Todas las fotos son, de Seúl (Corea del Sur)
Corea del Sur tiene fama
de ser uno de los países más trabajadores del mundo. ¿Lo son?. Es
imposible responder a esta pregunta en cinco días, que llevamos de
estancia en el país, pero sí voy a dar algunas pistas sobre este
asunto, basadas en lo que estamos viendo con nuestros propios ojos.
Vamos allá.
Que Corea funciona a dos
velocidades es evidente, ya que alberga la sede central de varias
multinacionales importantes (Samsung, Hyundai, LG, la desapaarecida
Daewoo...). Debe haber una clase próspera importante, dado que el
nivel del vehículo medio y de la calidad y servicios de las
urbanizaciones satélites al centro, son mejores de los que
disponemos la clase media española.
Esto se reafirma,
teniendo en cuenta, que sólo la alimentación es entre un 40% y un
300% más cara, que en España y son centenares de carros -en
supermercados, que mantienen abiertas 30 cajas a la vez- los que
salen lleno de alimentos y bebidas, con tickets, que rondan los 200 ó
300 euros.
Por otro lado, existe y
es muy visible en las mañanas de Seúl, una numerosísima cantidad
de ejecutivos y oficinistas de medio pelo y traje desaliñado, que
comparten los escasos lugares donde se puede fumar en la calle y que
parecen llegar más ajustados a fin de mes, pero manteniendo el tipo
y la dignidad.
En cuanto a la otra y
numerosa Corea, nosotros la dividimos en dos. Los que no han tirado
la toalla y trabajan de sol a sol en su puesto callejero o tirando de
un pesado carromato y los que comparten los subterráneos de las
decenas de salidas del metro, a partir de las ocho de la tarde. De
día no se les ve y donde estarán, resulta para nosotros un misterio
Sobre los miles de
trabajadores, que prestan sus servicios en los centros comerciales y
las exigentes firmas internacionales, no os puedo decir, pero al
menos están amparados por convenios colectivos, que les respetan sus
días de fiesta (que no es poco).
Vayamos avanzando. En
cuanto al mito de que en Corea, todo funciona a todas horas , no hay
nada más alejado de la realidad -si excluimos las tiendas de
apertura continua-. La mayoría de centros comerciales no abren hasta
las 11 ó 11:30 y no cierran demasiado tarde.
Y ahora, volvamos al
principio: ¿trabajan mucho y son productivos los surcoreanos?
Sinceramente, creo que si. Por ejemplo, esta mañana una chica, sin
saber mucho inglés, nos vendió dos billetes a Busan, en unos 45
segundos. La cola echaba humo e iba a toda velocidad. La gestión en
las oficinas de turismo es esmerada, brillante y veloz, como en
ningún otro país del mundo. Iguales noticias ofrecemos, para otros
servicios necesarios para el turista, como atención en hoteles y
restaurantes.
Y para finalizar,
centrémonos en lo que más conocemos: los supermercados.
Para empezar y en las
cajas,vemos a los mismos empleados por la mañana. que por la tarde y
no cierran a mediodía. Lo mismo ocurre con los reponedores y las
promotoras de las degustaciones. A pesar de que hay 30 puntos de
cobro abiertos y una cola de cinco o seis grandes carros de media por
cada uno, las estanterías se hallan perfectamente repuestas y
frenteadas y el tiempo de espera en la linea de caja no supera los
tres o cuatro minutos. Las cajeras, que nunca se equivocan, no hablan
con los clientes -salvo para preguntar, si quieres bolsa- y no
levantan la cara de la pantalla y del cajón del dinero, parecen
robots humanos impertérritos e impasibles. La mercancía es
deslizada por la cinta con guante de seda.
A ojo de buen cubero y
sin exagerar demasiado, el supermercado de la estación de trenes
central de Seúl, debe vender en un día cualquiera, lo que los siete
Mercadonas más rentables de España. No saben improvisar, pero no
hace falta, porque todo está calculado al milómetro.
Estos son los hechos, los
juicios los dejo para vosotros, ya que ni los tengo claros -me faltan
datos- y además, me da pereza. Se me olvidaba un dato organizativo
curioso: ¡no se cuenta el dinero de la caja!. Coges tu cajón y te
piras, llegando tu compañera con el suyo debajo del brazo. Algo así,
como el cambio de neumáticos en la Formula 1. ¡Flipante!.