Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 3 de junio de 2022

Lo que me hubiera gustado saber de La Palma antes de ir (Parte I)


      Se ha tratado de nuestro sexto viaje a las Islas Canarias y sin lugar a dudas es, el que más difícil nos ha resultado de planificar y de llevar a cabo. No encontramos guías actuales de la isla en las bibliotecas, a las que tenemos acceso y la información en la red es muy limitada y, en ocasiones, confusa. Tal vez, porque los que viajan a La Palma, en la mayoría de los casos, lo hacen en excursiones organizadas o en coche de alquiler, siendo los métodos más sencillos. Pero, para los que nos valemos del transporte público o de los pies, la situación se complica.

          Voy a exponer en esta serie de post, lo que nos hubiera gustado saber de La Palma, antes de haber arribado allí y de paso, algunas cosas más, en cuanto a información práctica. 

        Para empezar y no es una cuestión baladí, para evitar sorpresas deberíais consultar el calendario, antes de reservar los vuelos. En nuestro caso y a pocos días del trayecto de ida nos enteramos, que durante nuestra estancia, nos coincidía el Día de Canarias. Sería mala suerte, si no nos hubiera pasado algo parecido mil veces. 365 jornadas tiene el año, vamos cuatro días y nos toca un festivo regional. Así, que nos tocó un sábado, un domingo, un festivo y porque no había más formas de fastidiarnos, el martes fue normal.

           ¿En qué radica el problema? La Palma es muy tranquila y en sábados, domingos y festivos reduce su actividad a la mitad, especialmente, en lo que afecta a la frecuencia del transporte público.

        En relación a cuántos días son necesarios para visitar la isla, os proponemos tres planes bien distintos. 

          - Bastan tres días, si lo hacemos en vehículo de alquiler y no practicamos casi senderismo. La Palma tiene forma triangular y se puede dedicar una jornada a cada lado: Garafia y Punta Gorda - Cabo de Fuente Caliente; desde este lugar,  a Barlovento y desde allí, al punto inicial del recorrido. Sin lugar a dudas, el coche es la mejor forma de moverse, se vayan pocos o muchos días.

          - Proponemos una semana, si se viaja en transporte público, se quieren conocer los lugares emblemáticos de la isla y dedicar un par de jornadas al senderismo.

        - Y por último, recomendamos de dos a tres semanas, si lo que queremos es descubrir La Palma a fondo. Eso implica empaparse de unas cuantas de las interesantes y numerosas rutas de senderismo, que ofrece esta isla.

          Me he referido al transporte público y el caso es y a diferencia, de lo que yo mismo creía y la mayoría piensa, no es ni malo, ni escaso. No peor en frecuencia, que por ejemplo, en Lanzarote o Fuerteventura. Menos la Caldera de Taburiente, todos los puntos emblemáticos de la isla están conectados por guaguas, que suelen ser puntuales. El mayor inconveniente es, que se detienen en todas partes y pueden tardar una hora para llevar a cabo veinte kilómetros. Hay buses a/desde el aeropuerto cada media hora. Los residentes y minusválidos disponen de descuento. Los turistas, no.

        Otra forma de viajar es mediante excursiones organizadas por las agencias. Nosotros hablamos con dos: Isla Bonita Tours y La Palma Tours. Ambas tienen la sede en Los Cancajos, muy cerca del aeropuerto. La primera acepta reservas por internet y la otra, solo en su sede. No ofrecen precio desorbitados -salvo la de Cumbre Vieja, como no podía ser de otra manera-, pero el problema viene, porque no disponen de cada ruta todos los días. Por ejemplo, la Caldera de Taburiente es solo jueves y domingo. Existen propuestas para todos los gustos: de andar mucho o de hacerlo poco.

jueves, 2 de junio de 2022

Los recuerdos de un viaje memorable e imborrable (siete historias)

          No han sido demasiados días, pero si numerosas las huellas imborrables, que nos ha deparado este viaje a La Palma. Vamos con ellas.

        - La normalidad en el aeropuerto de Barajas. Nada, que ver, con el cementerio, en que se había convertido, durante nuestro periplo por Grecia, en 2020 o el medio gas de 2021, cuando nos trasladamos, a Milán, Cerdeña y México. Es una gozada, poder volver a moverte por todas sus instalaciones sin la puñetera y maldita mascarilla.

          Dentro de esa normalidad aeroportuaria cabe destacar, la vuelta a los viajes de las aficiones deportivas. El sábado y en la zona de tránsito, coincidimos con centenares de madridistas, que esperanzados, blandían toda su artillería y equipación, rumbo a París. Y yo pensaba: "ojalá ganemos, porque si no, la vuelta se os va a hacer muy larga y dura. Y es, que van siete seguidas ganadas y algún día saldrá cruz".

        - El impacto de las cuestas de La Palma, nos atrapó desde la llegada y puso, constantemente, nuestra forma física, a prueba... Jamás había visto tan abruptos ascensos y descensos, que se pueden prolongar, durante varios kilómetros. Para quien recorre la isla en coche, pueden pasar más desapercibidas, pero no para quienes nos pasamos los días caminando.

          - Y no salió cruz y desde nuestro primer hotel, en El Paso, disfrutamos, como enanos de la decimocuarta.

        - El día más frío en mucho tiempo, no lo hemos sufrido en Valladolid o en otro lugar de Castilla. Paradójicamente, lo hemos padecido en un lugar llamado Fuencaliente, en La Palma, el pasado lunes. Llevamos a cabo, parcialmente, la ruta de los volcanes entre un viento y una lluvia aterradores. El tembleque de piernas, no se me olvidará nunca.

          - Pero, una jornada antes y también en El Paso, asistimos al inesperado - no dependía de si mismo- ascenso del Real Valladolid a primera división.

          - Nuestro segundo hotel, el de Santa Cruz de La Palma, fue, muy probablemente, el peor, donde hayamos pernoctado en la última década: carísimas habitaciones cápsulas con escasos servicios y prestaciones, baño casi siempre inundado y lamentable atención 

          Eso  sí: en su espartana terraza asistimos a la historia del viaje. Llamemoslos, A -chica- y B -chico-, porque no conocemos sus nombres. Ambos, de origen catalán. Ella es camionera, pero tiene suspendida la licencia, por dar un bestial positivo en alcohol y drogas -700 euros de multa- y lo dice sin tapujos, mientras se toma unas cervezas del Mercadona.

          Tiene dos hijos con su ex, que los cuida y que a ella, le sigue pagando sus caros festivales musicales por España, mientras está en el paro. Ahora, vive con otro hombre, pero no es con este con quién viaja, sino con B, en cuya relación no nos deja escarbar ( y eso, que lo cuenta casi todo).

        Es la primera persona, que he conocido, que abiertamente, es antivacunas y le ha dejado de poner algunas a sus vástagos. Cuenta esa historia del chip, que nos quieren meter para controlarnos y que tantas veces hemos oído en los medios.

          B es licenciado en Arquitectura y ejerce como tal con éxito en un despacho de Barcelona. Aunque ronda los treinta, está cansado de casi todo y va a votar a la CUP. ¡Hasta ahí puedo leer!

        - Miércoles de madrugada: según descendemos del ALSA, que nos devuelve desde Madrid, a casa, nos sorprende la cómoda victoria de Nadal, ante Djokovic, en cuartos de Roland Garros.

          ¡Para solo cinco días de viaje, no está nada mal la cosa!

domingo, 29 de mayo de 2022