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domingo, 11 de febrero de 2024

El juego del tren

           Cada tarde, cuando llegamos al hotel y desde el primer viaje al país decimos: "otro día, que hemos sobrevivido en las calles de India". Después, llegan la quietud y el relax de la ducha, la cena, la cerveza el güisqui...

          Pero hoy,  los mayores nervios y la peor angustia los hemos pasado ya en el alojamiento, al darnos cuenta, de que habíamos cometido un gravísimo error de principiante. Al comprar los billetes desde New Jalpaiguri a Guwahati, no habíamos mirado, previamente, de donde sale este expreso . Al constatarlo, llega el horror. Es sábado. Hemos comprado los tickets a las tres de la tarde para el martes de madrugada y el convoy ha salido hoy, a las cinco y media de la tarde.

          Lo explico mejor: el tren tiene su origen en Kanyakumari -la punta o end of India - y hasta New Jalpaiguri hay un recorrido de unos 3000 kilómetros y unas 55 horas de viaje. Si para 1600 kilómetros nuestro tren de Delhi se retrasó quince horas, ¿qué día puedes aparecer este en nuestra estación? ¡Pánico, por podernos quedar bloqueados en esta ciudad mucho tiempo!

         Por los dos billetes hemos pagado poco más de seis euros, por lo que anularlos -aunque no nos devolvieran el dinero - era lo de menos. El problema surgía porque ya no había boletos de sleepers para ese día y el siguiente. Así, que estamos atrapados igual. Estudiamos, si nos quedaba algo por visitar en los alrededores de Siliguri y no encontramos nada accesible.

          Recordamos entonces, a pesar de que el frío de la habitación no nos dejaba casi pensar, que unos chicos del tren de Delhi tenían una aplicación, que precisaba todos los movimientos y estado actual de cada tren en circulación, en India. Descubrimos, entonces, que se llama "where is muy train" y nos la descargamos.

          Ni el juego de tronos, ni el del calamar, ni el del rol, ni los del hambre ... No hemos visto cosa más adictiva, porque cada diez minutos andamos mirando por donde anda el tren y así, hasta el martes.

          Decir, que partió con veintidós minutos de retraso de Kanyakumari. Llegó a acumular casi una hora de retardo durante la madrugada, pero ha ido recuperando a lo largo del domingo, hasta los once minutos actuales ( cuando esto escribo, 19:59 hora local). No estamos contentos, a pesar de la puntualidad, porque aún queda mucho partido por jugar para nuestro expreso, número 22503, que ahora anda por Rajahmundry. Guwahati nos espera, ¡pero no sabemos cuándo!


sábado, 10 de febrero de 2024

Darjeeling

           Había, que dividir el día entre gestiones logísticas -buscar nuevo hotel, comprar los billetes de tren ,a Guwahati (Assam)- y buscar cambio, tarea difícil y las visitas a Darjeeling y optamos por hacer primero, esto último.

          Darjeeling y después de una jornada de más de 44000 pasos, nos ha parecido una ciudad un poco más agresiva, que ayer y dos son los motivos: los descontrolados e irrespetuosos todoterrenos -suponen el 80% del tráfico total - y los omnipresentes perros. No es fácil manejar está situación, si pasas largos tiempo, sobre el asfalto. De hecho, ayer y preguntando en un hotel me embistió un can.

          Descartadas todas las gompas de las afueras -muy distantes-, comenzamos ascendiendo por la zona peatonal de ayer, hasta la curiosa y agradable plaza Chowrasta. Aquí se abren tres posibilidades.

          Una ruta de unos veinte minutos, caminando sin tráfico, visitando tres miradores -el segundos, curiosamente, tiene una alambrada- desde donde contemplar el Khangchendzonga. ¡Magnífico!. Hemos tenido suerte, porque el día está despejado y soleado y luce majestuoso.

          La segunda opción es llegar hasta la gompas de Bhutia Busty, que no es una estupa, sino un monasterio. Entre ir y volver y verlo, se tarda una hora.bel camino es descendente/ascendente, el firme muy malo y está lleno de motos, pero se pueden contemplar las viviendas tradicionales de la zona. Es bonito, pero esperábamos otra cosa..

          Más cercano está el templo hindú -lleno de molestos monos- de Makahala. El complejo no es gran cosa, pero el ambiente resulta magnífico, debido a la avalancha y actividades religiosas de sus fervientes fieles.

          De la plaza, salen dos calles peatonales para el otro lado, siendo la mas famosa, The Mall. 

          Ya solo nos quedaba el templo hindú, cercano a la estación de trenes, de  Dhirdhan, enclavado en uns explanada rodeado de chabolas sin agua  corriente, que tiene una bonita torre.

          Comprar un billete de ferrocarril o cambiar dinero sin cosas, que en cualquier parte del mundo son sencillas. Pero, en India, suelen enquistarse. Veinticinco minutos -sin cola-, para comprar el tramo New Jalpaiguri - Guwahati, por constantes malentendidos con el desagradable taquillero (Darjeeling no tiene tren convencional, pero si oficina de venta de billetes, a todas partes.

          En dos días, no habíamos visto donde cambiar dinero y preguntamos en una agencia de viajes, donde nos indican una tienda de artesanías, llamada, Ridhi Sidhi con una tasa malísima por lo que solo canjeamos 29 euros.

Está en Laden La Road, a unos cien metros de la calle peatonal principal, al lado de la torre del reloj. Al volver al hotel y por la calle principal, que hemos recorrido más de veinte veces, vimos una tienda de electrodomésticos, donde también cambiaban. Estás cosas nos pasan más a menudo de lo deseable 

          Actualización del balance de guiris: Sikkim 4 - Darjeeling 16, la mayoría viejunos.

Hoteles de invierno, hoteles infierno

          Después de  que anocheciera  y de dar varios  paseos  por el bazar y las calles peatonales, nos recogimos en el hotel y comenzó el calvario. A los diez minutos de estar en la habitación, teníamos los pies, las piernas y las manos congeladas. En la alcoba, había solo una manta, que no solo iba a ser insuficiente para dormir los dos por la noche -estimamos, que nos íbamos a quedar a entre los cinco y los seis grados -, sino para poder pasar la tarde tapados los dos. Poca ayuda nos proporcionaba nuestra fina manta de Etihad.

          A esas alturas, ya habíamos decidido, que no pasaríamos aquí la siguiente noche de ninguna de las maneras. Trataríamos de volver a buscar el reservado en Booking -de 700 rupias-, iríamos al de el lado -de mil- o por este precio, a unos, que habíamos visto de unos chicos jóvenes, más lejos del centro.

          A la hora de estancia, salimos a pedir una segunda manta, ya cabreados, pero encontramos abierta la habitación de al lado y nos agenciamos la suya, sin más miramientos. Así, pasamos la tarde algo mejor -las manos siempre frias- y para dormir, pudimos las dos encima, poniéndonos muy juntitos, porque no tapaban toda la cama. No pasamos frío, pero tampoco, sensación de calor, aunque sí un enorme peso encima 

          Al menos, a la mañana siguiente nos permitieron dejar el equipaje en recepción, mientras íbamos a hacer las visitas y a buscar otro hotel. Como ejemplo muy gráfico de esta estancia en el hotel Purni, baste decir, que a mí pareja se le congeló una lentilla, lo que no le había ocurrido nunca. Finalmente, nos decantamos por el reservado por Booking, ayer no nos funcionaba la bolita azul de Google Maps, por lo que resultó más fácil encontrarlo hoy, con dos sorpresas: habíamos pasado delante de su puerta ayer, sin detectarlo y -según nos dijo una señora de una tienda cercana-, lleva cerrado desde las pandemia. Y, ¿aún sigue apareciendo en Booking?  Ya nos pasó algo parecido en Lombok, hace cinco años. Menos mal, que nuestra reserva era sin tarjeta de crédito .

          Para llegar al hotel de los chicos jóvenes hay que sortear una auténtica gimkana de cosas múltiples, que hacen el camino muy incómodo. Al agarrarme a un poste metálico, para no caerme, me dió una fuerte descarga eléctrica. 

          En nuestro nuevo dormitorio, hemos mejorado algo en aislamiento -suelo de moqueta y paredes de madera -, en mantas -tres estando enrollado en una de ellas, mientras escribo - y en el baño. Pero seguimos sin una sola fuente de calor - cuando se prevén cero grados de minima- y con unos vecinos muy pesados.

          Mañana, volvemos a Siliguri y por tanto, al verano.

Templo hindú de Dhirdham, en Darjeeling


 

Calle peatonal "The Mall", en Darjeeling


 

Plaza de Chowrasta, en Darjeeling


 

Templo hindú de Mahakala, en Darjeeling


 

Gompa de Bhutia Bustty, en Darjeeling


 

Por fin, contemplamos el Khangchendzonga


 

viernes, 9 de febrero de 2024

Adaptándonos a Darjeeling

          A pesar de  su caótica explanada-parking-estación de autobuses, Darjeeling no es una ciudad cacharrosa, inaccesible e intimidante. Digamos, que es un término medio, entre la amable Sikkim y la feroz India común.

          En el lado bueno, dispone de un amplio bazar peatonal, de diversas aceras encerradas por verjas- como en Gangtok -, no circulan tuck tucks y las motos son pocas y de vacas y basura, ni rastro. También, podemos destacar, que nadie te da la lata: ni conductores, ni tenderos, ni pelmas aburridos... En el terreno negativo reseñar, que la gente es menos amistosa y afable,coque en Sikkim y caminar por las calles es poco llevadero, porque los principios básicos de educación y convivencia son escasos.

          Habíamos reservado en Booking un hotel a buen precio, pero como se podía anular hasta las seis de la tarde decidimos ir preguntando en todos los que íbamos encontrando de camino. La realidad es, que no hay nada por debajo de las mil rupias y nosotros estamos acostumbrados a pagar entre 600 y 700. Mientras tanto, fuimos comiendo rica y barata fritanga variada y recién hecha, a lo largo del camino, protegidos por el sol, que aliviaba los diez grados de máxima y nuestra escasa ropa. Estamos teniendo suerte, porque ni en Gangtok, ni aquí, apenas ha soplado el aire. Si no, estaríamos hablando de otra cosa..

          Por mucho que lo intentamos, no dimos con nuestro alojamiento, por lo que hubo, que retroceder. Para , que nos bajarán los precios intentamos reservar por varias noches, pero aquí a diferencia de los países, donde están acostumbrados al regateo, te cobran lo mismo por una, que por cien, o les das lo que piden o prefieren perderlo todo. Con rabia, acabamos en uno de mil rupias, que no tiene ni una sola prestación, a mayores, que los de las jornadas anteriores. Yo entiendo, que por serie euros tenga que tirar de mantas para protegerme del frío, pero por el doble, deben darte una fuente de calor, como hacen en los países calurosos con el aire acondicionado. Por este precio, hemos dormido en palacios fresquísimos, hace dos meses en Indonesia . 

          Dos cosas más : las agencias ofrecen un "3 points", con el mismo precio del de Gangtok, siendo allí 10. Además, te tienes, que levantar a las cuatro de la mañana para ver amanecer en  la colina del tigre ¡Va a ser que no!

          El alcohol aquí, es el 100% más caro, que en Sikkim y de peor calidad. Otra mala noticia.