Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 14 de julio de 2024

Gjirokaster

           Nos despedimos de María y Laszlo y tras un intento fallido de alojarnos en un inexistente bungalow de un camping, acabamos en el hotel Heraldo, junto a la estación de autobuses. Sin duda, la mejor habitación, que hayamos disfrutado nunca en todos los viajes a los Balcanes. Veinte metros de tamaño, con buen baño, aire acondicionado demoledor, wifi y televisión de pantalla plana. También, una amplia terraza, que con estas temperaturas no sirve para nada.

          Tras dejar los achiperres habituales y bajar de la alcoba, el cielo empezó a nublarse. El resultado final, cuatro truenos y cinco minutos de lluvia fuerte -la primera del viaje -, para de inmediato, volver a los insufribles 38 grados.

          En Gjirokaster, a la dificultad del calor extremo, hay que añadirle, la falta de viento, las omnipresentes cuestas y las numerosas calles empedradas, que castigan los pies.

          Gjirokaster no es un lugar muy turístico y es de agradecer. Aunque los precios son mucho más altos, que en Vlore. El atractivo principal, son las calles de arquitectura italiana, donde se ubica la mezquita, los negocios del bazar, una buena legión de bares y restaurantes y el túnel de la nostalgia albanesa, relacionado con objetos del antiguo régimen. No es tienda, por lo que se debe pagar un euro por la entrada.

          Muy cerca, aunque algo escondido, se encuentra el Cold War Tunnel, un búnker -se construyeron miles a lo largo del país -, erigidos en los sesenta ante temores de ataques nucleares a Albania. Hoy están abandonados, menos este, que se ha convertido en museo (seis visitas guiadas al día, 2 € la entrada) .

          Tras un ascendente paseo se llega al castillo -4 euros - y a un barrio de bonitas casas otomanas enclavadas en la montaña. Caminando media hora hacia arriba se transita hacia un acueducto llamado Ali Passa Bridge, pero a los diez minutos nos dimos la vuelta, por el calor y porque no habia nadie.

          Las indicaciones de los lugares no son buenas, así, que constantemente, ves a unos guiris preguntando a otros en diferentes idiomas, lo que es muy gracioso.

          Cuando esto escribo, queda una hora para el inicio de la final de la Eurocopa, que viviremos aquí, como hicimos, en Bangkok en 2008; en Midelt -Marruecos-  en 2010 y en la propia sede del torneo, en Kiew, en 2012. ¡Aúpa España!

¡¡¡Aupa España, desde Albania!!!


 

¡Adiós 🫂 a Gjirokaster!


 

Castillo 🏰 de Gjirokaster


 

Panorámica de Gjirokaster


 

sábado, 13 de julio de 2024

María y Laszlo

           Nuestra llegada a Vlore resultó tan  agradable como deliciosa fue nuestra partida. Vayamos por partes y expliquemos esas emociones tan contradictorias.

          Habíamos reservado habitación en el hotel Erisun, donde el check -in, se podía hacer desde las nueve de la mañana. Nos mandaron un mensaje para saber la hora de nuestra llegada, a lo que contestamos, que entre 12:30 y 13:30. Arribamos a la una y una chica tan guapa como desagradable nos indicó de forma muy tosca, que no podríamos ingresar hasta las dos. Al preguntarle, si al menos, podíamos dejar el equipaje -33 grados en la calle -, de forma muy abrupta , nos indicó, que no. Y con el cabreo, nos fuimos a entretener el rato a un mercadillo y a la estación de autobuses.

          Hoy, un día después y al ir a tomar el microbús para Gjirokaster, hemos conocido a María y a Laszlo, dos treintañeros estupendos con los que hemos compartido dos horas estupendas hasta llegar al destino. Y todo ello, a pesar de la estrechez de los asientos, de ir en la última fila y de solo tener un hilillo de aire acondicionado, que dejaba de fluir en las cuestas. Los viajeros interesantes y por encima de monumentos o paisajes, siguen constituyendo las mejores experiencias de cada periplo 

          Al margen de intercambiar vivencias y anécdotas, lo que supone momentos maravillosos, estos chicos nos han contado algunas cosas de Albania, que deberías saber y que les narró un guía en español en un circuito gratuito. en la ciudad de Berat.

          En el país, hay 700.000 trabajadores y 800.000 pensionistas, por lo que la balanza económica está muy descompensada. Eso sí: la mayoría de pensiones no sobrepasan los 200-250 euros.

          Hay muchas obras, que están inactivas, sencillamente, porque no hay trabajadores. Los albaneses se largan fuera y los asiáticos no arriban al país, debido a los bajos salarios 

          El asunto, lo han arreglado con una fórmula tan terrible como imaginativa: el 25% del PIB albanés lo generan los residentes en el extranjero, al mandar dinero desde el exterior.

          También nos hablaron sobre el tema religioso. Durante el régimen anterior estaba prohibido creer en religiones, porque el país era oficialmente ateo. Ahora, la gente se ha adherido a credos -mayormente el musulmán -, pero sin demasiado entusiasmo. Casi, por decir, que se cree en algo, más allá de uno mismo.

          Gracias por todo, María y Laszlo.

          El bus entre Vlore y Gjirokaster no es directo. Hay que cambiar a unos 15 kilómetros, pero te lo dan todo hecho 

Iglesia, en Gjirokaster


 

Gjirokaster, en Albania


 

Gjirokaster, quinta parada 🛑 del undécimo viaje ✈️ largo (UVL)


 

viernes, 12 de julio de 2024

Primeros cuatro días del undécimo viaje largo

           Termina el cuarto día del undécimo viaje largo y no hay mucho, que contar, porque todo ha transcurrido sin sorpresas, según lo previsto. Sí hay dos protagonistas insistentes y nocivos en estas jornadas transcurridas son el asfixiante calor y el sol cayendo de plano, sin ninguna nube. En Venecia, siendo las doce de la noche, hemos llegado a padecer 30 grados con un 96% de humedad. ¡Insoportable!

           Volamos de Madrid, a Bolonia, en un vuelo abarrotado. Decidimos bajar al centro caminando y ahorrarnos el caro autobús. Son unos 7 kilómetros con aceras. Habíamos estado en esta ciudad otras dos veces, pero hacia mas de quince años, por lo que la descubrimos de nuevo, con su plaza maggiore y las iglesias, palacios y la zona comercial de postín de las calles adyacentes. Aunque, tradicionalmente golpeada por la droga, resulta una ciudad muy elegante.

          Después tomamos un barato y confortable bus de Flixbus a Venecia y disfrutamos de la ciudad de noche, con sus calles y plazas vacías. ¡Una maravilla!. Ahora, cobran por entrar 5 euros, aunque solo en fines de semana y festivos y de 8:30 a 16:00 horas. Se trata de una sinvergonzonería recaudatoria, porque nadie va a dejar de ir a la ciudad por esa tasa. Hay muchos más canales malolientes, que en nuestra última visita, hace tres lustros.

          Con la plaza de la señoría, la muralla con sus dos puertas, varias iglesias y la logia, terminamos nuestro periplo italiano, en Treviso, una ciudad con encanto, debido a sus bonitos canales. También, recorrimos andando el camino de 4 kilómetros, que lleva a su pequeño, pero coqueto aeropuerto. Desde aquí, volamos a Tirana.

          Hemos estado un par de veces en esta capital, así que decidimos evitarla y tomamos un bus desde la propia terminal a Vlore.

          No es una ciudad con mucho encanto, pero en Berat -otra forma de llegar, a Gjirokaster-, ya habíamos estado. Lo mejor: su paseo marítimo,la playa, la plaza de la bandera, algunas mezquitas pequeñas construidas en piedra y un rico borek relleno de cebolla y carne.

          Mañana, nos dirigiremos a Gjirokaster, adonde solo circula un autobús al día. Esto es muy típico de Albania, la cierta carencia de transporte en muchas rutas. Cruzamos los dedos, porque nuestro anterior intento de visitar este lugar hace dos años resultó fallido.