Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Por fin, el tan deseado -y sufrido- visado de India

           Desde siempre –y casi, desde que tenemos usos de razón-, nos había dado pereza hacer el visado de India,  a  pesar de la sorpresa de muchos viajeros, que no entendían  -nosotros tampoco-, que después de haber visitado más de 100 países, aún no conociéramos tan demandado e idolatrado destino. Al comprobar la realidad, entendimos perfectamente, que nuestra desidia burocrática, estaba altamente justificada.
                                                                               Hampi
            Madrugamos y nos levantamos con buen ánimo, como no podía ser de otra forma. Caminamos hasta la bonita  -espectacular, diría- playa de Colombo, que recorremos casi entera, para llegar a las entrañas de la calle, Galle. Aquí, se haya la embajada de India, pero no es donde se hacen los visados. Hay que caminar, unos cuatro kilómetros más, hasta una agencia privada, aunque dependiente de ella, que sólo se dedica a ello.

            El primer contratiempo, consiste en el desagradable trato de la persona, que atiende al público,.tras haber sido cacheados y habernos retenido la cámara de fotos. A duras penas, logramos entender el precio de la visa -unos 34 €-, que tardan seis días laborables en concedértela y que el formulario de solicitud, hay que rellenarlo en una web, por internet y luego imprimirlo.
Varanasi
Por supuesto, han montado un chiringuito enfrente, donde a un caro precio de 350 rupias, te lo rellenan ellos, por lo que decidimos buscar un cíber –resulta esforzadamente costoso-, para responder a más de 3 páginas de preguntas: unas lógicas, otras estúpidas y la mayoría, sencillamente absurdas. Menos mal, que nunca comprobarán las respuestas y se darán cuenta, de que ni tenemos ningún amigo en India, ni somos católicos, ni actualmente, estamos trabajando.

            Volvemos a la oficina y ahora sí, nos dan un número y otro cuestionario, que hay que cubrir a mano. Llega nuestro turno y con él, nuestros problemas. Como, tenemos por costumbre, cuando reservamos vuelos, poner un solo apellido –dado, que fuera de España, es muy frecuente no tener dos-, lo hemos hecho así y resulta, que hay que poner exactamente, lo que figura en el pasaporte.

            Otra vez al cíber. Volvemos. Ahora, el inconveniente es, que hemos escrito una letra, que aparece junto al número de pasaporte. Pero, ¿no había que ponerlo todo y tal como está escrito?... ¿Y  no se puede tachar a mano?.  No, no y no y requete NO. Para colmo, nuestras fotos con fondo blanco, no presentan el tamaño adecuado, por lo que hay que hacer unas nuevas, en un tenderete lateral, que “amablemente” y pagando unas pocas rupias, han instalado al lado de las ventanillas.
                                                                             Khajuraho
            Tampoco, están conformes con que hayamos rellenado el formulario en un cíber ajeno al “sistema” y nos mandan enfrente, a su negociado. Es tarde, estamos abatidos y ya resignados, entramos por el aro. Cruzamos y nos mostramos, absolutamente sumisos y adoctrinados.

            Cuando volvemos, resulta que también se han equivocado y a uno de los dos, no  le han puesto el segundo apellido. Desesperación contenida y llanto fingido, que hace que se ablande el corazón del funcionario, que nos lleva conduciendo por la calle de la amargura, durante toda la mañana.

Afortunadamente y con súplicas gestuales –que no verbales-, ellos mismos arreglan el desaguisado. Pero, para mayor desgaste psicológico, deberemos volver a pagar la fotocopia del sello de entrada de Sri Lanka, a pesar de que han sido ellos, los que la han perdido.

            Casi una hora más tarde, tras pagar y cuadrar cuidadosamente por más de 10 veces, todos los papeles y distribuirlos en sobres distintos, nos dan su aprobación -¡aleluya¡-, tras cinco horas y media de frustrantes gestiones, que en su momento, consideramos la tomadura más grande de pelo, de nuestras vidas.¡Qué ingenuos¡
Mysore
            Si no hubiera sido, porque desde días atrás, ya teníamos comprado un billete aéreo a Bangalore, les habíamos mandado a la mierda y una vez más, no habríamos visitado India.

            Y lo peor –tras dos nuevas horas de espera-, fue comprobar al recoger la visa, que contenía defectos ortográficos, al  menos similares, a los que nos habían reprochado.

            Toca brindar con cerveza: No hay champán –ni siquiera vino-, a precios asequibles. ¡India nos espera y estamos seguros, que nos compensará con creces, todas estas auto-mordeduras de lengua, control del carácter y demás cosillas.   

Fascinados por Colombo y por Sri Lanka (Ceilán)

                                                                           Colombo
             Los escasos turistas, que visitan la maravillosa Sri Lanka, salen despepitados, como alma que lleva el diablo, de la capital – Colombo – y se pierden sin titubear, sus numerosos atractivos y su perenne  y estresante caos. Aunque, al menos y en la mayoría de la ciudad, se puede transitar por las aceras, apenas hay fosos laterales y si te aventuras, es fácil que puedas sobrevivir en los pasos de cebra.
                                     

            Esta urbe presenta varias caras. Las más amables son las de la zona de Fort – con edificios coloniales -  y donde se halla el distrito financiero y el área de la calle Galle, cerca de la magnífica, salvaje y larga playa, que muestra orgullosa un coqueto paseo marítimo –para estar en el tercer mundo– y numerosos puestos de comida, donde zamparse una bonda, un chapati relleno de vegetales o unos ricos y calientes cacahuetes fritos.

                                      Colombo

            El templo sobre el lago, hace honor  a la  fama que tiene. Mientras, los enamorados se cobijan y acurrucan en la cercana isla, a la que se accede por un puente, donde unos recién casados completan su álbum de fotos (decir reportaje de boda, sería aquí, demasiado).


            Diseminadas por varios lugares, hay unas cuantas callejuelas con encanto, donde el nativo se sorprende de ver visitantes. También, existen algunos bonitos templos, aunque en esta ciudad  y en gran parte del país, lo que predominan son los altares callejeros, ubicados en cualquier parte: desde una rotonda cualquiera, hasta introducidos entre los puestos del mercado. ¡Todo sea, para que no se enfaden los dioses, ya sean del budismo –mayoritario- o del hinduismo!. Hasta los hay cristianos, con vírgenes, jesucristos o santos, pero con las típicas ofrendas de aquí, consistentes en las coloridas flores y comida diversa



         Pero, sin lugar a dudas, la zona que más nos engancha es la de Pettah, junto a la estación de trenes. Numerosas tiendas y tenderetes, enlazan esta estación con la de autobuses. Detrás, un animado mercado de frutas y verduras y algunos puestos donde venden ropa. Es un milagro, caminar por aquí, sin ser atropellado por algo y más, cuando cae la tarde, horas en las que infinidad de carros tirados por humanos, se amontonan en las aceras, formando una bonita –y, por qué no decirlo-, molesta  composición.
                                                                                   Colombo

            Mientras, tomamos unas frescas cervezas –como en otras partes, asfixiadas a impuestos– y degustamos los ricos snacks locales (que nos acompañaran a lo largo de todo el país y también por el sur de India), buceamos en la incertidumbre: mañana vamos a tratar de intentar, obtener el visado para India y eso, nos parecen palabras mayores.

¡Bienvenidos al paraiso (de los folletos de las agencias)!

            A la vuelta de Myanmar, en un par de horas, en un cíber de Bangkok, decidimos que nuestro siguiente destino, sería Sri Lanka. Allí, trataremos de gestionar el visado de India.

                          Bangkok

            Compramos el vuelo para Colombo, en la oficina de Air Asia, en Kaosan. Como, deberemos partir desde Kuala Lumpur, decidimos hacer el viaje a tramos y no en el expreso nocturno, que conecta con Butterworth y que ya tomamos en 2008, en dirección inversa. Ponemos nuestras ilusiones en manos de las afamadas islas del sur, aunque sólo visitaremos Ko Samui, después de haber valorado todas las posibilidades, incluido Phuket.



            Antes de partir de Bangkok, rumbo a Shura Tani, nos encontramos cinco vestidos y dos guías Lonely Planet, en la calle. Todos nuevos y con los tickets de compra. El paseo que bordea el río –con muelle fluvial incluido- en esta localidad, resulta agradable. Sobretodo por la noche, cuando los puestos de comida están en plena actividad y efervescencia.

                                                             

            A una hora de aquí –que hacemos en bus-, se toma el ferry que nos conduce a la anhelada isla, donde pasaremos algo más de dos días. Lo que prometía, ser la bienvenida al paraíso, resultó ser una estancia salpicada por el iracundo monzón y playas mediocres, bordeando la costa.

                                                Ko Samui

            Cuando, llegamos a la más famosa, después de mucho caminar, nos entró un ataque de risa (menos mal, que no fue una depresión): arena fina –sí- y blanca, también- con marea bajísima y unos miserables charquitos –que no se asemejan ni a marismas-. Para que te llegue el agua hasta  las rodillas, debes adentrarte centenares de metros.



En esta zona, los alrededores están llenos  de resorts, que no de turistas. Resulta increíble, lo que pueden llegar a vender – y a que precio de oro-, en  una agencia de viajes, con cuatro fotos bien hechas.



            Así, acabó nuestra aventura insular. Aunque habíamos valorado conocer el este de Malasia –no visitado en 2008-, finalmente y de retorno en Shura Tani, nos fuimos directamente, a Kuala Lumpur, donde nos fueron a coincidir dos festivos: el final del maldito y siempre presente Ramadán y la fiesta nacional del país.



            Tales eventos, nos dejaron ante un panorama algo desolador, con las calles abarrotadas de maleducada gente y casi todo cerrado. Problemas para cambiar dinero, problemas para comer decentemente, problemas para encontrar bebidas alcohólicas… Siempre y allá donde vayamos, nos tocan todas las celebraciones. Estamos empezando, a tener complejo de feriantes.

Hat Yai
Menos mal, que siempre nos quedarán las ricas –y gratuitas- salsas picantes y de chutney del Mcdonalds, del aeropuerto de Kuala Lumpur

viernes, 30 de diciembre de 2011

Sensaciones de Myanmar

                                                                                                Bagan
Veníamos con las expectativas tan contenidas, que Myanmar las ha sobrepasado con creces. Hemos quedado prendados de las estupas y la apacibilidad de Bagan, de la cotidianidad y patrimonio cultural del lago Inle, e incluso, el propio Yangon ha calado en nuestro corazón, con su animación nocturna de terrazas y sus templos birmanos, hindúes, mezquitas y estupas, repartidas por el centro y el extrarradio.

                                                                Entorno del lago Inle

La gran decepción del viaje ha sido Mandalay. Sus atractivos artísticos no han compensado, el horror de pasear por sus calles - más bien por la calzada -,  porque sus aceras están siempre ocupadas con motos, bicis y todo tipo de trastos y puestos, más o menos ambulantes. Además, del reinante caos e insoportable ruido y lo insulso y anodino, que resulta todo el centro de la ciudad. Lo mejor que se puede hacer aquí, es seguir efusivamente las instrucciones de uno de los baretos, que ofrece cinco cañas de 33 cl,. al precio de cuatro. Y relajarse. Bueno. Y también acercarse hasta, Amarapura

                                                                                          Bagan

Nos hablaron, tanto bien como mal, del trekking que en tres jornadas se hace, entre Kalaw y el lago Inle. Tal vez, porque en uno de los casos sólo habían pagado 8€ por jornada y en el otro, 15. Al margen, de que cada persona es un mundo ( y más, en Myanmar).



Nuestra dolorosa cuenta pendiente, es no haber podido acercarnos a Mrauk U, que dicen que cuenta incluso, con más estupas que Bagan. Pero, de no ser rico y poder pagar los caros vuelos, sólo se puede ir allí, enlazando varias barcas, dado que el acceso por tierra a los extranjeros, nos está prohibido.

                                                                                Entorno del lago Inle

 Las expectativas con la comida, también fueron ampliamente sobrepasadas. Cinco platos a elegir, entre sopas, arroces, tostadas con huevos, fruta variada, mantequilla, mermelada, zumo y café, es bastante más de lo que uno espera desayunar, cuando te dicen que está incluido, en un hotel que cuesta 12 $.



Para comer, unos noodles fritos con cerdo, vegetales y huevo o un arroz con pollo y huevo, además de varios cuencos con pescado seco, carne seca, carne con tomates y chili con cebolla, son dos buenas alternativas. Y para un tentempié rápido, unas samosas vegetales, unos rollitos de primavera o unas bolas fritas de carne o pescado, ayudaran al estómago a pasar muy buenos ratos.



    Tenemos que expresar, tres agradecimientos sinceros al gobierno de Myanmar, que permite visitar las cercanas ruinas de Amarapura (Mandalay), sin pagar los 10$ establecidos, gracias a algunos taxistas despiertos. Además, que no hayan subido el precio de las visitas turísticas, durante años y que acceder al recinto histórico de Bagan, siga costando lo mismo, que hace mucho tiempo.

                                                                                            Bagan

Y como guinda final y en nuestro caso, que se despisten a la hora de cobrar los 5 $, que se deben abonar para acceder al lago Inle. Si lo hubiéramos hecho aposta. no nos habría salido mejor.





    En el anterior post, frivolizaba sobre la situación del país. Pero, ahora quiero plantear dos dudas: ¿Cómo es posible, que los rollos de papel higiénico no tengan canutillo interior?. ¿Alguien puede entender, que una botella de ron añejo de 7 años, cueste menos que un envase normal de cerveza, de medio litro?. ¡Por favor, qué alguien nos lo explique!.

El kyat aplasta al dólar

                                                     Fajo de billetes de kyats
Resulta tan gracioso como grotesco, conversar con un comisionista del mercado de Yangon -donde se negocia la tarifa legal-ilegal del cambio de divisas- y escuchar de su boca: ¡"no hay nada que hacer, el dólar está por los suelos"! Y ¿qué lo diga el ciudadano de un país, cuyo billete de mayor valor es del equivalente a 1€ y del tamaño de una sábana?



Aunque, en la realidad financiera, no le falta razón, ya que hace tres años, aquí por un euro te daban más de 1700 kyats y el cambio de hoy, por más vueltas que le hemos dado, no hemos podido conseguir, más de 1050 K por cada unidad europea o 735 K por cada billete verde.



Ello quiere decir, que uno de los más prósperos negocios en la actualidad, sería invertir en la no convertible divisa de Myanmar, puesto que en tan solo tres años, se ha revalorizado más de un 75%, respecto al euro. ¿Andará la economía birmana en la cresta de la ola, mientras norteamericanos y europeos se lamen las heridas y luchan, casi por la subsistencia ?.

                                                                                      Yangon

En realidad y abandonando la ironía, esta es sólo otra más de las molestias y trabas del gobierno de Myanmar, que trata de imponer a los sufridos visitantes: la ficticia y constante revalorización de su moneda, frente a las divisas occidentales. Otras son, la ausencia de cajeros automáticos a lo largo de todo el país, el hecho de que tengas que entrar y salir sólo por vía aérea y no por tierra o la imposición de un visado -fácil de gestionar - bien por correo en la embajada de Berlín, bien de forma personal, y en un par de días en Bangkok (este último, ha sido nuestro caso).



El acceso al país, sin embargo y aunque lento, no es riguroso. Se limitan a sellarte la tarjeta de entrada y el pasaporte, sin más inconvenientes. Ya, una vez dentro, no hallamos tantas cosas enigmáticas y misteriosas, como esperas encontrar antes de la visita. Al menos, en lo que se nos permite ver, dado que algunas zonas del país están cerradas para los extranjeros (al menos, para viajar por libre).

                                                                Yangon

Myanmar resulta más caro, que las naciones de su entorno, en  casi todos los conceptos. Especialmente, en el alojamiento. Aunque, los desayunos -siempre incluidos- suelen ser excelentes y le quitan algo de peso a la factura.



Mientras, en pleno mes de agosto media España reposa en las playas de la costa, casi la otra mitad -la de los “josteleros”, “rastas” y la de la alternativa  de la bicicleta para todo- pedalean a buen ritmo por las ciudades y campos de Myanmar. Resulta difícil entender, el gran número de viajeros españoles, que hay  y su perfil tan marcado, en un país tan escasamente turístico, donde resulta difícil cruzarse con un foráneo, hasta en los templos de Bagán.

  

Yangon

Tampoco es muy fácil, para una persona que piense por si misma, asimilar la demagogia, que se escribe sobre este destino tipo: "tened en cuenta, que cada vez que estáis haciendo un gasto o pagando una entrada, estáis enriqueciendo a uno de los gobiernos más corruptos del mundo ". O: " tratad de repartir vuestros dólares y kyats entre varios restaurantes y alojamientos, a lo largo del país, para ir redistribuyendo el dinero de una forma equilibrada entre varios sectores de la población".



Esta última reflexión, solo va encaminada a mitigar la mala conciencia, que europeos, norteamericanos y occidentales, en genral, tenemos con el tercer mundo. El que quiera hacer algo por Myanmar o por otro cualquier país, más valdría que se viniera a cooperar a la zona y no tratara de redistribuir la miseria de unos pocos centenares de dólares.



En cuanto a mantener a gobiernos corruptos, ya lo hacemos directamente con nuestros impuestos en otras zonas del mundo, incluida alguna comunidad autónoma española (o todas).

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Reencuentro con Bangkok, tres años después

                                                                                      Bangkok
Nuestra llegada a Bangkok - aquella ciudad que abandonamos precipitadamente en octubre de 2008, entre lágrimas- resultó algo desconcertante. No porqué nos impidieran la entrada al país -como ya se ha dicho- y a pesar de que Selene estaba angustiada con el tema, sino porque el recibimiento nos pareció hostil, en uno de los países más amables del mundo. Por un lado y para sacar más dinero, han quitado el bus directo a kahosan. O tomas varias y tediosas combinaciones de autobuses o te subes al no barato monorrail, que, encima, no deja nada céntrico.

Por otro, la ruda atención de la oficina de turismo y el que - al menos hoy -, si sales de la terminal de llegadas, no puedas volver a entrar, ni siquiera a pedir un plano, nos resultaron desconcertantes e impropios, de lo que recordábamos, como una maravillosa ciudad.
 Bangkok           
            Cierta contrariedad, también estuvo motivada, porque todos los bancos de Tailandia, se hallan puesto de acuerdo, para extorsionar al pobre extranjero: Han decidido cobrar –y cuando digo todos, son todos-, 150 abusivos bhatas de comisión, para cada extracción del cajero automático. Por tanto y dada la seguridad del país, ahora resulta mejor, viajar con dinero en efectivo.
                                                                           Bangkok 
           Tras estos primeros momentos de incertidumbre y tras descansar unas horas, pudimos constatar, que lo que es la ciudad en sí, no ha cambiado mucho, desde hace tres años. Lo más perceptible, es que se ha reducido el número de tuk-tuk - en favor de los taxis convencionales -, han aumentado los rentables Seven Eleven - donde comercializan una nueva bebida, llamada Siam Sato, que alivia el bolsillo, después de la abrupta subida de los impuestos de la cerveza -, y que ya no es tan fácil escaquearse de pagar en los templos (sobre todo en el Pho), como antes. Los que también han aprendido, son los de los exóticos insectos fritos - hay menos que hace años - y ahora, además de por el género, cobran por hacerles fotos.
            
             Bangkok, sigue siendo barato. Muchas cosas ni siquiera han subido de precio, aunque el incremento se produce, por estar en 2008, el euro a 53 bahts y ahora, a 42. Pero, en la calle paralela a la principal de Kahosan, aún es posible comerse unos espectaculares noodles fritos, con marisco - bastante - y vegetales, por tan solo 35 bahts. O sopas picantitas en el Eleven -a 12 bhats-, enormes salchichas, a 5…Bangkok           
             
            Aquí, estuvimos diez días, entre parón por enfermedades leves y hacer la visa de Myanmar, gestión que resultó muy fácil. Podríamos, sin embargo, estar perfectamente un mes, sin cansarnos, en esta fantástica ciudad, donde disfrutamos ganado una Euro de fútbol, en junio de 2.008. Y todo. ello a pesar de la discreta calidad de los alojamientos económicos. Por cierto: por segunda vez, se frustraron nuestros planes de visitar Kanchanaburi ( la localidad del puente sobre el río Kwai ). ¡Otra  vez será¡

No boarding pass

                                                                                 Bangkok
Catorce días sin tomar una sola cerveza - y eso que el Ramadán no empieza hasta mañana - por Bahrein, Omán y Emiratos, es demasiado tiempo hasta para un bebedor habitual de este líquido. Menos mal, que habíamos venido debidamente provistos de ginebra etíope, en cantidad suficiente. No refresca, ni es tan agradecida como la otra, pero al menos, sacia las necesidades etílicas, cuando estas surgen. En cualquier caso, las cosas están a punto de cambiar.
                                                                               Bangkok
Nos hallamos en la terminal de salidas de Dubai, tomando de extranjis el último cubata, mezclado en una botella no sospechosa y pensando en las fresquitas cervezas, que engulliremos mañana, nada más llegar a Bangkok, adonde pretendemos volar esta misma noche, vía Colombo. Pero ¡¡aún nos va a tocar sufrir¡¡.

Nos dirigimos al mostrador de Sri Lankan Airlines y nos piden el billete de retorno desde Bangkok, para poder entregarnos las tarjetas de embarque. Les indicamos, que hemos viajado varias veces a esta ciudad y nunca nos han solicitado tal requisito. Ni ninguna aerolínea, ni en el control de inmigración de la capital de Tailandia. Pero, la empleada sigue en sus trece: si no hay boleto de retorno, procederá inexorablemente a la negación del embarque. Y se muestra muy taxativa.

Mientras, pensamos como replantear el asunto y le damos vueltas a la cosa, de la nada aparecen Selene y Valerio, dos italianos que han contemplado la escena y que se encuentran en idéntica situación a la nuestra. Aún, seguimos –y seguiremos- siendo agnósticos, pero Dios nos acompaña a todas partes ¡y eso no podemos negarlo!. Al encontrarse con cuatro casos iguales y con una mayor presión, la empleada accede a tratar el caso con sus superiores.
Colombo
La espera es larga y tensa, aunque amena por la animada conversación de cuatro personas, que están contentas por haberse conocido, aún en esta situación. Hasta de Berluscuni y de Zapatero, acabamos hablando.              


 Definitivamente, parece que nos dan una solución razonable. Deberemos firmar una declaración, en la que eximimos a la aerolínea de cualquier responsabilidad, en el caso de que nos presenten alguna pega, a la llegada a Bangkok. Al fin y tras cumplimentarla, tenemos en nuestras manos las tarjetas de embarque.

El primer vuelo sale con bastante retraso. La compañía en sí, es bastante buena y la comida, la mejor que hemos probado en años, en el interior de un avión: como plato principal, un excelente y delicioso, hammour con tagliatelle. Apenas, dormimos, a pesar de que lo intentamos.

El aeropuerto de Colombo es un remanso de paz, sin el aire acondicionado a todo trapo y con la gente durmiendo donde le parece, sin que nadie les moleste. Todo lo contrario a Dubai. Hay internet veloz y gratuíto, que nos sirve para acortar la espera.
                                                          Sharjah
Selene está de los nervios, pensando qué vuelo comprar, por sino la dejan entrar en Bangkok. Valerio, aunque más tranquilo, también muestra sus dudas. Somos nosotros dos. los que estamos absolutamente convencidos –gracias a nuestras experiencias anteriores-, de que no habrá problema ninguno, para acceder a Tailandia. Auguramos, hasta que seremos recibidos con una sonrisa en la cara, en tan hospitalario páis. Afortunadamente, así ocurre.
    
¿Meticulosidad exagerada de un empleado de tierra del aeropuerto de Dubai o compañía aérea  "rompe cogioni" (como se diría en italiano) ?. Nunca lo sabremos. Lo cierto es, que estuvimos a punto de llevarnos un serio disgusto.

martes, 27 de diciembre de 2011

¿Así empezó todo? (parte II de II)


                                                                            Sharjah
Zoraída, era una joven de piel blanca, ojos verdes y pelo azabache. Era mimada y consentida por su padre, el sultán. Sus más mínimos deseos, a  cada momento, eran hechos realidad al instante. Pero, ahora ella languidecía dentro de su jaula dorada. Cuando Alí la vio, supo inmediatamente, lo que faltaba en su vida: ella. Comprendió que se había enamorado.

Con paciencia infinita, logró que la princesa le contara sus penas: se aburría dentro de los muros de palacio, quería conocer otras tierras, otros lugares y otras gentes, pero su padre, no sólo no lo consentiría, sino que ya la había prometido en matrimonio, a un emir gordo y viejo.
                                                                     Dubai
Alí, le descubrió quien era y le prometió, que si se escapaba con él, viajarían juntos por los confines de la tierra. Ella le recordó, que no era una persona cualquiera, sino la hija de un sultán, que debía estar al servicio de su pueblo. todo lo demás, eran sueños imposibles de llevar a cabo. Su destino ya estaba marcado en las estrellas, desde el día de su nacimiento. Alí, cabizbajo, asintió. Sólo quedaba la vía diplomática, en la que su visir era el experto. Comprendió, que debía regresar a su corte y desde allí, intentar solucionar todos estos conflictos. Ya no se acordaba, de que debía curar a la princesa. Ella, le prometió no descubrirle y mostrarse más feliz ante su padre y todos los cortesanos.

 De regreso a su país, le iba dando vueltas a la situación, pero no se le ocurría nada. Mientras tanto, el visir había descubierto, que Nuredín, apoyaba al emir guerrero, porque este estaba casado son una de sus hermanas. Aquí, mandaban más los lazos familiares, que los de la política.

La situación más fácil, era concertar una alianza mediante una boda de estado. Alí, debería someterse y casarse con alguna hija de Nuredín. Así, de un plumazo, todos ellos serían una familia unida y feliz y no habría más guerras entre ellos. Además, sería una manera de unir sus tierras frente a posibles rivales. Serían, en definitiva, un estado formado por muchos estados interdependientes, que se apoyarían entre sí, para mejorar sus tierras y economías. Era una idea tan vieja como el mundo, pero que siempre había dado resultado.
Dubai 
Desde luego, Alí no podía estar más de acuerdo, siempre que fuera Zoraída su desposada. Ellos dos, le darían nietos a Nuredín y la alianza entre emires y sultanes, sería un hecho, que traspasaría toda clase de fronteras y obstáculos en los tiempos venideros. 

¿Así empezó todo? (parte I de II)

                                                                            Dubai
Erase una vez un sultán. que vivía en su palacio rodeado de muchas riquezas. Todos los días se bañaba en una inmensa piscina, que tenía agua del mar, comía deliciosos manjares preparados por más de cien cocineros, a su servicio y por la noche, se deleitaba con la música y las caricias de sus más de mil concubinas. Pero, el sultán no era feliz. Su corazón suspiraba por algo más, pero aunque buscaba dentro de si mismo, no sabía encontrar aquello que anhelaba.
Sharjah 
 Un día, el visir le despertó con una terrible noticia. Nuredín, el sultán del país vecino, le había declarado la guerra. Unos territorios, que llevaban litigando desde tiempos de sus padres, eran otra vez el  motivo. Un pequeño emir los pretendía par sí y Nuredín le apoyaba. Había, que buscar una solución pacífica y que satisficiera a todas las partes. Como siempre, el visir se ofreció voluntario para ir a parlamentar con los contricantes. Pero, nuestro sultán decidió ir en persona. Se disfrazaría de mercader y acudiría a la corte de su rival. Se uniría a una caravana, que partía al día siguiente.

Durante el viaje estuvo, escuchando todas las conversaciones del resto de mercaderes. Así, se enteró de que a él le consideraban distante y poco preocupado por lo que les ocurría a sus súbditos. Pensaban, que vivía en una burbuja de cristal, sólo atento a sus propios caprichos.
                                                             Dubai
                La llegada a la corte fue sorprendente, al menos para él. Las calles resplandecían bajo el sol, los campesinos vendían sus productos en los puestos del mercado, los niños correteaban de aquí para allá y por todos los lados, se respiraba un aire de opulencia y alegría. Dentro de palacio, la situación no pintaba igual. Aunque, todo estaba limpio y ordenado, no se sentía la misma alegría  que en las calles. Pronto, Alí se enteró de la tragedia: la hija pequeña y más querida del sultán, se encontraba gravemente enferma. Este había prometido toda clase de riquezas, a quien fuera capaz de curarla.

     Muchos querían hacer el intento, a pesar de que no fueran médicos, pero una razón muy poderosa se lo impedía: aquellos que no lograran sanar a Zoraida, serían inmediatamente, ejecutados. Lo más sensato, sería volver a casa y dejar que el visir, como siempre había ocurrido, se hiciera cargo de la situación. Pero, el corazón de Alí siguió sus propios dictados. A los pocos minutos, ya estaba ofreciendo sus servicios como médico y sanador. Antes de entrar en la cámara privada de la princesa, se le advirtió del riesgo que corría. si no conseguía curarla. Alí aceptó el reto.
                                                                                             Al Ain



jueves, 22 de diciembre de 2011

La república bananera y non grata de Omán (parte II de II)

                Pero, ahí no terminó la cosa, porque los extorsionadores no se rinden, nunca.
                                                            Buraini
                Como ayer nos dejaron retornar a Buraimi sin problemas, supusimos , que no tendríamos inconveniencia en retornar a Emiratos, sin mayores dificultades, como otras veces -Zambia y Mozambique, así lo testifican -, cuando no nos ha gustado el precio de un visado o hemos tenido otro tipo de dificultades. Nos equivocamos.

                La inflexible y cuadriculada funcionaria de inmigración, de EAU, nos indica que ella no puede ponernos un sello de entrada, sin el de salida de Omán y, ¡no valen dos barras paralelas sobre el sello de salida de Emiratos - se hace frecuentemente - y, que nos deje entrar, como si no hubieramos salido. ¿Y a ella, qué más le da?. Pues, no. La  única y cara solución, consiste en tener que tomar un taxi, al punto fronterizo de ayer y volver aquí, con los malditos sellos de entrada y salida. ¡Un desastre económico, del que más de uno y de dos, sacanr tajada!.

                Con muy mala leche y sintiendo, que nos están tomando el pelo y la cartera, salimos a la calle, a negociar con el gremio de ttaxistas, que no se muestra agresivo. Nos piden 40€ por la ida y la vuelta, que conseguimos rebajar a 20, como "last and special price".
                                    Buraini
                Sin embargo - y todos coinciden -, lo que más nos choca, es que a medida que ofrecen su tarifa, nos ponen sobre aviso, del escarnio económico del que vamos a ser víctimas. No pondrán un sello de salida sin más, sino que deberemos pagar la visa -40€, aproximadamente- y nos penalizarán con otros 20 –a cada uno-, por sellar un día tarde. Por eso al poli  de ayer, no le importó demasiado, que nos fuéramos, ni tampoco nos informó de que quedabamos en situación de ilegalidad en el país. Cuantos más días pasaran, más dinero al morral. ¿A cuántos incautos, que hemos caído en esta sucísima trampa, trasladaron y trasladarán los taxistas, a ser degollados en este matadero de extranjeros ?. A muchos, según se sinceran los propios taxistas.

                Las predicciones de nuestro agradable conductor, son ciertas y nos solicitan lo previsto, Asumimos – aunque, intentamos evitarlo-, que tendremos que pagar los visados, pero trataremos de evitar, la injusta y elevada sanción, contra la que no hay recurso alguno.
                                                               Buraini
                Argumentamos, que sólo hemos estado unas horas en Buraimi y que no queremos visitar el país. Que, con un simple sello de salida, nos vamos y ya está. Negativo. El inflexible funcionario, se interesa por saber cuántas horas llevamos aquí. En realidad, son 36, pero mentimos y las dejamos en 20, para indicar que no llegamos a un día natural, completo. Lo que antes le parecía bien, ahora no, porque hoy es una fecha diferente.
                Insistimos: ¿y si uno llega a Buraimi a las 11 de la noche, nuca estará aquí antes de las 12 –por tanto, llevará un día- y mucho menos, si tiene que esperar a las 14 horas del día siguiente para coger el autobús?. Le da igual.

                Con el ánimo contenido a duras penas, volvemos a la carga. No es normal , que una frontera, esté a 60 km de la de su vecino y no se informe de ello en alguna parte, a la supuesta entrada al país. Y menos, habiendo un pueblo importante, como Buraimi, al lado del puesto de Emiratos. Visitados 104 países, sólo conocemos una frontera en Argentina, donde se hace una hora en autobús hasta Chile, pero están los Andes de por medio, sin haber pueblo alguno. Por tanto, este no es el caso
               
                Sorprendentemente, ante lo único que reacciona, finalmente, es al escuchar un simple "Omán, no good". "Why", indaga el impsaible hombre, con gesto interesado. "Porque el gobierno se preocupa más del dinero de los extranjeros, que de darles hospitalidad”. Hace una llamada, tras insistirle, que en ninguna otra nación, a lo largo del planeta, hemos visto nada igual.

                Nos perdonaron la sanción, aunque lo de la visa es innegociable. Hasta el propio taxista, que entra a  la oficina a buscarnos -saludando efusivamente al funcionario-, se asombra de que lo hagamos conseguido. Huímos del país para nunca volver. ¡O tal vez, sí!
 Buraini
                Horas después, al llegar al hotel de Dubai, en el ascensor, el empleado que nos sube a enseñar la habitación, nos pregunta "Where are you coming from, now'" "Omán", contestamos. Le entra un sonoro ataque de risa, mientras nos mira con cara de circunstancias. No entendimos el significado, pero tampoco quisimos preguntar. Por si acaso.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La república bananera y non grata de Oman (parte I de II)

Después de la lectura de la web del ministerio de Exteriores, en la que se indica, que es posible acceder a Omán gratis, sin pagar visado, si se entra por Dubai, decidimos contrastar la información con la embajada de este país y nos la confirmaron por teléfono punto por punto. La gestión merecía la pena, porque son 40€ por persona, para una nación, de precios similares a España - salvo en el transporte -, y a veces superiores.               
Buraini
Llegó el día. Después, de recorrer arriba y abajo la agradable ciudad fronteriza de Al-Ain, nos desengañamos de que aquí fuéramos a encontrar alojamiento - solo dos hoteles y muy caros -, así que dimos vueltas y tomamos unos tés, esperando paci3entemente, a que transcurriera la noche.

Pero, finalmente, no aguantamos tanto. Sobre las dos de la madrugada, ponemos en práctica la táctica de siempre, en estos casos. Pasamos de las voces de los taxistas y nos sentamos a una distancia prudencial. Los legales - inesperadamente - no muestran ningún interés, pero sí un ávido conductor, que vive de la desidia de los profesionales. Nos lleva hasta la frontera a mitad de precio y procedemos a solicitar nuestro sello de salida de Emiratos.

Para ello, nos piden 35 dirhams a cada uno. No teníamos noticia de esta tasa, pero como nos dan recibo, los abonamos a regañadientes. Nos aseguran, que en Omán ya no tenemos que pagar nada. Salimos a la calle. Extrañeza absoluta. No hay puesto fronterizo omaní alguno.
                                                                 Buraini
            Preguntamos a varios viandantes -bastantes para la tardía hora- si estamos en Omán o en Emiratos y todos nos certifican la primera opción. Pero ¿para salir de un país y entrar en otro, no hay que pasar dos fronteras?. Dada la avanzada hora de la madrugada, no buscamos hotel y nos acomodamos en el confortable exterior, de una barbería ¡Qué recuerdos de la Nochevieja pasada¡, que pasamos en los sillones de la antesala de una tienda de fotos, en Kasane (Botswana)!.
 
            Amanece un nuevo día, que pasamos distraídamente, en esta agradable localidad, llamada Buraimi, de casas con almenas o en forma de panal de abeja y sabiamente coloreadas y empapeladas, de una forma armónica.
 
            A las 13 horas y como estaba previsto, tomamos el bus a Mascate. No hay autovía, como a lo largo de todos los emiratos visitados, pero la carretera es buena. Comemos hamburguesas con patatas, que hemos comprado en un concurrido restaurante. Tras, más de una hora y cuando nos disponemos a dormir la siesta, aparece un control policial, que imaginamos rutinario. No. Es una frontera en toda regla, de Omán dentro de Omán, después de haber transitado ya, más de 50 km.
                             Buraini
            Nos hacen bajar a todos: a unos pasaportes, les dan el OK, otros los ponen en un montón y los nuestros y los de un indio, los dejan para lo último.
 
            El policía, que comprueba los datos en su ordenador, de agresiva mirada, nos indica que tenemos que pagar. El ayudante del conductor del bus, como buen samaritano y si lo hacemos deprisa, se ofrece a adelantarnos el dinero con su tarjeta de crédito, como ha hecho con el ciudadano de la India .
 
            Explicamos, lo que nos dijeron en la embajada de Omán en España, ante lo que el agente esgrime, que para  no pagar visa, hay que venir directamente desde Dubai, y que nosotros, hemos estado ya en Abu Dhabi. ¡Y él que sabrá, si los viajes internos por un país no dejan rastro en los pasaportes, que ni siquiera ha abierto!. Y mientras, el ayudante del autobús, que nos demos prisa, que el viaje debe continuar.
                                                                                  Buraini
             Apenas hay más conversación, dado que la única respuesta es pagar, pagar y pagar. No es esta la frontera por donde se puede entrar, gratuitamente Recogemos nuestros pasaportes y advertimos de que informaremos a la embajada de Omán, en nuestro país, sobre estos hechos. Al menos, tendremos alguna pista más, de si el sinvergüenza es el personal de esta frontera o el gobierno del país, que abre un agujero-trampa, para ofrecer visitas sin cargo y luego prepararte una encerrona , cuando llegas al control de inmigración.
 
              Por supuesto, el dinero del bus a Mascate, no lo recuperamos, por mucho que insistimos al ayudante del conductor. Hacemos dedo, para emprender el camino de vuelta, a Buraimi y tenemos suerte: se detiene el primer vehiculo que se acerca. Un agradabilísimo chico, nos devuelve a nuestro punto de partida. El estrambótico casso aprece consistir, en que estábamos en Omán, hemos querido entrar en Omán y no nos han dejado y todo para volver, de nuevo, a Omán. Lamentamos, no tener el suficiente cociente intelectual para entender esta extraña paradoja.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Emiratos: mucho más, que lo que vierten sus tópicos

                                                           Sharjah
Me comentaba un lector, por correo electrónico, después de enterarse de que estaba escribiendo desde un ciber de Emiratos, que menudo dineral nos estaríamos gastando. Tópicos y más tópicos, de los que no logramos deshacernos, hasta que visitamos los destinos. Una hora en cualquier internet de Dubai, sale por unos 0.50€. Una habitación de un hotel de tres estrellas, superior, por unos 23€. Comer, cuesta poco más de 1€ y hasta el transporte es barato y eficaz, circulando por autopistas interminables y magníficas, de hasta cuatro carriles por sentido.


Por lo hasta aquí expuesto, no es necesario ser un viajero petrodolárico, para visitar esta zona del planeta. Tampoco y para –en este caso- vuestra desilusión, os encontraréis con un jeque por la calle y la vida del esparcimiento, el despiporre y el show permanente, estará concentrada en otros sitios, supongo. Vamos, como en todas partes, porque nosotros, tampoco la hemos visto. Tópicos y más tópicos, que encierran a nuestra mente entre barrotes.

 Dubai
             Al contrario de lo imaginado, no siendo feos los rascacielos de Dubai - bastante dispersos entre sí y muchos de ellos en abandonada construcción -, no son el principal atractivo de esta trepidante ciudad. La tranquila y agradable zona monumental de Bastakia, nos muestra junto al río, algunos de los edificios más monumentales del país. Cruzando en “abra” (embarcación tradicional), se llega a Deira, donde el casco histórico de diluye y muere, tras un ramillete de calles caóticas, aunque agradables. Nos decepciono, enormemente, Palm Jumeraih, que desde el cielo debe resultar mucho más interesante, si la incesante bruma deja ver la bahía con nitidez (cosa extraña).


            El emirato de Abu Dabhi no merece siquiera una visita, pero sí Al-Ain, próximo a la frontera con Omán y sobre todo, la bellísima Sharjah, que cuenta con una preciosa mezquita, tranquilos paseos junto al lago y uno de los centros históricos más bonitos y acogedores, que hemos visto en lo que llevamos de viaje.

                                                                                                                     Sharjah
Durante nuestra estancia en el golfo Pérsico, el cuerpo ha ido mutando, hasta convertirse en un ente extraño, que debía adaptarse sin dilación, a contrarrestar los 45º del exterior con los 17º, que proporciona el aire acondicionado de los centros comerciales y de los hoteles en los que nos refugiamos a las horas de más calor. ¡No hay término medio: o te asas o te congelas!.

                                                    
Creo, que la próxima vez, que visite este país, será en los meses de diciembre o enero.