y en este caso, los que cargan con pesadisímos fardos o cajas de refrescos no son los mulos, sino los propios hombres. En cualquier caso, es una apreciación muy personal.

          La localidad es un ejemplo a seguir para todo el continente y sobre todo, para el resto de la India. Todo su casco histórico y los bellos y animados bazares son absolutamente peatonales y aunque, cuando llegamos, estaba todo cerrado y las calles llenas de basura, dos horas después el ambiente se muestra increíble y sosegado y la porquería y suciedad han desaparecido.

          ¡Que sitio tan magnífico para pasar un par de días!. Pero, todo nuestro gozo metido en un pozo: la visita la hacemos en diez horas y con la mochila a la espalda, subiendo y bajando cuestas y todo, porque los alojamientos más baratos duplican el precio, que hemos ido pagando hasta ahora. Los comisionistas de la plaza de la catedral se burlan de nosotros, cada vez que pasamos delante de ellos: “¡ahí van los de las cuatrocientas rupias!” (precio máximo, que hemos querido abonar, cuando nos han pedido, 800).

          Dejamos Shimla con dolor, para pasar cinco insufribles horas de bus hacia Chandigarh, una ciudad extraña, aunque agradable. De camino, padecemos un esmerado control policial, en el que registran todos los equipajes, menos los nuestros.

          Agotados, física y mentalmente, tenemos que pelear duro con los tuktukeros, con el fin de conseguir un precio razonable para plantarnos en el centro. Y después y esto ya no es ninguna sorpresa de cumpleaños, aunque sí, un mal regalo, nos toca vagar de sector en sector -así se divide la ciudad-, porque no nos aceptan en ningún hotel, como otras veces, por ser extranjeros. Al final y casi mendigándolo, 900 rupias al canto -100 más que en Shimla-, por una habitación sin ventana, con un baño deteriorado y un calor insufrible (el peor alojamiento de India a lo largo de los dos viajes).

          Antes de que el reloj marque las doce y se acabe este cumpleaños tan largo y tan sufrido, se va la luz -otra vez más- y el ventilador y nos sentamos sobre el colchón, tan caliente, como si fuera una de las hogueras de Varanasi.

Pesadilla Pradesh (parte I)

                                    Todas las fotos de este post, son de MacLeod Ganj (India) o pueblos de alrededores 
         Teníamos muchas esperanzas depositadas en Himachal Pradesh e incluso en Cachemira y Ladakh. Aunque al segundo de los estados citados no acabamos recalando y a Leh -perteneciente al tercero- nos terminó dando pereza, por resultar muy caro -25 euros por trayecto, desde Manali- y largo -un día completo o dos, según tu elección-.

        La cosa no empezó mal, con tres ventajas clarísimas, sobre lo que estábamos viviendo: tiempo fresquito -después de venir de casi 50 grados-, comida tibetana excelente -aunque no veníamos muy perjudicados en esta materia- y ausencia casi total de los pelmas de todos los ramos, que veníamos padeciendo durante nuestra estancia en India.

          Pero pronto, comenzamos a constatar los inconvenientes: 10 horas de autobús para hacer 250 kilómetros por nefastas carreteras, en cacharros insufribles -de noche o de día, a gusto del consumidor-; ciudades taponadas eternamente -como MacLeod Gang-, de las que para entrar o salir y hacer dos kilómetros, tardas hora y media; lugareños que colapsan los pequeños núcleos úrbanos con el coche, cuando se tarda la cuarta parte de tiempo andando; hoteles racistas, que no te admiten -”no roms”, “is full”- o informaciones erróneas sobre transporte público, que te pueden hacer perder un día.

          Ejemplo de esto último: según los horarios de la propia estación de Mcleod Gang, el bus de Dharamsala, a Manali sale a las 20,30 horas. Pero, cuando llegas a este último sitio constatas, que es a las 18,00. Por todo esto y muchas cosas más, en nuestro argot particular, este estado se llama, Pesadilla Pradesh. Y con más motivos añadidos. Los sitios -siendo aceptablemente atractivos, en general-, no valen ni la mitad de lo que se suele decir.

          Me parece vergonzoso –y no encuentro otra palabra más adecuada-, que en el bus estatal a Mcleod Gang vayamos 14 guiris y en la maravillosa Hampi, no aparezcan, sumados, en una semana, ni veinte. Pegarse diez horas infernales a Manali es absurdo, para ver un lugar, que no le llega ni a a la esencia -por no decir a los tobillos-, a cualquier pueblecito de España o Italia.

          Pero, meditadores, buscadores de sí mismos, yoguistas de pro, colgados diversos, guitarreros -que no guitarristas-, drogadictos, lamas en potencia, flores de loto andantes..., llevan a cabo su particular aventura en esta parte del país. O más bien, los indios -mayormente tibetanos aquí- se forran a su costa, que derecho tienen. El que no se incluya en los grupos señalados, cual es nuestro caso, puede sentirse un poco decepcionado.


          Pero, sí es cierto y cuantificable, que hemos visto más guiris en este Pesadilla Pradesh, que en el resto del viaje por India (pocos, en cualquier caso). El mayor flujo turístico aquí es interior, con familias enteras.

          ¡Menos mal, que siempre nos quedará la magnífica Shimla!, que además de ser una joya, resulta la ciudad más sostenible de India. No os lo vais a creer: limpia y con casco histórico peatonal.

¡Nos gustan los sijs y también, Amritsar!

                                                       Todas las fotos de este post son, de Amritsar (India)
          Como ya habréis adivinado, si leéis este blog, no son muchas las ciudades amistosas, en India, pero Amritsar, es una de ellas. No porque haga menos calor, que en los destinos anteriores o porque el caos del tráfico o el concurso de maleducados, no sean los mismos, que en cualquier otra ciudad, sino porque la mayoría de su población es sij y eso, para el viajero, tiene unas cuantas ventajas. Debido, a que en un principio y en teoría, su labor es contribuir a facilitar la felicidad del prójimo (en la práctica, habría bastante, que discutir).

          En Amritsar se halla la oficina de turismo más eficiente, que hayamos conocido en toda la India. Los autobuses, desde la estación de trenes al templo, son gratuitos para todo el mundo . Y ya, dentro de este lugar sagrado, todo son facilidades: alojamiento de bajo coste para peregrinos, refrescos por debajo de su precio de producción -cinco rupias-, comida gratuita en la trepidante cocina y comedor y un trato siempre atento y amable. 

          No cobran por dejar los zapatos o por coger un pañuelo para cubrirse la cabeza -tanto hombres, como mujeres- y se pueden hacer fotografías en cualquier parte, salvo en el interior del pequeño templo, situado en el centro de un magnífico estanque . En él, varones y féminas se bañan por separado, en zonas bien delimitadas, aunque no muy grandes. Lo curioso es, a la hora del chapuzón, que ellos llevan la cabeza tapada y el resto del cuerpo -salvo el bañador- al aire.

           Ningún pelma y en ninguna situación, osara entrometerse en vuestra visita al Golden Temple o mientras se rodea su recinto simétrico, sólo distorsionado por las torres de una cercana mezquita, rodeada de obras. Hasta internet te sale a mitad de precio, aunque va a pedales. No hay wi-fi en el complejo, pero debe ser que para comunicarse con sus gurús, no resulta necesario.

          Los sijs son la novena religión del mundo, en cuanto a número de seguidores. Habalndo campeñánamente, se trata de una especie de macedonia, entre musulmanidad e hinduismo, que como siempre, parió algún desencantado con ambos credos, hace ya seis siglos. Sus principios básicos -y por los que es bastante fácil reconocerlos- son las cinco Ks. A saber; 1º.- kesh: no cortar barba y cabello. 2º.- khanga: su peine de marfil. 3º.- Kara: su brazalete de plata. 4º.- kacha: calzón corto, que deben portar siempre. 5º.- kirpani: cuchillo para defenderse, en caso de que fuera necesario..

          Sus dogmas morales -estos se aprecian peor, a simple vista-, consisten en creer en un solo Dios, considerar a todas las razas iguales, defender los ideales positivos, la generosidad, desechar los malos instintos -lujuria, ira, envidia-... No deben ingerir bebidas alcohólicas, ni fumar, ni tampoco, comer carne.


          Leyendo curiosidades religiosas de India, nos topamos con los jainitas, aunque no son de esta zona. No sólo no pueden comer, ni matar animales -incluidos insectos-, sino que tampoco deben montarse en coche o autobús, dado que estos aniquilan con sus motores a estos indefensos invertebrados.