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jueves, 5 de noviembre de 2020

Puente de todos los Santos: rutas cerca de casa

       Nuestra primera intención para este fin de semana largo era, marcharnos a León, si los cierres perimetrales nos lo permitían. Pero, finalmente, debido a las bajas temperaturas de la madrugada y al horario demasiado tempranero del tren, que nos convenía, nos decidimos a quedarnos en casa y llevar a cabo algunas rutas, que aunque cercanas, nunca habíamos hecho.

        El primer día del puente, muy soleado y rozando los veinte grados, nos decidimos por la ruta verde del Esgueva, que arranca a unos seis kilómetros de nuestra casa, en el barrio de Pajarillos, de Valladolid. Los fines de semana está bastante concurrida y abundan los ciclistas maleducados, como es costumbre en estos senderos y no podía ser de otra manera. 

        El río, que en el interior de la capital está canalizado, discurre por esta ruta de forma salvaje, rodeado de abundante vegetación. Son unos veinte kilómetros de ida y otros tantos de vuelta, dado que no hay forma de hacer un circuito circular. Nosotros, solamente hicimos 16 por tramo, pasando por los pueblos de Renedo, Castronuevo de Esgueva y Villarmentero de Esgueva, aunque el recorrido llega hasta Villanueva de los Infantes. La ventaja de esta época es el armónico y bello paisaje otoñal.

        Los tres primeros kilómetros resultan algo abruptos, dado que se trata de una agreste pista llena de piedras de diversos tamaños, que machaca los pies. A partir de ahí, comienza el asfalto, que salvo en tramos cortos, perdura hasta el final de la senda. Se circula ambos lados del río, cruzando un total de cinco puentes. En el recorrido, solo vimos una fuente, por lo que conviene llevar líquidos.

        El domingo, aprovechamos para hacer un circuito por los alrededores del pueblo donde vivimos: La Cisterniga. Por su término municipal discurre una antigua vía férrea fuera de servicio que en el pasado, comunicaba Valladolid con la localidad zaragozana, de Ariza. Está en muy malas condiciones, pero ofrece tramos interesantes, con alguna aldea abandonada y un magnífico puente de hierro. De vuelta y por un camino colindante, llegamos hasta la localidad, de Tudela de Duero.

         Hace una década, se pretendió rehabilitar este ferrocarril para poner en funcionamiento un tren turístico dedicado al vino. También se quiso acondicionarla, como ruta verde,  como otras tantas, en España. Pero, al final, ni lo uno, ni lo otro.

          El lunes, queríamos haber hecho otra ruta, llamada de los Santos, cercana a la del primer día. Pero, estábamos algo cansados, de los más de 75 kilometros totales, que habíamos hecho los dos días anteriores. Por eso, nos tomamos una jornada más pragmática y asfaltada y nos fuimos al Ikea y a su centro  comercial, Río Shopping. Eso sí: andando.

          Cuando hagamos la ruta de los Santos, colocaré un comentario en este mismo post.

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