sábado, 5 de febrero de 2022
Navidades en Cabezón de la Sal y alrededores
Repetimos, parte de nuestro viaje del puente de diciembre, durante cuatro intensas y animadas jornadas, en las que hizo tan buen tiempo, que a ratos nos pudimos quedar en manga corta. Llegamos a Torrelavega, el 23 de diciembre y tras almorzar, tomamos el FEVE, hacia Cabezón de la Sal. Eran las cuatro de la tarde y apenas, nos quedaban dos horas de luz, para llevar a cabo la visita al impresionante bosque de las secuoyas. Es posible recorrer andando, los cuatro kilómetros, que lo separan de la ciudad cántabra, aunque la carretera es complicada, porque cuenta con bastante tráfico y el arcén cuándo lo hay- es escaso. Regresamos casi de noche, en lo que fue la sensación de este viaje navideño. En Nochebuena, nos trasladamos en FEVE a la localidad, de Casar de Periedo (cuatro paradas). Visitamos el agradable lugar y comenzamos un sinuoso circuito, rompepiernas -muchas subidas y bajadas consecutivas-, que nos condujo primero, a la modesta ermita de las Nieves y posteriormente, a los pueblos, de Duña y Bustablado, transitando por muy agradables paisajes verdes norteños. El día de Navidad por la mañana, visitamos varias iglesias, que se encuentran entre Cabezón y el pueblo de Ontoria. Después de comer, volvimos a hacer, esta vez completa, la senda de la Fontanuca, que habíamos realizado de forma parcial, durante el puente de la Constitución. Y el último día, paseamos sin rumbo y casi sin objetivos por los cercanos campos de Cabezón de la Sal. Tuvimos un serio contratiempo para regresar, a Torrelavega. Suspendieron varias horas el FEVE, por lo que y para ahorrar gastos, tomamos un taxi compartido, junto a otros dos pasajeros. La excusa oficial fue la falta puntual de maquinistas, pero varios vecinos nos comentaron, que este es su pan de cada día.
jueves, 3 de febrero de 2022
Puente de la Constitución, en Cantabria
La mañana del sábado 4, la empleamos en llegar hasta la alejada y espectacular playa y ermita de Santa Justa, ya muy cercana a la famosa localidad de Santillana del Mar, donde se encuentran las cuevas de Altamira. De camino, visitamos la de Tablia, la de Ballota y la de Tagle. Por la tarde, volvimos a la de los Locos y paseamos por su entorno hasta un cabo, antes de que la lluvia y el viento nos mandarán a hacer las últimas compras y de forma definitiva, a la habitación.
El domingo, cambiamos de hotel -a peor- y de localidad. Volvimos, a Torrelavega y tomamos el FEVE, a Cabezón de la Sal. Fue la peor jornada, desde el punto de vista metereológico. Pero, como lo malo, trae lo bueno, disfrutamos de un fantástico día, siguiendo la encantadora senda fluvial del Minchon, que parte desde el pueblo de Correjo. Va, durante varios kilómetros, acompañando al serpenteante curso del río Saja, que en esos momentos estaba, casi desbordado por las duraderas y aterradoras lluvias. El 6 de diciembre, acometimos más de la mitad del esforzado sendero de la Fontanuca, que parte de la propia ciudad. El paisaje de montaña, de casas de pueblo y de establos -algunos abandonados- resulta bastante gratificante. Solo nos cruzamos con un coche de la Guardia Civil y poco después con un angustiado paisano, que los había contactado, porque le habían robado un caballo, durante la noche anterior.Más tarde, volvimos a Correjo y paseamos por la cercana y rural, Santibañez. Y para finalizar, llegamos hasta la puerta del Poblado Cántabro, que actualmente, está cerrado, aunque se ve desde fuera.
jueves, 27 de enero de 2022
La festividad del día de los muertos en México (parte II)
Día de los Muertos (México)
Como ya se ha dicho anteriormente, esta festividad conlleva la apertura de negocios estacionales, donde se comercializan todos los elementos relacionados con el evento, como las flores, las Catrinas, las velas, los dulces...
Lamentablemente, ninguna de nuestras tres estancias, en Ciudad de México, coincidió ni de cerca, con la Fiesta de los Muertos. Y fue una pena, porque las celebraciones allí deben ser de las más significativas y explosivas. Los días previos nos pillaron en Morelia, Querétaro y San Miguel de Allende. Solo en los dos primeros lugares vimos los rituales en su máxima expansión, después de ver montar, paso a paso las alfombras, altares o composiciones florales. Aunque de día se muestran, como escenarios espectaculares, de noche aún mejoran más con la cuidada iluminación, a pesar de las interminables y caóticas riadas de gente, que no quiere perderse ni un minuto y ni un solo detalle. En San Miguel de Allende, el único -aunque muy evidente- rastro de la festividad fue, los más de cuarenta puestos, ubicados en la vía pública y dedicados en exclusiva, a pintar las caras con motivos diversos, fundamentalmente, a las mujeres y las niñas. El 1 de noviembre, arribamos, a Guanajuato y el día de Difuntos, a León y en ninguno de los dos destinos encontramos celebracion alguna, al menos, en el centro de ambas ciudades, que fueron las zonas, que recorrimos. El día 3, nos presentamos, en Aguascalientes y nos dio pena, no haber llegado una jornada antes, porque en la enorme plaza principal, estaban desmontando numerosos y bellísimos altares y otros diversos elementos y composiciones decorativas, creadas con mucho cariño y paciencia. La culpa de no llegar a tiempo la tuvo, que no haya autobús directo entre Guanajuato y esta localidad, que responde al mismo nombre, que la que da acceso, a Machu Pichu, en el lejano Perú.La festividad del día de los muertos en México ( parte I)
No fue algo premeditado o programado, pero tuvimos la suerte de poder vivir y disfutar de esta fiesta, en la parte central de nuestro periplo por el país azteca. No buscamos aquí, describirla en su máxima extensión -para eso, ya tenéis otros muchos recursos en internet, incluida la Wikipedia o las guias dedicadas a México-, sino ofrecer unas pocas pinceladas con el asunto y contaros de primera mano, tanto nuestras emociones, como las experiencias personales propias. Se trata de una celebración prehispánica, que se data desde hace miles de años y que lo único, que hizo la cristiandad -como con tantas otras fiestas paganas-, fue adaptarla a la religión, que desde la conquista, iba a dominar el nuevo mundo. Los españoles permitieron conservar la mayor parte de sus rituales y el cambio más significativo fue, reducir de dos meses a dos días y a sus cuatro o cinco jornadas previas, la celebración del evento.
Aunque la festividad no es exclusiva de México, dado que también se celebra en algunas partes de Perú, Bolivia, Colombia o Centroamérica, si que es esta la más famosa y conocida, en gran parte, gracias a la película "Coco", producción de Disney, que trata ampliamente sobre el tema y que fue rodada, durante seis años.
La visión y formato, que se le da a este evento, es diametralmente diferente, a la que planteamos en España o en Europa, en relación con los días de los Santos y de los Difuntos. Lo que aquí es tristeza, añoranza y melancolía, en el país azteca se transforma en celebraciones familiares, comilonas y fiestas. Acaso, ¿los mexicanos no tienen miedo a la muerte o se ríen de ella? No es el caso y brevemente, os lo explicamos. , lLas casas particulares y las calles más céntricas de las ciudades se adornan con altares con velas, las omnipresentes flores cempassúchil -entre amarillas y naranjas, también llamadas clavel chino o clavelón indio, dado que se utilizan en muchos de los rituales religiosos de este país asiático-, calaveras de distinto tamaño, color y forma -entre ellas, la más famosa y sonriente de la Catrina-, fotos de los fallecidos y cualquier otro motivo alusivo a la muerte, que los creadores de estas alfombras o templetes -lisos o en relieve-, crean conveniente para la tan importante ocasión.