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viernes, 18 de agosto de 2023

San Cayetano

           El sábado 5 de agosto llegamos pronto, a Madrid, así que, además de las celebraciones vespertinas y nocturnas, tuvimos tiempo de vivir experiencias de otro tipo. Entre ellas, una muy desagradable con una policía estúpida, chula y déspota. Estábamos comiendo un bocadillo de queso sentados sobre un borde -en los bancos daba el sol- en la plaza de Arturo Barea (es algo conflictiva). Se acerca a nosotros, hace parar el coche patrulla a su compañero y nos espera, que si estábamos allí para consumir droga y que si era así, los vecinos se lo chivarían. Nos quedamos perplejos, ante tal reflexión absurda, de la que no tenía prueba alguna o indicio. Amenazó con registrarnos el bolso, a lo que le dijimos, que no íbamos a acceder, salvo que nos llevará a comisaría, en transporte público o andando. Y ahí, terminó la historia de esa pequeña dictadora, en la que su compañero no dijo, ni mu 

          La otra experiencia fue mucho más placentera y nos llevó a la Serrería Belga, donde contemplamos una exposición: Un your face: Chicano Arte after C.A.R.A.

          Las fiestas de San Cayetano son mucho más modestas, que las de la Virgen de la Paloma, aunque su mecánica es casi la misma. Se desarrollan, principalmente, en la calle del Oso y en la amplia plaza del general Vara del Rey. Las barras -cada una con una estridente música distinta, a diferencia de la pradera de San Isidro, donde es común - se esparcen por las calles colindantes.

          La primera, quedó engalanada con mantones de Manila, otros motivos decorativos, fotos antiguas de Madrid y motivos religiosos referentes al santo. A las ocho de la tarde, rica y gratuita limonada para todos y sin mucha espera, lo que resulta sorprendente en la capital. A las diez y media, un atrevido -aunque algo cutre-, espectáculo alternativo, muy relacionado con el colectivo LGTBI. El problema y con 35 grados, es que no se podía mantener uno mucho tiempo allí, porque la arteria es como un tubo estrecho y no entraba una sola gota de aire 

          En la segunda, espectáculos para niños, música castiza y diversos grupos de flamenco, unos más puristas y otros más poperos 

          La aglomeración resultó Sr tal, que desde las nueve de la noche era ya muy complicado desplazarse por la zona. Poco antes, nos topamos con una chica inconsciente y tumbada en un banco, a la que atendía una turista extranjera. No parecía víctima del alcohol. Dado, que nadie más le hacía caso, nosotros contactamos con el SAMUR.

          El plato principal, sobre la una de la madrugada -a donde hemos llegado y lo que nos quedará por ver, lamentablemente - fue un mediocre DJ, que "pinchó" malamente, durante una hora y se fue sin ni siquiera, dar las buenas noches. Teníamos curiosidad, porque nunca habíamos visto un espectáculo de este tipo. Desde luego, la triunfadora de la noche -y del verano - fue "Noche Ochentera", de Vicco, un tema algo parecido a la música disco de los ochenta, más que al género urbano, que hoy todo lo barre y lo pudre. Además de otras canciones del momento y versiones nacionales e internacionales del último cuarto del siglo XX, destrozadas por las chabacanas mezclas.

          Con presencia policial, de barrenderos, basureros y el camión de los regadíos, las casetas se fueron cerrando y la gente fue marchándose, sin una palabra más alta, que otra, aunque muchos se refugiaron en otra plaza cercana, a seguir la charla y el botellón.

          A esas horas, Uber ganaba por cinco a uno a los taxis tradicionales, que aunque sean lo mismo, los jóvenes piensan, que son para viejos (como el Facebook). Sin embargo la mayor parte de esa generación no cae en la autocrítica. No saben llegar a ningún sitio sin Google Maps, ni hacer las cosas más simples de la vida, si no hay una aplicación, que las lleve a cabo por ellos. ¡Y sabemos, d lo que hablamos, porque nos hemos movido mucho este año y visto muchas cosas!

jueves, 17 de agosto de 2023

Elementos comunes de las fiestas de San Cayetano y de la virgen de la Paloma, en Madrid, que las diferencian del resto de España.

          Decidimos , que en agosto, pasaríamos dos fines de semana en Madrid y otros tantos, en Cantabria. La elección de cada uno no fue caprichosa, sino que más bien, estuvo determinada por la disponibilidad de las plazas de tren, porque desde Valladolid, a Santander son limitadas y se agotan pronto y con mucha antelación.

          De esta manera, el primer finde disfrutaríamos de la tarde y la noche de una jornada de las fiestas de San Cayetano. El segundo, el del puente y como trabajábamos el lunes, lo dividimos en dos: viernes, sábado y domingo, en Noja y al día siguiente y después del curro, a las celebraciones de la Virgen de la Paloma. Días 19 y 20, a Madrid, entre otras cosas y si los fachas del ayuntamiento la instalan, a ver la vibrante final de las chicas del fútbol en una pantalla gigante.

          Agosto, en Madrid, no está precisamente vacío, como mucha gente pudiera pensar. En una zona muy reducida del centro más castizo -otrora, claro-, se desarrollan tres fiestas sucesivas, que incluso, llegan a solaparse. San Cayetano, San Lorenzo y la Virgen de la Paloma, siendo esta última, la más importante, bulliciosa y participativa.

          ¿Son estas últimas más importantes, que las de San Isidro? Daría para un debate y para varios post, pero de momento, no voy a profundizar en este tema, aunque mi respuesta es sí.

          De momento, nos vamos a centrar en las características comunes de las dos, en las que estuvimos y las diferencias con el resto de España.

          -El jolgorio gira en torno a las casetas de los bares, instaladas en las calles y plazas, teniendo un papel muy secundario -a veces, con grupos muy minoritarios o reivindicativos - las  actuaciones musicales y resto de actividades culturales y lúdicas. Vamos, que el ayuntamiento, ¡no se gasta un duro!

          -Desde hace ya más de dos décadas y en la mayoría de España, se puso de moda la fórmula bebida-tapa, en el mismo pack "ahorro". En Madrid, eso no se lleva -en San Isidro, tampoco - y la comida y el vino o cerveza van por separado. Sí alucinamos en Santander, viendo, que por un montadito y una birra te soplaban cuatro euros, en la capital patria, sencillamente, flipamos. Minis -formato litro-, a ocho euros y bocadillos al mismo precio. Pero, tengo la sensación, de que si ambos productos los subieran a cincuenta pavos, la gente los seguiría consumiendo. Vimos muy poco botellón, especialmente, en La Paloma.

          En muchas ciudades nacionales, la denominada feria de día abre desde las doce de la mañana hasta la una de la madrugada. Además, solo pueden servir vino y cerveza. En Madrid, el horario es mucho más extenso y pueden aguantar hasta más tres de la mañana, vendiendo combinados espirituosos: ¡minis de cubata, a 16 eurazos!

          -Sencillamente, no hay peñas o cuadrillas o al menos, no son visibles, como tales.

          -Los espectáculos más masivos son los DJ's. ¡Vamos, los pinchadiscos de toda la vida!, que se limitan a poner un tema tras otro, sin fundidos, ni más virguerías, com hace unas décadas. Es triste, que hoy en día, las prioridades de la gente sean, primero el móvil, segundo los espectáculos enlatados y a mucha distancia, la música en directo.

          En el pueblo donde vivimos, un DJ puede estar cerrando la fiesta, durante tres horas. En Madrid, no vimos ninguna sesión, que excediera de una hora. Y cuando suena la última nota del cacharro -como mucho, a las tres-, todo el mundo sabe, que se acabó, que empiezan a regar, a recoger las basuras y a cerrar las barras y no hace falta,ni que te echen de allí. Y todo, con la mirada discreta -no siempre - de la policía.

          -El atrezzo del barrio es escaso, limitándose a unas pocas calles con mantones de Manila o motivos religiosos.¡Evidentemente, lo importante es la caja!

          -Como en San Isidro y es de agradecer, porque no es muy común en otras partes, todo empieza con puntualidad británica.

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