Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.
miércoles, 29 de julio de 2020
martes, 28 de julio de 2020
lunes, 27 de julio de 2020
domingo, 26 de julio de 2020
lunes, 20 de julio de 2020
Y volvimos, a Gijon
Gijon, en Asturias
Si nos encanta la playa de San Lorenzo, que con marea alta casi desaparece por algunas zonas y el largo y concurrido paseo marítimo. La zona de la playa de Poniente es menos transitada, algo más salvaje y tranquila. Se puede llegar hasta el final del espigón, donde mucha gente joven toma el sol.
A Oviedo, ha sido la sexta vez, que hemos vuelto y la ciudad sigue, como siempre, con su bonito casco histórico, algo pijo y la abarrotada calle Gascona o ruta de la sidra -donde estábamos alojados, a un precio de 25 euros la doble-, con la gente atiborrandose a este líquido elemento y a raciones de patatas alibravas, a 10 euros. ¡Que barbaridad!
Senda verde de Fuso de la Reina
Senda verde de Fuso de la Reina, en Oviedo
Todo un lujo para los ovetenses, tener este recorrido de ocho kilómetros, a tiro de piedra de la propia ciudad, dado que parte del Parque de Invierno, situado a unos dos kilómetros y medio del centro de la capital. Se trata de otro circuito ferroviario -reutilizacion de la línea del FEVE, que unía Oviedo y Fuso de la Reina -de escasa exigencia, dado que el recorrido es casi completamente plano. Lo hicimos en domingo y mucha gente -lugareños, fundamentalmente-, tuvo la misma idea, que nosotros. De nuevo y como ocurre en la Senda del Oso, el mayor problema son algunos ciclistas descerebrados, que toman el recorrido, para hacer exigentes entrenamientos.
Se comienza caminando por debajo de los puentes de diversas autovías. A los dos kilómetros se llega a la estación, de Manjoya, que conserva su edificio intacto y ,hoy, cerrado y su esplendorosa marquesina. Hay baños gratuitos, abiertos y bastante limpios.
Se cruza después un bonito puente de madera y a no mucho tardar comienzan los túneles. El primero es de longitud media -150 metros- y se llama, El Molinería. El segundo y tercero son cortos y están casi juntos: Mergallu y Premaña. Por último, llegamos al más largo, el Veneros, que transcurre a lo largo de 260 metros. Y que dispone de huecos a los lados, para que se pudiera proteger el personal de mantenimiento, cuando circula el tren.
Finalmente, se llega a la estación de Fuso de la Reina -tambien hay baños-, tras dejar atrás una concurrida terraza, donde refrescarse.
Pero, nosotros no terminamos ahí, porque la ruta sigue hasta Riñón -conectando con la Senda del Oso-, ahora con un trazado más irregular, ascendente y descendente, cruzando varias veces las vías del tren de cercanías y contemplando un paisaje más animado y salvaje, junto a las riberas del río Gafo y del Nalon. Después y tras haber pasado por la localidad de Las Caldas y haber andado unos cinco kilómetros a mayores, se sale a una carretera y nosotros nos dimos la vuelta.
Desde ahí y hasta Tuñon, aún restan otros catorce kilómetros.
Muros de Nalon y Soto del Barco
Playa de Aguilar y miradores, en Muros de Nalon
Otro de los días y siguiendo la línea del FEVE para el otro lado, nos acercamos a la pequeña localidad de Muros de Nalon. Siguiendo a un nutrido grupo de animosos jóvenes locales, empezamos a descender por un escarpado y resbaladizo sendero, lleno de piedras y vegetación y tras unos veinte minutos caminando, llegamos a la maravillosa playa, de Aguilar, otra de las joyas del mar Cantábrico y en esta ocasión, con marea baja, algo concurrida y sin distancias de seguridad aparentes. A la derecha, se haya la pequeña playa, de Veneiro o Xilo, desde donde arranca una senda asfaltada llamada de los Miradores, de San Esteban de Pravia. Se trata de un recorrido de unos cinco kilómetros, que en sus primeros tramos resulta bastante ascendente -se mezclan cuestas y escaleras- y que transcurre a lo largo de diversos miradores costeros, aunque no todos ofrecen buenas vistas, al estar algunos demasiado altos.
Acabamos la jornada en Soto del Barco, que tenía mejor pinta, de lo que resultó ser. Siempre, en todos los viajes, tenemos un destino "plof" y en esta ocasión fue este. Vimos su iglesia, hicimos una marcha de varios kilómetros por una carretera secundaria, que nos depósito en la orilla de la ría y tratamos de llegar, sin éxito, a San Juan de la Arena -a unos tres kilometros-, por tratarse de una vía con bastante tráfico.
domingo, 19 de julio de 2020
Rutas desde Candás
Dos rutas desde Candás, en Asturias
Al leer mis anotaciones de nuestra anterior visita, a Candás, contaba que era una población con escasos atractivos en su casco histórico y que lo bello era la entorno. Cuatro años después, no he cambiado de opinión. En aquella ocasión, veníamos de Luanco y pasamos por aquí demasiado deprisa, sin hacer ninguna de las dos recomendables rutas, de las que te informan a la perfección en la servicial oficina de turismo (amplio horario, a pesar del coronavirus).
Al leer mis anotaciones de nuestra anterior visita, a Candás, contaba que era una población con escasos atractivos en su casco histórico y que lo bello era la entorno. Cuatro años después, no he cambiado de opinión. En aquella ocasión, veníamos de Luanco y pasamos por aquí demasiado deprisa, sin hacer ninguna de las dos recomendables rutas, de las que te informan a la perfección en la servicial oficina de turismo (amplio horario, a pesar del coronavirus).
Se pueden llevar a cabo las dos el mismo día, pero al estar en un alojamiento tan barato decidimos tomarnoslo con calma y dedicarle dos mañanas enteras. Así nos dió tiempo también, a pasear por la zona del animado puerto, en cuyos muros figuran enormes y entrañables fotos de épocas pretéritas, en blanco y negro.
Mirando al mar, la primera senda sale hacia la izquierda, partiendo del modesto parque de las esculturas y pasando el faro -cerrado-, se llega a un bellísimo cementerio con muchos nichos y algunas tumbas colosales de gentes notables de la zona (muchos muertos emparentados entre sí) Es bastante solitaria y cuenta con algunas pendientes, paisajes de la costa muy bellos y una apetitosa playa, llamada Rebolleres.
La que parte hacia la derecha es algo más larga, aunque se puede hacer de ida en algo más de una hora, con las correspondientes paradas en los numerosos y espectaculares miradores. Tampoco es demasiado esforzada, aunque la subida de vuelta desde la playa de Xivares es importante.
Hay, que transitar, por el bello paseo marítimo y Candás, dejando atrás la playa y varios concurridos espigones. Después, se debe cruzar la fantasmal Perlora y su bella playa. El resto del camino sigue el curso de una antigua vía de tren, rehabilitado, como sendero peatonal y ciclista. De camino, pequeños arenales y otras playas más amplias, como la de El Tranqueru y la ya mencionada, de Xivares, donde finaliza el recorrido, después de haber atravesado tres túneles, una enorme marquesina -tenia como función, retener los desprendimientos sobre la vía- y paisajes escarpados marinos increíbles.
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