Normalmente, los etíopes son afables y tranquilos, aunque depende también de la zona del país. No es lo mismo el excelente trato recibido en Gondar, que las piedras, agua o insultos, de los que fuimos víctimas en Harar.
Los timos no están muy generalizados, aunque hay quién trata - sin escrúpulos - de conseguir un extra, por lo que hay que preguntar por los precios de todo: desde un "mastika" (chicle) a la compra más elevada, que necesitemos acometer. Poruqe, nos hemos topado con incautos, a los que les han llegado a facturar 30 €, por una simple ronda de refrescos.
Las mayores molestias se producen en los restaurantes. Dado que, a Anna, Joan y Alex y a nosotros, no nos ocurrió por separado, pensamos que actúan cuando los grupos son más numerosos y los suponen menos atentos a la cuenta. Los espaguetis, comida central y socorrida del farangi (literalmente, extranjero, en la lengua local) suelen ser el elemento estelar.
Pase, que te los tarden dos horas en traer - para que sigas bebiendo cervezas y agrandando la cja-, pero lo que ya no cuela, es que intenten cobrarte dos raciones, habiendo pedido sólo una y no habiéndolos cocinado siquiera ( el pobre Joan, se quedó casi sin comer en Lalbella, por esta kafkiana causa). Y aún tuvieron bemoles, para discutir hasta 10 minutos, incluso cuando la propia cocinera, reconocía su error, de intentar facturarlos.
Dire Dawa
En la localidad de Weldiya, solicitamos tres platos de espaguetis y uno de macarrones y no sirvieron una de las raciones de los primeros. Reclamamos "one more" y nos traen y nos sueltan con violencia sobre la mesa, otros tres platos de espaguetis y otro más de macarrones. La pelea fue cruenta, para pagar sólo lo adecuado, cosa que acabamos consiguiendo, no sin pasar un rato bien desagradable.
En la localidad de Weldiya, solicitamos tres platos de espaguetis y uno de macarrones y no sirvieron una de las raciones de los primeros. Reclamamos "one more" y nos traen y nos sueltan con violencia sobre la mesa, otros tres platos de espaguetis y otro más de macarrones. La pelea fue cruenta, para pagar sólo lo adecuado, cosa que acabamos consiguiendo, no sin pasar un rato bien desagradable.
Otra de las técnicas, es hacerse los locos, con que no saben los números en ingles, a la hora del pedido y luego, te recitan la cuenta de corrido, con un acento mejor y más atinado, que el de anglosajón de nacimiento. De esta forma en Mekele, tuvimos que pagar 35 birr por unos apestosos espaguetis con salsa de tomate, cuando no suelen costar, más de 15 o 20 y además, en la carta no había nada. que respondiera ese importe o se aproximara..
Monasteio del lago Tana
La cerveza, también se lleva su protagonismo. En Aksun, se nos cayó y rompió una botella casi entera y no sólo, no nos pusieron otra, sino que además de cobrarla, nos requirieron una cantidad desorbitada por el envase. En Mekele - según un lugareño - la Castell valía a 9 birrs. Poco después y con las birras ya en la mesa, vino a pedirnos perdón, dado que el propietario le había dicho, que eso era ayer: hoy ya costaba 13 (y menos mal, que no le dio por decir, 50).
Idéntica y larga y larga discusión, mantuvimos en Weldiya, donde por la mañana habíamos abonado 10 birrs por un tercio de cervez y por la noche, nos solicitaban 12, alegando tarifa nocturna. ¡Lo que tienen estos es mucha cara a todas las horas del día!. Pero, no se salieron con la suya
De surrealismo, se puede calificar a las cervecerías, que no disponen de cervezas o a las teterías, de té y aunque tú estés viendo tomarlo al resto de clientes, te dicen con absoluta normalidad, que no te lo sirven, porque no tienen.