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jueves, 24 de septiembre de 2020

Meteora

                                            Meteora


        De las tan solo dos líneas de ferrocarril, que todavía funcionan en Grecia, una comunica Atenas, con Kalambaka -cuatro horas y media-, pequeña localidad de unos 10000 habitantes, desde donde visitar la increíble, Meteora. Esta opción es mejor, que el autobús, dado que en este se debe hacer cambio, en Trikala, con las consiguientes molestias.


      Los alojamientos en Kalambaka son numerosos, pero no se bajan del burro en el tema de los precios, a pesar de estar vacíos. Otra opción para dormir es, acercarse a la vecina localidad, de Kastraki. Kalambaka cuenta con una eficiente oficina de turismo con buenos mapas de la zona, dos bonitas iglesias, un cercano Lidl y un par de restaurantes de soulaki barato.

          Meteora constituye un paisaje alucinante, de 24 elevados pilares de piedra. Son fruto de la erosión de las olas del mar hace milenios y cada uno de ellos, de diversas y caprichosas formas, albergaba en su cumbre un monasterio. Fueron construidos en el siglo XIV. En la actualidad, quedan trece -aunque solo se pueden visitar seis-, porque algunos fueron destruidos, durante la segunda guerra mundial, al albergarse en ellos la resistencia griega.


          ¿Cuantos días dedicar, a Meteora? Nosotros estuvimos dos, pero se puede estar, perfectamente, cuatro o cinco, si al margen de las visitas principales, se quieren hacer otros senderos o rutas por este área.

          Existen cinco formas de visitar la bella Meteora: 


        1°.- En tour organizado. 2°.-En transporte público. 3°.- En coche particular. 4°.- Andando por la carretera. 5°.- Subiendo por el accidentado sendero, que llega hasta el monasterio de la Santísima Trinidad y luego bajando por la carretera. Está última es, la que elegimos nosotros y nos parece la mejor, aunque esforzada. Invertimos cuatro horas y media -aunque ya habíamos estado en la zona la tarde anterior-, accediendo por dentro a solo un monasterio (3 euros). Y nos los podíamos haber ahorrado, porque enseñan poca cosa y no se pueden hacer fotos.


        Se empieza a caminar por detrás de la oficina de turismo y se deja atrás la iglesia principal de Kalambaka. En menos de diez minutos-todos esto bien señalizado-, se accede al sendero, que según un cartel, en cuarenta minutos, te debe llevar a la cumbre. Nosotros estamos en forma, porque lo hicimos, en 31. La senda es realmente dura, muy arbolada, húmeda, no da tregua -no hay apenas rellanos- y accidentada, con muchas piedras sueltas por el suelo para tropezar. No es en sí, peligrosa, pero hay que subir con cautela.


        Al tocar la cima se sale, al que vamos a llamar, monasterio 5 -Holy Trinity-, por su posición en la carretera. Su ubicación resulta espectacular. Cierra los jueves. Horario, de 10 a 16.

          Después, se sale a la carretera principal por el único acceso posible y se gira a la derecha. Ya se ve, el monasterio número 6, San Estefan. Es el más lejano, a 7,2 kilómetros de la ciudad. Cierra los lunes. Horario: de 9 a 13:30 y de 15:30 a 17:30.


          Se regresa por la carretera, durante unos pocos kilómetros. A un par de ellos, existe una escalera, que permite bajar al monasterio número 2, Roussanou. Cierra los miércoles. Horario de 10 a 16. Este monasterio tiene otro acceso más abajo por la carretera, que ya os explicamos luego.

          Si seguimos la arteria principal, llegamos a un desvío, que nos lleva a los monasterios tres y cuatro:  Varlaam y Grand Meteora. Como su nombre indica, se trata del más grande de todos y fue al que entramos. Solo merece la pena la capilla, aunque este oscura. Respectivamente, cierran viernes y martes. Horarios: de 9 a 15 y de 9 a 16.


        Volvemos a la vía principal y acometemos una importante bajada, que nos lleva hasta la escalera del monasterio número 2. En este caso, hay que ascender 210 escaleras.

          Seguimos por la carretera, que continúa descendiendo hasta el monasterio número 1, San Nicolás Anapasfsas. Cierra los viernes. Horario de 9 a 16.

          No demasiado lejos, se halla la localidad de Kastraki, que está llena de restaurantes y hoteles casi vacíos y se extiende a lo largo de la carretera. Dos kilómetros más allá, regresamos a Kalambaka.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

Atenas

                                     Atenas


          Habíamos estado en esta ciudad en agosto de 1994, durante un largo interrail, que nos llevó a Estambul por los países del este y nos devolvió por Grecia e Italia. No nos causó muy buena impresión. Las innumerables obras preolimpicas -entre ellas las del metro-, el caos descontrolado, el encontrar unas ruinas mucho menos enteras de lo esperado, el insufrible calor... 


        26 años después, nuestra opinión es muy diferente. Atenas es una ciudad vibrante -incluso en año de pandemia-, moderna -en su zona turística-, de diferentes ambientes -todos buenos- y bastante accesible. Está entre nuestras favoritas de Europa.

          Como información sobre la ciudad, la podéis encontrar en cualquier guía, paso a detallaros nuestros 10 sitios favoritos, siendo el primero, el que más nos gustó y después, en orden descendente.

          1°.- El denominado Soho ateniense: cinco o seis calles articuladas en torno a la plaza Iroon. La principal se llama Agios Anargyron. Es una de las tres zonas fundamentales del barrio de Psirri, junto a la plaza de Omonia. Cuenta con bonitos bares y terrazas de copas -tambien, algunos restaurantes-, iluminados por luces colgantes. A partir del atardecer el ambiente es espectacular. Cuenta incluso, con un extraordinario montaje de la película de"Mary Poppins", en uno de sus establecimientos (parece, que cada tres meses, cambian el espectáculo).


        2°.- El resto del barrio de Psirri, en el que se asienta un animado Little India, donde sus moradores gestionan sus coloridos negocios y restaurantes. Según hemos leído, tiene mala fama entre los turistas, porque cerca hay algo de prostitución y droga, pero os puedo asegurar, que no es nada peligroso. En Psirri se encuentran la mayoría de hoteles baratos.


        3°.- La zona peatonal, que rodea buena parte de las ruinas -incluida el Partenón o el Odeón-, trazada por la conjunción de dos calles: Apostolou Pavlou y Dionyssiou Areopagitou. Ideal para pasear, tanto de día, como de noche -aunque en agosto, mejor lo segundo-. Restaurantes con velitas, buen ambiente, vistas de las ruinas a plena luz o iluminadas, música callejera... El mejor paseo de la capital. Lo curioso es, que por mitad de las ruinas pasan los trenes de cercanías. ¡Muy griega, la cosa!


        4°.- Plaza de Monastiraki: ambiente muy internacional, con la mezquita, la Biblioteca de Adriano y las Ágoras, al fondo. Y todo, a pesar de las gitanas vendedores y los negros colocapulseras, que campan con total impunidad


        5°.- Barrio de Anafiotika, que se ubica debajo en altura de la Acrópolis, pero sobre el resto de la ciudad y que cuenta con callejuelas ascendentes, descendentes y con escaleras, además de algunas bonitas iglesias y muchos restaurantes.

          6°.- Barrio de Plaka y calle de Ermou, cercanos a la plaza de Sintagma: arterias peatonales en su mayoría, donde se ubican la mayoría de las tiendas para los turistas.


          7°.- Colina de Philopapou: cuenta con algunos senderos para recorrer y unas pocas ruinas para ver. Las mejores vistas de la Acrópolis, de Agia Marina o el observatorio.

          8°.- Mercadillo de los sábados de la calle Machis Analatou, cercano al hotel Sfiggos. Variedad, buen género, pescado espectacular y buen ambiente.


          9°.- El estadio antiguo de Panatinaikos o Kallimarmaro -marmol hermoso-, que albergó los primeros Juegos Olímpicos de la época moderna, en 1896. Alberga 45000 espectadores.

          10°.- El Pireo. Algunos la denominan, como un área sórdida, pero no es verdad. Buena para pasear, vistas de los puertos y hasta una modesta playa.


        Y, ¿lo que no nos gustó, de Atenas?: la zona de las estaciones de trenes, la de autobuses sur -a la norte no fuimos- y el camino desde el centro, al Pireo. Este último, mejor en metro.

martes, 22 de septiembre de 2020

¿Es Grecia un país del tercer mundo? (parte II)


           -Una característica muy habitual de las naciones en vías de desarrollo es, que cuando hay puestos en la calle, todos suelen vender lo mismo. Nadie se sale del redil o crea algo nuevo. Grecia es, además, el único país de Europa -que yo recuerde-, donde se venden en todas partes -Atenas incluida-, maíces a la humeante plancha, como en África o en Asia.

          -Aunque no en todas partes, en muchos lugares se cobra por el uso de los baños públicos (a veces hasta medio euro).

          -Precios desproporcionados de la entrada a algunos monumentos. No así, la de Mistra, que nos parece bastante accesible. Y en Ioanina, las bonitas ruinas son gratis


          -Uno de los baremos más fiables, que denota, que un país pertenece al tercer mundo es, cuando lo privado funciona mucho mejor, que lo público. En Grecia esta regla se cumple a la perfección. Solo hace falta ver, lo bien gestionados, que están los hoteles y lo mal, que lo está, el transporte colectivo.

          El gobierno ha privatizado todo lo que ha podido y muchas veces, a precio de risa. Por ejemplo, vendieron el ferrocarril por poco más de 40 millones de euros.


          -En el tercer mundo es habitual, que el que no tiene trabajo o no sabe que hacer, monte un restaurante de más de lo mismo. Luego, claro, la mayoría de ellos están vacíos o casi, porque no hay clientela suficiente. "Demasiado arroz para tan poco pollo", que diría un castizo.

          -Ausencia casi total de marcas blancas de alimentación o higiene y poca competencia entre supermercados. 


        -Muchos negocios abiertos en domingo.

          -La infalible prueba del "is coming". Cuando el personal de la ventanilla te dice esta expresión, de "esta viniendo", cuanto más atrasado sea el país, más tardará el citado transporte en llegar.

          -En muchos lugares del sur es todavía peor en el asunto de las aceras. Muchas veces, ni las hay o están hechas parcialmente, a trozos y de diseño diferente, por cada uno de los negocios de la calle (pagadas por ellos, claro)


        -Enormes parkings al lado de los monumentos, que los afean bastante.

          -El precio de la cerveza en los bares -fuera de las áreas turísticas- es casi similar al de los supermercados.


        -Dos ejemplos, de Chania, para terminar. 1) Niños tocando música por las calles, sin ser desalojados. 2) Una señora con una serpiente colgada del cuello en pleno centro turístico, ofreciendola a los turistas para hacerse fotos, como si estuvieras, en Marrakech.

¿Es Grecia un país del tercer mundo? (Parte I)

        Definitivamente, si. Por algunos argumentos ya expuestos y por los que se van y resaltar a continuación. Yo he dicho, que ni juzgo, ni mucho menos, quiero despreciar a un país tan simpático. Simplemente, se exponen los hechos.

          -A pesar de que el caos, en Atenas y fuerte de las zonas peatonales es evidente, en materia de tráfico y de tránsito, aún resultan las cosas peor en las poblaciones más pequeñas -por ejemplo, Ioanina o Corinto- y con menos infraestructuras. En este sentido, también se puede añadir, que las aceras, nunca cumplen su función. O están repletas de coches aparcados o de cosas variopintas. O teniendo un metro de ancho, les han plantado un árbol en todo el medio con las baldosas levantadas y lay raíces saliendo.


        -Numero elevadísimo de motor por todas partes, incluidas las zonas peatonales. Cuanto más se prodigan estos vehículos en un país, más desigualdad y más pobreza. Por otra parte, no vimos un solo carril bici en todo nuestro periplo griego.

          -Estaciones de autobuses muy alejadas del centro, mal comunicadas y varias en la misma ciudad, cuando no harían falta. Se trata de ubicarlas en orientación norte y sur, para que de cada una salgan los vehículos en esas direcciones, complicado la movilidad del pasajero. Ni que hablar, del abandono de las estaciones de trenes -incluida una de Atenas- y del ferrocarril, en general.


          -El transporte público es infrecuente y caro. Grecia está llena de peajes de autopista cada muy poco kilómetros, porque el ansia recaudatoria insaciable del estado, no tiene límites. Se trata de exprimir al ciudadano, además, con unas carreteras bastante mediocres.

          -Los mismos precios de las cosas en supermercados, que en tiendas pequeñas. Algo, que es inédito, en la mayoría de los países del supuesto primer mundo.


        -Sale mas barato y adecuado comer en restaurantes económicos, que en los propios supermercados o cocinando tu mismo.

          - Los precios de las cosas en Grecia son desproporcionados para los sueldos, la mayoría de las veces. Hay, que añadir, que el mismo producto en sitios diferentes, puede costar el doble y hasta el triple.

          -Precios desproporcionados de las actividades de ocio, en casi todas sus variantes


        -No se observa casi ninguna norma cívica, ni en la conducción, ni en casi el resto de aspectos de la vida cotidiana.

          -Las ciudades son marginales y un auténtico cacharro, fuera de las zonas turísticas. La propia Atenas da miedo -y más de noche-, en cuanto te alejas un poco de las áreas más coquetas, que visitan los viajeros.

lunes, 21 de septiembre de 2020

Información práctica de Grecia (cosas varias)

 


         Pues si. Ya va quedando menos para explicaros, porque  consideramos a Grecia un país con características del tercer mundo y no lo hacemos con intención peroyativa. Pero, de momento, vamos a hablaros de algunas otras cosas, que hemos percibido en nuestra visita al país.


        Los griegos son, en general, desenfadados, alegres y cordiales,aunque también muy poco adaptables a cumplir las normas más básicas. El tráfico para nosotros, es el más caótico de toda Europa. Es impensable, que un conductor se detenga en un paso de cebra -ni siquiera la policía- o que lleve puesto el cinturón de seguridad. De sillitas para los niños nada: las madres con el crío en brazos en el asiento de delante. Las motos van por la acera, campando a sus anchas y se puede aparcar en cualquier parte, siendo la acera el lugar más elegido. Por supuesto, los motoristas conducen sin llevar el casco.


          Nos llamó la atención, que los policías en Atenas -en el resto del país, casi ni los vimos-, vayan de dos en dos en una moto, bien abrazaditos, en vez de tener ciclomotor propio. Da una imagen de país cutre y de poco respeto a la "autoridad".

          La importancia de los peripteros -kioskos- en la vida cotidiana de las grandes ciudades. Allí se han reciclado, a diferencia de España y cumplen la función de tiendas de la chinos, pero en plena calle (de hecho estos bazares asiáticos, apenas los hay). Venden de todo lo imaginable, tras la crisis de la prensa escrita y la subida de los impuestos del tabaco, que les ha bajado el margen de beneficio. Desde refrescos, cervezas, combinados, sombreros, imanes de frigorífico, linternas, herramientas, camisetas, dulces, gominolas, estampitas de santos... Bastantes de ellos están abiertos las 24 horas del día.


          Nos sorprendió, que en pleno siglo XXI y en lugares, como la plaza Monastiraki, aún haya gitanas vendiendote flores o subsaharianos, tratándote de colocar pulseras con muy malas artes, en ambos casos. Parece el Retiro de los años ochenta, donde si no te leían la mano, te trataban de endosar cualquier cosa.

          La agresividad de los captadores -me niego a llamarles camareros-, en los restaurantes de las distintas zonas turísticas, salvo en el denominado y vibrante Soho griego. En algunas ocasiones nos llegaron a pedir, suplicando y por favor, que nos sentaramos a cenar.


          A mi  no me disgusta la música griega, parecida a la turca, pero después de tres semanas escuchándola, de forma repetitiva y en todas partes -supermercados, restaurantes o tiendas-, termine odiandola y agradeciendo la aportación internacional de los músicos callejeros.

          Nos resultó curioso, que a lo largo del país, solo vieramos una unica marca de casas de apuestas. Nos da que pensar, que este negocio, está bajo control estatal, aunque no lo sabemos seguro. 


        No vimos un solo esclavo de Globo, aunque si, motos con enormes portaequipajes, sin marca empresarial alguna.

domingo, 20 de septiembre de 2020

Información práctica sobre Grecia (comida y bebida)



           En términos generales, comer en Grecia viene a salir de precio, como en España, sino se opta por los supermercados, que son más caros, que aquí y ofrecen menos variedad de productos. Puedes hacerlo en:

          -En restaurantes para turistas en Atenas o Chania (en el resto de Grecia, los hay, pero menos): prácticamente, casi todos disponen de la misma oferta, predominando la omnipresente ensalada griega, siempre con feta y aceitunas de Kalamata -el país está plagado de olivos-; la musaka y el soulaki de pollo o de cerdo. En estas dos ciudades -especialmente en la segunda-, se encuentran buenos platos de pescado y mariscos. A veces hay menús de primero, segundo y postre, pero solo en las zonas más concurridas. No dejéis de probar el saganaki: queso frito.


          -Restaurantes para lugareños: Básicamente, soulaki barato y ouzo, que luego explicaremos, lo que es. ¿Cuál es la diferencia entre un giros y un soulaki? Habría casi, que recurrir, a una tesis doctoral, habiendo mucha confusión, además, porque existen diferencias regionales. Dado, que soulaki viene de la palabra "solo", que significa pincho, entenderemos, que este es el que se sirve sobre un plato con verduras, patatas fritas o arroz pilaf y el giros, enrollado en un pan de pita, con casi los mismos ingredientes, salvo el arroz.


        -Restaurantes de los indios o asiáticos (solo en Atenas): los primeros, están casi todos juntos en el barrio de Psirri-. La carta es muy poco variada, pero con buena calidad y unos precios inigualables: giros, a un euro; samosas a cincuenta centimos o arroz biriyani con dos trozos de pollo, a tres.

          En Atenas, están de moda los woks, pero la mayoría no son bufete libre.


        -Supermercados: opción poco recomendable, aunque a veces necesaria para no repetir comida. Escasa variedad de productos y pocas tiendas. La mejor opción es Lidl, presente hasta en ciudades pequeñas. Hay, que fijarse en los productos, que van a caducar y que llevan un 30% de descuento. Buenas ofertas de superadictivo, yogur griego


          -Mercados: no vimos demasiados, pero si dos bastantes interesantes, en Atenas. El primero es, el que está en el centro. Bien abastecido, aunque no tan concurrido y con la zona de pescados algo guarrilla y cara. Pero, se puede comprar muy buena fruta a precios imbatibles.

          El otro está en la zona del alojamiento Sfiggos -calle Machis Analatou-, a unos tres kilómetros del centro. Pero es mucho más auténtico y animado. Tiene un pescado fresquisimo y también, comida cocinada. Sólo funciona los sábados.


        -Puestos callejeros: en Atenas, de pan con sal gorda -tipo Europa del este-,carromatos de frutos secos servidos en bolsitas de papel y otros con rodajas de coco fresco y gominolas del mismo. Todos ellos regentados por señores que deberían estar ya gozando de una merecida jubilación. Y en toda Grecia, de maíces asadas, como en el tercer mundo.

          Vamos con las bebidas:


        -El agua es potable en toda Grecia continental y Creta (consultar otras islas). Suele salir muy fresca de las fuentes, pero a los efectos prácticos, en Atenas solo hay una, al principio de la calle Ermou. 

          -El café expreso, al estilo turco y con un vaso de agua (nero). No vimos mucho te.


          -Los refrescos son caros, aunque a mí me encanta la fanta de naranja ácida, que venden y es parecida a la de Kirguistán.

          -Cerveza y vinos: las marcas más populares de las primera son Alfa, Mitos y Fix. No muy buenas y caras. Nos gustó la Sparta. El vino es bueno, en general, aunque de precio elevado. El formato más popular para borrachitos es el de una garrafa de litro y medio de plástico, por entre dos y tres euros. Normalmente, son de alta graduación (12,5%)


        -El ouzo: licor anisado y de olor a regaliz, parecido al raki turco, arak sirio, mastika...