viernes, 31 de diciembre de 2021
jueves, 30 de diciembre de 2021
Cosas que aprendí de Ciudad de México, la primera mañana (parte II)
- Pásele, ándele, mandé, a la orden y guey, pendejo son sin lugar a dudas y de largo, las palabras más escuchadas del día.
- Al contrario de lo que piensa la mayoría de la gente, Ciudad de México -como el resto de las urbes, donde hemos estado-, resulta un lugar bastante seguro, al menos en el centro, los barrios turísticos, la Básilica de Guadalupe y Teotihuacán. Hay muchísima policía por todas partes -incluido el metro- y apenas vimos ningún altercado o incidente. Eso sí y como ocurre en Centroamérica o Sudamérica, si se sale por la noche, hay que tomar bastantes precauciones. O si se sube a un cerro de dia, donde no haya nadie. Después, en el hotel y si pones la tele, te puedes llegar a asustar, escuchando hablar de balaceras, aquí y allá, secuestros esprex, asaltos, envenenamientos...No hay por qué preocuparse. Se trata de canales sensacionalistas de sucesos. En una nación de 130 millones de habitantes, algo tiene, que pasar y gente mala hay en todas partes. Son productos para un público fácil, tipo el informativo de Piqueras, en Telecinco. - Nos sorprendió enormemente, lo baratos, que son los alojamientos en México, en general y especialmente, en la capital. Y, ¿dirán?, pero si ya habías estado, tenías, que saberlo. Pues no. En 2008, nos tiramos toda una mañana buscando un hotel céntrico y económico y tras cuatro horas sin éxito, solo encontramos la destartalada -la tele era de la época y era lo mejor, que tenía la alcoba -pension Niza- hoy abandonada- , a más de diez euros la noche.En esta ocasión, sin embargo -supongo , que gracias a Booking ,- hemos llegado a dormir en tres hoteles diferentes -el último muy bueno- por el entorno de 10-12 euro.
- A ver, ya me extendere en el apartado de la comida, pero hay varias formas de comer, en México. Existen una decena de los llamados Antojitos y los más conocidos y exitosos son los tacos -cuidado, porque a veces, incluyen vísceras sospechosas o labios, lenguas y ojos-, las enchiladas y las quesadillas. Se venden en puestos callejeros con cocina y otros, que no la tienen, tomando el nombre de tacos de canasta. Luego y en restaurantes, se sirven las comidas corridas, que suelen contener sopa, arroz o espaguetis y se terminan con un guisado-. El picante, en muchas ocasiones, te lo dan aparte, por lo que puedes elegir si lo echas o en qué cantidad El que llaman suave es bastante fuerte. A mi me encanta, pero ya casi no puedo con el Luego, están los restaurantes más elegantes -nacionales e Internacionales-, los de comida rápida y los supermercados, aunque no siempre es fácil encontrarlos en el centro. También hay buffets libres en restaurantes chinos, sobre todo en Guadalajara. Por unos 80 pesos puedes comer todo lo que quieras. No os olvidéis de tomar en la calle una buena nieve. Son baratas, pero elegir bien el puesto, porque no todas son iguales.martes, 28 de diciembre de 2021
Cosas, que aprendí de Ciudad de México, durante la primera mañana (parte I)
- Los capitalinos - y esto es extensible a todo el país-, no saben hacer nada sin música. Ya sea la de los numerosos músicos callejeros, que pueblan las calles del centro; la de los mercadillos; la de los negocios privados; la propia, que portan las personas... A todas las horas del día -y a veces de la noche- y en todas partes está sonando música. No sabéis, lo contentos, que nos pusimos, cuándo aterrizamos en Barajas. En el lado positivo está, que en las avenidas del centro y sobre todo los fines de semana, tocan -a veces a la vez, numerosos grupos de rock o de versiones bastante buenas. En el lado negativo e insoportable, los malditos organilleros, generalmente mayores y unos cuantos, con el instrumento desafinado. ¡Te destrozan los oídos!
Cuando uno viaja por países y ve carteles en las agencias de viaje, ofertando periplos, por España, estos suelen estar ilustrados con la imagen de una flamenca. Luego, la realidad es bien distinta y se ciñe tan solo a una pequeña parte del país. En México, sin embargo, los tópicos de cumplen a la perfección. Las rancheras y los pesadisimos mariachis -la mayoría, bastante entrados en años-, son palpables en todas las ciudades y pueblos de la nación. - --El insoportable y constante olor a maíz -lo odio, especialmente, porque solo me gustan los Kikos- en todos los lugares. Por la calle, desde tu habitación de hotel, desde el taxi, desde el interior de una iglesia...Se hace imposible librarse de él.-La conflictividad social: la noche, que llegamos del aeropuerto - y eran ya más de las nueve-, se celebraba una numerosa y animada manifestación en la plaza del Zócalo (oficialmente, de la Constitución). Desde entonces y cada vez, que pasamos por el mismo lugar, siempre nos topamos con actos de protesta de diferentes colectivos sociales, destacando por encima de todos los demás, los pensionistas.
- La relativa tranquilidad. Para ser una ciudad de veinte millones de habitantes y otros cuantos en el extrarradio, la ciudad es bastante tranquila en el centro y en los barrios turísticos cercanos. El estrés no aparece en casi ningún momento. Si lo comparamos, por ejemplo, con El Cairo, de población similar, son experiencias antagónicas, dado que esta última ciudad está gobernada por el caos. En México, hemos sentido mucho más agobio en ciudades de ciento y pico mil habitantes, aunque eso también ocurre en más lugares, como por ejemplo, India. - El tráfico rodado: va muy en consonancia con el apartado anterior. Es verdad, que se respetan muy poco los pasos de cebra, pero la circulación, en general, es relativamente civilizada, incluido por las nocheslunes, 27 de diciembre de 2021
Entrar en Cerdeña y México y regresar a España
-Tramo inverso: las cosas se complicaron, inesperadamente. Desde Ryanair se advirtió, que no permitiría embarcar a nadie, que no cumpliera con estos cuatro requisitos: identificación, tarjeta de embarque, certificado de vacunación y formulario QR para el acceso, a España. Al llegar a nuestro país, solo nos requirieron este último documento.
-Tramo Madrid-Ciudad de México: control de pasaporte -hoy lo haces tú mismo, a través de una maquinita, que también, te hace foto (es necesario quitarse la mascarilla). En el avión, debimos rellenar un formulario de inmigración y un cuestionario de salud pública. Pero este último, nunca nos lo pidieron. Entramos, con el primero y el pasaporte.-Tramo Ciudad de México-Madrid: para acceder al interior del avión nos solicitaron el pasaporte, la mitad de la tarjeta de inmigración -la otra media, se la habían quedado ellos a la llegada-, la tarjeta de embarque -que habíamos cumplimentado en la web de Iberia- y el certificado de vacunación. Van tan en serio, que a una chica -que encima era bastante maleducada-, le negaron el acceso a la aeronave por no estar vacunada o estar en posesión de una prueba PCR o test de antígenos reciente.
Tras nueve horas y media -una hora antes de lo previsto por llevar viento de cola-, aterrizamos en la capital de España y la entrada nos llevó una hora. Eran las cinco y media de la madrugada, pero varios vuelos de Centroamérica y Sudamérica habían llegado a la misma hora. Treinta minutos para insertar el pasaporte y sacarte la foto en la maquinita, después el código QR -se puede rellenar a mano en el propio aeropuerto, pero nosotros ya lo traiamos- y por último, a mi, me solicitaron el certificado de vacunación, otra vez. A mi pareja no y nos explicaron, que es aleatorio.sábado, 25 de diciembre de 2021
viernes, 24 de diciembre de 2021
jueves, 23 de diciembre de 2021
viernes, 17 de diciembre de 2021
En la edad de piedra (II)
En la Edad de Piedra están -o han vuelto a ella- también, buena parte de los mexicanos (sobre todo muchos políticos). Yo no sé, si porque los tiempos pasados y futuros -esa pinta tienen- fueron tan chungos, mezclado con la pandemia, que yo en mi vida había visto tanta mala hostia, tan poca empatía, tanto odio acumulado sin motivo, tanto enfrentamiento, tantos malos caracteres...
Mientras el país se encuentra lleno de corrupción o cada día hay decenas de manifestaciones en la Plaza del Zócalo de la capital, se alienta el odio hacia todo lo que no sea indigenista desde muchos sectores y mucha gente cae en ello. Hace no mucho y como muestra de ello, a la alcaldesa del DF, no se le ocurrió mejor idea, que tirar la estatua de Cristóbal Colón situada en la calle de la Reforma.
r digo, que los españoles llegados allí, no cometieran barbaridades y tropelías. Los peninsulares no fueron unos santos, pero los aztecas tampoco ( solo hay, que leer, sobre los diferentes sacrificios humanos, sobre todo con mujeres). Ningún imperio es santo y reto a quien quiera, que me diga un solo conquistador, que fuera amable.Aquello ocurrió hace más de 500 años. Muchos quieren cerrar la guerra civil española, de la que todavía hay supervivientes, hijos o nietos y resulta, que otros siguen a vueltas con la conquista allende los mares de los españoles. Después, cada época tiene sus cosas y entonces los pueblos en expansión, actuaban así. Hoy se conquista de una forma más sutil, aunque también, agresiva.
Es como si nosotros empezáramos a dar la murga ahora, con la invasión romana o árabe de la península. Cometerían barbaridades, pero los unos nos dejaron muchísimas construcciones diversas - que fueron utilizas muchos siglos después-, de que fueran expulsados y los otros nos trajeron el agua a todas partes, porque los cristianos no eran, precisamente, muy limpios. Como ciudadano del mundo, pocas sospechas doy yo de ser un patriota. Pero lo cierto y verdad es, que nuestros lejanos antepasados, también dejaron muchas cosas beneficiosas allí: preciosas ciudades coloniales -que ahora explotan turísticamente-, un idioma común para casi un continente, que vertebra unas relaciones sociales y económicas más fluidas y favorables, una religión... Seamos más tolerantes, sobre todo con el pasado y más optimistas -aunque no tengamos muchos motivos-, sobre todo con el futuro.