Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 13 de diciembre de 2021

Ocho cosas que nos molestan de México

 
       Podrían ser cinco opciones o deberían ser diez para cumplir con los cánones del redondeo pero yo os voy a hablar de cosas que nos molestan en este viaje por México, reduciendolas a ocho. Lo que viene a continuación no está relacionado con lo que no os gusta o nos disgusta, ya que eso es algo totalmente subjetivo.

          1.- Especialmente y como ya hemos dicho en otras partes y desde el primer día estamos cansados del omnipresente olor a maíz. A mi me repugna tanto como casi el de la basura, también presente en algunas partes del país.

          2.- Música de los organilleros, vendedores, voceadores, ciudadanos de a pie...en México es inconcebible llevar a cabo cualquier actividad sin música.

     3.- Los voceros. Parece un imposible que algo se venda sino hay alguien voceando el producto a todas horas. En las calles peatonales resulta imposible caminar sin escuchar a cada paso a estas personas gritando sin parar y haciéndose la competencia unos a otros. Se ayudan de megáfonos, micrófonos o mensajes grabados y repetitivos.

        4.- El acento y todas las vueltas y filigranas con las que adornan el lenguaje en las conversaciones: "a sus órdenes","perdone que le moleste y le robe un poco de su tiempo", "me puede regalar un pesito"," me regala una firma"...

          5.- Baños siempre de pago y en cualquier circunstancia. Los mexicanos tienen fama de amables y de hecho lo son, pero si tienes ganas de ir al baño no es posible, te pongas como te pongas. Incluso en el Zócalo donde hay baños portátiles para los expositores del mercado, se niegan a dejarte entrar aunque tengas una urgencia. Es un acto de humanidad, que en los otros países del tercer mundo si comprenden y saben empatizar.

    6.- El metro del DF. Barato y rápido. Pero en las horas puntas es insoportable. Nunca vimos algo parecido. A las cinco de la tarde y tras dejar pasar tres convoyes por ir abarrotados, acabamos cogiendo el siguiente  con riesgo de asfixia y aplastamiento, mientras por megafonía no paraban de repetir: "mantenga la sana distancia"

          7.- Los bolardos. En todas las ciudades quieran ser o no peatonales, tienes que ir esquivandolos como si estuvieras preparando el examen de conducir y eso que aquí los conductores son más educados que la mayoría.

        8.- Túmulos. Nos llamaron la atención la primera vez que los vimos en 2008. Todas las carreteras están bien provistas de ellos. Son para reducir la velocidad de los coches, pero al mismo tiempo, te hacen ir botando sobre el asiento durante horas.

domingo, 12 de diciembre de 2021

Deseada vuelta al DF y camino de la playa para matar el viaje


           Y por fin y por la noche volvimos al DF. Como era pronto nos fuimos a Xochimilco en el metro y el tren ligero, ambos muy baratos. Allí hay un ajetreado mercado y unos cuantos muelles desde los que te puedes dar un paseo por los canales y el lago aunque el precio es el de la embarcación entera, así que toca esperar a que se llene o a alquilarla tú solo. Es algo decepcionante, pues creíamos que iba haber más vistas acuáticas.

          Volvemos a Ciudad de México y paseamos hasta que se hace la hora de cheking del hotel. Es el mejor de los tres de los que hemos estado en esta ciudad y también será con el que cerremos la estancia en este país (Hotel Polly). Está ubicado detrás de la amplia avenida Reforma y se encuentra en el barrio chino -de chicas, no de chinos-. Por supuesto y como en otras tantas ocasiones la convivencia es perfecta y sin ningún tipo de conflicto, a pesar de que algunas de ellas utilizan este mismo hotel para su trabajo.

          Era una necesidad, así que paramos toda la tarde -menos para las necesidades elementales, como comida y bebida-, para regenerar nuestros castigados cuerpos. 

        El día siguiente fue algo largo pero muy entretenido ya que descubrimos nuevas calles peatonales, nuevos mercados y la plaza del Zócalo cortada por innumerables manifestaciones y por el séptimo mercado indígena donde se venden las mismas cosas que en los puestos callejeros, pero si les hace ilusión... Por fin probamos las nieves, a 10 pesos, en forma de helado de crema o de hielo, ambos con frutas.

        Nos fuimos hasta la estación sur, para coger un bus nocturno y por la mañana conquistar Acapulco. Quitando el de Guadalajara, todos los recorridos nocturnos no han sido muy largos y nos tienen agotados. Descartado Puerto Vallarta por estar muy lejos y Veracruz por malas sensaciones, el único destini de playa que nos quedaba era este. Acapulco es una ciudad decadente, cosa que ya esperábamos, aunque mantiene algunos paseos interesantes, como el de la Costera.

          Desde el Zócalo y sus aledaños y hacia la izquierda va recorriendo las playas sin lLegar a ser ninguna excepcional. Pocos bañistas a pesar de las escasas olas y d los 33 grados con su 75% de humedad. Muchos bares y restaurantes abandonados y mal mantenidos, bordillos desmoronados y en general falta de mantenimiento, pero en la playa te cobran cinco pesos por orinar y diez por ducharte. No es una ciudad incómoda para moverse y la bahía tiene su encanto.

        Los hoteles so igual de decadentes que la propia ciudad. Estamos en uno de los peores del viaje pero al menos nos han permitido cogerlo a las nueve de la mañana cuando estábamos hechos polvo.

          Dos atractivos turísticos están cerrados: el Parque Papagayo y el Fuerte de San Jorge.

          Mañana visitaremos la Quebrada y la parte derecha del litoral. Ya os contaremos.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Comida, alcohol y cambio de divisas


           Llegamos a San Luis de Potosí, viajando durante el día y sentimos tal sensación de agobio que en estas ocasiones y lo sabemos desde hace tiempo, lo único que cura el mal es parar y recargarse. Así que tomamos un buen hotel, junto a la estación de autobuses y nos dedicamos a beber cerveza, canijillas, cabritos y agave.

        Y, al día siguiente, entonces si,  decidimos descubrir la ciudad. Que es modesta monumentalmente aunque muy animada en sus calles peatonales. Es nuestro último destino del circuito antes de volver al ansiado DF.

          Durante el día, volvimos a nuestros debates de 2008 sobre la influencia española relacionada con la comida. No entendemos como pueden comer tan mal, teniendo otras posibilidades, cómo están todo el día con los tacos en sus diferentes variedades, habiendo restaurantes de comida corrida -con sopas diversas, arroz y un guisado- o productos como sardinas, atún, salchichas... en los supermercados. Creemos que más que económica es una cuestión cultural lo que motiva esto y tiene a un altísimo porcentaje de la población con un elevado sobrepeso. No es México el único país que funciona así, también ocurre igual con Sudáfrica y el incomible pap.

          Para los que nos gusta tomar -como dicen aquí- otro problema añadido es el de la cerveza y los alcoholes -da igual que tengan cinco grados o cincuenta-.  En un estado te venden cerveza dese las siete de la mañana y en otros no te la sirven hasta las doce. Es un auténtico lío porque por lo menos hemos transitado por diez Estados . Y claro, beber en la calle o tener un modesto puesto callejero te  puede traer mayores problemas que cualquier otro delito común.

           Hablamos de Casas de ,Cambio, per hablamos poco porque casi son inexistentes y la tasa es penosa, la mejor tarifa en el aeropuerto y en un local de Zacatecas.

Zacatecas, con la lengua fuera

         Iglesias, iglesias y más iglesias. Habremos visto más de 300, pero seguimos en la tarea, como siempre, hasta el final, no nos vayamos a dejar alguna sin ver, aunque ello suponga aplazar la comida, ya nos alimentaremos a la hora de la cena.

       El viaje está siendo perfecto, pero el agotamiento por la velocidad en tránsito, por los distintos destinos, nos está pasando factura. Aún seguimos sobreviviendo con una dieta básica aderezada casi siempre con limón, en realidad, son limas y Chile (yo podía con todas sus variedades en 2008, pero ahora mi estómago es más selectivo y sobre todo, delicado).

          Hemos ido camino de Zacatecas en el peor autobús del viaje -economico, claro-, al que ni la difusa cumbre del clima, daría el visto bueno. Efecto invernadero salpicado de asientos incómodos, sin conexión a internet, con paradas constantes, música repetitiva y una carrera imposible, que dicen, están arreglando, pero el final de la obra va para largo.

        Llegamos a Zacatecas, penúltimo destino triangular del recorrido inicialmente trazado. Felices, pero con ganas de acabar, como si fuera un esfuerzo y nos hubieran obligado a hacer este viaje.

          Zacatecas está bien. Tiene los mismos tintes coloniales, que las ciudades anteriores, aunque en el tráfico es más tranquila. Como casi siempre, edificios civiles, bonitas iglesias, y en este caso, el cerro de la Bufa, al que accedimos pero sin hacer el recorrido entero, por problemas de seguridad básica. Cuestión que ya aprendimos en nuestro viaje americano de 2008.

        Aquí hay terribles siniestros cada día, de los que informan exhaustivamente en los informativos de la televisión y espeluznan. Pero la mayoría de la gente es amable. Es el caso de nuestra anfitriona del modesto, aunque cuidado hotel. Es una española que emigró a los nueve años con sus padres - no cuenta la historia por ser demasiado larga- y tiene una simpatía especial. Con sus otros seis hermanos se junta de vez en cuando - no necesariamente en Navidad- y tienen otros negocios prósperos, como una platería.

          San Luis de Potosí nos espera antes de volver al DF y darnos una breve pausa en la capital, aunque en eso nunca hemos estado muy especializados.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Aguascalientes, mejor habría sido un día antes

                Todas son de Aguascalientes, en México

       Llega un momento, en que la contrariedad más frecuente del día es abrir la botella de agave barato, que consumo cada día. Pero no es tal cual.

      Porque visitando ciudades en una sola jornada, debes jugar a la lotería. Si hay alojamiento conveniente, si cargar con el equipaje, si hace calor, si hay casa de cambio -con escasa suerte y mala tasa- o comida accesible -y que no te aburra-, si podrás caminar por aceras cómodas y no esquivando toda clase de obstáculos.

        Hoy os quiero hablar sobre los autobuses. El trasporte en México es el mayor gasto de nuestro presupuesto. Siempre buenos vehículos, hasta ahora, aunque para nosotros no hacía falta tanto, sobre todo para trayectos cortos.

         La compañía barata y buena es Coordinadas, aunque tiene pocos destinos.

        Las tiendas de 24 horas son referencia en nuestro viaje. El Seven Eleven es nuestro favorito, pero solo lo hemos visto en el DF y Guadalajara. En el resto de ciudades hay que tirar de Oxxo -irregular- o Circle K donde nunca hemos comprado nada.

        Por lo demás hemos llegado a Aguascalientes y es más interesante de lo previsto. Quizás vinimos algo tarde, porque las ceremonias de Muertos tenían muy buena pinta, mientras las iban desmontando. Pero un buen muestrario de iglesias algo lejanas, merecen mucho la pena. Íbamos con muchas ganas de visitar el Museo de la  Muerte, pero todo nuestro gozo acabó en un pozo, pues está cerrado por reformas y parece que va para largo.

Inesperado León


        León no estaba entre nuestros planes, pero como entre Guanajuato y Aguas Calientes o Zacatecas no hay bus directo, pues decidimos descubrirlo, a pesar de que la guía no nos daba muy buenas expectativas.

        León no es una ciudad espectacular, como las que llevamos visitando, pero tampoco es una cenicienta y en muchas peores plazas hemos toreado. Para empezar, resulta muy accesible y desde la estación -rodeada por negocios de piel y cuero donde comprarte una cartera o zapatos muy baratos-, al centro hay una espectacular pasarela elevada y peatonal, que conduce a una calle central que lleva hasta la plaza principal. Siempre hay semáforos y las aceras no son estrechas. Hay fuentes de agua potable, algo muy poco común en México. Pequeña zona peatonal y otras calles interesantes con sus iglesias, edificios civiles, el templo principal y el expiatorio.

        Mañana salimos para Aguascalientes, apurando el viaje y visitando el Museo de la Muerte. Se acaba el puente del Día de Muertos, algo aliviados por las agobiantes actividades, pero totalmente maravillados.

Consolidando México


         ¿Es posible encontrar una mujer, que no tenga peso exagerado en México y de cualquier edad?. La respuesta es sí, pero cuesta y eso, que nosotros estamos todo el tiempo por la calle.

        Aquí en México y después de casi dos semanas hemos descubierto, que el ritmo de vacunación es  lento y las colas muy largas, en la mayoría de los casos, para gente ya entrada en años y la primera dosis, (aunque aquí hay filas eternas para todo -hasta de más de 59 personas- ya sea para sacar dinero del cajero o comprar una triste hamburguesa).

          Mayormente, aquí y aún sin enterarse de que el virus se trasmite, básicamente, por aerosoles, siguen basando su estrategia en el puñetero gel de manos, las alfombras para los pies y la roma de temperatura. En día semanas me he puesto ante un termómetro más que en el resto de mi vida. Y lo que más me acojona es, que a veces soy 34 y pico o 35, por lo que debería estar muerto.

        Ya puestos, os quiero hablar, también de la comida y la bebida. A ver, la comida mexicana básica se suele basar en algún menú de sopa, espaguetis o arroz y un platillo de carne guisada, pero lo normal son los antojitos, a saber: quesadillas, enchiladas, tostadas, gorditas, chilaquiles, flautas, tamales, tortas ...y por supuesto el imprescindible taco. Todo se puede completar con snaks rebosantes de chile y limón o otras salsas más picantes.

          En la bebida me centro más en lo que nos interesa, las alcohólicas: cerveza buena y relativamente barata. Yo, Tomi Cartablanca, pero hay muchas más marcas, tanto en las omnipresentes tiendas 24 horas, como en los supermercados. Mi gran descubrimiento ha sido la Canilla, una bebida con Tequila, pepino y limón. También el Cabrito que cambia el vegetal por el ponelo. En cuanto a cosas más fuertes, nosotros nos abonamos al agave, el litro a poco más de un euro. De la misma planta salen el mezcal y el tequila. El pulque es otra cosa. De color blanquecino y pastoso, que nos negamos a probar y que me recuerda al nefasto vino de palma  Senegal.

          De hoteles también os puedo hablar. En el entorno de los 8 y  15 euros, se pueden encontrar bastantes con facilidad aunque con suerte distinta. La mayoría son decadentes - vivieron tiempos mejores-, pero suelen tener el baño dentro, wifi -desde inviable a magnífico- y una cama bastante grande. No siempre controlan a los huéspedes mal educados (aquí la gente es amable, pero desconoce bastantes normas de comportamiento social) Todavía puedes escapar de las garras de Booking -sin ventaja alguna- y organizarte por tu cuenta

lunes, 6 de diciembre de 2021