Maseru (Leshoto)
Acabo de enterrar a mi madre y
hace menos de un mes, hice lo propio con mi padre. Ahora, soy yo la responsable
de lo que queda de mi familia: mi abuela, una prima de mi madre y mis cuatro
hermanos.
Ya de pequeña, mi mamá me enseñó
a cultivar el huerto, para después llevar los productos a la puerta del mercado
y montar allí un tenderete, con todos ellos. Mi padre era zapatero remendón.
Debajo del árbol de los deseos, tenía su negocio.Todos los vecinos de la aldea
le querían mucho, pues era capaz de arreglar, hasta las zapatillas más viejas y
estropeadas que te puedas imaginar.
Reserva de Mlilware (Suazilandia)

Ahora, me dedicaré a vender mangos, papayas
y plátanos. Todos mis conciudadanos, pasan varias veces al día por delante de
mi: Los niños, camino de la escuela, se paran a saludar. Las comadres siempre
tienen algún chisme que contar. Disponen de unas lenguas muy ligeras y
afiladas, pero la cartera va bien atada, dentro de la capulana. Los hombres del
pueblo observan desde lejos.

Otro acontecimiento importante y del que se
hablará, durante las veladas de varios meses, es la llegada casual de algún
turista. Estos, algunas veces compran algo de fruta, pero primero pasan y
miran, después pasan y preguntan el precio y por último, antes de llevarse un
mango, tocan todos los del montón pensando, que debajo del todo, van a encontrar
el más grande y el más apetitoso.

Quizás, en otra vida pueda cumplir mi sueño
y montar un gran negocio, que supere al de mi padre.
Chipata (Zambia)
1 comentario:
Con el post, "Amanece un nuevo día", inauguramos en su momento y estando en Malawi, una serie de ficción-realidad (o tal vez, realidad-ficción, vaya a saber). Este de ahora, sigue la misma línea, distinta al resto de entradas, que hablan de nuestras vivencias y experiencias.
Saludos
Publicar un comentario